miércoles, 29 de abril de 2020

¡Cómo recuperar el tiempo perdido!












29  de ABRIL


¡Cómo recuperar el tiempo perdido!


¡Encarando el presente con ánimo y alegría!
Por Riqui Ricón*
No hay mejor día que el día de hoy. No hay mejor Vida que la que estoy viviendo hoy.
Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría (Ecl 7:10 RV1960).
Es un engaño del enemigo añorar el pasado, pensando que aquellos días fueron mejores.
¡Quién me volviese como en los meses pasados!, Como en los días en que Dios me guardaba, Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, A cuya luz yo caminaba en la oscuridad; Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda (Job 29:2-4 RV1960).
Es el día de HOY que Dios me guarda. Es el día de HOY que Dios me cuida.
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre (Sal 121:1-8 RV1960).
Jesús es mi guardador, mi cuidador, y el maligno NO me toca.
Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado[no practica el pecado RV60]:Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo (1Jn 5:18 NVI).
Respecto a los tiempos mejores, C. S. Lewis, un teólogo y escritor del siglo XX, autor de las Crónicas de Narnia, escribió acerca del consejo que un experimentado demonio le daba a su sobrino, un diablo novato:
Mi querido Orugario [el diablo novato]:
Por supuesto, había observado que los humanos estaban atravesando un respiro en su guerra europea —¡lo que ingenuamente llaman "La Guerra"!—, y no me sorprende que haya una tregua correlativa en las inquietudes del paciente [el cristiano al cual está asignado el diablo novato]. ¿Nos conviene estimular esto, o mantenerle preocupado? Tanto el temor torturado como la estúpida confianza son estados de ánimo deseables. Nuestra elección entre 'ellos suscita cuestiones importantes.
Los humanos viven en el tiempo, pero nuestro Enemigo [Dios] les destina a la Eternidad. Él [Dios] quiere, por tanto, creo yo, que atiendan principalmente a dos cosas: a la eternidad misma y a ese punto del tiempo que llaman el presente. Porque el presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad. Del momento presente, y sólo de él, los humanos tienen una experiencia análoga a la que nuestro Enemigo [Dios] tiene de la realidad como un todo; sólo en el presente la libertad y la realidad les son ofrecidas. En consecuencia, Él [Dios] les tendría continuamente preocupados por la eternidad (lo que equivale a preocupados por Él [Dios]) o por el presente; o meditando acerca de su perpetua unión con, o separación de, Él, o si no obedeciendo la presente voz de la conciencia, soportando la cruz presente, recibiendo la gracia presente, dando gracias por el placer presente.
Nuestra tarea [de los demonios] consiste en alejarles [a los seres humanos] de lo eterno y del presente. Con esto en mente, a veces tentamos a un humano (pongamos una viuda o un erudito) a vivir en el pasado. Pero esto tiene un valor limitado, porque poseen algunos conocimientos reales sobre el pasado, y porque el pasado tiene una naturaleza determinada, y, en eso, se parece a la eternidad. Es mucho mejor hacerles vivir en el futuro. La necesidad biológica hace que todas sus pasiones apunten ya en esa dirección, así que pensar en el futuro enciende la esperanza y el temor. Además, les es desconocido, de forma que al hacerles pensar en el futuro les hacemos pensar en cosas irreales. En una palabra, el futuro es, de todas las cosas, la menos parecida a la eternidad. Es la parte más completamente temporal del tiempo, porque el pasado está petrificado y ya no fluye, y el presente está totalmente iluminado por los rayos eternos. De ahí el impulso que hemos dado a esquemas mentales como la Evolución Creativa, el Humanismo Científico, o el comunismo, que fijan los efectos del hombre en el futuro, en el corazón mismo de la temporalidad. De ahí que casi todos los vicios tengan sus raíces en el futuro. La gratitud mira al pasado y el amor al presente; el miedo, la avaricia, la lujuria y la ambición miran hacia delante. No creas que la lujuria es una excepción. Cuando llega el placer presente, el pecado (que es lo único que nos interesa) ya ha pasado. El placer es sólo la parte del proceso que lamentamos y que excluiríamos si pudiésemos hacerlo sin perder el pecado; es la parte que aporta el Enemigo [Dios], y por tanto experimentada en el presente. El pecado, que es nuestra contribución, miraba hacia delante.
Desde luego, el Enemigo [Dios] quiere que los hombres piensen también en el futuro: pero sólo en la medida en que sea necesario para planear ahora los actos de justicia o caridad que serán probablemente su deber mañana. El deber de planear el trabajo del día siguiente es el deber de hoy; aunque su material está tomado prestado del futuro, el deber, como todos los deberes, está en el presente [aquí y ahora]. Esto es ahora como partir una paja. Él [Dios] no quiere que los hombres le den al futuro sus corazones, ni que pongan en él su tesoro. Nosotros, sí. Su ideal [el de Dios] es un hombre que, después de haber trabajado todo el día por el bien de la posteridad (si ésa es su vocación), lava su mente de todo el tema, encomienda el resultado al Cielo, y vuelve al instante a la paciencia o gratitud que exige el momento que está atravesando [aquí y ahora].
