25
de Octubre
¡Mil veces
feliz será el hombre y la mujer que pueden confiar en el Señor!
Por
Riqui Ricón*
Oh
Israel, confía en Jehová; El es tu ayuda y tu escudo. Casa de Aarón, confiad
en Jehová; El es vuestra ayuda y vuestro escudo. Los que teméis a Jehová,
confiad en Jehová; El es vuestra ayuda y vuestro escudo. Jehová se acordó de
nosotros; nos bendecirá; Bendecirá a la casa de Israel; Bendecirá a la casa de
Aarón. Bendecirá a los que temen a Jehová, A pequeños y a grandes. Aumentará
Jehová bendición sobre vosotros; Sobre vosotros y sobre vuestros hijos.
Benditos vosotros de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra (Sal 115.9-15).
Sobre la
base de la fe, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra, analicemos hoy dos
afirmaciones que nos permitirán sustentar nuestra confianza y dicha plena en
Dios:
1. Honor
significa ser digno de confianza.
2. La base de
la confianza es el Amor.
La Biblia,
que es la Palabra de Dios y no miente, te anima continuamente a poner TODA tu
confianza en Dios y esto, sólo es posible porque Él no miente ni se arrepiente,
pues TODO lo que Él ha dicho lo va a cumplir y TODO lo que Dios ha hablado lo
va a ejecutar.
Dios no es como los mortales: no miente ni cambia
de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la
cumple (Núm 23:19 DHH).
Es muy
interesante notar que Dios SÍ se arrepintió DEL MAL que había dicho a Moisés haría
venir sobre el pueblo de Israel. Efectivamente, en varias ocasiones Dios se
arrepiente acerca de las consecuencias de maldición que Él había establecido y
que vendrían por la mala conducta de su pueblo. Lo hermoso de esto es que la
Biblia nos enseña que esa nunca ha sido Su Palabra original ya que SIEMPRE Sus
pensamientos para contigo son de bien y no de mal y su voluntad hacia ti es
buena, agradable y perfecta.
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice
el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y
una esperanza (Jer 29:11 NTV ).
Por
ejemplo, el profeta Jonás fue enviado a la ciudad de Nínive con palabras de
muerte y destrucción y él se resistía a
cumplir ese llamado pues sabía muy bien que Dios es bueno y que para siempre es
Su misericordia.
Mas no
quitaré de él mi misericordia, Ni falsearé mi verdad. No olvidaré mi pacto, Ni
mudaré lo que ha salido de mis labios (Sal 89.33-34).
La Palabra
de Dios, la Biblia, es digna de toda confianza pues en ella está cifrado el
Honor de Dios. La Biblia es la Verdad y la base de nuestra confianza es Su gran
Amor con que nos ha amado.
Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Ro 5.8).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que
perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Por ese Gran Amor con que Dios te ha amado, Jesús pagó todos tus pecados
y has sido justificado(a), santificado(a) y perfeccionado(a) a tal grado, por
la muerte y resurrección de Jesucristo, que ahora Dios mismo te llama Su
propio(a) Hijo(a),
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el
Padre, que se nos llame hijos de
Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él
(1 Jn 3.1 NVI).
Así es, amado(a),
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a
ti y así poder adoptarte como Su Hijo(a) según el puro afecto de Su Voluntad.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo, según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de él, en amor
habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1:3-5).
Por lo
tanto, puedes dejar de temer y comenzar a confiar plenamente en Dios, tu Padre.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud
para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción,
por el cual clamamos: !!Abba, Padre! (Rom 8:15).
Sea cual
sea la situación que estés enfrentando el día de hoy, esta es la Palabra de
Vida para ti y la respuesta a todos tus problemas: ¡Dios te ama! ¡Jesús no te
ha dejado, ni te dejará! ¡Él está contigo! Y si Dios es contigo, ¿quién contra
ti? Puedes confiar en Él. Puedes creerle a Su Palabra. Es Palabra de Dios. Es
Palabra de Honor.
