1
de Diciembre
¡Dios se
deleita en ti!
Por
Riqui Ricón*
El SEÑOR no se deleita en los bríos
del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, sino que se complace en
los que le temen, en los que confían en su gran amor (Sal 147.10-11 NVI).
¿Sabías que
a Dios se le puede complacer, que se le puede agradar? Antiguamente pensaban
que a Dios le complacían la sangre de los sacrificios y las ofrendas quemadas.
Hoy en día, aún hay personas que piensan que haciendo algún tipo de sacrificio,
en su economía o en sus personas u ofreciendo el sufrimiento que produce alguna
tragedia o enfermedad, pueden, de esa forma, agradar a Dios.
¡Nada más
lejano a la Verdad que eso! Cuando el rey Saúl pretendió agradar a Dios con sus
sacrificios en lugar de obedecer Su Palabra, sólo recibió el rechazo y la
destitución de su cargo.
Y
Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en
que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que
los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque
como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la
obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha
desechado para que no seas rey
(1 S 15.22-23).
Dios no se
deleita en la fuerza del caballo ni se complace en la agilidad del hombre, ni
siquiera es la alabanza y la adoración lo que realmente le agrada (como si Él,
el todopoderoso, tuviera la necesidad de ser adorado por sus criaturas).
La biblia,
que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña claramente que solamente una
cosa complace a Dios:
Lo
que más me alegra es oír que mis hijos vivan de acuerdo a la verdad (3 Jn 4 PDT).
La fe es
creerle a Dios, creerle a Su Palabra, y cuando Dios escucha que tú caminas en
la Verdad, la cual es Su Palabra, la Biblia, entonces Él se goza con tu fe.
Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así es, mi
amado(a), es tu fe lo que complace y deleita a tu Padre celestial. Es cuando le
crees a Él, creyendo Su Palabra, que Dios se agrada de ti. Sólo cuando tú
decides creer que eres la persona quien Él dice en la Biblia que ahora tú eres, Su Hijo(a) amado(a), entonces comienzas
a complacer y deleitar a Dios.
Cuando
gracias a tu fe (creer lo que dice Su Palabra) comienzas a vivir esa vida plena
y abundante que Dios planeó para ti, entonces puedes estar seguro(a) de estar
complaciendo y deleitando a Dios.
Pon mucha
atención, pues por más victorioso(a) que tú puedas salir de las aflicciones,
Dios no se deleita al verte sumergido(a) en problemas o enfermedades, esperando
a ver si los puedes resolver. ¿Qué clase de Padre sería Él? ¡No! Dios se
deleita al mirarte encarar la vida con amor, gozo y paz. Dios se deleita cuando
tú tienes la certeza de ser un(a) Hijo(a) amado(a), capaz de salir más que
vencedor(a) en todas las cosas.
En fin,
Dios se deleita al notar que has creído Su Palabra y vives en ella.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios se
deleita cuando tú realmente crees que Él te ama tanto que prefirió entregar a
Su propio Hijo antes que perderte a ti.
No es algo
que tú tengas o que puedas hacer lo que agrada a Dios, sino lo que tú ahora eres
en Cristo Jesús.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Cuando,
para hacer frente a los retos que la vida te presenta, tú pones en tu boca,
mente y corazón la Palabra de Dios y lleno(a) de fe (con toda certeza) declaras:
todo lo puedo en Cristo que me fortalece; en todo problema, enfermedad o
aflicción yo soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo
Jesús; soy de Dios y ya he vencido porque mayor es el que está en mí que el que
está en el mundo; si Dios es conmigo ¿quién contra mí? Etc., Así manifiestas tu
identidad de Hijo(a) del Rey y ¡Entonces es que Dios se deleita en ti!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, quiero decirte este día que creo y recibo todo lo
que hiciste conmigo por Amor a mí. Quiero que te deleites con mi fe. Yo te
creo, creo a Tu Palabra, la Biblia, y he decidido vivir agradándote, mi Dios.
Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador. Todo lo que ahora soy, lo soy gracias
a Ti. Por Tu Sangre he sido justificado(a); en Tu muerte Dios, mi Padre, me ha
perdonado y por Tu resurrección me has dado Vida Eterna. ¡Por la Ley del
Espíritu de Vida en Cristo Jesús me has hecho libre de la ley del pecado y de
la muerte! Ahora, ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente
corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive
y permanece para siempre! Así que, con toda autoridad y para agradarte a Ti, mi
Dios, resisto al espíritu de temor y duda, echo fuera de mi
vida la enfermedad, pobreza, tristeza y depresión. Recibo mi salud,
prosperidad, libertad y gozo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey de reyes y Señor de señores! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 1 Gal 5.1-15 / Lam 5 / Sal 147
Gálatas
5.1-15
Estad firmes en la libertad
5
1Estad, pues,
firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez
sujetos al yugo de esclavitud. 2He aquí, yo Pablo os digo que si
os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3Y otra vez
testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la
ley. 4De Cristo os desligasteis, los que por la ley os
justificáis; de la gracia habéis caído. 5Pues nosotros por el
Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; 6porque en
Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que
obra por el amor. 7Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para
no obedecer a la verdad? 8Esta persuasión no procede de aquel que
os llama. 9Un poco de levadura leuda toda la masa.
10Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro
modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.
11Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco
persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. 12¡Ojalá
se mutilasen los que os perturban!
13Porque
vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la
libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los
otros. 14Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. 15Pero si os
mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a
otros.
Lamentaciones
5
Oración del pueblo afligido
5
1 Acuérdate,
oh Jehová, de lo que nos ha sucedido;
Mira, y ve
nuestro oprobio.
2 Nuestra
heredad ha pasado a extraños,
Nuestras
casas a forasteros.
3 Huérfanos
somos sin padre;
Nuestras
madres son como viudas.
4 Nuestra
agua bebemos por dinero;
Compramos
nuestra leña por precio.
5 Padecemos
persecución sobre nosotros;
Nos
fatigamos, y no hay para nosotros reposo.
6 Al egipcio
y al asirio extendimos la mano, para saciarnos de pan.
7 Nuestros
padres pecaron, y han muerto;
Y nosotros
llevamos su castigo.
8 Siervos se
enseñorearon de nosotros;
No hubo
quien nos librase de su mano.
9 Con peligro
de nuestras vidas traíamos nuestro pan
Ante la
espada del desierto.
10 Nuestra
piel se ennegreció como un horno
A causa del
ardor del hambre.
11 Violaron a
las mujeres en Sion,
A las
vírgenes en las ciudades de Judá.
12 A los
príncipes colgaron de las manos;
No
respetaron el rostro de los viejos.
13 Llevaron a
los jóvenes a moler,
Y los
muchachos desfallecieron bajo el peso de la leña.
14 Los
ancianos no se ven más en la puerta,
Los jóvenes
dejaron sus canciones.
15 Cesó el
gozo de nuestro corazón;
Nuestra
danza se cambió en luto.
16 Cayó la
corona de nuestra cabeza;
¡Ay ahora de
nosotros! porque pecamos.
17 Por esto
fue entristecido nuestro corazón,
Por esto se
entenebrecieron nuestros ojos,
18 Por el
monte de Sion que está asolado;
Zorras andan
por él.
19 Mas tú,
Jehová, permanecerás para siempre;
Tu trono de
generación en generación.
20 ¿Por qué te
olvidas completamente de nosotros,
Y nos
abandonas tan largo tiempo?
21 Vuélvenos,
oh Jehová, a ti, y nos volveremos;
Renueva
nuestros días como al principio.
22 Porque nos
has desechado;
Te has
airado contra nosotros en gran manera.
SALMO 147
Alabanza por el favor de Dios hacia Jerusalén
1 Alabad a
JAH,
Porque es
bueno cantar salmos a nuestro Dios;
Porque suave
y hermosa es la alabanza.
2 Jehová
edifica a Jerusalén;
A los
desterrados de Israel recogerá.
3 El sana a
los quebrantados de corazón,
Y venda sus
heridas.
4 El cuenta
el número de las estrellas;
A todas
ellas llama por sus nombres.
5 Grande es
el Señor nuestro, y de mucho poder;
Y su
entendimiento es infinito.
6 Jehová
exalta a los humildes,
Y humilla a los impíos hasta
la tierra.
7 Cantad a
Jehová con alabanza,
Cantad con
arpa a nuestro Dios.
8 El es quien
cubre de nubes los cielos,
El que
prepara la lluvia para la tierra,
El que hace
a los montes producir hierba.
9 El da a la
bestia su mantenimiento,
Y a los
hijos de los cuervos que claman.
10 No se
deleita en la fuerza del caballo,
Ni se
complace en la agilidad del hombre.
11 Se complace
Jehová en los que le temen,
Y en los que esperan en su
misericordia.
12 Alaba a
Jehová, Jerusalén;
Alaba a tu
Dios, oh Sion.
13 Porque
fortificó los cerrojos de tus puertas;
Bendijo a
tus hijos dentro de ti.
14 El da en tu
territorio la paz;
Te hará
saciar con lo mejor del trigo.
15 El envía su
palabra a la tierra;
Velozmente
corre su palabra.
16 Da la nieve
como lana,
Y derrama la
escarcha como ceniza.
17 Echa su
hielo como pedazos;
Ante su frío,
¿quién resistirá?
18 Enviará su
palabra, y los derretirá;
Soplará su
viento, y fluirán las aguas.
19 Ha
manifestado sus palabras a Jacob,
Sus
estatutos y sus juicios a Israel.
20 No ha hecho
así con ninguna otra de las naciones;
Y en cuanto
a sus juicios, no los conocieron.
Aleluya.
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