22
de Octubre
¡Dios
lo dice!
Por
Riqui Ricón*
Bienaventurado
el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera…
No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado
está su corazón; no temerá,
(Sal 112.1, 7-8a).
¿Sabías que
el primer pecado, el pecado original, allá en el paraíso, no fue la
desobediencia? Así es, el primer pecado fue la incredulidad a la Palabra de
Dios.
Pero la serpiente era astuta, más
que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la
mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente:
Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en
medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no
muráis. Entonces la
serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal (Gen 3.1-5).
Pon mucha
atención, pues al primer intento de engaño de Satanás, -¿Conque
Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?- la mujer contestó correctamente, pero ante la
segunda mentira, ella sucumbió ante la duda. Puedo imaginármela pensando: “¿quién dirá la verdad, este bicho raro que
habla o Dios quien me creo?” Y ellos decidieron CREER al diablo y por lo
tanto hicieron mentiroso al Señor.
Desde ese
día hasta la fecha, el dilema del ser humano (y a veces de los Hijos de Dios),
ha sido siempre el mismo: ¿a quién le voy a creer? ¿Al diablo y sus mentiras o
a la Palabra de Dios?
Y
oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el
hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los
árboles del huerto. Mas
Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto,
y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí (Gen 3.8-10).
Cuando
haces caso a la mentira terminarás por creerla y automáticamente entrará el
temor a tu vida, y con el temor vendrá la duda que concebirá la desobediencia.
Pues no habéis recibido el espíritu de
esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu
de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! (Ro 8.15).
Sin
embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios que no miente, te enseña
claramente que los Hijos de Dios NACIDOS DE NUEVO pueden y deben llevar sus
vidas sin temor ni duda pues no has recibido el espíritu de esclavitud para
estar OTRA VEZ en temor, sino que has recibido el espíritu de ADOPCION por el
cual puedes decirle a Dios, Abba, Papá, Papito.
Miren con cuánto amor nos ama nuestro
Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este
mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1
NTV).
Lo
maravilloso del Amor de Dios es que al Hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo, por
medio de la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios mismo te coloca en una
posición de intimidad y confianza recíprocas, pues ahora Él es tu verdadero
Padre: ¡Puedes confiar en Él! ¡Puedes creerle a Su Palabra!
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
¿No es
asombroso? Dios, el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible, te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que
perderte a ti, y esto lo hizo con tal de tener una relación contigo de Padre a
Hijo(a) y que le puedas decir con familiaridad, papá, papito.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a
luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo
nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Así que,
Dios, tu Padre, no te ha dejado ni te dejará en manos de la enfermedad, el
temor, la violencia, el fracaso ni ninguna otra calamidad. ¡Tú eres Su Hijo(a)!
Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
Al recibir
la noticia de la muerte de su hija, era muy probable que Jairo perdiera toda
esperanza, sin embargo, Jesús le dijo: “Jairo,
NO TEMAS, sólo tienes que CREER.”
Entonces vino un varón llamado Jairo,
que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba
que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se
estaba muriendo. Y mientras iba, la
multitud le oprimía… Estaba hablando
aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha
muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas;
cree solamente, y será salva (Luc 8.41-42,
49-50).
Y, como
sabrás, Jesús resucitó a la pequeña.
Entonces,
sin importar los problemas, enfermedades o aflicciones que el día de hoy estés
enfrentando, si decides CREERLE a Dios, CREYENDO a Su Palabra, tú puedes llevar
una vida firme y confiada pues tienes asegurado tu corazón y no tendrás temor
de malas noticias.
¡Dios lo
Dice! Y si Dios lo dice, entonces Él lo va a cumplir, si Dios lo habló,
entonces Él lo va a ejecutar.
He
aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi
canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí (Isa 12.2).
Así que, la
clave para la existencia es que, para obedecer a Dios primero le tienes que creer.
¡Creerle a Él, creyendo Su Palabra! Esto es, CREER que Dios te ama tanto que ha
dado Su palabra de Honor en que te irá bien en esta vida pues Su voluntad para
contigo es buena, agradable y perfecta.
Jehová
de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, que hermoso es comenzar un día más sabiendo que Tú me amas, que
puedo vivir este día confiado(a) porque mi corazón está asegurado por Tu
Palabra de Honor. Tú lo has dicho y lo vas a cumplir, Tú lo has hablado y lo
vas a ejecutar. Así que, Espíritu Santo, Tú y yo nos plantamos firmes ante
cualquier circunstancia, enfermedad o adversidad y les resistimos. Soy sano(a),
soy libre. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En todas las cosas soy más
que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y
Salvador. Ningún demonio, ninguna enfermedad, ningún problema están sobre la
Palabra de Dios y ésta dice que yo soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
no de una simiente corruptible sino incorruptible por la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre. ¡Soy de Cristo! ¡Ya he vencido! Porque mayor es
Él, que está en mí, que el que está en el mundo. ¡No temo a malas noticias!
