14
de Noviembre
¡Créele a
Dios y actúa!
Por
Riqui Ricón*
Porque
como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta (Sgo 2.26).
El espíritu
de la fe es la acción. De la misma forma que tú, quien eres espíritu, le das
vida a tu cuerpo, lo que le da vida a tu fe es actuar. Y ya que la fe es
creerle a Dios, creyendo Su Palabra, entonces lo que le da vida a tu fe es
actuar conforme a lo que la Palabra de Dios dice.
¡La fe verdadera
no es pasiva sino activa!
¿Cómo
activas tu fe? Pasando del mero creer en Dios a creerle a Dios, que no es lo
mismo. La Escritura enseña que los demonios creen en Dios y tiemblan, pero la
verdad es que creen que Él existe más no creen lo que Él dice, de lo contrario hace
tiempo que se hubiesen arrepentido. Los demonios piensan que se van a salir con
la suya y por más que te escuchen declarar que ya han sido vencidos, ellos no
lo creen así.
Así que,
aunque te suene extraño, creer en Dios no es la gran cosa, apenas y te coloca
al nivel de los demonios. Lo realmente importante y valioso es creerle a Dios,
creerle a Su Palabra para así actuar en consecuencia.
Por
ejemplo, si la Biblia dice que Él no te ha dejado ni te dejará (Sal 27.10 Sal
23.4), entonces créele, confiésalo y no permitas que ningún sentimiento de
soledad ni de depresión o derrota entre a tu corazón.
Aunque
mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
Aunque
ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).
La Biblia,
que es la Palabra de Dios, y no miente, declara que tú eres más que vencedor(a)
y que todo lo puedes; entonces, no permitas que ningún pensamiento ni palabras
de fracaso, o de derrota vengan a tu mente, ni a tu boca; ¡al contrario! Levántate
y declara la verdad de la Palabra sobre tus sentimientos y emociones: ¡En cualquier circunstancia que me encuentre
soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡TODO lo
puedo en Cristo que me fortalece!
Puedo enfrentar cualquier situación
porque Cristo me da el poder para hacerlo (Fil 4.13
PDT).
Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
Así que, lo
primero siempre será créele a Dios, creyendo Su Palabra; después, declara la
Verdad sobre tus circunstancias, cualquieras que estas sean, y, tercero,
comienza actuar de acuerdo a lo que estás confesando. Si estás declarando tu
sanidad y ya has dejado de hablar de lo mal que dicen los médicos que estás y
lo mal que te sientes, entonces, mantén tu confesión, levántate de esa cama y
reanuda tus actividades.
Fe no es
orar y esperar, fe es orar y actuar.
Porque
¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo
atento a su palabra, y la oyó?... Pero si ellos hubieran estado en mi secreto,
habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal
camino, y de la maldad de sus obras
(Jer 23.18, 22).
Aún la
oración, que es el estar en lo secreto en comunión con Dios, tiene que dar como
resultado el actuar de tu fe para establecer el Reino de Dios en esta tierra y que
lleves la Bendición a las demás personas.
Activa tu
fe, tú eres ese(a) Hijo(a), Nacido(a) de Nuevo, que Dios está necesitando en
este tiempo. Por lo tanto, métete a la oración, lee y medita la Biblia todos
los días, créele a Dios y sal para ser y vivir la bendición que tú ahora eres para todos
los demás.
No des
lugar a la depresión, ni al desánimo, ni a ningún otro sentimiento engañoso que
Satanás quiera sembrar en tu mente y corazón con pensamientos y emociones como:
nada cambia, todo sigue igual, soy un(a) fracasado(a), estoy derrotado(a), lo
eché a perder todo y ya nada se puede hacer, o los demás tienen la culpa, son
unos egoístas, etc.
¡Nada de
eso! ¡Tú eres la persona que Dios dice en Su Palabra que eres! ¡Ni más, ni
menos!
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Otro punto
muy importante para activar tu fe es recordar siempre que Dios te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Dios dice
en Su Palabra que te ama tanto que ahora, después de haber pagado todos tus
pecados con la vida de Su Hijo, Jesús, te ha otorgado la Vida Eterna, una Vida
TOTALMENTE Nueva, para así llamarte Hijo(a) Suyo(a).
