2 de Abril
¡Él te hizo perfecto(a)!
Por Riqui Ricón*
No verán los varones que
subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a
Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no
fueron perfectos en pos de mí; excepto Caleb hijo de
Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que
fueron perfectos en pos de Jehová (Num 32. 11-12).
¿Qué hicieron Caleb y Josué para llegar a ser
perfectos para con Dios? La respuesta a esta pregunta es tan simple que la
mayoría de los que buscan al Señor la pasan por alto tratando de agradarle y de
ser perfectos delante de Él en sus propios esfuerzos: ¡Josué y Caleb le
creyeron a Dios!
Sabiendo que Él no puede mentir, Josué y
Caleb creyeron a Su Palabra. Esto les dio la certeza, la convicción total, de
que aquello que Dios había dicho lo iba a cumplir; lo que Él había hablado, sin lugar a dudas, lo iba a
ejecutar.
Esto (creerle a Dios, creyendo Su Palabra), y
no alguna de tus acciones o discursos, es lo único que te hace perfecto(a)
delante de Dios.
Fe es creerle a Dios y el comportamiento
santo e íntegro que caracteriza a un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
fluye de forma natural en la vida de todos aquellos y aquellas que están
totalmente convencidos(as) que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; convencidos(as)
que si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No
has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios
y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú
me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
(Job 2.3).
Algunas personas, después de leer el libro de
Job, tienen miedo (lo cual les produce muchas dudas), que Dios sea un psicópata
megalómano (mentiroso), con delirios de grandeza, poder y omnipotencia que se
relaciona con los seres humanos según el designio de sus caprichos y por lo
tanto hay que temerle y obedecerle.
¡Nada más alejado de la Verdad que esto! La
relación entre Dios y Job está basada en la Fe, pues, insisto, Dios no puede
negar Su Palabra.
Entonces
le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu
integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como
suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo
esto no pecó Job con sus labios (Job 2. 9-10).
¿Era Job un humilde esclavo totalmente
resignado y abandonado a la voluntad de su Señor o tenía la certeza, la
convicción de que Dios es bueno, que Él nunca le había abandonado y que no lo
haría ahora, por lo tanto, tarde o temprano, se cumpliría la Palabra de Dios en
su vida?
La respuesta nos la da el mismo Job unos
cuantos capítulos más adelante:
Yo
sé que mi Redentor vive, Y
al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi
carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no
otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí (Job 19. 25-27).
Job sabía algo que tú
debes saber: ¡Dios no miente! Y al final, todo te saldrá bien, pues Él así lo
ha dicho.
Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados (Rom 8.28).
Siempre le irá bien a
aquel (aquella) que realmente confía en Dios.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Así es mi amado(a), el día de hoy tú puedes
tener la certeza, la total convicción de que Dios no te ha dejado ni te dejará.
Tú eres tan especial para Él y Su Amor es tan grande por ti que prefirió
entregar a Su propio Hijo para pagar el precio de tus pecados antes que
perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
¡Tú eres lo más valioso que Dios tiene sobre
esta tierra!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1 BAD).
¡No sólo te salvó de la muerte eterna sino
que lo hizo para llamarte Su propio(a) Hijo(a)!
En la mente y corazón de Dios, Su plan
perfecto para tu vida siempre ha sido adoptarte legalmente como Su propio Hijo(a)
y darte a heredar el reino de los cielos.
Entonces el Rey dirá a los de
su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo
(Mat 25. 34).
¡El Reino fue preparado
para ti desde la fundación del mundo!
Así que, sea lo que sea que estés enfrentando
el día de hoy no permitas al temor y a la duda entrar a tu mente ni a tu
corazón. Se perfecto(a) delante de Dios creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.
Recuerda que:
Y si hijos, también herederos;
herederos de Dios y coherederos con Cristo (Rom 8.17a).
¡Eres heredero de Dios y coheredero con
Cristo Jesús! Si te atreves a creer esto, que es Palabra de Dios, entonces no
existe problema, enfermedad o aflicción que te pueda derrotar. Fortalécete en
la fe poniendo la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón. Mantente firme
creyéndole a tu Padre celestial, pues estoy seguro que tú como Caleb y Josué
entrarás venciendo a la Tierra Prometida.