Confiado, asegurado está mi corazón. Señor Jesús, puedo ser dichoso(a), mil
veces feliz, pues yo confío en Ti. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 22 1
Tes 1 / Isa 11-13 / Sal 112
1
de Tesalonicenses
Salutación
1
1Pablo, Silvano y
Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y
en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y
del Señor Jesucristo.
Ejemplo de los tesalonicenses
2Damos siempre
gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras
oraciones, 3acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre
nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra
constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. 4Porque
conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; 5pues
nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en
poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles
fuimos entre vosotros por amor de vosotros. 6Y vosotros vinisteis
a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de
gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, 7de
tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han
creído. 8Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra
del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra
fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar
nada; 9porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que
nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al
Dios vivo y verdadero, 10y esperar de los cielos a su Hijo, al
cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
Isaías
Reinado justo del Mesías
11
1Saldrá una vara
del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
2Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová. 3Y le hará entender diligente en el temor de
Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus
oídos; 4sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con
equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca,
y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5Y
será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad
ceñidor de su cintura.
6Morará el lobo
con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león
y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La
vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey
comerá paja. 8Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid,
y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No
harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la
tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
10Acontecerá en
aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual
estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su
habitación será gloriosa.
11Asimismo
acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el
remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam,
Sinar y Hamat, y en las costas del mar. 12Y levantará pendón a las
naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá
de los cuatro confines de la tierra. 13Y se disipará la envidia de
Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de
Judá, ni Judá afligirá a Efraín; 14sino que volarán sobre los
hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom
y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán. 15Y
secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de
su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por
él con sandalias. 16Y habrá
camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que
lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
Cántico de acción de gracias
12
1En aquel día
dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu
indignación se apartó, y me has consolado. 2He aquí Dios es
salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es
JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. 3Sacaréis
con gozo aguas de las fuentes de la salvación. 4Y diréis en aquel
día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus
obras, recordad que su nombre es engrandecido. 5Cantad salmos a
Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.
6Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de
ti el Santo de Israel.
Profecía sobre Babilonia
13
1Profecía sobre
Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz.
2Levantad bandera
sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por
puertas de príncipes. 3Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé
a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria.
4Estruendo de
multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de
naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la
batalla. 5Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos,
Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra.
6Aullad, porque
cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.
7Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de
hombre, 8y se llenarán de terror; angustias y dolores se
apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada
cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.
9He aquí el día
de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la
tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. 10Por lo cual
las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se
oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. 11Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y
haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los
fuertes. 12Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que
el oro de Ofir al hombre. 13Porque haré estremecer los cielos, y
la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos,
y en el día del ardor de su ira. 14Y como gacela perseguida, y
como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su
tierra. 15Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera
que por ellos sea tomado, caerá a espada. 16Sus niños serán
estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus
mujeres. 17He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que
no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. 18Con arco tirarán
a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo
perdonará a los hijos. 19Y Babilonia, hermosura de reinos y
ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que
trastornó Dios. 20Nunca más será habitada, ni se
morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe,
ni pastores tendrán allí majada; 21sino que dormirán allí las
fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones; allí
habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. 22En
sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a
llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán.
SALMO 112
Prosperidad del que teme a
Jehová
Aleluya.
1 Bienaventurado
el hombre que teme a Jehová,
Y en sus
mandamientos se deleita en gran manera.
2 Su
descendencia será poderosa en la tierra;
La
generación de los rectos será bendita.
3 Bienes y
riquezas hay en su casa,
Y su
justicia permanece para siempre.
4 Resplandeció
en las tinieblas luz a los rectos;
Es clemente,
misericordioso y justo.
5 El hombre de
bien tiene misericordia, y presta;
Gobierna sus
asuntos con juicio,
6 Por lo cual
no resbalará jamás;
En memoria
eterna será el justo.
7 No tendrá
temor de malas noticias;
Su corazón
está firme, confiado en Jehová.
8 Asegurado
está su corazón; no temerá,
Hasta que
vea en sus enemigos su deseo.
9 Reparte, da
a los pobres;
Su justicia
permanece para siempre;
Su poder
será exaltado en gloria.
10 Lo verá el
impío y se irritará;
Crujirá los
dientes, y se consumirá.
El deseo de
los impíos perecerá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?