4
de Noviembre
¡El mejor
Padre del mundo!
Por
Riqui Ricón*
A Jehová clamé estando en angustia, Y él me
respondió (Sal.120.1).
No existe nada mejor en este mundo que saber que en cualquier momento y
bajo cualquier circunstancia, siempre puedes contar con el apoyo y la ayuda de
tu Padre celestial.
¡No estás solo(a)! ¡Él no te ha dejado ni te dejará jamás! Te lo ha
prometido y lo ha puesto por escrito al darte Su Palabra:
Clama a
mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces
(Jer 33.3).
Pedid, y
se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá (Mat 7.7-8).
El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).
¿Te das cuenta? La Voluntad de Dios es ayudarte. Su deseo es que le
pidas para Él responderte y darte todas las cosas.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Él te ama tanto que entregó a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados
y, así, no perderte a ti.
Así que
acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí
recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando
más la necesitemos (He 4.16 NTV).
Por lo que Jesús hizo en la cruz, puedes acercarte confiadamente al
trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro.
Yo
preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica
heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de
en pos de mí (Jer 3.19).
Dios estableció en Su Palabra, la Biblia, que tú le llamarías, Padre mío
y que ya no te apartarías más de Él. Dios lo dijo con Su boca y lo ejecutó con
Su Poder, pues ahora, en Cristo Jesús, tú has sido constituido(a) Hijo(a) del
Dios Altísimo y Él siempre estará disponible para ti.
Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según
nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad (Efe 1.3-5).
Pon mucha atención porque en Cristo Jesús, tú ya has sido bendecido(a)
con toda bendición espiritual. No es que serás bendecido(a) algún día o bajo
determinadas circunstancias, sino que YA ERES bendecido(a) por Dios.
De igual forma, tú has sido escogido(a) por Dios antes de la fundación
del mundo PARA que seas santo(a) y sin mancha por medio de Jesucristo. ¿Te lo
puedes imaginar? ¡Claro! ¡Él es Dios! Y no hay nada imposible para Dios.
Él siempre lo planeó así y ni Satanás, ni sus demonios, ni la muerte, ni
el pecado pudieron evitar que Él te llamara Hijo(a) Suyo(a) desde antes de la
fundación del mundo.
¡Todo por Amor a ti!
Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él
(2 Cor 5.21).
Quizás no lo sabías, pero cuando aceptaste a Jesús como Señor y
Salvador, TODOS tus pecados fueron pagados, por lo que fuiste declarado(a)
justo(a) delante de Dios y, en ese momento, fuiste apartado(a), santificado(a),
para recibir la Vida Eterna, y fue entonces que, al recibir esa Nueva Naturaleza
que sólo la Palabra de Dios puede otorgar, Naciste de Nuevo como un(a) Hijo(a)
de Dios.
Miren lo grande que es el amor que el
Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos
de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos
conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).
Ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no es una mera frase con
tintes religiosos. ¡Es la Verdad! De hecho, este fue el propósito por el cual
Jesucristo vino a la tierra, para justificarte, limpiándote de todos tus
pecados y darte la Vida Eterna para, así, poder hacer de ti ese(a) Hijo(a) que
Él siempre soñó.
Cristo Jesús es lo mejor que te pudo haber sucedido en este mundo.
¿Qué
hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O
si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).
Si esto sucede con los padres terrenales, cuanto
más y mejor sucederá contigo ya que, ¡Tú eres Hijo(a) del mejor de los Padres!
Así
que, si te das cuenta, sin importar como se encuentre hoy tu vida, puedes vivir
una Vida Plena y Abundante. ¡Puedes clamar a Dios y Él te ha de responder! Puedes
hacer frente a cualquier circunstancia sabiendo que Dios, tu Padre, el
Todopoderoso, está contigo. Y si Dios es contigo, ¿quién contra ti?
Oremos
en voz audible:
Amado
Padre celestial, entre más leo y medito en Tu Palabra más me doy cuenta de la
Verdad; me doy cuenta que me amas tanto que no sé ni cómo expresarlo. Gracias,
precioso Dios, con la Sangre de Tu Hijo Jesús me has hecho Hijo(a) Tuyo(a). Ya
no soy más un(a) pecador(a) condenado(a) a la muerte eterna sino que por Ti,
por Jesús, por Tu Amor, ahora tengo Vida Eterna y la puedo vivir en paz, en
gozo, en dicha, pues aunque en el mundo tendré aflicciones puedo confiar
plenamente en Tu Palabra y de todas las aflicciones saldré victorioso(a). Te
pido perdón por haber dado lugar al temor y a la duda respecto a mi futuro y
declaro que yo soy ese(a) Hijo(a) de Dios que Tú dices en Tu Palabra que yo
soy: justo(a), santo(a), SANO(A), prospero(a), dichoso(a), lleno(a) de paz y de
amor. Yo no he recibido espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que he recibido el espíritu de adopción por el cual clamo, ¡Abba, Padre!
Por lo tanto, me despojo de todo temor y del pecado que me asedia, y voy a
correr con paciencia, y constancia, la carrera que tengo por delante. Con Tu
ayuda, Espíritu Santo, voy hacer de mi vida esa vida plena y abundante que
planeaste para mí, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo.
Creo y declaro que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En
el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 4 1
Tim 5.23-6.21 / Jer 3-4 / Sal 120
1
Timoteo 5.23-6.21
23Ya
no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus
frecuentes enfermedades.
