18
de Noviembre
¡Un Mejor
Pacto!
Por
Riqui Ricón*
¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro
Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo
mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva y
recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal
herencia está reservada en el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios
protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en
los últimos tiempos.
(1 P 1.3-5 NVI).
Las lecturas
bíblicas para este día son de las más asombrosas que hay en toda la Biblia. Describen
el Plan Perfecto e Infalible, lleno de Amor, que Dios tiene para ti. Vuelve a
leer los versos que encabezan este breve estudio y medita muy bien en toda su
enseñanza:
1. Por Su
Amor, manifestado en Cristo Jesús, Dios te hizo Nacer de Nuevo. No lo va a
hacer sino que ya lo hizo. Así que, como Jesús se lo aclaró a Nicodemo en el
Evangelio de San Juan capítulo 3, tú ya estás aprobado(a), capacitado(a), para
ver y entrar al Reino de Dios, el cual se establece aquí y ahora, sobre la
tierra.
2. El Reino de
Dios, y la consecuente Vida de Reino, es la herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible (que no se marchita), que YA ESTÁ RESERVADA para ti,
como Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
3. Eres
guardado(a) por el poder de Dios mediante la fe (creerle a Él, creerle a Su
Palabra), con el propósito de alcanzar la salvación, esto es, la Plenitud de Vida
que Dios preparó para que tú la manifiestes en este tiempo, aquí y ahora.
Con razón
la Escritura nos enseña a creer y declarar: ¿Qué, pues, diremos a esto? Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
¡En el Plan de Dios para tu vida no existe la más mínima posibilidad de
fracaso! A través de la fe, de creerle a Dios, creyendo Su Palabra, Naciste de
Nuevo a una naturaleza y herencia que no pueden ser corrompidos pues ahora, a
diferencia de tu nacimiento carnal, no has sido engendrado(a) de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios (Jn 1.13).
… siendo renacidos [NACIDOS DE NUEVO], no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti para que,
por la fe en Jesucristo, fueses hecho Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Ahora bien,
si te das cuenta, el Nuevo Nacimiento no depende de ti, ni de tus esfuerzos por
llevar una mejor vida, ni de nada que tú puedas hacer; Naciste de Nuevo cuando
CREISTE lo que la Biblia dice:
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en
tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús
es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón
se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que
en él creyere, no será avergonzado.
Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es
Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo
(Ro 10.8-13).
Lamentablemente
muchos creyentes piensan que la frase, ser salvo, únicamente significa haber
obtenido su pase de entrada al cielo y eso, sólo si lo cuidan con temor y temblor. O sea
que el regalo que Dios les hizo por medio de la muerte y resurrección de Su
Hijo Jesucristo lo pueden perder en cualquier instante si no lo están cuidando
constantemente.
Este
tremendo error se deriva del hecho de considerar la palabra salvación sólo como
ir al cielo y no lo que realmente significa: plenitud, vida abundante en salud,
prosperidad y victoria; una vida llena de amor, gozo y paz. Esto es lo que
Jesucristo REALMENTE hizo por nosotros cuando declaro consumado es y entregó Su
espíritu en esa cruz.
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre,
dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19.30).
Dios no iba
a entregar la Vida de Su Hijo Jesús por Amor para luego poner semejante regalo
en manos de seres humanos que, aunque perdonados, conservan su naturaleza corrompida
en delitos y pecados. ¡No, nada de eso! Él decidió ya no dar una oportunidad
más a la naturaleza humana que tantas veces le había fallado en el Antiguo Pacto;
ahora Dios cumpliría en ti lo que había prometido: un NUEVO PACTO, una forma
totalmente diferente de conducir nuestra relación con Él.
He
aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus
padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa
de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Nuevamente,
con razón dice la Biblia que Jesucristo es fiador y mediador del nuevo pacto,
de un mejor pacto establecido sobre mejores promesas.
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis
limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os
limpiaré. Os daré corazón
nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis
mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que
di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por
Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo
multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré asimismo el fruto
de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio
de hambre entre las naciones
(Ez 36.25-30).
