2
de Octubre
¡Eres más que
vencedor(a)!
Por Riqui Ricón *
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice
a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el
cual está en medio del paraíso de Dios… El que venciere, no sufrirá daño de la
segunda muerte… Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré
una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual
ninguno conoce sino aquel que lo recibe… Al que venciere y guardare mis obras
hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las
regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo
también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la
mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias (Apo 2.7,11,17,26-29).
El día de
hoy, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te pide que pongas mucha
atención a lo que el Espíritu Santo está diciendo a la Iglesia. Y ¿qué es lo
que Él está diciendo? ¡Nosotros ganamos!
No importa
el problema, enfermedad o circunstancia adversa que hoy estés enfrentando, la
buena noticia es que en Cristo Jesús, tú ya ganaste.
Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto,
ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro
8.37-39).
Tú has sido
predestinado y capacitado por la Palabra Dios para vencer, pues porque Cristo
Jesús venció a la muerte en tu lugar, entonces tú venciste a la muerte con Él.
Y no solamente a la muerte, sino también a la tristeza, enfermedad, amargura,
odio, resentimiento, pobreza y cualquier necesidad que pretenda robarte el gozo
y la paz de saber y creer que ahora eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Porque el amor de Cristo nos constriñe,
pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos
murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos (2 Co 5.14-15).
Sólo presta
mucha atención pues no es con tu fuerza ni con tus habilidades que has vencido
y vencerás, ¡es con tu FE! ¡Es creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!
Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).
Sólo cuando
tengas la absoluta certeza de que Dios NO miente y que por lo tanto, tú ERES
exactamente la persona que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, que eres,
entonces habrás vencido y podrás vivir, caminar y respirar como un(a)
Vencedor(a).
A la verdad, no me avergüenzo del evangelio,
pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos
primeramente, pero también de los gentiles. De hecho, en el evangelio se revela
la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal
como está escrito: «El justo vivirá por la fe.» (Ro 1.16-17 NVI).
Es creerle
a Dios, creyendo Su Palabra, lo que te da acceso al Poder de Dios, pues sea
cual sea el problema, enfermedad o aflicción que estés enfrentando en este día,
las Buenas Noticias del Evangelio se te
revelan hoy, al darte cuenta de cómo Dios te hace justos ante sus ojos, lo cual
se logra del principio al fin por medio de tu fe (por creerle a Dios, creyendo
Su Palabra). Como dicen las Escrituras: «Es por medio de la fe que el justo
tiene vida».
Por lo tanto, todos nosotros, que miramos a
cara descubierta la gloria del Señor, la reflejamos como claros espejos, y
conforme a su propia imagen somos transformados y crecemos más y más en gloria
por la acción del Espíritu del Señor (2
Co 3.18 CST).
-Al que venciere yo le daré… y Yo haré de él
(ella)… -dice el Señor en Apocalipsis-. Pero, a menos que te mires a ti
mismo(a) a través de la Biblia y utilices la Palabra de Dios como el espejo
donde adquieres tu Verdadera Identidad, no podrás vencer para recibir lo que
Cristo Jesús adquirió para ti.
Es la Biblia
la que establece que, a pesar de tus circunstancias, tú has de vencer en este
mundo.
Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama
al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él… Porque todo lo que
es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que
cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5. 1, 4-5).
1. ¿Crees que Jesús es el Cristo? Yo sé que sí.
Entonces tú eres Nacido(a) de Dios. ¡Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo!
2. Todo(a) Hijo(a) de Dios VENCE al mundo. No los
más santos, ni los ungidos, ni los que oran o ayunan; la escritura dice TODO
Hijo(a) de Dios. Así que, efectivamente, tú y yo vencemos al mundo. ¿Cómo?
3. Con nuestra FE pues esta es la victoria que
vence al mundo, nuestra FE. Es cuando le CREES a Dios, creyendo Su Palabra que
tú realmente comienzas a vencer.
4. Así que: ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios?
Esto
dice la Biblia, que es la Palabra de Honor de Dios, quien no miente, por lo
tanto, tú eres más que vencedor por medio de Aquel que te ha amado, Cristo
Jesús.
¡No hay
forma que puedas perder!
Ahora
puedes comprender que cuando la Escritura dice “Al que venciere” se está refiriendo a ti. No dice que vencerás si
le echas ganas o si pagas el precio o si te sientes digna o digno. ¡No! ¡Nada
de eso! ¿A quién se refiere? Al que venciere. Y ¿quién es el que vence? El (la)
que CREE que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Porque al que CREE TODO le es
posible.
—¿Hace cuánto tiempo que le pasa esto?
—preguntó Jesús al padre del muchacho. —Desde que era muy pequeño —contestó él
—. A menudo el espíritu lo arroja al fuego o al agua para matarlo. Ten misericordia
de nosotros y ayúdanos si puedes. —¿Cómo que “si puedo”? —preguntó Jesús —.