Pero nosotros queremos un hombre atormentado por el futuro: hechizado por visiones de un Cielo o un infierno inminente en la tierra —dispuesto a violar los mandamientos del Enemigo [Dios] en el presente si le hacemos creer que, haciéndolo, puede alcanzar el Cielo o evitar el Infierno—, que dependen para su fe del éxito o fracaso de planes cuyo fin no vivirá para ver.
Queremos toda una raza perpetuamente en busca del fin del arco iris, nunca honesta, ni gentil, ni dichosa ahora, sino siempre sirviéndose de todo don verdadero que se les ofrezca en el presente como de un mero combustible con el que encender el altar del futuro.
De lo que se deduce, pues, en general —si las demás condiciones permanecen constantes—, que es mejor que tu paciente [el cristiano al cual está asignado el diablo novato] esté lleno de inquietud o de esperanza (no importa mucho cuál de ellas) acerca de esta guerra que el que viva en el presente. Pero la frase "vivir en el presente" es ambigua: puede describir un proceder que, en realidad, está tan pendiente del futuro como la ansiedad misma; tu hombre [el cristiano al cual está asignado el diablo novato] puede no preocuparse por el futuro, no porque le importe el presente, sino porque se ha autoconvencido de que el futuro va a ser agradable, y mientras sea ésta la verdadera causa de su tranquilidad, tal tranquilidad nos será propicia, pues no hará otra cosa que amontonar más decepciones, y por tanto más impaciencia, cuando sus infundadas esperanzas se desvanezcan. Si, por el contrario, es consciente de que le pueden esperar cosas horribles, y reza [ora] para pedir las virtudes necesarias para enfrentarse con tales horrores, y entretanto se ocupa del presente porque en éste, y sólo en éste, residen todos los deberes, toda la gracia, toda la sabiduría y todo el placer, su estado es enormemente indeseable y debe ser atacado al instante.
También aquí ha hecho un buen trabajo nuestra Arma Filológica: prueba a utilizar con él la palabra "complacencia". De todas formas, lo más probable es, claro está, que no esté "viviendo en él presente" por ninguna de estas razones, sino simplemente porque está bien de salud y disfruta con su trabajo. El fenómeno sería entonces puramente natural. En cualquier caso, yo en tu lugar lo destruiría: ningún fenómeno natural está realmente de nuestra parte, y, de todas maneras, ¿por qué habría de ser feliz la criatura [el cristiano al cual está asignado el diablo novato]?
Tu cariñoso tío [?],
ESCRUTOPO [el demonio veterano]
(C. S. Lewis, Cartas del diablo a su sobrino, carta no. XV).
Como puedo ver, el único interesado en que yo viva añorando el pasado (o temeroso del futuro), es el mismísimo diablo, porque así puede evitar que yo disfrute de las Bendiciones de Dios, mi Padre, las cuales sólo se pueden disfrutar en el presente, aquí y ahora, el día de hoy.
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto (Pro 4:18 RV1960).
Mi Vida Nueva, la que se me obsequió gracias a la muerte y resurrección de Jesucristo, mi Señor y Salvador, es un continuo presente lleno de La Bendición de mi Padre celestial y es, por sí misma, un conocimiento creciente de Su Persona, un aumento constante de Su Gloria sobre mi vida.
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial, muchas gracias por amarme tanto que, estando yo muerto en delitos y pecados, me diste Vida juntamente con Cristo Jesús. Gracias Señor, porque la Vida que me has dado es una Vida plena y abundante para vivirla el día de hoy. Si por alguna razón yo he añorado mi vida pasada, me arrepiento y te pido perdón, pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en mi vida ha de manifestarse. Gracias por haberme adoptado como Hijo Tuyo, por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Tu Voluntad. Ahora, por la Sangre del Nuevo Pacto, yo soy Quien Tú, Dios Todopoderoso, dices en Tu Palabra que soy: santo(a), justo(a), perfecto(a), eterno(a) y glorificado(a). Así que, a pesar de los ataques del enemigo, no hay forma en que pueda perder, pues ¿qué puedo añadir a todo esto? Si Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, ¿quién podrá contra mí? ¡Nadie! Pues mayor eres Tú, Señor, que estás en mí, que el que está en el mundo y, por eso, ya he vencido. Resisto y echo fuera de mi vida y corazón al espíritu de duda y de temor. Nada ni nadie me pueden hacer frente en todos los días de mi vida pues en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Ti, Jesús, mi Rey, Señor y Salvador que me amas. ¡No dudo de lo que dice la Palabra de Dios! ¡Yo soy quién dice la Biblia que soy! Un(a) legítimo(a) y amado(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Estoy bendecido(a) por Tu Palabra, Señor Jesús y voy a vivir a plenitud el día de hoy. Así que, nunca confesaré palabras de fracaso, ni de derrota, ni de enfermedad, ni de desánimo pues todo lo puedo en Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! ¡El día de hoy! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 29                                 Hch 13.1-25  /  Jos 18-19  /  Job 29













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