¡Cómo encarar a Dios!
¡Preciosa Sangre! ¡Bendita Promesa de Dios!
Por Riqui Ricón*
Además respondió Jehová
a Job, y dijo: ¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con
Dios, responda a esto… Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y
tú me responderás. ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí,
para justificarte tú? ¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz
como la suya? (Job 40. 1-2, 7-9).
Es
interesante notar cómo aquellos que pretenden presentarse delante de Dios
abogando por sí mismos y declarando su propia justicia, no podrán siquiera
pronunciar una palabra delante de Su Presencia. Claro que, para los que
aseguran que Dios no existe, el choque de la impresión será tal, que es seguro
que no podrán articular palabra alguna delante de Él. Pero, ¿qué será de los
que se creen lo suficientemente buenos como para pretender señalarle a Dios
unas cuantas de sus muchas opiniones que tienen?
Para responder a esto sólo tenemos que acudir a la
Escritura donde encontramos que David, el amado y escogido por Dios, clamaba:
Oh Jehová, oye mi
oración, escucha mis ruegos; Respóndeme por tu verdad, por tu justicia. Y no
entres en juicio con tu siervo; Porque
no se justificará delante de ti ningún ser humano (Sal 142.
1-2).
Ahora bien, lo importante aquí no es señalar lo
indigno o poca cosa que el hombre es delante de Dios, sino, por al contrario, se
trata de resaltar el maravilloso Amor con que Dios te ha amado.
¿Cómo podría cualquier hombre o mujer permanecer
delante de Su Majestad si todos somos injustos, si todos hemos pecado y estamos
destituidos de la gloria de Dios?
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él (Jn 3. 16-17).
¡Él, el único y todopoderoso Dios, decidió amarte
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, como el precio para pagar tus
culpas y pecados, antes que perderte a ti! ¡Asombroso!
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la
mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 Biblia Al Día BAD).
Es por Su Amor hacia ti que Dios desea trasladarte
de tu condición de muerte eterna a Su condición de Vida Eterna. Es por Su Amor
hacia ti que Dios desea trasladarte a una Vida plena y abundante donde, en
lugar de condenación y muerte encuentres la plenitud como un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo.
El ladrón no viene sino
para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia (Jn 10. 10).
¡Sólo los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo tienen
derecho a vivir la Vida Plena y Abundante que es la Vida Eterna!
El propósito de la muerte de Jesucristo en esa cruz,
siempre ha sido llevarte de ese estilo de vida de fracaso, desesperación,
enfermedad, pobreza, temor y muerte, hacia una Vida plena y abundante que
solamente Él te puede ofrecer.
Pues
no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos
de Dios y coherederos con Cristo (Ro 8.15-17a).
Una Vida llena de luz y de amor; donde tengas la
plena certeza de quién tú ahora eres en Cristo: un(a) Hijo(a) amado(a) del
único Dios vivo y verdadero. ¡Un(a) Heredero(a) de Dios y coheredero(a) con
Cristo Jesús!
Pues han
nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará
para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios (1 P 1.23 Nueva Traducción Viviente NTV).
Gracias a que tu Nuevo Nacimiento no proviene de
una simiente corruptible sino de la semilla incorruptible que es la Palabra de
Dios, ahora tú tienes una Vida totalmente Nueva, una Vida donde el pecado NADA
tiene en ti.
Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad (1 Jn
1.9).
Ahora, en Cristo Jesús, como un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo, si caes en pecado, puedes correr hacia tu Padre celestial
en lugar de huir y esconderte de Él sintiéndote todo(a) condenado(a) por tus
fracasos; ahora puedes con toda confianza ir a Su Presencia y arrepentirte y
pedirle perdón, sabiendo de antemano que, por Su gran Amor con que te ama, Él
te perdona y no te condena.
Así
que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó
de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor
de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14-15).
Por lo que Jesucristo hizo en la cruz por Amor a
ti, tienes una Naturaleza totalmente Nueva y todo el derecho a vivir una Vida
Plena donde la muerte ya ha sido vencida en ti y no tienes absolutamente nada
que temer, pues tú moriste con Jesús y juntamente con Él fuiste resucitado(a): la
muerte ya no te puede tocar.
Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios (Col
3.3).
Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y
lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2.20).
Recuerda que la paga del pecado es muerte (eso lo
pagó Jesús por ti), pero el regalo de Dios es VIDA ETERNA en Cristo Jesús (esto
lo recibes tú al creer, al creerle a Dios, al creerle a Su Palabra).
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo (1 Jn 4. 4).
Tu situación actual es totalmente distinta a la del
pasado. Tú no eres más como todos los que están en el mundo. Hoy, tú eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y el Espíritu Santo vive en ti y contigo. La
victoria es tuya y no tienes nada que temer. Ya no te justificas delante de
Dios, ni pretendes discutir con Él. Ahora le conoces, conoces Su Amor y le amas
como Hijo(a) que eres de Él.
Y
ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio,
recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos.*
Ahora lo llamamos «Abba, Padre»* (Ro 8.15 NTV).
Lo que te hace diferente a los que están en el
mundo no son tus acciones ni tu conducta, sino tu fe. Esto es, lo que te da la
victoria sobre tu vieja naturaleza, sobre el hombre de pecado. Lo que te hace
diferente a los que están en el mundo es que tú le crees a Dios, tú le crees a Su
Palabra, la Biblia. Lo que te hace diferente a los que están en el mundo es
creer que por la obra redentora de Jesucristo, ahora tú eres la persona que Dios
dice en la Biblia que ahora eres:
Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).
Efectivamente, la Biblia te enseña quién ahora tú
eres en Cristo Jesús, pero es hasta que lo has creído que comienzas a pensar,
hablar y actuar como tal.
Y
por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino
hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Gal 4.6-7).
Antes de Nacer de Nuevo, en mi ignorancia yo creía
que tenía todo el derecho, como creatura, para confrontar a Dios. Ahora
entiendo que hay una forma, un camino, para hablar con Él cara a cara. Hoy mi
orgullo y falta de conocimiento han sido diluidos por la hermosa luz de la
Verdad:
Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(por
gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).
¡Dios te justificó en la Sangre de Jesús! ¡Oh, Preciosa
Sangre! ¡Dios te dio Vida juntamente con Cristo Jesús por medio del Poder de Su
resurrección! ¡Oh, bendita promesa de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, ahora entiendo que Job
pretendía ejercer un derecho que no tenía, pero anhelaba tener: hablar Contigo
cara a cara. Ahora, yo, Señor, tengo ese derecho y privilegio por la Sangre de
Tu Hijo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Cómo no decirte que te amo y te adoro.
Gracias por tan grande Amor. Hoy estoy delante de Tu Presencia sabiéndome Tu
Hijo(a) amado(a). Señor Jesús, creo lo que hiciste por mí en la Cruz, y recibo
todos los beneficios que Tu Sangre compró para mí: Vida Eterna, Vida Abundante,
Vida Plena. Mi Dios, yo tengo fe y sé que puedo confiar plenamente
en Tu Palabra y, por lo tanto, comprendo y creo que Tu voluntad para conmigo es
buena, agradable y perfecta. Creo y recibo este tu gran Amor que sientes por
mí. Gracias por Tu Palabra, que es la Verdad, y con la cual puedo dirigir mi
vida. Gracias, Señor Jesús, por lo que adquiriste para mí al morir en esa cruz
y al resucitar de la muerte. Por todo
esto, creo y declaro que caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra más a mí
no llegará, porque aunque ande en valle de sombra y de muerte NO TEMERÉ mal
alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Tú eres el que me guarda y el maligno
no me toca. Someto todo problema, angustia o enfermedad a la autoridad de la
Palabra de Dios, mi Padre, y los pongo bajo mis pies. ¡Soy
sano(a)! ¡Soy Libre! ¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el gozo y la paz
que sólo yo, un(a) Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir una vida en
la Plenitud de Dios, mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo que la
Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, dice acerca de mí. Abba,
Padre, me parece que la Eternidad será corta para amarte y agradecerte lo que
hiciste por mí. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
10 Hch 19.
23-41 /
Jue -11.34-12.15 / Job 40
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
10 Hch 19.
23-41 /
Jue -11.34-12.15 / Job 40
Hechos
19. 23-41
El alboroto en Efeso
23Hubo por aquel tiempo un
disturbio no pequeño acerca del Camino. 24Porque un platero
llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca
ganancia a los artífices; 25a los cuales, reunidos con los obreros
del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra
riqueza; 26pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso,
sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo
que no son dioses los que se hacen con las manos. 27Y no solamente
hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también
que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser
destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.