Todo es posible si uno cree. Al instante el padre clamó: —¡Sí, creo, pero
ayúdame a superar mi incredulidad! (Mar
9.21-24 NTV).
Haz
esta declaración audiblemente: Yo <nombre> creo que Jesús es el Cristo,
el Hijo de Dios, por lo tanto, de acuerdo a la Biblia que es la Palabra de Dios
quien no miente, soy una/un hija/hijo de Dios NACIDO DE NUEVO y venzo al mundo.
¡Soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús!
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, muchas gracias porque en Tu Palabra, las Palabras que han salido de
Tu boca, me has declarado Hijo(a) Tuyo(a) por medio de la fe en Cristo Jesús. Yo,
________ (tu nombre aquí), creo que Jesús es el Señor, el Cristo, mi Salvador.
Por eso, te estoy eternamente agradecido, Señor Jesús; porque Tu sacrificio fue
completo, perfecto y acabado. No quedó nada pendiente. He sido justificado(a)
en Tu Sangre y por Tu Vida yo he recibido la Vida Eterna, la Vida plena y abundante
que sólo pueden disfrutar los Hijos de Dios. Gracias porque Tu Palabra, la
Biblia, me da la facultad para que, en
cuanto a la pasada manera de vivir, despojarme del viejo(a) hombre(mujer),
que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovarme en
el espíritu de mi mente, y vestirme del nuevo hombre(mujer),
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Yo soy ese(a) que
ya ha vencido, pues yo soy lo que Tú, Dios, dices en Tu Palabra que soy: Tu
Hijo(a) amado(a). Por lo tanto, sé que sé, y así lo declaro, que en todo
problema, enfermedad o aflicción, he de salir más que vencedor(a) por medio de
Tu Amor, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo! ¡Rechazo todo
pensamiento o sentimiento de condenación en mi vida! ¡Soy Nacido(a) de Nuevo!
¡Yo ando, vivo, pienso y respiro conforme al Espíritu! ¡No estoy conforme con
mi carne! ¡La ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la
ley del pecado y de la muerte! ¡Estoy decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu
Santo, a vivir firme con la libertad con que Cristo me hizo libre y ya no
estaré, nunca más, sujeto(a) al yugo de esclavitud! Así que, con esta autoridad que Tú me has dado, Padre, resisto
al espíritu de temor y duda, echo fuera de mi vida la enfermedad,
pobreza, tristeza y depresión. Recibo mi salud, prosperidad, libertad y gozo.
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Y ya he vencido. En
el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
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Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 2 Apo
2 / Neh 3 / Sal 97
Apocalipsis
Mensajes a las siete iglesias: El mensaje a Efeso
2
1Escribe al ángel
de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que
anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:
2Yo conozco tus
obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y
has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado
mentirosos; 3y has sufrido, y has tenido paciencia, y has
trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4Pero
tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si
no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres
arrepentido. 6Pero tienes esto, que aborreces las obras de los
nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. 7El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer
del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios.
El mensaje a Esmirna
8Y escribe al
ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que
estuvo muerto y vivió, dice esto:
9Yo conozco tus
obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de
los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. 10No
temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de
vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez
días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 11El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere,
no sufrirá daño de la segunda muerte.
El mensaje a Pérgamo
12Y escribe al
ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice
esto:
13Yo conozco tus
obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre,
y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue
muerto entre vosotros, donde mora Satanás. 14Pero tengo unas pocas
cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que
enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas
sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. 15Y
también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo
aborrezco. 16Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti
pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. 17El que
tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré
a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita
blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino
aquel que lo recibe.
El mensaje a Tiatira
18Y escribe al
ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama
de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:
19Yo conozco tus
obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son
más que las primeras. 20Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que
toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe
y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
21Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere
arrepentirse de su fornicación. 22He aquí, yo la arrojo en cama, y
en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las
obras de ella. 23Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las
iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón;
y os daré a cada uno según vuestras obras. 24Pero
a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa
doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás,
yo os digo: No os impondré otra carga; 25pero lo que tenéis,
retenedlo hasta que yo venga. 26Al que venciere y guardare mis
obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27y
las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; 28y le daré la
estrella de la mañana. 29El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias.
Nehemías
Reparto del trabajo de reedificación
3
1Entonces se
levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron
la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la
torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel. 2Junto a
ella edificaron los varones de Jericó, y luego edificó Zacur hijo de Imri.
