28 de ABRIL
¡Cómo orar de tal forma que obtengas la Victoria!
¡Atendiendo primero mis pecados
ocultos!
Por Riqui Ricón*
Todo mundo, hasta los médicos
incrédulos, reconoce que hay un poder muy especial en la oración. Sin embargo,
también tenemos la experiencia que, al parecer, no todas las oraciones
funcionan. ¿Cómo puedo saber si yo estoy orando correctamente? Veamos.
Mas
a los jebuseos que habitaban en Jerusalén,
los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los
hijos de Judá hasta hoy (Jos 15.63).
El pueblo de Israel recibió la orden
expresa, por parte de Dios, de destruir por completo a los moradores de la
tierra prometida y, sin embargo, no pudieron (o no quisieron) hacer lo que se
les ordenaba.
Pero no
arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer;
antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy,
y fue tributario (Jos 16:10 RV60).
El no obedecer (creer), esta
orden de Dios tuvo consecuencias tan graves que, al final, terminaron
derrotados y dispersados.
Mas los
hijos de Manasés no pudieron arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo persistió en habitar en aquella
tierra (Jos 17:12 RV60).
Lo interesante es que Dios no
solamente les ordenó destruirlos en su totalidad sino que, además, les advirtió
lo que sucedería si no lo hacían.
Guardad, pues,
con diligencia vuestras almas,
para que améis a Jehová vuestro Dios. Porque si os apartareis, y os uniereis a lo que resta de estas
naciones que han quedado con vosotros, y
si concertareis con ellas matrimonios,
mezclándoos con ellas, y ellas
con vosotros, sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones
delante de vosotros, sino que os serán
por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por
espinas para vuestros ojos, hasta que
perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado (Jos
23:11-13 RV60).
Todo esto es un tipo o imagen de
lo que ahora acontece en la vida de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo,
pues yo también tengo la orden de desechar de mi Nueva Vida todo aquello que
pertenezca a la vieja naturaleza.
En cuanto
a la pasada manera de vivir, despojaos
del viejo hombre, que está viciado conforme
a los deseos engañosos (Efe 4:22 RV60).
El problema de estar mezclado(a)
con el mundo es que de alguna forma Satanás me engaña para que le siga dando
autoridad en mi vida y así pueda anularme en mi propósito.
Así
que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque
si vivís conforme a la carne,
moriréis; mas si por el Espíritu
hacéis morir las obras de la carne,
viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Rom 8:12-15 RV60).
Así como el pueblo de Israel perdió el rumbo y
su identidad de pueblo escogido por tolerar las formas y maneras de sus
enemigos, viviendo entre ellos; de la misma forma, el tolerar el pecado en mi
vida sin combatirlo activamente, permitiéndome a mí mismo hacer ciertas cosas o
tener ciertas actitudes que sé que son contrarias a la Palabra de Dios, me roba
mi identidad, me anula en mi propósito y entonces, mis oraciones pierden
eficacia.
No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues
todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna (Gál
6:7-8 RV60).
Así que, puedo ver que si no
arreglo el asunto de mis pecados ocultos (los que sólo Dios y yo conocemos), le
estoy dando lugar a la vieja naturaleza en vez de manifestarme como el(la)
legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios que ahora, gracias a Cristo Jesús,
yo soy.
Pero,
mientras Pedro estaba en la cárcel, la iglesia oraba fervientemente por él… Finalmente
Pedro volvió en sí. «¡De veras es cierto! —dijo —. ¡El Señor envió a su ángel y
me salvó de Herodes y de lo que los líderes judíos* tenían pensado hacerme!».
Cuando se dio cuenta de esto, fue a la casa de María, la madre de Juan Marcos,
donde muchos se habían reunido para orar. Tocó a la puerta de entrada, y una
sirvienta llamada Rode fue a abrir. Cuando ella reconoció la voz de Pedro, se
alegró tanto que, en lugar de abrir la puerta, corrió hacia adentro y les dijo
a todos: —¡Pedro está a la puerta! —¡Estás loca! —le dijeron. Como ella
insistía, llegaron a la conclusión: «Debe ser su ángel» (Hch 12:5,
11-15 NTV).
¿Qué pasa? ¿Qué sucede? ¿Por qué
si estaban orando, entonces no creyeron la respuesta de Dios? Porque estaban
orando en angustia y por necesidad, y no con la certeza absoluta de que Dios
estaba en control y al cuidado de Su Iglesia.
»Pero
¿sabe la gente dónde encontrar sabiduría? ¿Dónde puede hallar entendimiento?
Nadie sabe dónde encontrar sabiduría porque no se halla entre los vivos. “Aquí
no está”, dice el océano; “Aquí tampoco”, dice el mar. No se puede comprar con
oro; no se puede adquirir con plata. Vale más que todo el oro de Ofir, mucho
más que el precioso ónice o el lapislázuli. La sabiduría es más valiosa que el
oro y el cristal; no se puede comprar con joyas engastadas en oro fino. El
coral y el jaspe no sirven para adquirirla. La sabiduría vale mucho más que los
rubíes. No se puede canjear por el precioso peridoto de Etiopía.* Es más
valiosa que el oro más puro. »Pero ¿sabe la gente dónde encontrar sabiduría?
