martes, 7 de abril de 2020

¿Cuándo comenzarás a reinar?















07  de ABRIL



¿Cuándo comenzarás a reinar?



¡Hoy puedes comenzar!
Por Riqui Ricón*
Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto. Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones (Deu 7. 6-9).
Cuando comienzas a estudiar y meditar en la Palabra de Dios te das cuenta, cada vez más, lo importante y especial que tú eres para Él. Es Dios quien te ha escogido a ti y, por Su gran Amor con que te ama, Él desea llenar tu vida de propósito y significado.
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza (Jer 29.11).
Este día, sólo tienes que recordar que por Cristo Jesús, ya no eres más el (la) mismo(a) pecador(a) que antes eras. Por Su muerte en la cruz y Su Sangre derramada hasta la última gota como precio de tu justificación, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a) no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Así comienzan los planes de Dios para tu Vida!
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (2 P 2. 9-10).
Si alguna vez te has preguntado qué significa ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo o por qué Jesús le dijo a Nicodemo que le era necesario Nacer de Nuevo para poder ver y entrar al Reino de Dios, la respuesta a ambas preguntas es simple y sencillamente la misma: ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo significa ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido, comprado, por Dios y, por consiguiente, ahora, tu Vida en el Reino de Dios está llena de propósito y significado: Anunciar las virtudes de Aquel que te sacó de las tinieblas a Su luz admirable.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra (Apo 5. 8-10).
Al aceptar y creer que a través de la FE en Jesucristo has Nacido de Nuevo por la Palabra de Dios, recibes tu Identidad, recibes tu linaje como Hijo(a) del Rey, dejas las cosas viejas en el pasado y te extiendes a una vida nueva donde debes reinar y establecer el reino de tu Padre.
Insisto, no eres más un ser humano sin ton ni son, aventado(a) por ahí, olvidado(a) y arrumbado(a) en algún lugar del planeta. ¡No, nada de eso!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Ahora tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios. Por eso el mundo no te conoce porque no le conocen a Él, porque no conocen Su gran Amor.
Satanás y su sistema pretenden derrotarte con el engaño y la mentira. Harán todo lo posible para que dejes de ver el Amor de Dios y para que no pongas más tu atención en Su Palabra, sino en tus acciones y en las circunstancias que las provocan, para que así CREAS que nada ha cambiado y que sigues siendo el (la) mismo(a) pecador(a), fracasado(a) y derrotado(a) que antes eras.
Sólo recuerda lo que dice Dios, tu Padre, en Su Palabra y resiste sus engaños: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu (Zac 4.6), y que, Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (Jn 3.6).
Tú eres Nacido(a) de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios por el Espíritu Santo y no por lo que hayas hecho o estés haciendo con tu vida. En tu carne, con tus fuerzas, jamás podrías hacer de ti mismo(a) un(a) Hijo(a) de Dios.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (Jua 1.12-13).
Así que, no se trata de lo que tú hagas o dejes de hacer, sino de lo que Jesús hizo por amor a ti, al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas  (2 Cor 5.17).
Ahora, eres nueva creación, eres una nueva especie de ser que no existía antes, y Dios, tu Padre, te ha dejado en este mundo señalándote propósito y destino, porque confía plenamente en ti.
Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mat 10. 7-8).
No temas, ni dudes de la Palabra de Dios, Él no miente ni se arrepiente, lo que Dios ha dicho lo va hacer; si Él lo ha hablado, entonces, lo va a ejecutar. Recuerda que el diablo es homicida y padre de mentira desde el principio (Jn 8. 44). El querrá confrontar tu realidad contra la Palabra de Dios para hacerte dudar y así, con la duda, intentará lograr que pierdas tu identidad.
Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios (Mat 15. 39-43).
De la misma forma que Satanás lo intento en el desierto y en la cruz contra Jesús, lo hace hoy en día contra ti: si en verdad la Biblia es… si en verdad tú eres… si en verdad ya sanaste… si en verdad fueras un(a) Hijo(a) de Dios, etc., etc.
Lo interesante a notar aquí es que no importa la situación en la que te encuentres, ni cómo tú te sientas hoy o cómo te veas a ti mismo(a), todo eso es circunstancial; la única Verdad (aunque tú no la creas), es que tú eres, ni más ni menos, la persona que Dios dice en Su Palabra que eres: ¡Su propio(a) Hijo(a)! ¡Lleno(a) del Espíritu Santo y más que vencedor(a) en todas las cosas!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10. 10).
La Verdad es que en Cristo Jesús tienes todo el derecho para hacer de tu vida una vida plena y abundante.
Si le crees a tu Padre, ten por cierto que, ¡Puedes comenzar a reinar sobre la tierra!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día quiero decirte que yo sé en quien he confiado. Yo he confiado en Ti, Señor, en Tu Palabra, la Biblia. Por lo tanto, sin importar las circunstancias o condiciones que esté enfrentando hoy, no voy a temer, ni a dudar de quién soy yo ahora, en Cristo Jesús. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Tengo propósito y destino. Voy a reinar en esta tierra y no voy a permitirles a la enfermedad, los problemas, la pobreza, la tristeza, el resentimiento, la depresión, ni a nada, ni a nadie, robarme lo que legítimamente es mío por la Sangre de Jesús: mi identidad. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por mí al morir y resucitar, Tú me hiciste de nuevo y eso ya nadie me lo puede quitar. Padre, que hermoso es saberse tan amado(a) por Ti. Que sublime sensación es saber que has establecido en Tu Palabra, Eterna, Perfecta e Infalible, que aunque yo ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer, pues sé que Tú estás conmigo; que aunque las aflicciones vengan sobre mí, sé que de TODAS ellas voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Escrito está! ¡Tú no mientes ni Te arrepiente! ¡Lo has dicho y lo vas hacer! ¡Lo has hablado y lo vas a ejecutar! ¡Gracias, precioso Dios! Y a Ti, amado Señor Jesús, quiero decirte que te amo con todo mi ser, con todas mis fuerzas y con todo mi corazón. Por lo que hiciste por mí en la cruz, al morir pagando todos mis pecados y al vencer a la muerte, resucitando de entre los muertos, para darme la Vida Eterna y hacerme nacer de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios, ahora tengo identidad, ahora sé perfectamente quién yo soy. Así que, no voy a temer más. Me determino a ser dichoso(a) haciendo de Tu Palabra, la Biblia, la norma máxima de mi existencia; la pondré en mi boca, mente y corazón; voy a leerla y meditarla de día y de noche para guardarla y hacer conforme a todo lo que Tú, precioso Dios, dices en ella; porque sé que entonces haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios! En el nombre de Jesús. Muchas Gracias, Señor. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 7                                   Mat 27. 32-66 /  Deu 7-8 /  Job 7













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