¡Esto
significa salvación! ¡Esto es el NUEVO PACTO! No un regalo de Dios que puedes
perder en cualquier momento, sino un Plan Perfecto de Amor que incluye ser
dotado de una naturaleza TOTALMENTE NUEVA. Una Nueva Naturaleza que ya no está
vendida al pecado, sino que es una Nueva Naturaleza llena de fe: La naturaleza
de un(a) Hija(o) de Dios NACIDA(O) DE NUEVO.
Esto significa
que, ahora, has sido creado(a) por Dios TOTALMENTE NUEVO(A) en una naturaleza
que YA NO PUEDE fracasar más, pues, en Verdad, por medio de la fe, de creerle a
Dios, creyendo Su Palabra, tú tienes la mismísima naturaleza de Dios.
Y, debido a su gloria y excelencia,
nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas
promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen
de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos (2 P
1.4NTV).
En esto se ha perfeccionado el
amor en nosotros, para que
tengamos confianza en el día del juicio; pues
como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).
No es lo
mismo luchar continuamente contra la carne tratando de agradar a Dios, gastando
días en batallas con efímeras victorias y constantes derrotas, que, por la fe,
por créele a Dios, creyendo Su Palabra, CREER QUE ERES la persona que Dios dice
en Su Palabra, la Biblia, que ahora TÚ ERES y, por lo tanto, simplemente te
despojas del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos.
En otro tiempo nosotros también éramos
necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda
clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y
nos odiábamos unos a otros. Pero:
«Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, él nos salvó, no
por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia.
Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva
por medio del Espíritu Santo. Él derramó su Espíritu sobre nosotros en
abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por su gracia él nos
declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna» (Ti 3.3-7
NTV).
¿Cómo haces
esto? Renovándote en el espíritu de tu mente a través de la lectura y
meditación de la Palabra de Dios, lo cual produce fe para que te vistas del
nuevo hombre (que ahora eres tú), creado según Dios en justicia y santidad de
la verdad.
¡Aquí sí
hay victoria permanente! ¡En esto hay libertad!
Así es, mi
amado(a), ¡esta es la Vida Nueva del Nuevo Pacto!
Oremos:
Amado Padre
celestial, eres asombroso. Me maravillo tanto de Tu Amor y de lo perfecto que
es Tu Plan de salvación y redención de mi vida. Gracias, Señor Jesús, pues Tú
lo hiciste real para mí y lo pusiste a mi alcance con sólo creer, creer Tu
Palabra que significa creerte a Ti. ¡Yo te creo Señor! ¡Creo en Tu sacrificio
de Amor! ¡Creo en Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por amor a
mí! ¡Creo que en la cruz pagaste absolutamente TODOS mis pecados y, por lo
tanto, YO ya no tengo que pagar! ¡Creo en tu resurrección! ¡Creo que, Tú,
Jesús, eres el Señor, mi Rey y Salvador! ¡Recibo Tu Amor! ¡Recibo la Vida
Eterna, la Vida Nueva, que compraste para mí al morir en la cruz y resucitar de
entre los muertos! ¡Porque Tú vives, yo vivo! Gracias a Ti, Jesucristo, tengo
Vida Eterna, Vida Nueva, Vida plena y abundante. ¡Este es mi derecho! No lo
era, pero ahora sí lo es. De acuerdo a Tu palabra ahora yo soy como Tú, Señor
Jesús. Así que resisto todo espíritu de temor y de duda. Echo fuera de mi vida
la enfermedad, pobreza, escasez, tristeza, dolor, amargura, resentimiento y
depresión. Por la Sangre del Nuevo Pacto, recibo lo que es mío: Salud,
Prosperidad, Gozo, Paz y Amor. Yo soy, por el Nuevo Pacto en la Sangre de
Jesús, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y estoy vivo(a) para vivir una
Vida Eterna, plena y abundante. Así que, creo y declaro que ante todo problema,
enfermedad o aflicción, yo, __________ (tu nombre aquí), soy más que
vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece! Caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mí
no llegará, pues aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal
alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Y aunque mi padre y mi madre me
dejaren, con todo, Tú, mi Dios, me levantarás. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 18 1 P 1 / Jer 31-32
/ Sal 134
1
Pedro 1
Salutación
1
1Pedro, apóstol
de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia,
Capadocia, Asia y Bitinia, 2elegidos según la presciencia de Dios
Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre
de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
Una esperanza viva
3Bendito el Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo
renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos, 4para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5que sois
guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que
está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 6En lo
cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario,
tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que sometida
a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero
se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo, 8a quien amáis sin haberle visto, en quien
creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
9obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
10Los profetas
que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente
indagaron acerca de esta salvación, 11escudriñando qué persona y
qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual
anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían
tras ellos. 12A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino
para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que
os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en
las cuales anhelan mirar los ángeles.
