martes, 2 de abril de 2019

¡Cómo ser perfecto delante de Dios!



2 de Abril
¡Él te hizo perfecto(a)!
Por Riqui Ricón*
No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí; excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová (Num 32. 11-12).
¿Qué hicieron Caleb y Josué para llegar a ser perfectos para con Dios? La respuesta a esta pregunta es tan simple que la mayoría de los que buscan al Señor la pasan por alto tratando de agradarle y de ser perfectos delante de Él en sus propios esfuerzos: ¡Josué y Caleb le creyeron a Dios!
Sabiendo que Él no puede mentir, Josué y Caleb creyeron a Su Palabra. Esto les dio la certeza, la convicción total, de que aquello que Dios había dicho lo iba a cumplir; lo que Él había hablado, sin lugar a dudas, lo iba a ejecutar.
Esto (creerle a Dios, creyendo Su Palabra), y no alguna de tus acciones o discursos, es lo único que te hace perfecto(a) delante de Dios.
Fe es creerle a Dios y el comportamiento santo e íntegro que caracteriza a un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo fluye de forma natural en la vida de todos aquellos y aquellas que están totalmente convencidos(as) que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; convencidos(as) que si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? (Job 2.3).
Algunas personas, después de leer el libro de Job, tienen miedo (lo cual les produce muchas dudas), que Dios sea un psicópata megalómano (mentiroso), con delirios de grandeza, poder y omnipotencia que se relaciona con los seres humanos según el designio de sus caprichos y por lo tanto hay que temerle y obedecerle.
¡Nada más alejado de la Verdad que esto! La relación entre Dios y Job está basada en la Fe, pues, insisto, Dios no puede negar Su Palabra.
Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios (Job 2. 9-10).
¿Era Job un humilde esclavo totalmente resignado y abandonado a la voluntad de su Señor o tenía la certeza, la convicción de que Dios es bueno, que Él nunca le había abandonado y que no lo haría ahora, por lo tanto, tarde o temprano, se cumpliría la Palabra de Dios en su vida?
La respuesta nos la da el mismo Job unos cuantos capítulos más adelante:
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí (Job 19. 25-27).
Job sabía algo que tú debes saber: ¡Dios no miente! Y al final, todo te saldrá bien, pues Él así lo ha dicho.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Rom 8.28).
Siempre le irá bien a aquel (aquella) que realmente confía en Dios.
Jehová de los ejércitos,  Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Así es mi amado(a), el día de hoy tú puedes tener la certeza, la total convicción de que Dios no te ha dejado ni te dejará. Tú eres tan especial para Él y Su Amor es tan grande por ti que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar el precio de tus pecados antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
¡Tú eres lo más valioso que Dios tiene sobre esta tierra!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1 BAD).
¡No sólo te salvó de la muerte eterna sino que lo hizo para llamarte Su propio(a) Hijo(a)!
En la mente y corazón de Dios, Su plan perfecto para tu vida siempre ha sido adoptarte legalmente como Su propio Hijo(a) y darte a heredar el reino de los cielos.
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mat 25. 34).
¡El Reino fue preparado para ti desde la fundación del mundo!
Así que, sea lo que sea que estés enfrentando el día de hoy no permitas al temor y a la duda entrar a tu mente ni a tu corazón. Se perfecto(a) delante de Dios creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.
Recuerda que:
Y si hijos, también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo (Rom 8.17a).
¡Eres heredero de Dios y coheredero con Cristo Jesús! Si te atreves a creer esto, que es Palabra de Dios, entonces no existe problema, enfermedad o aflicción que te pueda derrotar. Fortalécete en la fe poniendo la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón. Mantente firme creyéndole a tu Padre celestial, pues estoy seguro que tú como Caleb y Josué entrarás venciendo a la Tierra Prometida.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Cor 5.17).
Sin lugar a dudas tú eres perfecto(a) delante de Dios, pues Él te hizo perfecto(a) con la muerte y resurrección de Su Hijo Jesús. Dios hizo de ti una Nueva criatura: un Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 Ped 1.23).
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.12-14).
Jesucristo sólo tenía una ofrenda, Su propia Vida. Fue con esa única ofrenda que Él te hizo perfecto(a) para siempre. Y como Josué y Caleb, sólo tienes que creerlo, pues es Palabra de Dios, es Palabra de Honor.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, amado Dios, Tú eres bueno y hermoso, yo lo sé. Tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Tú eres la fortaleza de mi vida; de quién he de atemorizarme? Cuando se juntan contra mí  las circunstancias, la enfermedad, la culpabilidad, la necesidad, los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos han de tropezar y caer. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado(a) pues Tú, Señor, estás conmigo cada instante de mi vida. Y en Verdad, si Tú estás conmigo; ¿quién contra mí? Asegurado y confiado está mi corazón pues se perfectamente en quién he confiado: ¡en Ti, Señor Jesús! Ahora sé que soy perfecto delante de Ti. Ahora sé que Tú me hiciste perfecto(a). ¡No voy a temer, sólo creeré Tu Palabra! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡En todas las cosas yo, ___________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Señor Jesús. Aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 2                           Mat 25.31-46 /  Núm 32-34 /  Job 2