¡Asombroso!
Practiquen el dominio propio y
manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a
quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe
(1 P 5.8-9a NVI).
Así que, no
permitas que tu adversario, el diablo, como león rugiente, te lleve a pensar,
sentir y a creer algo diferente. Activa tu fe con la Palabra de Dios y
desarticula cada una de las mentiras que Satanás te lance; utiliza la Biblia
para recordarle quien AHORA eres tú en Cristo Jesús.
Recuerda,
¡has sido destinado(a), por Dios, para vencer en toda circunstancia!
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, hoy quiero agradecerte por el gran regalo de Amor que me diste en Tu
Hijo Jesús. Por Ti, Jesús, yo he recibido la justificación, el perdón de todos
mis pecados, la santificación y la
perfección con lo cual me has hecho Nueva creatura. No soy ningún(a) perdido(a),
ni fracasado(a), ni abandonado(a). Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
y no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tú
Palabra, Señor, que vive y permanece para siempre. Hoy me dispongo, con Tu
ayuda Espíritu Santo, a creer y vivir actuando en esta Verdad. ¡Tu Palabra, la
Biblia, es la Verdad! Gracias, Jesús, ahora sé que nada, ni nadie en este mundo
me pueden derrotar. Resisto a la enfermedad, la pobreza, la derrota y al
desánimo. Me declaro sano(a), libre y próspero(a) para vivir esa vida plena y
abundante que Tú, mi amado Jesucristo, compraste para mí.
Así
que, yo, ___________ (tu nombre aquí), activo mi fe y declaro que Dios no
miente y Su Palabra ha de cumplirse plena y cabalmente en mi vida. ¡Dios me
ama! ¡Tengo Vida Eterna! Soy heredero(a) de Dios y coheredero juntamente con
Cristo. Ahora lo sé y lo creo: aunque ande en valle de sombra y de muerte no
voy a temer mal alguno porque Dios está conmigo; Dios, Tú me libras del lazo
del cazador y de la peste destructora; no me sobrevendrá mal ni plaga tocará mi
morada; Tú suplirás todo lo que me falta conforme a tus riquezas en gloria;
todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece. Por lo tanto, resisto al
espíritu de engaño, mentira y temor. Soy un(a) Hijo(a) amado(a) del Dios vivo y
verdadero. Fui comprado(a) a precio de Sangre. ¡Nada ni nadie me pueden vencer!
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a)
del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 14 Sgo 2 / Jer 23-24
/ Sal 130
Santiago
2
Amonestación contra la parcialidad
2
1Hermanos míos,
que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de
personas. 2Porque si en vuestra congregación entra un hombre con
anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido
andrajoso, 3y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y
le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en
pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; 4¿no hacéis distinciones
entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? 5Hermanos
míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean
ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 6Pero
vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos
los mismos que os arrastran a los tribunales? 7¿No blasfeman ellos
el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?
8Si en verdad
cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo, bien hacéis; 9pero si hacéis acepción de personas, cometéis
pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. 10Porque
cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace
culpable de todos. 11Porque el que dijo: No cometerás adulterio,
también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes
adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. 12Así
hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la
libertad. 13Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que
no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
La fe sin obras es muerta
14Hermanos míos,
¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle? 15Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen
necesidad del mantenimiento de cada día, 16y alguno de vosotros
les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son
necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17Así también la fe,
si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18Pero alguno
dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te
mostraré mi fe por mis obras. 19Tú crees que Dios es uno; bien
haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20¿Mas quieres
saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21¿No fue
justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac
sobre el altar? 22¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23Y
se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por
justicia,
y fue llamado amigo de Dios. 24Vosotros veis,
pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
25Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras,
cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
26Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin
obras está muerta.
Jeremías
23-24
Regreso del remanente
23
1¡Ay de los
pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová.
2Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que
apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y
no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice
Jehová. 3Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas
las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se
multiplicarán. 4Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten;
y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová.
5He aquí que
vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará
como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. 6En
sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con
el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.