Llamamiento a una vida santa
13Por tanto,
ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo
en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14como
hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
vuestra ignorancia; 15sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16porque
escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 17Y
si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra
de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
18sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la
cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o
plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero
sin mancha y sin contaminación, 20ya destinado desde antes de la
fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de
vosotros, 21y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó
de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en
Dios.
22Habiendo
purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro; 23siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino
de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
24Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
25 Mas la palabra del Señor permanece para
siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha
sido anunciada.
Jeremías
31-32
31
1En aquel tiempo,
dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán
a mí por pueblo.
2Así ha dicho
Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando
Israel iba en busca de reposo. 3Jehová se manifestó a mí hace ya
mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi
misericordia. 4Aún te edificaré, y serás edificada, oh virgen de
Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas.
5Aún plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que
plantan, y disfrutarán de ellas. 6Porque habrá día en que clamarán
los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová
nuestro Dios.
7Porque así ha
dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la
cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo,
el remanente de Israel. 8He aquí yo los hago volver de la tierra
del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y
cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran
compañía volverán acá. 9Irán con lloro, mas con misericordia los
haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en
el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi
primogénito.
10Oíd palabra de
Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El
que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.
11Porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que
él. 12Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán
al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de
las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor.
13Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos
juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su
dolor. 14Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi
pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová.
15Así ha dicho
Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus
hijos,
y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.
16Así ha dicho
Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario
hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. 17Esperanza
hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia
tierra. 18Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me
azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré
convertido, porque tú eres Jehová mi Dios. 19Porque después que me
aparté tuve arrepentimiento, y después que reconocí mi falta, herí mi muslo; me
avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud. 20¿No
es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde
que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se
conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.
21Establécete
señales, ponte majanos altos, nota atentamente la calzada; vuélvete por el
camino por donde fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades.
22¿Hasta cuándo andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará
una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón.
23Así ha dicho
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún dirán esta palabra en la tierra de
Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver sus cautivos: Jehová te bendiga,
oh morada de justicia, oh monte santo. 24Y habitará allí Judá, y
también en todas sus ciudades labradores, y los que van con rebaño. 25Porque
satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida.
26En esto me
desperté, y vi, y mi sueño me fue agradable.
El nuevo pacto
27He aquí vienen
días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de
simiente de hombre y de simiente de animal. 28Y así como tuve
cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir,
tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová. 29En
aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes
de los hijos tienen la dentera, 30sino que cada
cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las
uvas agrias, tendrán la dentera.
31He aquí que
vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la
casa de Israel y con la casa de Judá. 32No como el pacto que hice
con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice
Jehová. 33Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré
en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán
por pueblo. 34Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a
su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
35Así ha dicho
Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas
para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los
ejércitos es su nombre: 36Si faltaren estas leyes delante de mí,
dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación
delante de mí eternamente.
37Así ha dicho
Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los
fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel
por todo lo que hicieron, dice Jehová.
38He aquí que
vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la
torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo. 39Y saldrá más allá
el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a
Goa. 40Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y
todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de
los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida
más para siempre.
Jeremías compra la heredad de Hanameel
32
1Palabra de
Jehová que vino a Jeremías, el año décimo de Sedequías rey de
Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor. 2Entonces el
ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías
estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá.
3Porque Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por qué
profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en
mano del rey de Babilonia, y la tomará; 4y Sedequías rey de Judá
no escapará de la mano de los caldeos, sino que de cierto será entregado en
mano del rey de Babilonia, y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán sus
ojos, 5y hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá estará hasta
que yo le visite; y si peleareis contra los caldeos, no os irá bien, dice
Jehová?