28Cuando oyeron estas cosas, se
llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
29Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro,
arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 30Y
queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. 31También
algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado,
rogándole que no se presentase en el teatro. 32Unos, pues,
gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los
más no sabían por qué se habían reunido. 33Y sacaron de entre la
multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido
silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. 34Pero
cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos
horas: ¡Grande es Diana de los efesios! 35Entonces el escribano,
cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el
hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la
gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? 36Puesto que
esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis
precipitadamente. 37Porque habéis traído a estos hombres, sin ser
sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38Que si Demetrio y
los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se
conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. 39Y si
demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. 40Porque
peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo
ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. 41Y
habiendo dicho esto, despidió la asamblea.[1]
Jueces
11.34-12.15
34Entonces
volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con
panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo
ni hija. 35Y cuando él
la vio, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido,
y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a
Jehová, y no podré retractarme.e 36Ella
entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz de mí
conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos
los hijos de Amón. 37Y volvió a
decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por
los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. 38El entonces
dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su
virginidad por los montes. 39Pasados los
dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había
hecho. Y ella nunca conoció varón. 40Y se hizo
costumbre en Israel, que de año en año fueran las doncellas de Israel a
endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días en el año.
12
1Entonces se reunieron los varones
de Efraín, y pasaron hacia el norte, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer
guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo?
Nosotros quemaremos tu casa contigo. 2Y Jefté les respondió: Yo y
mi pueblo teníamos una gran contienda con los hijos de Amón, y os llamé, y no
me defendisteis de su mano. 3Viendo, pues, que no me defendíais,
arriesgué mi vida, y pasé contra los hijos de Amón, y Jehová me los entregó;
¿por qué, pues, habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo? 4Entonces
reunió Jefté a todos los varones de Galaad, y peleó contra Efraín; y los de
Galaad derrotaron a Efraín, porque habían dicho: Vosotros sois fugitivos de
Efraín, vosotros los galaaditas, en medio de Efraín y de Manasés. 5Y
los galaaditas tomaron los vados del Jordán a los de Efraín; y aconteció que
cuando decían los fugitivos de Efraín: Quiero pasar, los de Galaad les
preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía: No, 6entonces le
decían: Ahora, pues, di Shibolet. Y él decía Sibolet; porque no podía
pronunciarlo correctamente. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a
los vados del Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos mil.
7Y Jefté juzgó a Israel seis años; y murió Jefté galaadita, y fue
sepultado en una de las ciudades de Galaad.
Ibzán, Elón y Abdón, jueces de Israel
8Después de él juzgó a Israel Ibzán
de Belén, 9el cual tuvo treinta hijos y treinta hijas, las cuales
casó fuera, y tomó de fuera treinta hijas para sus hijos; y juzgó a Israel
siete años. 10Y murió Ibzán, y fue sepultado en Belén. 11Después
de él juzgó a Israel Elón zabulonita, el cual juzgó a Israel diez años.
12Y murió Elón zabulonita, y fue sepultado en Ajalón en la tierra de
Zabulón. 13Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel,
piratonita. 14Este tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, que
cabalgaban sobre setenta asnos; y juzgó a Israel ocho años. 15Y
murió Abdón hijo de Hilel piratonita, y fue sepultado en Piratón, en la tierra
de Efraín, en el monte de Amalec.[2]
Job 40
40
1Además respondió Jehová a Job, y dijo:
2 ¿Es
sabiduría contender con el Omnipotente?
El que disputa con Dios,
responda a esto.
3Entonces respondió Job a Jehová, y dijo:
4 He aquí que
yo soy vil; ¿qué te responderé?
Mi mano pongo sobre mi boca.