De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2
Cor 5.17).
Sin lugar a dudas tú eres perfecto(a) delante
de Dios, pues Él te hizo perfecto(a) con la muerte y resurrección de Su Hijo
Jesús. Dios hizo de ti una Nueva criatura: un Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 Ped 1.23).
pero Cristo, habiendo ofrecido
una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la
diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus
enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos
para siempre a los santificados (He 10.12-14).
Jesucristo sólo tenía
una ofrenda, Su propia Vida. Fue con esa única ofrenda que Él te hizo
perfecto(a) para siempre. Y como Josué y Caleb, sólo tienes que creerlo, pues
es Palabra de Dios, es Palabra de Honor.
Jesús le dijo: Si puedes
creer, al que cree todo le es posible (Mar
9.23).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, amado Dios, Tú eres
bueno y hermoso, yo lo sé. Tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Tú
eres la fortaleza de mi vida; de quién he de atemorizarme? Cuando
se juntan contra mí las circunstancias,
la enfermedad, la culpabilidad, la necesidad, los malignos, mis angustiadores y
mis enemigos, para comer mis carnes, ellos han de tropezar y caer. Aunque un
ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante
guerra, yo estaré confiado(a) pues Tú, Señor, estás conmigo cada instante de mi
vida. Y en Verdad, si Tú estás conmigo; ¿quién contra mí? Asegurado y confiado
está mi corazón pues se perfectamente en quién he confiado: ¡en Ti, Señor
Jesús! Ahora sé que soy perfecto delante de Ti. Ahora sé que Tú me hiciste
perfecto(a). ¡No voy a temer, sólo creeré Tu Palabra! ¡Todo lo puedo en Cristo!
¡En todas las cosas yo, ___________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a)
por medio de Tu Amor, Señor Jesús. Aunque ande en valle de sombra y de muerte
no temeré mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 2 Mat 25.31-46
/ Núm 32-34 /
Job 2
San Mateo 25. 31-46
El juicio de las naciones
31Cuando el Hijo
del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32y
serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los
otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33Y
pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34Entonces
el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero,
y me recogisteis; 36estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37Entonces los justos
le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos,
o sediento, y te dimos de beber? 38¿Y cuándo te vimos forastero, y
te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39¿O cuándo te vimos
enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40Y respondiendo el Rey,
les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41Entonces dirá también
a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para
el diablo y sus ángeles. 42Porque tuve hambre, y no me disteis de
comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43fui forastero, y no
me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y
no me visitasteis. 44Entonces también ellos le responderán
diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo,
enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45Entonces les
responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de
estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46E irán éstos al castigo
eterno, y los justos a la vida eterna.
Números 32-34
Rubén y Gad se establecen al
oriente del Jordán
(Dt. 3.12–22)
32
1Los hijos de
Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron
la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado. 2Vinieron,
pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote
Eleazar, y a los príncipes de la congregación, diciendo: 3Atarot,
Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón, 4la
tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de
ganado, y tus siervos tienen ganado. 5Por tanto, dijeron, si
hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no
nos hagas pasar el Jordán.
6Y respondió
Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la
guerra, y vosotros os quedaréis aquí? 7¿Y por qué desanimáis a los
hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová? 8Así
hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades-barnea para que viesen
la tierra. 9Subieron hasta el torrente de Escol, y después que
vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no viniesen a la
tierra que Jehová les había dado. 10Y la ira de
Jehová se encendió entonces, y juró diciendo: 11No verán los
varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con
juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de
mí; 12excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun,
que fueron perfectos en pos de Jehová. 13Y la ira de Jehová se
encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el
desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante
de Jehová. 14Y he aquí, vosotros habéis
sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir
aún a la ira de Jehová contra Israel. 15Si os volviereis de en pos
de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este
pueblo.