Confía en
tu Padre celestial, pues Él es tu ayuda y tu escudo.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84:12).
¡Dichoso(a),
mil veces feliz, será el hombre y la mujer que pueden confiar en el Señor!
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, hoy puedo con toda confianza declarar que caerán a mi lado mil y diez
mil a mi diestra mas a mí no llegará, pues aunque ande en valle de sombra y de
muerte no voy a dar lugar al temor, ni a la duda, ni al desánimo, pues Tú, mi
Dios y Padre, estás conmigo. Mi Vida Nueva en Cristo no es una casualidad, ni
está a la deriva al capricho del azar y el despropósito. ¡No! Mi vida está
escondida con Cristo en Dios. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Tengo propósito y destino marcado por el Amor de mi Padre. Yo sé, de acuerdo a
Tu Palabra, oh Dios, que TODAS las cosas me ayudan a bien. Tarde que temprano,
sin lugar a dudas, voy a salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor que es
Cristo Jesús, mi Señor. Por todo esto te doy gracias, te doy mi vida y corazón
a Ti, Señor Jesús. ¡Declaro mi victoria! ¡Soy libre! ¡Soy sano(a)! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz estas lecturas diarias y al final
de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 25 1
Tes 4 /
Isa 20-22 / Sal 115
1
de Tesalonicenses 4
La vida que agrada a Dios
4
1Por lo demás,
hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que
aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así
abundéis más y más. 2Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos
por el Señor Jesús; 3pues la voluntad de Dios es vuestra
santificación; que os apartéis de fornicación; 4que cada uno de
vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5no en
pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; 6que
ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de
todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. 7Pues no nos ha
llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 8Así que, el que
desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu
Santo.
9Pero acerca del
amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos
habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; 10y también lo
hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os
rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más; 11y que
procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con
vuestras manos de la manera que os hemos mandado, 12a fin de que
os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de
nada.
La venida del Señor
13Tampoco
queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14Porque si
creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que
durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del
Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del
Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor
mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá
del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego
nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor. 18Por tanto,
alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Isaías
Predicción de la conquista de Egipto y de Etiopía por Asiria
20
1En el año que
vino el Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra
Asdod y la tomó; 2en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías
hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las
sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. 3Y
dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres
años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, 4así
llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía,
a jóvenes y a ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para
vergüenza de Egipto. 5Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su
esperanza, y de Egipto su gloria. 6Y dirá en aquel día el morador
de esta costa: Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por
socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos
nosotros?
Profecía sobre el desierto del mar
21
1Profecía sobre
el desierto del mar. Como torbellino del Neguev, así viene del desierto, de la
tierra horrenda. 2Visión dura me ha sido mostrada. El prevaricador
prevarica, y el destructor destruye. Sube, oh Elam; sitia, oh Media. Todo su
gemido hice cesar. 3Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor;
angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me agobié
oyendo, y al ver me he espantado. 4Se pasmó mi corazón, el horror
me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió en espanto. 5Ponen
la mesa, extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el
escudo! 6Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga
saber lo que vea. 7Y vio hombres montados, jinetes de dos en dos,
montados sobre asnos, montados sobre camellos; y miró más atentamente, 8y
gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y
las noches enteras sobre mi guarda; 9y he aquí vienen hombres
montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo: Cayó, cayó Babilonia;
y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra. 10Oh pueblo
mío, trillado y aventado, os he dicho lo que oí de Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel.
Profecía sobre Duma
11Profecía sobre
Duma. Me dan voces de Seir: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la
noche? 12El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche;
preguntad si queréis, preguntad; volved, venid.
Profecía sobre Arabia
13Profecía sobre
Arabia. En el bosque pasaréis la noche en Arabia, oh caminantes de Dedán.
14Salid a encontrar al sediento; llevadle agua, moradores de tierra de
Tema, socorred con pan al que huye. 15Porque ante la espada huye,
ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de la batalla.