5 Una vez
hablé, mas no responderé;
Aun dos veces, mas no volveré
a hablar.
Manifestaciones del poder de Dios
6Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo:
7 Cíñete
ahora como varón tus lomos;
Yo te preguntaré, y tú me
responderás.
8 ¿Invalidarás
tú también mi juicio?
¿Me condenarás a mí, para
justificarte tú?
9 ¿Tienes tú
un brazo como el de Dios?
¿Y truenas con voz como la
suya?
10 Adórnate
ahora de majestad y de alteza,
Y vístete de honra y de
hermosura.
11 Derrama el
ardor de tu ira;
Mira a todo altivo, y abátelo.
12 Mira a todo
soberbio, y humíllalo,
Y quebranta a los impíos en su
sitio.
13 Encúbrelos
a todos en el polvo,
Encierra sus rostros en la
oscuridad;
14 Y yo
también te confesaré
Que podrá salvarte tu diestra.
15 He aquí
ahora behemot, el cual hice como a ti;
Hierba come como buey.
16 He aquí
ahora que su fuerza está en sus lomos,
Y su vigor en los músculos de
su vientre.
17 Su cola
mueve como un cedro,
Y los nervios de sus muslos
están entretejidos.
18 Sus huesos
son fuertes como bronce,
Y sus miembros como barras de
hierro.
19 El es el
principio de los caminos de Dios;
El que lo hizo, puede hacer
que su espada a él se acerque.
20 Ciertamente
los montes producen hierba para él;
Y toda bestia del campo retoza
allá.
21 Se echará
debajo de las sombras,
En lo oculto de las cañas y de
los lugares húmedos.
22 Los árboles
sombríos lo cubren con su sombra;
Los sauces del arroyo lo
rodean.
23 He aquí,
sale de madre el río, pero él no se inmuta;
Tranquilo está, aunque todo un
Jordán se estrelle contra su boca.
24 ¿Lo tomará
alguno cuando está vigilante,
Y horadará su nariz?[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 19.22-41). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
e e 11.35: Nm. 30.2.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jue 11.34-12.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 39.30-40.24). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
10 Hch 19.
23-41 /
Jue -11.34-12.15 / Job 40
Hechos
19. 23-41
El alboroto en Efeso
23Hubo por aquel tiempo un
disturbio no pequeño acerca del Camino. 24Porque un platero
llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca
ganancia a los artífices; 25a los cuales, reunidos con los obreros
del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra
riqueza; 26pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso,
sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo
que no son dioses los que se hacen con las manos. 27Y no solamente
hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también
que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser
destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.
28Cuando oyeron estas cosas, se
llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
29Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro,
arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 30Y
queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. 31También
algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado,
rogándole que no se presentase en el teatro. 32Unos, pues,
gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los
más no sabían por qué se habían reunido. 33Y sacaron de entre la
multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido
silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. 34Pero
cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos
horas: ¡Grande es Diana de los efesios! 35Entonces el escribano,
cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el
hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la
gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? 36Puesto que
esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis
precipitadamente. 37Porque habéis traído a estos hombres, sin ser
sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38Que si Demetrio y
los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se
conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. 39Y si
demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. 40Porque
peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo
ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. 41Y
habiendo dicho esto, despidió la asamblea.[1]
Jueces
11.34-12.15
34Entonces
volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con
panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo
ni hija. 35Y cuando él
la vio, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido,
y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a
Jehová, y no podré retractarme.e 36Ella
entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz de mí
conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos
los hijos de Amón. 37Y volvió a
decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por
los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. 38El entonces
dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su
virginidad por los montes. 39Pasados los
dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había
hecho. Y ella nunca conoció varón. 40Y se hizo
costumbre en Israel, que de año en año fueran las doncellas de Israel a
endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días en el año.
12
1Entonces se reunieron los varones
de Efraín, y pasaron hacia el norte, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer
guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo?