3Los hijos de
Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus
puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. 4Junto a ellos
restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró
Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc
hijo de Baana. 5E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero
sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor. 6La
puerta Vieja fue restaurada por Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de
Besodías; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y
cerrojos. 7Junto a ellos restauró Melatías gabaonita, y Jadón
meronotita, varones de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del
gobernador del otro lado del río. 8Junto a ellos restauró Uziel
hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías, hijo
de un perfumero. Así dejaron reparada a Jerusalén hasta el muro ancho. 9Junto
a ellos restauró también Refaías hijo de Hur, gobernador de la mitad de la
región de Jerusalén. 10Asimismo restauró junto a ellos, y frente a
su casa, Jedaías hijo de Harumaf; y junto a él restauró Hatús hijo de
Hasabnías. 11Malquías hijo de Harim y Hasub hijo de Pahat-moab
restauraron otro tramo, y la torre de los Hornos. 12Junto a ellos
restauró Salum hijo de Halohes, gobernador de la mitad de la región de
Jerusalén, él con sus hijas.
13La puerta del
Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y
levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos del
muro, hasta la puerta del Muladar. 14Reedificó la puerta del
Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bet-haquerem; él
la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos. 15Salum
hijo de Colhoze, gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la
Fuente; él la reedificó, la enmaderó y levantó sus puertas, sus cerraduras y
sus cerrojos, y el muro del estanque de Siloé hacia el huerto del rey, y hasta
las gradas que descienden de la ciudad de David. 16Después de él
restauró Nehemías hijo de Azbuc, gobernador de la mitad de la región de
Bet-sur, hasta delante de los sepulcros de David, y hasta el estanque labrado,
y hasta la casa de los Valientes. 17Tras él restauraron los
levitas; Rehum hijo de Bani, y junto a él restauró Hasabías, gobernador de la
mitad de la región de Keila, por su región. 18Después de él
restauraron sus hermanos, Bavai hijo de Henadad, gobernador de la mitad de la
región de Keila. 19Junto a él restauró Ezer hijo de Jesúa,
gobernador de Mizpa, otro tramo frente a la subida de la armería de la
esquina. 20Después de él Baruc hijo de Zabai con todo fervor
restauró otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib
sumo sacerdote. 21Tras él restauró Meremot hijo de Urías hijo de
Cos otro tramo, desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo de la
casa de Eliasib. 22Después de él restauraron los sacerdotes, los
varones de la llanura. 23Después de ellos restauraron Benjamín y
Hasub, frente a su casa; y después de éstos restauró Azarías hijo de Maasías,
hijo de Ananías, cerca de su casa. 24Después de él restauró Binúi
hijo de Henadad otro tramo, desde la casa de Azarías hasta el ángulo entrante
del muro, y hasta la esquina. 25Palal hijo de Uzai, enfrente de la
esquina y la torre alta que sale de la casa del rey, que está en el patio de la
cárcel. Después de él, Pedaías hijo de Faros. 26Y los sirvientes
del templo que habitaban en Ofel restauraron hasta enfrente de la puerta de las
Aguas al oriente, y la torre que sobresalía. 27Después de ellos
restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la gran torre que sobresale,
hasta el muro de Ofel.
28Desde la puerta
de los Caballos restauraron los sacerdotes, cada uno enfrente de su casa.
29Después de ellos restauró Sadoc hijo de Imer, enfrente de su casa; y
después de él restauró Semaías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental.
30Tras él, Hananías hijo de Selemías y Hanún hijo sexto de Salaf
restauraron otro tramo. Después de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías,
enfrente de su cámara. 31Después de él restauró Malquías hijo del
platero, hasta la casa de los sirvientes del templo y de los comerciantes,
enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina. 32Y
entre la sala de la esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros
y los comerciantes.
SALMO 97
El dominio y el
poder de Jehová
1Jehová
reina; regocíjese la tierra,
Alégrense las muchas costas.
2Nubes y oscuridad
alrededor de él;
Justicia y juicio son el cimiento de su trono.
3Fuego irá delante
de él,
Y abrasará a sus enemigos alrededor.
4Sus relámpagos
alumbraron el mundo;
La tierra vio y se estremeció.
5Los montes se
derritieron como cera delante de Jehová,
Delante del Señor de toda la tierra.
6Los cielos
anunciaron su justicia,
Y todos los pueblos vieron su gloria.
7Avergüéncense
todos los que sirven a las imágenes de talla,
Los que se glorían en los ídolos.
Póstrense a él todos los dioses.
8Oyó Sion, y se
alegró;
Y las hijas de Judá,
Oh Jehová, se gozaron por tus juicios.
9Porque tú, Jehová,
eres excelso sobre toda la tierra;
Eres muy exaltado sobre todos los dioses.
10Los que amáis a
Jehová, aborreced el mal;
El guarda las almas de sus santos;
De mano de los impíos los libra.
11Luz está sembrada
para el justo,
Y alegría para los rectos de corazón.
12Alegraos, justos,
en Jehová,
Y alabad la memoria de su santidad.
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