domingo, 28 de abril de 2019

¡Cómo encarar a tus enemigos!




14 de Octubre

¡Vencidos y debajo de mis pies!

Por Riqui Ricón*

Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él (Est 6.13).

¡Qué asombroso es esto! ¡La Palabra de Bendición sobre tu vida YA FUE DICHA por Dios y aún tus enemigos reconocen que no podrán vencerte sino que caerán delante de ti!

Los sabios que aconsejaban Amán y Zeres su mujer, sabían bien de la cobertura de protección que estaba sobre el pueblo judío. Al igual que Balam cientos de años antes, ellos sabían que:

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23. 19-20).

Puesto que Dios mismo lo había prometido, el pueblo de Israel, bajo la normatividad del Antiguo Pacto, podía estar seguro de la protección, provisión y salud que representaba la Bendición de Dios sobre sus vidas. Si esto era así entonces, ¿Cuánto más tú que has sido levantado(a) a la posición de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo gracias al Nuevo Pacto, el cual ha sido establecido sobre mejores promesas?

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4. 4).

Cualquiera que sea la situación o problema que en estos momentos estés enfrentando, puedes estar seguro(a) que vas a salir adelante; la victoria que sólo Él te puede proporcionar, ya es tuya, pues tú eres de Dios y ya has vencido.

¡Mayor es el que está en ti que el que está en el mundo!

Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré EN ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo… Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso (2 Co 6.16, 18).

¡No hay lugar a dudas! ¡No existe otra forma de interpretarlo! De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, Dios habita en ti y, el Todopoderoso, Aquel que todo lo puede, se ha declarado tu Padre y te llama Hijo(a).

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

¡Todo por Amor! ¡Por Amor a ti! ¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Ahora Dios es tu Padre y tienes que aprender a mirarte a ti mismo(a) como un(a) Hijo(a) Amado(a) y a mirarlo a Él como tu único Padre amoroso.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

Abba es una expresión que solamente utilizaban los niños judíos para referirse cariñosamente a su padre y es equivalente a nuestra palabra papá. Es precisamente por esta relación de confianza y cariño mutuo que ahora tú gozas con Dios, que Él mismo te anima a rechazar el espíritu de esclavitud y temor, pues eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios y ahora le puedes decir con toda confianza, ¡papá, papito!

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).

Por cierto que el malvado Amán cayó delante de Mardoqueo y del pueblo judío por ser éstos el pueblo escogido de Dios. Y si el Nuevo Pacto es un mejor Pacto, entonces es evidente que tú tienes mejores promesas que las que ellos tuvieron, pues tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) del Todopoderoso Dios.

Ahora bien, la Biblia dice que el que pida, pida con fe, no dudando nada.

Así que, no dudes que Dios te ama, te ama tanto que prefirió pagar tus pecados con la vida de Su Hijo, Jesús, antes que perderte a ti.

No dudes que ahora, en Cristo Jesús, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo; creado(a) totalmente nuevo(a) por Dios; las cosas viejas pasaron he aquí TODAS son hechas nuevas.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

No dudes que Él ya ha hablado Palabras de Amor y Bendición sobre tu vida, por lo tanto, todo lo puedes en Cristo que te fortalece y en todo problema, angustia o enfermedad, tú eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P 2.9-10)

No dudes que tú eres linaje de Dios y que a ti, como a Mardoqueo, todo enemigo, enfermedad, problema o circunstancia que venga en tu contra, no te vencerá sino que caerá por cierto delante de ti.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, la Biblia que es Tu  Palabra y no miente, me enseña claramente que soy Tu Hija(o), que Tú me amas y que ya he vencido, porque el mayor que está en mi eres Tú, mi Padre, el Todopoderoso. Por esto, declaro que toda enfermedad, problema económico, familiar o emocional ya están vencidos y debajo de mis pies. No me vencerán sino que ciertamente caen delante de mí. Yo, ____________ (tu nombre aquí), soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios y anuncio las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable, Jesucristo, mi Señor y Salvador. Gracias, Señor, porque en toda circunstancia yo soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. ¡Amén!

