26
de Octubre
¡Aceptando
el precio de tu felicidad y dicha!
Por
Riqui Ricón*
Estos
alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán
voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del
mar sea nombrado Jehová Dios de Israel (Isa 24.14-15).
Una de las
experiencias más hermosas y reconfortantes que cualquier padre puede experimentar es ver y escuchar el gozo y la
alegría de sus hijos. Escuchar el canto y la risa de nuestros pequeños es un
deleite para el corazón, pues el gozo y la alegría de nuestros hijos nos
proporciona gran placer.
Dios es tu
Padre que te ama y en la Biblia, que es Su Palabra, está establecido que hay
una forma sencilla de agradarle, una manera de conseguir dibujar una sonrisa de
satisfacción en el rostro del Todopoderoso: ¡Con tu FE!
En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya
que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa
a quienes lo buscan (Heb 11:6 NVI).
Al parecer,
la única forma posible de agradar a Dios es por medio de tu FE, esto es,
creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.
Es,
pues, la fe la certeza de lo que
se espera, la convicción de lo que no se
ve (Heb 11:1).
Al meditar
en la definición de la FE que Dios nos ha dado en la Biblia, te pueden surgir
unas cuantas preguntas, especialmente si estás enfrentando momentos difíciles:
¿Cómo puedo tener la CERTEZA de mi salud cuando estoy padeciendo síntomas y
dolores, y además tengo los resultados de los análisis clínicos que confirman
el diagnóstico de mi doctor de que tengo una muy seria enfermedad? ¿Cómo puedo
estar CONVENCIDO(A) que saldré adelante con los compromisos económicos que
tengo cuando acabo de perder el trabajo o los ingresos NO alcanzan? ¿Cómo puedo
tener la CERTEZA de aquello que le estoy pidiendo a Dios, y estar CONVENCIDO(A)
de aquellas cosas que todavía no veo, cuando lo que SÍ veo es la realidad de
mis circunstancias totalmente adversas?
Dios no es como los mortales: no miente ni cambia
de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la
cumple (Núm 23:19 DHH).
La
respuesta a todas esas preguntas es muy sencilla: Lo único que necesitas es
encontrar en la Biblia, que es La Palabra de Dios, alguna Promesa que Él te
haya hecho respecto a esa necesidad que estás enfrentando, y entonces puedes
estar cien por ciento seguro(a) que Dios te cumplirá lo prometido, pues primero
el cielo y la tierra dejan de existir antes que Él deje de cumplir.
Amo
a Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su
oído; Por tanto, le invocaré en todos mis días (Sal 116.1-2).
Si el día
de hoy estás enfrentando algún problema, angustia o enfermedad, no dejes de
orar a tu Padre celestial recordándole las promesas que te ha hecho en Su Palabra,
pues todo lo que ores conforme a la Biblia ESTÁ conforme a la Voluntad de Dios
y eso, mi amado(a), te garantiza Su respuesta.
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera
cosa que pidamos, sabemos que tenemos
las peticiones que le hayamos hecho (1Jn 5:14-15).
Así que,
por creerle a Dios, creyendo Su Palabra, tienes garantizada la respuesta divina
y, lo que es más importante, dibujarás una sonrisa en el rostro de tu Padre
celestial al pedir y recibir con FE.
Tener esta
actitud ante Dios, tu Padre, y Su Palabra, siempre te conducirá con gozo a Su
Presencia.
Estad
siempre gozosos. Orad sin
cesar. Dad gracias en todo,
porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu (1 Tes 5.16-18).
Como puedes
ver, el plan de Dios para tu vida siempre ha sido que tú puedas realizar una
vida feliz y plena, por eso, Él se aseguró que mediante la FE en Su Hijo
Jesucristo [creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra], tú tengas acceso a esa
vida dichosa.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;
yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Entonces,
es importantísimo que aceptes y reconozcas que la Sangre y la Vida de Jesús es
el justo precio que se pagó por tu redención y salvación. Que sepas que redimido(a)
significa que fuiste comprado(a), al precio de la Sangre de Jesús, de una vida
de esclavitud al pecado y a la muerte para ser puesto(a) en libertad. Que salvado(a)
representa ser trasladado(a) de un estado de muerte y condenación a un estado
de Vida Eterna y Plenitud Total.