16Entonces ellos
vinieron a Moisés y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y
ciudades para nuestros niños; 17y nosotros nos armaremos, e iremos
con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su
lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los
moradores del país. 18No volveremos a nuestras casas hasta que los
hijos de Israel posean cada uno su heredad. 19Porque no tomaremos
heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya
nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente. 20Entonces
les respondió Moisés: Si lo hacéis así, si os disponéis para ir delante de
Jehová a la guerra, 21y todos vosotros pasáis armados el Jordán
delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de delante de sí,
22y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis
libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra
en heredad delante de Jehová. 23Mas si así no lo hacéis, he aquí
habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará. 24Edificaos
ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha
declarado vuestra boca. 25Y hablaron los hijos de Gad y los hijos
de Rubén a Moisés, diciendo: Tus siervos harán como mi señor ha mandado.
26Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras
bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad; 27y tus siervos,
armados todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la
manera que mi señor dice.
28Entonces les
encomendó Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes
de los padres de las tribus de los hijos de Israel. 29Y les dijo
Moisés: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán,
armados todos para la guerra delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado
delante de vosotros, les daréis la tierra de Galaad en posesión; 30mas
si no pasan armados con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en
la tierra de Canaán. 31Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén
respondieron diciendo: Haremos lo que Jehová ha dicho a tus siervos. 32Nosotros
pasaremos armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de
nuestra heredad será a este lado del Jordán.
33Así Moisés dio
a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de
José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra
con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor. 34Y
los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer, 35Atarot-sofán,
Jazer, Jogbeha, 36Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas;
hicieron también majadas para ovejas. 37Y los hijos de Rubén
edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim, 38Nebo, Baal-meón (mudados
los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron.
39Y los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y
echaron al amorreo que estaba en ella. 40Y Moisés dio Galaad a
Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella. 41También Jair
hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair.
42Asimismo Noba fue y tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme
a su nombre.
Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán
33
1Estas son las
jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus
ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón. 2Moisés escribió sus
salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus
jornadas con arreglo a sus salidas. 3De Ramesés salieron en el mes
primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua
salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios,
4mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de
muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios
contra sus dioses.
5Salieron, pues,
los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot. 6Salieron de
Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto. 7Salieron
de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y
acamparon delante de Migdol. 8Salieron de Pi-hahirot y pasaron por
en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto
de Etam, y acamparon en Mara. 9Salieron de Mara y vinieron a Elim,
donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí.
10Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo. 11Salieron
del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin. 12Salieron del
desierto de Sin y acamparon en Dofca. 13Salieron de Dofca y
acamparon en Alús. 14Salieron de Alús y acamparon en Refidim,
donde el pueblo no tuvo aguas para beber. 15Salieron de Refidim y
acamparon en el desierto de Sinaí. 16Salieron del desierto de
Sinaí y acamparon en Kibrot-hataava. 17Salieron de Kibrot-hataava
y acamparon en Hazerot. 18Salieron de Hazerot y acamparon en
Ritma. 19Salieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres. 20Salieron
de Rimón-peres y acamparon en Libna. 21Salieron de Libna y
acamparon en Rissa. 22Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata.
23Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer. 24Salieron
del monte de Sefer y acamparon en Harada. 25Salieron de Harada y
acamparon en Macelot. 26Salieron de Macelot y acamparon en Tahat.
27Salieron de Tahat y acamparon en Tara. 28Salieron de Tara
y acamparon en Mitca. 29Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona.
30Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot. 31Salieron de
Moserot y acamparon en Bene-jaacán. 32Salieron de Bene-jaacán y
acamparon en el monte de Gidgad. 33Salieron del monte de Gidgad y
acamparon en Jotbata. 34Salieron de Jotbata y acamparon en
Abrona. 35Salieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber. 36Salieron
de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades. 37Y
salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de
Edom.
38Y subió el
sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió
a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto,
en el mes quinto, en el primero del mes. 39Era Aarón de edad de
ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.
40Y el cananeo,
rey de Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían
venido los hijos de Israel.
41Y salieron del
monte de Hor y acamparon en Zalmona. 42Salieron de Zalmona y
acamparon en Punón. 43Salieron de Punón y acamparon en Obot.
44Salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab.
45Salieron de Ije-abarim y acamparon en Dibón-gad. 46Salieron
de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim. 47Salieron de
Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo. 48Salieron
de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán,
frente a Jericó. 49Finalmente acamparon junto al Jordán, desde
Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.