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 28                            Hch 12.  /  Jos 15-17  /  Job 28

Hechos 12
Jacobo, muerto; Pedro, encarcelado
12
1En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. 2Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. 3Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. 4Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. 5Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
Pedro es librado de la cárcel
6Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.
12Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. 13Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 14la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! 16Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. 17Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.
18Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué había sido de Pedro. 19Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí.
Muerte de Herodes
20Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 21Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. 22Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! 23Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
24Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba.
25Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.

Josué 15-17
El territorio de Judá
15
1La parte que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus familias, llegaba hasta la frontera de Edom, teniendo el desierto de Zin al sur como extremo meridional. 2Y su límite por el lado del sur fue desde la costa del Mar Salado, desde la bahía que mira hacia el sur; 3y salía hacia el sur de la subida de Acrabim, pasando hasta Zin; y subiendo por el sur hasta Cades-barnea, pasaba a Hezrón, y subiendo por Adar daba vuelta a Carca. 4De allí pasaba a Asmón, y salía al arroyo de Egipto, y terminaba en el mar. Este, pues, os será el límite del sur. 5El límite oriental es el Mar Salado hasta la desembocadura del Jordán. Y el límite del lado del norte, desde la bahía del mar en la desembocadura del Jordán; 6y sube este límite por Bet-hogla, y pasa al norte de Bet-arabá, y de aquí sube a la piedra de Bohán hijo de Rubén. 7Luego sube a Debir desde el valle de Acor; y al norte mira sobre Gilgal, que está enfrente de la subida de Adumín, que está al sur del arroyo; y pasa hasta las aguas de En-semes, y sale a la fuente de Rogel. 8Y sube este límite por el valle del hijo de Hinom al lado sur del jebuseo, que es Jerusalén. Luego sube por la cumbre del monte que está enfrente del valle de Hinom hacia el occidente, el cual está al extremo del valle de Refaim, por el lado del norte. 9Y rodea este límite desde la cumbre del monte hasta la fuente de las aguas de Neftoa, y sale a las ciudades del monte de Efrón, rodeando luego a Baala, que es Quiriat-jearim. 10Después gira este límite desde Baala hacia el occidente al monte de Seir; y pasa al lado del monte de Jearim hacia el norte, el cual es Quesalón, y desciende a Bet-semes, y pasa a Timna. 11Sale luego al lado de Ecrón hacia el norte; y rodea a Sicrón, y pasa por el monte de Baala, y sale a Jabneel y termina en el mar. 12El límite del occidente es el Mar Grande. Este fue el límite de los hijos de Judá, por todo el contorno, conforme a sus familias.
Caleb conquista Hebrón y Debir
(Jue. 1.10–15)
13Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón. 14Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac. 15De aquí subió contra los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer. 16Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer. 17Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por mujer. 18Y aconteció que cuando la llevaba, él la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Ella entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? 19Y ella respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba, y las de abajo.
Las ciudades de Judá
20Esta, pues, es la heredad de la tribu de los hijos de Judá por sus familias. 21Y fueron las ciudades de la tribu de los hijos de Judá en el extremo sur, hacia la frontera de Edom: Cabseel, Edar, Jagur, 22Cina, Dimona, Adada, 23Cedes, Hazor, Itnán, 24Zif, Telem, Bealot, 25Hazor-hadata, Queriot, Hezrón (que es Hazor), 26Amam, Sema, Molada, 27Hazar-gada, Hesmón, Bet-pelet, 28Hazar-sual, Beerseba, Bizotia, 29Baala, Iim, Esem, 30Eltolad, Quesil, Horma, 31Siclag, Madmana, Sansana, 32Lebaot, Silhim, Aín y Rimón; por todas veintinueve ciudades con sus aldeas.
33En las llanuras, Estaol, Zora, Asena, 34Zanoa, En-ganim, Tapúa, Enam, 35Jarmut, Adulam, Soco, Azeca, 36Saaraim, Aditaim, Gedera y Gederotaim; catorce ciudades con sus aldeas.
37Zenán, Hadasa, Migdal-gad, 38Dileán, Mizpa, Jocteel, 39Laquis, Boscat, Eglón, 40Cabón, Lahmam, Quitlis, 41Gederot, Bet-dagón, Naama y Maceda; dieciséis ciudades con sus aldeas.