No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Cuando
comprendes que la voluntad del Todopoderoso Dios para tu vida es buena,
agradable y perfecta, puedes confiar y descansar en Su Palabra, permitiendo que
el gozo del Señor llene tu espíritu y corazón.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias. (7) Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús (Flp 4:6-7).
En lugar de
afanarte y preocuparte, mejor ora a tu Padre celestial conforme a Su Palabra y
descansa confiando en que Él ciertamente te responderá.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar las consecuencias de
tus pecados, antes que perderte a ti. Jesús no ha venido a condenarte sino a
ofrecerte una Vida Plena y abundante.
Porque
todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de
las tinieblas (1 Tes 5.5).
Ahora eres
un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios, un(a) Hijo(a) de la luz y puedes estar seguro(a)
que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús, tú Señor.
No estéis tristes, pues el gozo del
Señor es nuestra fortaleza (Neh 8.10).
Así que, no
existe razón, ni pobreza, enfermedad, muerte o mal alguno, por el cual debas
permitir que la angustia o el temor afecten tu vida para darle lugar a la
tristeza o a la depresión.
Tu Padre
celestial quiere verte gozoso(a) y alegre, y si en Verdad lo quieres agradar
sólo tienes que creer y recibir la Vida Plena y abundante que Él pagó para ti.
No lo olvides, ¡Jesús pagó el justo precio!
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, este día quiero volver a agradecerte tanto y tan grande Amor que Tú
tienes para mí. Gracias, porque estando yo muerto en mis delitos y pecados, Tú
me diste Vida juntamente con Cristo Jesús. Por Tu Gracia es que soy salvo por
medio de la FE [de creerte a Ti, creyendo Tu Palabra], y ni la FE ni la Gracia
son mías, sino que son un regalo de Tu Amor por mí. Gracias porque en Tu
Palabra, La Biblia, me has hecho más de tres mil promesas que afectan todas las
áreas de mi existencia y todas estas promesas son SÍ y amén para los que te
creemos, para los que creemos tu Palabra. Yo quiero que este día (y todos los
demás días de mi vida), te agrades de mí; por eso me determino hoy, con Tu
ayuda, Espíritu Santo, a creer, recibir y vivir esa Vida Plena y Abundante que
compraste para mí al precio de Tu propia Vida Señor Jesús. Así que me resisto a
temer y no daré lugar a la duda, ni al desánimo. Creo y declaro que, ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) legítimo(a)
y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 26 1
Tes 5 /
Isa 23-24/ Sal 116
1
de Tesalonicenses
5
1Pero acerca de
los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os
escriba. 2Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del
Señor vendrá así como ladrón en la noche; 3que
cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción
repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 4Mas
vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda
como ladrón. 5Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del
día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6Por tanto, no
durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7Pues los
que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
8Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido
con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
9Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por
medio de nuestro Señor Jesucristo, 10quien murió por nosotros para
que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. 11Por
lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
Pablo exhorta a los hermanos
12Os rogamos,
hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en
el Señor, y os amonestan; 13y que los tengáis en mucha estima y
amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. 14También os
rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco
ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
15Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo
bueno unos para con otros, y para con todos. 16Estad siempre
gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo,
porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19No
apaguéis al Espíritu. 20No menospreciéis las profecías. 21Examinadlo
todo; retened lo bueno. 22Absteneos de toda especie de mal.
23Y el mismo Dios
de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo,
sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24Fiel
es el que os llama, el cual también lo hará.
Salutaciones y bendición final
25Hermanos, orad
por nosotros.
26Saludad a todos
los hermanos con ósculo santo.
27Os conjuro por
el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos.
28La gracia de
nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.
Isaías
Profecía sobre Tiro
23
1Profecía sobre
Tiro.
Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a
donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado. 2Callad,
moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían.
3Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas
del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. 4Avergüénzate,
Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de
parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. 5Cuando
llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. 6Pasaos
a Tarsis; aullad, moradores de la costa. 7¿No era ésta vuestra
ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar
lejos. 8¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas,
cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la
tierra? 9Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la
soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra.
10Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya
más poder. 11Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los
reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.
12Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate
para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo. 13Mira la
tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los
moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él
la convirtió en ruinas. 14Aullad, naves de Tarsis, porque
destruida es vuestra fortaleza. 15Acontecerá en aquel día, que
Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de
los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. 16Toma
arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la
canción, para que seas recordada. 17Y acontecerá que al fin de los
setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez
fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. 18Pero
sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se
atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de
Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente.
El juicio de Jehová sobre la tierra
24
1He aquí que
Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus
moradores. 2Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote;
como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra,
al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro,
así al que lo recibe. 3La tierra será enteramente vaciada, y
completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
4Se destruyó,
cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la
tierra. 5Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque
traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno.
6Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron
asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y
disminuyeron los hombres. 7Se perdió el vino, enfermó la vid,
gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8Cesó el regocijo
de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría
del arpa. 9No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a
los que la bebieren. 10Quebrantada está la ciudad por la vanidad;
toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11Hay clamores
por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría
de la tierra. 12La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada
la puerta. 13Porque así será en medio de la tierra, en medio de
los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.
14Estos alzarán
su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces.
15Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea
nombrado Jehová Dios de Israel. 16De lo postrero de la tierra
oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de
mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de
desleales.
17Terror, foso y
red sobre ti, oh morador de la tierra. 18Y acontecerá que el que
huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del
foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán
los cimientos de la tierra. 19Será quebrantada del todo la tierra,
enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra
conmovida. 20Temblará la tierra como un ebrio, y será removida
como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se
levantará.
21Acontecerá en
aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los
reyes de la tierra sobre la tierra. 22Y serán amontonados como se
amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y
serán castigados después de muchos días. 23La luna se avergonzará,
y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de
Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
SALMO 116
Acción de gracias por haber sido librado de la muerte
1 Amo a
Jehová, pues ha oído
Mi voz y mis
súplicas;
2 Porque ha
inclinado a mí su oído;
Por tanto,
le invocaré en todos mis días.
3 Me rodearon
ligaduras de muerte,
Me
encontraron las angustias del Seol;
Angustia y
dolor había yo hallado.
4 Entonces
invoqué el nombre de Jehová, diciendo:
Oh Jehová, libra ahora mi
alma.
5 Clemente es
Jehová, y justo;
Sí,
misericordioso es nuestro Dios.
6 Jehová
guarda a los sencillos;
Estaba yo
postrado, y me salvó.
7 Vuelve, oh
alma mía, a tu reposo,
Porque Jehová te ha hecho
bien.
8 Pues tú has
librado mi alma de la muerte,
Mis ojos de
lágrimas,
Y mis pies
de resbalar.
9 Andaré
delante de Jehová
En la tierra
de los vivientes.
10 Creí; por
tanto hablé,
Estando
afligido en gran manera.
11 Y dije en
mi apresuramiento:
Todo hombre es mentiroso.
12 ¿Qué pagaré
a Jehová
Por todos
sus beneficios para conmigo?
13 Tomaré la
copa de la salvación,
E invocaré
el nombre de Jehová.
14 Ahora
pagaré mis votos a Jehová
Delante de
todo su pueblo.
15 Estimada es
a los ojos de Jehová
La muerte de
sus santos.
16 Oh Jehová,
ciertamente yo soy tu siervo,
Siervo tuyo
soy, hijo de tu sierva;
Tú has roto
mis prisiones.
17 Te ofreceré
sacrificio de alabanza,
E invocaré
el nombre de Jehová.
18 A Jehová
pagaré ahora mis votos
Delante de
todo su pueblo,
19 En los
atrios de la casa de Jehová,
En medio de
ti, oh Jerusalén.
Aleluya.
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