24Los pecados de
algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros
se les descubren después. 25Asimismo se hacen manifiestas las
buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas.
6
1Todos los que
están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor,
para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. 2Y los
que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino
sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su
buen servicio. Esto enseña y exhorta.
Piedad y contentamiento
3Si alguno enseña
otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y
a la doctrina que es conforme a la piedad, 4está envanecido, nada
sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales
nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5disputas
necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman
la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 6Pero
gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7porque
nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8Así
que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9Porque
los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
La buena batalla de la fe
11Mas tú, oh
hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el
amor, la paciencia, la mansedumbre. 12Pelea la buena batalla de la
fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo
hecho la buena profesión delante de muchos testigos. 13Te mando
delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio
testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, 14que
guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro
Señor Jesucristo, 15la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado
y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16el único que
tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los
hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno.
Amén.
17A los ricos de
este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas,
las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en
abundancia para que las disfrutemos. 18Que hagan bien, que sean
ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19atesorando para sí
buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
Encargo final de Pablo a Timoteo
20Oh Timoteo,
guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas
vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21la
cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.
Jeremías
3-4
3
1Dicen: Si alguno
dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a
ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con
muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová. 2Alza tus ojos a
las alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te
sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu
maldad has contaminado la tierra. 3Por esta causa las aguas han
sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no
quisiste tener vergüenza. 4A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás
a mí, Padre mío, guiador de mi juventud? 5¿Guardará su enojo para
siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas
maldades pudiste.
Jehová exhorta a Israel y a Judá al arrepentimiento
6Me dijo Jehová
en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la
rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol
frondoso, y allí fornica. 7Y dije: Después de hacer todo esto, se
volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá. 8Ella
vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado
carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que
también fue ella y fornicó. 9Y sucedió que por juzgar ella cosa
liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y
con el leño. 10Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se
volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.
11Y me dijo
Jehová: Ha resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal
Judá. 12Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete,
oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque
misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo. 13Reconoce,
pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con
los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.
14Convertíos,
hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de
cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion; 15y
os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con
inteligencia. 16Y acontecerá que cuando os multipliquéis y
crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del
pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la
echarán de menos, ni se hará otra. 17En aquel tiempo llamarán a
Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de
Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
18En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y
vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a
vuestros padres.
19Yo preguntaba:
¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las
naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí.
20Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis
contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová. 21Voz fue oída sobre
las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su
camino, de Jehová su Dios se han olvidado. 22Convertíos, hijos
rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque
tú eres Jehová nuestro Dios. 23Ciertamente vanidad son los
collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios
está la salvación de Israel.
24Confusión
consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus
vacas, sus hijos y sus hijas. 25Yacemos en nuestra confusión, y
nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros
y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos
escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.
4
1Si te volvieres,
oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus
abominaciones, y no anduvieres de acá para allá, 2y jurares: Vive
Jehová, en verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas
en él, y en él se gloriarán. 3Porque así dice Jehová a todo varón
de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no
sembréis entre espinos. 4Circuncidaos a Jehová, y quitad el
prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea
que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la
maldad de vuestras obras.
Judá es amenazada de invasión
5Anunciad en
Judá, y proclamad en Jerusalén, y decid: Tocad trompeta en la tierra; pregonad,
juntaos, y decid: Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas. 6Alzad
bandera en Sion, huid, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y
quebrantamiento grande. 7El león sube de la espesura, y el
destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu
tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador. 8Por
esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha
apartado de nosotros.
9En aquel día,
dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y
los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas. 10Y
dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este
pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el
alma.
11En aquel tiempo
se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto
vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar. 12Viento
más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra
ellos.
13He aquí que
subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que
las águilas. ¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo! 14Lava
tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo
permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad? 15Porque
una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de
Efraín. 16Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre
Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las
ciudades de Judá. 17Como guardas de campo estuvieron en derredor
de ella, porque se rebeló contra mí, dice Jehová. 18Tu camino y
tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará
hasta tu corazón.
19¡Mis entrañas,
mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de
mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de
guerra. 20Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado;
porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en
un momento mis cortinas. 21¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de
oír sonido de trompeta? 22Porque mi pueblo es necio, no me
conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal,
pero hacer el bien no supieron.
23Miré a la
tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en
ellos luz. 24Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos
los collados fueron destruidos. 25Miré, y no había hombre, y todas
las aves del cielo se habían ido. 26Miré, y he aquí el campo
fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová,
delante del ardor de su ira.
27Porque así dijo
Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo. 28Por
esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé,
lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello. 29Al estruendo
de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en
las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades
fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno. 30Y tú,
destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos
de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te
menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida. 31Porque oí una voz
como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de
Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya
a causa de los asesinos.
SALMO 120
Plegaria ante el peligro de la
lengua engañosa
Cántico gradual.
1 A Jehová
clamé estando en angustia,
Y él me
respondió.
2 Libra mi
alma, oh Jehová, del labio mentiroso,
Y de la lengua fraudulenta.
3 ¿Qué te
dará, o qué te aprovechará,
Oh lengua
engañosa?
4 Agudas
saetas de valiente,
Con brasas de enebro.
5 ¡Ay de mí,
que moro en Mesec,
Y habito
entre las tiendas de Cedar!
6 Mucho
tiempo ha morado mi alma
Con los que
aborrecen la paz.
7 Yo soy
pacífico;
Mas ellos,
así que hablo, me hacen guerra.
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