San Mateo 25. 31-46
El juicio de las naciones
31Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Números 32-34
Rubén y Gad se establecen al oriente del Jordán
(Dt. 3.12–22)
32
1Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado. 2Vinieron, pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a los príncipes de la congregación, diciendo: 3Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón, 4la tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos tienen ganado. 5Por tanto, dijeron, si hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos hagas pasar el Jordán.
6Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí? 7¿Y por qué desanimáis a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová? 8Así hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades-barnea para que viesen la tierra. 9Subieron hasta el torrente de Escol, y después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no viniesen a la tierra que Jehová les había dado. 10Y la ira de Jehová se encendió entonces, y juró diciendo: 11No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí; 12excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová. 13Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová. 14Y he aquí, vosotros habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir aún a la ira de Jehová contra Israel. 15Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.
16Entonces ellos vinieron a Moisés y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños; 17y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los moradores del país. 18No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad. 19Porque no tomaremos heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente. 20Entonces les respondió Moisés: Si lo hacéis así, si os disponéis para ir delante de Jehová a la guerra, 21y todos vosotros pasáis armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de delante de sí, 22y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová. 23Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará. 24Edificaos ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha declarado vuestra boca. 25Y hablaron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: Tus siervos harán como mi señor ha mandado. 26Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad; 27y tus siervos, armados todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la manera que mi señor dice.
28Entonces les encomendó Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes de los padres de las tribus de los hijos de Israel. 29Y les dijo Moisés: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, armados todos para la guerra delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado delante de vosotros, les daréis la tierra de Galaad en posesión; 30mas si no pasan armados con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en la tierra de Canaán. 31Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron diciendo: Haremos lo que Jehová ha dicho a tus siervos. 32Nosotros pasaremos armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra heredad será a este lado del Jordán.
33Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor. 34Y los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer, 35Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha, 36Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas; hicieron también majadas para ovejas. 37Y los hijos de Rubén edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim, 38Nebo, Baal-meón (mudados los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron. 39Y los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y echaron al amorreo que estaba en ella. 40Y Moisés dio Galaad a Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella. 41También Jair hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair. 42Asimismo Noba fue y tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme a su nombre.

Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán
33
1Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón. 2Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas. 3De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios, 4mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses.
5Salieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot. 6Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto. 7Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante de Migdol. 8Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara. 9Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí. 10Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo. 11Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin. 12Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca. 13Salieron de Dofca y acamparon en Alús. 14Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber. 15Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí. 16Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot-hataava. 17Salieron de Kibrot-hataava y acamparon en Hazerot. 18Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma. 19Salieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres. 20Salieron de Rimón-peres y acamparon en Libna. 21Salieron de Libna y acamparon en Rissa. 22Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata. 23Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer. 24Salieron del monte de Sefer y acamparon en Harada. 25Salieron de Harada y acamparon en Macelot. 26Salieron de Macelot y acamparon en Tahat. 27Salieron de Tahat y acamparon en Tara. 28Salieron de Tara y acamparon en Mitca. 29Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona. 30Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot. 31Salieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán. 32Salieron de Bene-jaacán y acamparon en el monte de Gidgad. 33Salieron del monte de Gidgad y acamparon en Jotbata. 34Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona. 35Salieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber. 36Salieron de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades. 37Y salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom.
38Y subió el sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes. 39Era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.
40Y el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían venido los hijos de Israel.
41Y salieron del monte de Hor y acamparon en Zalmona. 42Salieron de Zalmona y acamparon en Punón. 43Salieron de Punón y acamparon en Obot. 44Salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab. 45Salieron de Ije-abarim y acamparon en Dibón-gad. 46Salieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim. 47Salieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo. 48Salieron de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 49Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.

Límites y repartición de Canaán
50Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: 51Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, 52echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; 53y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad. 54Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis. 55Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis. 56Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.

34
1Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Manda a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, esto es, la tierra que os ha de caer en herencia, la tierra de Canaán según sus límites, 3tendréis el lado del sur desde el desierto de Zin hasta la frontera de Edom; y será el límite del sur al extremo del Mar Salado hacia el oriente. 4Este límite os irá rodeando desde el sur hasta la subida de Acrabim, y pasará hasta Zin; y se extenderá del sur a Cades-barnea; y continuará a Hasar-adar, y pasará hasta Asmón. 5Rodeará este límite desde Asmón hasta el torrente de Egipto, y sus remates serán al occidente.
6Y el límite occidental será el Mar Grande; este límite será el límite occidental.
7El límite del norte será este: desde el Mar Grande trazaréis al monte de Hor. 8Del monte de Hor trazaréis a la entrada de Hamat, y seguirá aquel límite hasta Zedad; 9y seguirá este límite hasta Zifrón, y terminará en Hazar-enán; este será el límite del norte.
10Por límite al oriente trazaréis desde Hazar-enán hasta Sefam; 11y bajará este límite desde Sefam a Ribla, al oriente de Aín; y descenderá el límite, y llegará a la costa del mar de Cineret, al oriente. 12Después descenderá este límite al Jordán, y terminará en el Mar Salado: esta será vuestra tierra por sus límites alrededor.
13Y mandó Moisés a los hijos de Israel, diciendo: Esta es la tierra que se os repartirá en heredades por sorteo, que mandó Jehová que diese a las nueve tribus, y a la media tribu; 14porque la tribu de los hijos de Rubén según las casas de sus padres, y la tribu de los hijos de Gad según las casas de sus padres, y la media tribu de Manasés, han tomado su heredad. 15Dos tribus y media tomaron su heredad a este lado del Jordán frente a Jericó al oriente, al nacimiento del sol.
16Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 17Estos son los nombres de los varones que os repartirán la tierra: El sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun. 18Tomaréis también de cada tribu un príncipe, para dar la posesión de la tierra. 19Y estos son los nombres de los varones: De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone. 20De la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amiud. 21De la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón. 22De la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buqui hijo de Jogli. 23De los hijos de José: de la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel hijo de Efod, 24y de la tribu de los hijos de Efraín, el príncipe Kemuel hijo de Siftán. 25De la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elizafán hijo de Parnac. 26De la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Paltiel hijo de Azán. 27De la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ahiud hijo de Selomi. 28Y de la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Pedael hijo de Amiud. 29A éstos mandó Jehová que hiciesen la repartición de las heredades a los hijos de Israel en la tierra de Canaán.

Job 2

2
1Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. 2Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. 3Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? 4Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. 5Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 6Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
7Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 8Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
9Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 10Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
11Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle. 12Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo. 13Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

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