42Libna, Eter, Asán, 43Jifta, Asena, Nezib, 44Keila, Aczib y Maresa; nueve ciudades con sus aldeas.
45Ecrón con sus villas y sus aldeas. 46Desde Ecrón hasta el mar, todas las que están cerca de Asdod con sus aldeas.
47Asdod con sus villas y sus aldeas; Gaza con sus villas y sus aldeas hasta el río de Egipto, y el Mar Grande con sus costas.
48Y en las montañas, Samir, Jatir, Soco, 49Dana, Quiriat-sana (que es Debir); 50Anab, Estemoa, Anim, 51Gosén, Holón y Gilo; once ciudades con sus aldeas.
52Arab, Duma, Esán, 53Janum, Bet-tapúa, Afeca, 54Humta, Quiriat-arba (la cual es Hebrón) y Sior; nueve ciudades con sus aldeas.
55Maón, Carmel, Zif, Juta, 56Jezreel, Jocdeam, Zanoa, 57Caín, Gabaa y Timna; diez ciudades con sus aldeas.
58Halhul, Bet-sur, Gedor, 59Maarat, Bet-anot y Eltecón; seis ciudades con sus aldeas.
60Quiriat-baal (que es Quiriat-jearim) y Rabá; dos ciudades con sus aldeas.
61En el desierto, Bet-arabá, Midín, Secaca, 62Nibsán, la Ciudad de la Sal y En-gadi; seis ciudades con sus aldeas.
63Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy.
Territorio de Efraín y de Manasés
16
1Tocó en suerte a los hijos de José desde el Jordán de Jericó hasta las aguas de Jericó hacia el oriente, hacia el desierto que sube de Jericó por las montañas de Bet-el. 2Y de Bet-el sale a Luz, y pasa a lo largo del territorio de los arquitas hasta Atarot, 3y baja hacia el occidente al territorio de los jafletitas, hasta el límite de Bet-horón la de abajo, y hasta Gezer; y sale al mar.
4Recibieron, pues, su heredad los hijos de José, Manasés y Efraín.
5Y en cuanto al territorio de los hijos de Efraín por sus familias, el límite de su heredad al lado del oriente fue desde Atarot-adar hasta Bet-horón la de arriba. 6Continúa el límite hasta el mar, y hasta Micmetat al norte, y da vuelta hacia el oriente hasta Taanat-silo, y de aquí pasa a Janoa. 7De Janoa desciende a Atarot y a Naarat, y toca Jericó y sale al Jordán. 8Y de Tapúa se vuelve hacia el mar, al arroyo de Caná, y sale al mar. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Efraín por sus familias. 9Hubo también ciudades que se apartaron para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de Manasés, todas ciudades con sus aldeas. 10Pero no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario.
17
1Se echaron también suertes para la tribu de Manasés, porque fue primogénito de José. Maquir, primogénito de Manasés y padre de Galaad, el cual fue hombre de guerra, tuvo Galaad y Basán. 2Se echaron también suertes para los otros hijos de Manasés conforme a sus familias: los hijos de Abiezer, los hijos de Helec, los hijos de Asriel, los hijos de Siquem, los hijos de Hefer y los hijos de Semida; éstos fueron los hijos varones de Manasés hijo de José, por sus familias.
3Pero Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos sino hijas, los nombres de las cuales son estos: Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 4Estas vinieron delante del sacerdote Eleazar y de Josué hijo de Nun, y de los príncipes, y dijeron: Jehová mandó a Moisés que nos diese heredad entre nuestros hermanos. Y él les dio heredad entre los hermanos del padre de ellas, conforme al dicho de Jehová. 5Y le tocaron a Manasés diez partes además de la tierra de Galaad y de Basán que está al otro lado del Jordán, 6porque las hijas de Manasés tuvieron heredad entre sus hijos; y la tierra de Galaad fue de los otros hijos de Manasés.
7Y fue el territorio de Manasés desde Aser hasta Micmetat, que está enfrente de Siquem; y va al sur, hasta los que habitan en Tapúa. 8La tierra de Tapúa fue de Manasés; pero Tapúa misma, que está junto al límite de Manasés, es de los hijos de Efraín. 9Desciende este límite al arroyo de Caná, hacia el sur del arroyo. Estas ciudades de Efraín están entre las ciudades de Manasés; y el límite de Manasés es desde el norte del mismo arroyo, y sus salidas son al mar. 10Efraín al sur, y Manasés al norte, y el mar es su límite; y se encuentra con Aser al norte, y con Isacar al oriente. 11Tuvo también Manasés en Isacar y en Aser a Bet-seán y sus aldeas, a Ibleam y sus aldeas, a los moradores de Dor y sus aldeas, a los moradores de Endor y sus aldeas, a los moradores de Taanac y sus aldeas, y a los moradores de Meguido y sus aldeas; tres provincias. 12Mas los hijos de Manasés no pudieron arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo persistió en habitar en aquella tierra. 13Pero cuando los hijos de Israel fueron lo suficientemente fuertes, hicieron tributario al cananeo, mas no lo arrojaron.
14Y los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora? 15Y Josué les respondió: Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros. 16Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel. 17Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte, 18sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.