¿Dónde puede hallar entendimiento? (Job 28:12-20 NTV).
La sabiduría que necesito para
resolver esto y llegar a ser muy efectivo en la oración, solamente la puedo
encontrar en La Biblia, pues esta es La Palabra de Dios. La certeza absoluta y
la convicción que necesito para salir más que vencedor de todo problema,
aflicción o enfermedad, sólo las puedo adquirir mediante la lectura y
meditación de La Biblia, que es, sin lugar a dudas, La Palabra de Dios.
Y esta es
la confianza que tenemos en él, que si
pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,
él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le
hayamos hecho (1Jn 5:14-15 RV60).
La manera más efectiva de orar es
hacerlo conforme a la voluntad de Dios y para lograr esto, sólo es posible
poniendo la Palabra de Dios en mi mente, boca y corazón. No existe forma más
exitosa para orar que hacerlo con las Palabras que salieron de la Boca de Dios,
esto es, La Biblia.
Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley,
sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te
saldrá bien (Jos 1:8 RV60).
Ahora bien, tengo que poner mucha
atención a esto, no se trata de rezar o
leer en voz alta algunos versículos de la Biblia para luego volver a adoptar
una posición de víctima ante el problema, aflicción o circunstancia que esté
enfrentando, pues la oración afligida o temerosa no da ningún fruto ya que no
tiene el ingrediente principal de la oración efectiva: La FE.
Pero pida
con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del
mar, que es arrastrada por el viento y
echada de una parte a otra. No piense,
pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre
de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos (Stg
1:6-8 RV60).
Dado que tener la certeza de lo que
espero y estar convencido de lo que aún no veo significa, creerle a Dios
creyendo Su Palabra, entonces, aquí tengo que, de nuevo, el secreto de la
oración efectiva se encuentra en el mantener una comunión constante con Dios,
mi Padre, por medio de Su Palabra.
¿Con qué
limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra (Sal
119:9 RV60).
Además, por si fuera poco, la
principal virtud de hacer de La Palabra de Dios la norma máxima de mi vida, es
que me ayuda a vencer esas zorras pequeñas que echan a perder mi viña y que por
tanto tiempo he tolerado, permitiéndoles afectar mi vida de oración: mis
pecados ocultos.
En cuanto
a la pasada manera de vivir, despojaos
del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según
Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4:22-24 RV60)
Sólo La Palabra de Dios tiene el
poder, la virtud, de renovar el espíritu de mi mente PARA QUE ASÍ, con la mente
renovada, pueda yo vestirme del hombre(mujer) nuevo(a) que ahora soy: creado(a)
de nuevo en justicia y santidad de la Verdad.
Oremos en
voz audible:
Amado padre celestial, antes que nada, quiero
comenzar confesando que tengo pecados ocultos y que efectivamente he pecado de pensamiento,
palabra, obra y omisión. Tú y yo sabemos de qué trata el asunto. A Ti no te voy
a engañar, ni quiero hacerlo, por eso, conforme a Tu Palabra, hoy confieso
delante de Ti mis pecados, pues Fiel y Justo eres Tú, mi Dios y Padre, para
perdonarme y limpiarme de toda iniquidad. Así que, recibo mi perdón y me
levanto como Tu Hijo(a) Amado(a) para cumplir mi propósito en este mundo y
pelear la buena batalla de la FE contra Satanás y sus mentiras. En esta hora yo
declaro que yo, Riqui Ricón _________ (tu nombre aquí) soy Tuyo y Contigo, mi
Señor Jesús, he vencido al pecado, el(la) viejo(a) hombre(mujer) no existe más,
pues quedó clavado(a) en la cruz, y mayor eres Tú, Señor, que estás en mí, que
el que está en el mundo y, por eso, ya he vencido. Resisto y echo fuera de mi
vida y corazón al espíritu de duda y de temor. Me determino, con Tu ayuda,
Espíritu Santo, a hacer de Tu Palabra, La Biblia, la norma máxima de mi
existencia, pues así, nada ni nadie me pueden hacer frente en todos los días de
mi vida pues en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Ti, Jesús,
mi Rey, Señor y Salvador que me amas. ¡No dudo de lo que dice la Palabra de
Dios! ¡Yo soy quién dice la Biblia que soy! Un(a) legítimo(a) y amado(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo. Estoy bendecido(a) por Tu Palabra, Señor Jesús. Así
que, nunca confesaré palabras de fracaso, ni de derrota, ni de enfermedad, ni
de desánimo pues todo lo puedo en Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
28 Hch
12. /
Jos 15-17 / Job 28
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