6Dijo Jeremías:
Palabra de Jehová vino a mí, diciendo: 7He aquí que Hanameel hijo
de Salum tu tío viene a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot;
porque tú tienes derecho a ella para comprarla. 8Y vino a mí
Hanameel hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la
cárcel, y me dijo: Compra ahora mi heredad, que está en Anatot en tierra de
Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y a ti corresponde el
rescate; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová.
9Y compré la
heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el
dinero; diecisiete siclos de plata. 10Y escribí la carta y la
sellé, y la hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza. 11Tomé
luego la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia
abierta. 12Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de
Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que
habían suscrito la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en
el patio de la cárcel. 13Y di orden a Baruc delante de ellos,
diciendo: 14Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
Toma estas cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y ponlas
en una vasija de barro, para que se conserven muchos días.
15Porque así ha
dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún se comprarán casas,
heredades y viñas en esta tierra. 16Y después que di la carta de
venta a Baruc hijo de Nerías, oré a Jehová, diciendo: 17¡Oh Señor
Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu
brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti; 18que haces
misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos
después de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre;
19grande en consejo, y magnífico en hechos; porque tus ojos están
abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada
uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras. 20Tú hiciste
señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, y entre
los hombres; y te has hecho nombre, como se ve en el día de hoy. 21Y
sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con
mano fuerte y brazo extendido, y con terror grande; 22y les diste
esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se la darías, la tierra que
fluye leche y miel; 23y entraron, y la disfrutaron; pero no oyeron
tu voz, ni anduvieron en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer;
por tanto, has hecho venir sobre ellos todo este mal. 24He aquí
que con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser
entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada,
del hambre y de la pestilencia; ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y
he aquí lo estás viendo. 25¡Oh Señor Jehová! ¿y tú me has dicho:
Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada
en manos de los caldeos?
26Y vino palabra
de Jehová a Jeremías, diciendo: 27He aquí que yo soy Jehová, Dios
de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? 28Por tanto,
así ha dicho Jehová: He aquí voy a entregar esta ciudad en mano de los caldeos,
y en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la tomará.
29Y vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, y la pondrán a fuego y
la quemarán, asimismo las casas sobre cuyas azoteas ofrecieron incienso a Baal
y derramaron libaciones a dioses ajenos, para provocarme a ira. 30Porque
los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo delante de
mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que
provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehová. 31De tal
manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta ciudad desde el día
que la edificaron hasta hoy, para que la haga quitar de mi presencia, 32por
toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho
para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,
y los varones de Judá y los moradores de Jerusalén. 33Y me
volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba desde temprano y sin
cesar, no escucharon para recibir corrección. 34Antes pusieron sus
abominaciones en la casa en la cual es invocado mi nombre, contaminándola. 35Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del
hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus
hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al
pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judá.
36Y con todo,
ahora así dice Jehová Dios de Israel a esta ciudad, de la cual decís vosotros:
Entregada será en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre y a
pestilencia: 37He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a
las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los
haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente; 38y me
serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. 39Y les daré un
corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien
ellos, y sus hijos después de ellos. 40Y haré con ellos pacto
eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón
de ellos, para que no se aparten de mí. 41Y me alegraré con ellos
haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y
de toda mi alma.
42Porque así ha
dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre
ellos todo el bien que acerca de ellos hablo. 43Y poseerán heredad
en esta tierra de la cual vosotros decís: Está desierta, sin hombres y sin
animales, es entregada en manos de los caldeos. 44Heredades
comprarán por dinero, y harán escritura y la sellarán y pondrán testigos, en
tierra de Benjamín y en los contornos de Jerusalén, y en las ciudades de Judá;
y en las ciudades de las montañas, y en las ciudades de la Sefela, y en las
ciudades del Neguev; porque yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová.
SALMO 134
Exhortación a los guardas del
templo
Cántico gradual.
1 Mirad,
bendecid a Jehová,
Vosotros
todos los siervos de Jehová,
Los que en
la casa de Jehová estáis por las noches.
2 Alzad
vuestras manos al santuario,
Y bendecid a Jehová.
3 Desde Sion
te bendiga Jehová,
El cual ha
hecho los cielos y la tierra.
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