Job 28
El hombre en busca de la sabiduría
28
1 Ciertamente la plata tiene sus veneros,
Y el oro lugar donde se refina.
2 El hierro se saca del polvo,
Y de la piedra se funde el cobre.
3 A las tinieblas ponen término,
Y examinan todo a la perfección,
Las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte.
4 Abren minas lejos de lo habitado,
En lugares olvidados, donde el pie no pasa.
Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás hombres.
5 De la tierra nace el pan,
Y debajo de ella está como convertida en fuego.
6 Lugar hay cuyas piedras son zafiro,
Y sus polvos de oro.
7 Senda que nunca la conoció ave,
Ni ojo de buitre la vio;
8 Nunca la pisaron animales fieros,
Ni león pasó por ella.
9 En el pedernal puso su mano,
Y trastornó de raíz los montes.
10 De los peñascos cortó ríos,
Y sus ojos vieron todo lo preciado.
11 Detuvo los ríos en su nacimiento,
E hizo salir a luz lo escondido.
12 Mas ¿dónde se hallará la sabiduría?
¿Dónde está el lugar de la inteligencia?
13 No conoce su valor el hombre,
Ni se halla en la tierra de los vivientes.
14 El abismo dice: No está en mí;
Y el mar dijo: Ni conmigo.
15 No se dará por oro,
Ni su precio será a peso de plata.
16 No puede ser apreciada con oro de Ofir,
Ni con ónice precioso, ni con zafiro.
17 El oro no se le igualará, ni el diamante,
Ni se cambiará por alhajas de oro fino.
18 No se hará mención de coral ni de perlas;
La sabiduría es mejor que las piedras preciosas.
19 No se igualará con ella topacio de Etiopía;
No se podrá apreciar con oro fino.
20 ¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría?
¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
21 Porque encubierta está a los ojos de todo viviente,
Y a toda ave del cielo es oculta.
22 El Abadón y la muerte dijeron:
Su fama hemos oído con nuestros oídos.
23 Dios entiende el camino de ella,
Y conoce su lugar.
24 Porque él mira hasta los fines de la tierra,
Y ve cuanto hay bajo los cielos.
25 Al dar peso al viento,
Y poner las aguas por medida;
26 Cuando él dio ley a la lluvia,
Y camino al relámpago de los truenos,
27 Entonces la veía él, y la manifestaba;
La preparó y la descubrió también.
28 Y dijo al hombre:
He aquí que el temor del Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal, la inteligencia.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué piensas al respecto?