7Por tanto, he
aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo
subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, 8sino: Vive
Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra
del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su
tierra.
Denunciación de los falsos profetas
9A causa de los
profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan;
estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y
delante de sus santas palabras. 10Porque la tierra está llena de
adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del
desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta.
11Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa
hallé su maldad, dice Jehová. 12Por tanto, su camino será como
resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré
mal sobre ellos en el año de su castigo, dice Jehová. 13En los
profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e
hicieron errar a mi pueblo de Israel. 14Y en los profetas de
Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y
fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su
maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus
moradores como Gomorra. 15Por tanto, así ha dicho Jehová de los
ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y
les haré beber agua de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la
hipocresía sobre toda la tierra.
16Así ha dicho
Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os
profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio
corazón, no de la boca de Jehová. 17Dicen atrevidamente a los que
me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la
obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.
18Porque ¿quién
estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a
su palabra, y la oyó? 19He aquí que la tempestad de Jehová saldrá
con furor; y la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los
malos. 20No se apartará el furor de Jehová hasta que lo haya
hecho, y hasta que haya cumplido los pensamientos de su corazón; en los
postreros días lo entenderéis cumplidamente.
21No envié yo
aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos
profetizaban. 22Pero si ellos hubieran estado en mi secreto,
habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal
camino, y de la maldad de sus obras.
23¿Soy yo Dios de
cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? 24¿Se
ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo,
dice Jehová, el cielo y la tierra? 25Yo he oído lo que aquellos
profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.
26¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan
mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? 27¿No piensan
cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno
cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por
Baal? 28El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel
a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la
paja con el trigo? dice Jehová. 29¿No es mi palabra como fuego,
dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? 30Por tanto,
he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras
cada uno de su más cercano. 31Dice Jehová: He aquí que yo estoy
contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 32He
aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los
cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no
los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová.
33Y cuando te
preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la
profecía de Jehová? les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré, ha dicho
Jehová. 34Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere:
Profecía de Jehová, yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.
35Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué ha
respondido Jehová, y qué habló Jehová? 36Y nunca más os vendrá a
la memoria decir: Profecía de Jehová; porque la palabra de cada uno le será por
profecía; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Jehová de los
ejércitos, Dios nuestro. 37Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió
Jehová, y qué habló Jehová? 38Mas si dijereis: Profecía de Jehová;
por eso Jehová dice así: Porque dijisteis esta palabra, Profecía de Jehová,
habiendo yo enviado a deciros: No digáis: Profecía de Jehová, 39por
tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y arrancaré de mi presencia a
vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres; 40y
pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y eterna confusión que nunca borrará el
olvido.
La señal de los higos buenos y malos
24
1Después de haber
transportado Nabucodonosor rey de Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de
Judá, a los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén, y
haberlos llevado a Babilonia, me mostró Jehová dos cestas
de higos puestas delante del templo de Jehová. 2Una cesta tenía
higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de
malos no se podían comer. 3Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú,
Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de
malos no se pueden comer.
4Y vino a mí
palabra de Jehová, diciendo: 5Así ha dicho Jehová Dios de Israel:
Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales
eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. 6Porque
pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los
edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. 7Y
les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo,
y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón.
8Y como los higos
malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías
rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra,
y a los que moran en la tierra de Egipto. 9Y los daré por escarnio
y por mal a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán
y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje. 10Y
enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados
de la tierra que les di a ellos y a sus padres.
SALMO 130
Esperanza en que Jehová dará
redención
Cántico gradual.
1 De lo
profundo, oh Jehová, a ti clamo.
2 Señor, oye
mi voz;
Estén
atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.
3 JAH, si
mirares a los pecados,
¿Quién, oh
Señor, podrá mantenerse?
4 Pero en ti
hay perdón,
Para que seas reverenciado.
5 Esperé yo a
Jehová, esperó mi alma;
En su
palabra he esperado.
6 Mi alma
espera a Jehová
Más que los
centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la
mañana.
7 Espere
Israel a Jehová,
Porque en
Jehová hay misericordia,
Y abundante
redención con él;
8 Y él
redimirá a Israel
De todos sus
pecados.
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