16Porque así me
ha dicho Jehová: De aquí a un año, semejante a años de jornalero, toda la
gloria de Cedar será deshecha; 17y los sobrevivientes del número
de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán reducidos; porque Jehová Dios
de Israel lo ha dicho.
Profecía sobre el valle de la visión
22
1Profecía sobre
el valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los tuyos has subido
sobre los terrados? 2Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta,
ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en guerra.
3Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados; todos los
que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque habían huido lejos.
4Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por
consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.
5Porque día es de
alboroto, de angustia y de confusión, de parte del Señor, Jehová de los
ejércitos, en el valle de la visión, para derribar el muro, y clamar al monte.
6Y Elam tomó aljaba, con carros y con jinetes, y Kir sacó el escudo.
7Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo
acamparon a la puerta. 8Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste
en aquel día hacia la casa de armas del bosque. 9Visteis las
brechas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas
del estanque de abajo. 10Y contasteis las casas de Jerusalén, y
derribasteis casas para fortificar el muro. 11Hicisteis foso entre
los dos muros para las aguas del estanque viejo; y no tuvisteis respeto al que
lo hizo, ni mirasteis de lejos al que lo labró.
12Por tanto, el
Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a endechas, a
raparse el cabello y a vestir cilicio; 13y he aquí gozo y alegría,
matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos
y bebamos, porque mañana moriremos. 14Esto
fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado
no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Sebna será sustituido por Eliaquim
15Jehová de los
ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile:
16¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro
para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí
morada en una peña? 17He aquí que Jehová te transportará en duro
cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro. 18Te echará a rodar
con ímpetu, como a bola por tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los
carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor. 19Y te
arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré. 20En aquel día
llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías, 21y lo vestiré de
tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu
potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. 22Y
pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará;
cerrará, y nadie abrirá. 23Y lo hincaré
como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre.
24Colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los
nietos, todos los vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros.
25En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar
firme será quitado; será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se
echará a perder; porque Jehová habló.
SALMO 115
Dios y los ídolos
1 No a
nosotros, oh Jehová, no a nosotros,
Sino a tu
nombre da gloria,
Por tu
misericordia, por tu verdad.
2 ¿Por qué
han de decir las gentes:
¿Dónde está ahora su Dios?
3 Nuestro
Dios está en los cielos;
Todo lo que
quiso ha hecho.
4 Los ídolos
de ellos son plata y oro,
Obra de
manos de hombres.
5 Tienen
boca, mas no hablan;
Tienen ojos,
mas no ven;
6 Orejas
tienen, mas no oyen;
Tienen
narices, mas no huelen;
7 Manos
tienen, mas no palpan;
Tienen pies,
mas no andan;
No hablan
con su garganta.
8 Semejantes
a ellos son los que los hacen,
Y cualquiera que confía en
ellos.
9 Oh Israel,
confía en Jehová;
El es tu
ayuda y tu escudo.
10 Casa de
Aarón, confiad en Jehová;
El es
vuestra ayuda y vuestro escudo.
11 Los que
teméis a Jehová, confiad en Jehová;
El es vuestra ayuda y vuestro
escudo.
12 Jehová se
acordó de nosotros; nos bendecirá;
Bendecirá a
la casa de Israel;
Bendecirá a
la casa de Aarón.
13 Bendecirá a
los que temen a Jehová,
A pequeños y a grandes.
14 Aumentará
Jehová bendición sobre vosotros;
Sobre vosotros
y sobre vuestros hijos.
15 Benditos
vosotros de Jehová,
Que hizo los cielos y la
tierra.
16 Los cielos
son los cielos de Jehová;
Y ha dado la
tierra a los hijos de los hombres.
17 No alabarán
los muertos a JAH,
Ni cuantos
descienden al silencio;
18 Pero
nosotros bendeciremos a JAH
Desde ahora
y para siempre.
Aleluya.
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