lunes, 12 de octubre de 2020

¡Cómo vencer la vieja naturaleza carnal y vendida al pecado!

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12 de Octubre

¡Cómo vencer la vieja naturaleza carnal y vendida al pecado!

 

¡Renuévate en el espíritu de tu mente!

Por Riqui Ricón*

Los sacó con plata y oro; Y no hubo en sus tribus enfermo… Porque se acordó de su santa palabra Dada a Abraham su siervo. Sacó a su pueblo con gozo; Con júbilo a sus escogidos. Les dio las tierras de las naciones, Y las labores de los pueblos heredaron; Para que guardasen sus estatutos, Y cumpliesen sus leyes. Aleluya (Sal 105.37, 42-45).

Es la Palabra de Dios, la Biblia, lo que mueve a tu Padre celestial para actuar a tu favor. ¡Él no olvida las promesas que ha hecho!

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos,  el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte (Apo 12.10-11).

La Victoria sobre cualquier angustia, problema o enfermedad la obtienes mediante la redención que obtuviste por la muerte y resurrección de Jesucristo; esto es, la Victoria la obtienes mediante tu Identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y declarando la Palabra de Dios sobre tus circunstancias.

Ahora bien, para conseguir la Victoria necesitas FE, necesitas creerle a Dios, creyendo Su Palabra, y para esto la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña que debes transformarte por medio de la renovación de tu entendimiento y así poder comprobar que la voluntad de Dios para tu vida es buena, agradable y perfecta.

No se amolden al mundo actual,  sino sean transformados mediante la renovación de su mente.  Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios,  buena,  agradable y perfecta (Ro 12.2 NVI).

No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios cambie su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán saber lo que Dios quiere para ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él (Ro 12.2 PDT).

No os amoldéis a los usos y costumbres propios de este mundo; antes bien, procurad que vuestra mente renovada opere la transformación de vuestra personalidad, para que lleguéis a comprobar lo buena, grata y perfecta que es la voluntad de Dios (Ro 12.2 CST).

¿Cómo se hace esto? ¿Cómo puedes ser transformado mediante la renovación de tu entendimiento? Renovando tu mente para que esta opere la transformación de tu personalidad. Permite que Dios cambie tu forma y estilo de vida con una Nueva manera de pensar.

La única manera de cambiar tu forma de pensar es pensando de una manera distinta. Toda tu vida fuiste enseñado(a) y entrenado(a) a pensar como el mundo piensa, pero ahora tú ya no eres de este mundo y ya no eres el (la) mismo(a) que antes eras.

Por tanto,  mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte,  a fin de que,  así como Cristo resucitó por el poder* del Padre,  también nosotros llevemos una vida nueva. En efecto,  si hemos estado unidos con él en su muerte,  sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos* fue crucificado con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder,  de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado (Ro 6.4-7 NVI).

¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

En ti se ha operado un nuevo nacimiento que, por su naturaleza divina, no es producto de una semilla corruptible, sino que este Nuevo Nacimiento es obra de la semilla incorruptible que es la Eterna e Infalible Palabra de Dios.

Esto te permite saber, y creer, que estás más que listo para cambiar tu forma de actuar y responder ante las circunstancias, pues el(a) hombre (mujer) viejo(a) enojón(a), criticón(a), amargado(a), resentido(a), miedoso(a), fracasado(a), pecador(a), etc., que tú antes eras, ¡ya no existe más!

¡Dios lo dice así!

Cambia tu forma de pensar acerca de ti mismo(a). Deja de mirarte como antes te veías y comienza a mirarte como Dios te mira. Mírate cada día a través de la Sangre Poderosa de Cristo Jesús, el cuál te amó y se entregó a sí mismo por ti. Mírate en el espejo de la Verdad que es la Biblia, la Palabra de Dios.

Sólo con la mente renovada por la Palabra de Dios puedes cambiar tu forma de ser y de actuar.

Con tu mente renovada puedes comprender cabalmente y sobre todo creer que si Dios bendijo al pueblo de Israel con abundante prosperidad y salud porque se acordó de Su Palabra, cuánto más será la bendición que está sobre de ti que has recibido a Su Hijo Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida.

Tú no eres pueblo escogido, eres mucho más que eso, ¡eres un(a) Hija(o) Amado(a)!

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,  que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre,  creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).

Este es el Evangelio, estas son las Buenas Nuevas. Por la Sangre de Jesús, por Su muerte y resurrección, tú ya has sido renovado(a), regenerado(a) y ya no eres más, la misma persona. ¡Has sido recreado(a) según Dios, en justicia y santidad de la Verdad!

Recuerda que ahora Jesús es el mediador de un mejor pacto establecido sobre mejores promesas.

Te preguntarás si lo que digo es que somos más bendecidos que el pueblo de Israel. ¡Claro que sí! La Escritura dice que,

Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro,  la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece (2 Co 3.7-11).

Renovar tu entendimiento significa cambiar tu forma de pensar. Significa dejar de pensar que Dios es un juez tirano que utilizará las circunstancias de tu vida para darte una buena lección y, en lugar de eso, comenzar a creer lo que dice la Biblia; creer que Él es bueno, que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Que gracias a Jesús ahora ya no eres siervo(a) sino Hijo(a). ¡Hijo(a) del único Dios vivo y verdadero!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Hay mucha diferencia entre ser el pueblo escogido a ser un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios.

