12 de MAYO
¡¡Sin
miedo, sin lugar a dudas!
Por Riqui Ricón*
Job respondió entonces al SEÑOR. Le
dijo: «Yo sé bien que tú lo puedes todo,
que no es posible frustrar ninguno de tus planes. “¿Quién es
éste —has preguntado—, que sin conocimiento oscurece mi consejo?” Reconozco que
he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado
maravillosas que me son desconocidas. »“Ahora escúchame, que voy a hablar —
dijiste—; yo te cuestionaré, y tú me responderás.” De oídas había oído hablar
de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que
he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.» (Job 42. 1-6 NVI).
Para salir de cualquier crisis, como Job, has de reconocer
que la Palabra de Dios es la Verdad (no una verdad sino la Verdad). Sólo así
podrás comprender la grandeza del Amor que Dios siente por ti. Aceptarás, como
Job, con humildad y gratitud, que Él es Bueno y Justo. En ese momento dejas de
enfocarte en ti mismo y, olvidando tus problemas, lo miras a Él, tal y como Es.
Y quitó Jehová la aflicción de Job,
cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que
habían sido de Job (Job 42. 10)..
Una vez que Job tuvo un encuentro personal con Dios, algo
asombroso comenzó a suceder en su vida: ¡dejó de quejarse y preocuparse por sí
mismo para comenzar a orar por los demás! Entonces, él fue restaurado
recibiendo sanidad y el doble de bendición que antes tenía.
Si bien todos nosotros somos como
suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos
nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento (Isa
64. 6).
Lo que a Job experimentó es un tipo del Nuevo Nacimiento.
Una vez que miró a Dios cara a cara, pudo verse a sí mismo y comprender que sin
Dios él nada era que todas sus justicias eran como trapo de inmundicia pero, y
sobre todo, entendió que con Dios estaba su vida, que sólo con Él encontraría
identidad, propósito y destino. ¡Adquirió conciencia de Justicia en Dios!
SEÑOR Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían! (Sal 84.12 NIV).
Por este motivo pudo poner toda su confianza en Dios y
abandonarse así mismo dentro de Su Palabra para, a pesar de aún estar enfermo y
abatido, orar y bendecir a sus amigos. ¡Ya no tenía temor, ni duda! ¡Ahora
tenía fe! ¡Ahora tenía identidad en Dios!
MIREN CUÁNTO NOS ama
el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más
maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente
no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3. 1
BAD).
El principal propósito de Dios para pagar todos tus pecados
con la Sangre de Su Hijo Jesús, no fue justificarte, ni perdonarte, sino que
éstos eran los requisitos que necesitabas cumplir para que así, con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados (He 10.14), y fuiste creado(a), por Su
Palabra, como un espíritu nuevo, incorruptible, con el verdadero propósito de
ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a) y recibir Su propia Identidad.
siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Fue por esa identidad de Hijo de Dios Nacido de Nuevo que
Pablo se despide sin drama, ni dolor alguno de las iglesias que con tanta
dedicación él había edificado, diciendo:
Mas no me importa cuánto haya de
sufrir; después de todo, la vida carecería de valor si no la empleara para
terminar con gozo la tarea que me señaló el Señor Jesús: pregonar las buenas
noticias acerca del inmenso amor de Dios (Hch 20.24
BAD).
Mientras todos los demás lloraban y trataban de
persuadirle, tal y como Pedro intentó hacerlo con Jesucristo, él se mantuvo
firme sabiendo en Quién había confiado y a Quién le pertenecía su vida. Él
sabía perfectamente que era un Hijo de Dios Nacido de Nuevo, que como tal tenía
Vida Eterna y que esa Vida estaba escondida con Cristo en Dios.
Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Pablo sabía y creía lo mismo que tú debes saber y creer,
que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte
a ti, y que, por lo tanto, te ha hecho Su Hijo(a) y al otorgarte ese derecho
divino, necesariamente te dio la Vida Eterna.
Ya que han sido resucitados a una vida
nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está
sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del
cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto a esta vida, y su
verdadera vida está escondida con Cristo en Dios (Col 3.1-3 NTV).
Tú no eres como Job. ¡Tú eres mayor a Job! Job era una
criatura, un ser humano común y corriente sujeto a las pasiones carnales y al
pecado, mientras que tú has sido comprado(a)
y
redimido(a) a precio de la Sangre de Cristo Jesús para ser
hecho un(a) Hijo(a) del Dios Viviente.
¡La ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús te ha hecho
libre de la ley del pecado y de la muerte!
Por tanto, ya que ellos son de carne y
hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la
muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a
todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda
la vida (He 2.14-15 NVI).
Ya no eres más esclavo del pecado ni de la muerte. La
muerte nada tiene en ti. ¡Tienes Vida Eterna! ¡Vas a Vivir por siempre! A
diferencia de Job, tu puedes (y debes) vivir una Vida sin miedo, sin lugar a
dudas.
Oremos en voz audible:
Precioso Padre celestial, ¡cómo no agradecerte! ¡Cómo no
amarte! Siendo que yo estaba
perdido(a) y sin rumbo en esta vida y Tú me has amado de tal manera que
preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, para pagar el precio de mis
pecados, antes que perderme a mí; para justificarme, santificarme,
perfeccionarme y perdonarme y adoptarme como Hijo(a) legítimo(a) Tuyo(a). Hoy,
por Tu Gran Amor con que me has amado, puedo decir, puedo gritar, que soy un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente que se corrompe
sino de la incorruptible semilla
que es Tu Palabra, Señor.
¡Gracias Jesús!
¡Gracias Espíritu Santo! ¡Tengo Identidad! Me determino a
vivir de acuerdo a quién soy, de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, Señor. Por lo
tanto, por lo que dices en Tu Palabra, sé perfectamente que de todo problema,
angustia o enfermedad saldré más que vencedor(a), pues todo lo puedo en Ti, en
Tu unción y en Tu Palabra. Así que, no voy a prestar atención a las palabras de
mentira, de fracaso y de derrota que me quieran amedrentar, ya que no he recibido el
espíritu de
esclavitud para
estar
otra
vez
en
temor,
sino
que
yo,
(tu nombre aquí),
he recibido el
Espíritu de adopción
y hoy clamo,
¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), Dios, y he vencido, pues
mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el
mundo. Señor, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto
a Ti, mi Dios, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir
de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza,
ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)!
¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo
de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo
haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a
lo que le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por
eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz!
¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te
abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy
y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
![]() |
Lectura y Meditación de la Palabra
de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?