Límites y repartición de Canaán
50Y habló Jehová
a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
51Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán
entrando en la tierra de Canaán, 52echaréis de delante de vosotros
a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y
todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos;
53y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque
yo os la he dado para que sea vuestra propiedad. 54Y heredaréis la
tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por
herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte,
allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis. 55Y
si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que
los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en
vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.
56Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.
34
1Y Jehová habló a
Moisés, diciendo: 2Manda a los hijos de Israel y diles: Cuando
hayáis entrado en la tierra de Canaán, esto es, la tierra que os ha de caer en
herencia, la tierra de Canaán según sus límites, 3tendréis el lado
del sur desde el desierto de Zin hasta la frontera de Edom; y será el límite
del sur al extremo del Mar Salado hacia el oriente. 4Este límite
os irá rodeando desde el sur hasta la subida de Acrabim, y pasará hasta Zin; y
se extenderá del sur a Cades-barnea; y continuará a Hasar-adar, y pasará hasta
Asmón. 5Rodeará este límite desde Asmón hasta el torrente de
Egipto, y sus remates serán al occidente.
6Y el límite
occidental será el Mar Grande; este límite será el límite occidental.
7El límite del
norte será este: desde el Mar Grande trazaréis al monte de Hor. 8Del
monte de Hor trazaréis a la entrada de Hamat, y seguirá aquel límite hasta
Zedad; 9y seguirá este límite hasta Zifrón, y terminará en
Hazar-enán; este será el límite del norte.
10Por límite al
oriente trazaréis desde Hazar-enán hasta Sefam; 11y bajará este
límite desde Sefam a Ribla, al oriente de Aín; y descenderá el límite, y
llegará a la costa del mar de Cineret, al oriente. 12Después
descenderá este límite al Jordán, y terminará en el Mar Salado: esta será
vuestra tierra por sus límites alrededor.
13Y mandó Moisés
a los hijos de Israel, diciendo: Esta es la tierra que se os repartirá en
heredades por sorteo, que mandó Jehová que diese a las nueve tribus, y a la
media tribu; 14porque la tribu de los hijos
de Rubén según las casas de sus padres, y la tribu de los hijos de Gad según
las casas de sus padres, y la media tribu de Manasés, han tomado su heredad.
15Dos tribus y media tomaron su heredad a este lado del Jordán frente a
Jericó al oriente, al nacimiento del sol.
16Y habló Jehová
a Moisés, diciendo: 17Estos son los nombres de los varones que os
repartirán la tierra: El sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun. 18Tomaréis
también de cada tribu un príncipe, para dar la posesión de la tierra. 19Y
estos son los nombres de los varones: De la tribu de Judá, Caleb hijo de
Jefone. 20De la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de
Amiud. 21De la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón. 22De
la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buqui hijo de Jogli. 23De
los hijos de José: de la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel hijo
de Efod, 24y de la tribu de los hijos de Efraín, el príncipe
Kemuel hijo de Siftán. 25De la tribu de los hijos de Zabulón, el
príncipe Elizafán hijo de Parnac. 26De la tribu de los hijos de
Isacar, el príncipe Paltiel hijo de Azán. 27De la tribu de los
hijos de Aser, el príncipe Ahiud hijo de Selomi. 28Y de la tribu
de los hijos de Neftalí, el príncipe Pedael hijo de Amiud. 29A
éstos mandó Jehová que hiciesen la repartición de las heredades a los hijos de
Israel en la tierra de Canaán.
Job 2
2
1Aconteció que
otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y
Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. 2Y
dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De
rodear la tierra, y de andar por ella. 3Y Jehová dijo a Satanás:
¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra,
varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía
retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo
arruinara sin causa? 4Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel
por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. 5Pero
extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema
contra ti en tu misma presencia. 6Y Jehová dijo a Satanás: He
aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
7Entonces salió
Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la
planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 8Y tomaba Job un
tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
9Entonces le dijo
su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 10Y
él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado.
¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no
pecó Job con sus labios.
11Y tres amigos
de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron
todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque
habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
12Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron
a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo
sobre sus cabezas hacia el cielo. 13Así se sentaron con él en
tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque
veían que su dolor era muy grande.
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