Nosotros quemaremos tu casa contigo. 2Y Jefté les respondió: Yo y
mi pueblo teníamos una gran contienda con los hijos de Amón, y os llamé, y no
me defendisteis de su mano. 3Viendo, pues, que no me defendíais,
arriesgué mi vida, y pasé contra los hijos de Amón, y Jehová me los entregó;
¿por qué, pues, habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo? 4Entonces
reunió Jefté a todos los varones de Galaad, y peleó contra Efraín; y los de
Galaad derrotaron a Efraín, porque habían dicho: Vosotros sois fugitivos de
Efraín, vosotros los galaaditas, en medio de Efraín y de Manasés. 5Y
los galaaditas tomaron los vados del Jordán a los de Efraín; y aconteció que
cuando decían los fugitivos de Efraín: Quiero pasar, los de Galaad les
preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía: No, 6entonces le
decían: Ahora, pues, di Shibolet. Y él decía Sibolet; porque no podía
pronunciarlo correctamente. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a
los vados del Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos mil.
7Y Jefté juzgó a Israel seis años; y murió Jefté galaadita, y fue
sepultado en una de las ciudades de Galaad.
Ibzán, Elón y Abdón, jueces de Israel
8Después de él juzgó a Israel Ibzán
de Belén, 9el cual tuvo treinta hijos y treinta hijas, las cuales
casó fuera, y tomó de fuera treinta hijas para sus hijos; y juzgó a Israel
siete años. 10Y murió Ibzán, y fue sepultado en Belén. 11Después
de él juzgó a Israel Elón zabulonita, el cual juzgó a Israel diez años.
12Y murió Elón zabulonita, y fue sepultado en Ajalón en la tierra de
Zabulón. 13Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel,
piratonita. 14Este tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, que
cabalgaban sobre setenta asnos; y juzgó a Israel ocho años. 15Y
murió Abdón hijo de Hilel piratonita, y fue sepultado en Piratón, en la tierra
de Efraín, en el monte de Amalec.[2]
Job 40
40
1Además respondió Jehová a Job, y dijo:
2 ¿Es
sabiduría contender con el Omnipotente?
El que disputa con Dios,
responda a esto.
3Entonces respondió Job a Jehová, y dijo:
4 He aquí que
yo soy vil; ¿qué te responderé?
Mi mano pongo sobre mi boca.
5 Una vez
hablé, mas no responderé;
Aun dos veces, mas no volveré
a hablar.
Manifestaciones del poder de Dios
6Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo:
7 Cíñete
ahora como varón tus lomos;
Yo te preguntaré, y tú me
responderás.
8 ¿Invalidarás
tú también mi juicio?
¿Me condenarás a mí, para
justificarte tú?
9 ¿Tienes tú
un brazo como el de Dios?
¿Y truenas con voz como la
suya?
10 Adórnate
ahora de majestad y de alteza,
Y vístete de honra y de
hermosura.
11 Derrama el
ardor de tu ira;
Mira a todo altivo, y abátelo.
12 Mira a todo
soberbio, y humíllalo,
Y quebranta a los impíos en su
sitio.
13 Encúbrelos
a todos en el polvo,
Encierra sus rostros en la
oscuridad;
14 Y yo
también te confesaré
Que podrá salvarte tu diestra.
15 He aquí
ahora behemot, el cual hice como a ti;
Hierba come como buey.
16 He aquí
ahora que su fuerza está en sus lomos,
Y su vigor en los músculos de
su vientre.
17 Su cola
mueve como un cedro,
Y los nervios de sus muslos
están entretejidos.
18 Sus huesos
son fuertes como bronce,
Y sus miembros como barras de
hierro.
19 El es el
principio de los caminos de Dios;
El que lo hizo, puede hacer
que su espada a él se acerque.
20 Ciertamente
los montes producen hierba para él;
Y toda bestia del campo retoza
allá.
21 Se echará
debajo de las sombras,
En lo oculto de las cañas y de
los lugares húmedos.
22 Los árboles
sombríos lo cubren con su sombra;
Los sauces del arroyo lo
rodean.
23 He aquí,
sale de madre el río, pero él no se inmuta;
Tranquilo está, aunque todo un
Jordán se estrelle contra su boca.
24 ¿Lo tomará
alguno cuando está vigilante,
Y horadará su nariz?[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 19.22-41). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
e e 11.35: Nm. 30.2.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jue 11.34-12.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 39.30-40.24). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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