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

Renovar tu entendimiento significa hacer de la Biblia la norma máxima de tu existencia. Significa que realmente crees que la Biblia es la Palabra de Dios y, por eso, la lees y la meditas a cada momento, pues Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.105)

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien, significa, ni antes, ni después, ni de ningún otra forma.

Sólo la Palabra de Dios tiene el poder suficiente para cambiar tu forma de pensar, haciendo de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Sólo la Palabra de Dios tiene el poder para llevarte a la realización de una Vida próspera, plena y abundante.

Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos (Apo 12.11a).

Satanás es un mentiroso; es homicida y padre de mentira desde el principio y lo único que pretende es llenar TUS PENSAMIENTOS con culpabilidad y condenación; porque sabe que si puede afectar tu forma de pensar afectará tu forma de hablar y de vivir, PERO recuerda, tú ya le has vencido con la Sangre de Jesús y con la Palabra de tu Dios y Padre.

Así que, alégrense la tierra y los cielos y todo lo que hay debajo de ellos, pues, ¡No hay forma que puedas perder! ¡Eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! Exactamente como lo dice la Biblia.  ¡Aleluya!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es poder acercarme a Ti, en este día, con plena certeza de fe. Sabiendo que soy nueva criatura, un(a) Hijo(a) Tuyo(a), que puedo renovar mi mente con Tu Palabra y cambiar mi forma de ser y comportarme. Convencido(a) estoy de Tu gran Amor con que me has amado. Por eso puedo declarar, con toda seguridad, que mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí, y conmigo, que cualquier enfermedad, problema o situación adversa. Porque lo dices en Tu Palabra, ahora sé que en todas las cosas soy más que vencedor(a), por medio de Tu Amor, pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. Señor Jesús, Tú eres mi Pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me harás descansar; Junto a aguas de reposo me pastorearás. Confortas mi alma, Señor; guíame por sendas de justicia por amor de Tu nombre. Yo sé que aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en el lugar Santísimo, el lugar de tu Presencia, Señor Jesús, moraré por largos días. ¡Porque Tú moriste, mi vieja naturaleza, mi viejo(a) yo, murió contigo! ¡Porque Tú vives, yo también vivo! ¡La Vida Eterna que Tú tienes, es la misma que adquiriste para mí! ¡Puedo dejar de temerle a la muerte! ¡La muerte ya no se enseñorea más de mí! ¡Gracias! ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Ahora puedo, con toda certeza declarar que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 12                           Apo 12 /  Est 2 / Sal 105.26-45

 

Apocalipsis

La mujer y el dragón

12

1Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.a 2Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.b 3También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos,c y en sus cabezas siete diademas; 4y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.d Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5Y ella dio a luz un hijo varón,e que regirá con vara de hierro a todas las naciones;f y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. 6Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

7Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguelg y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua,h que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra,i y sus ángeles fueron arrojados con él. 10Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos,j el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

13Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.k 15Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.[1]

 

Ester

Ester es proclamada reina

2

1Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella. 2Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer; 3y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos; 4y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así.

5Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín; 6el cual había sido transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia.a 7Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.

8Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres. 9Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres. 10Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase. 11Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester, y cómo la trataban.

12Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres, 13entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. 14Ella venía por la tarde, y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería y era llamada por nombre.

15Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían. 16Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. 17Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti. 18Hizo luego el rey un gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y disminuyó tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real.

Mardoqueo denuncia una conspiración contra el rey

19Cuando las vírgenes eran reunidas la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey. 20Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba. 21En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero. 22Cuando Mardoqueo entendió esto, lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo. 23Se hizo investigación del asunto, y fue hallado cierto; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue escrito el caso en el libro de las crónicas del rey.[2]

 

SALMO 105.1-25

 

Maravillas de Jehová a favor de Israel

(1 Cr. 16.7–22)

     26     Envió a su siervo Moisés,

Y a Aarón, al cual escogió.m

     27     Puso en ellos las palabras de sus señales,

Y sus prodigios en la tierra de Cam.

     28     Envió tinieblas que lo oscurecieron todo;n

No fueron rebeldes a su palabra.

     29     Volvió sus aguas en sangre,

Y mató sus peces.o

     30     Su tierra produjo ranas

Hasta en las cámaras de sus reyes.p

     31     Habló, y vinieron enjambres de moscas,q

Y piojosr en todos sus términos.

     32     Les dio granizo por lluvia,

Y llamas de fuego en su tierra.

     33     Destrozó sus viñas y sus higueras,

Y quebró los árboles de su territorio.s

     34     Habló, y vinieron langostas,

Y pulgón sin número;

     35     Y comieron toda la hierba de su país,

Y devoraron el fruto de su tierra.t

     36     Hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra,

Las primicias de toda su fuerza.u

     37     Los sacó con plata y oro;

Y no hubo en sus tribus enfermo.

     38     Egipto se alegró de que salieran,

Porque su terror había caído sobre ellos.v

     39     Extendió una nube por cubierta,

Y fuego para alumbrar la noche.w

     40     Pidieron, e hizo venir codornices;

Y los sació de pan del cielo.x

     41     Abrió la peña, y fluyeron aguas;

Corrieron por los sequedales como un río.y

     42     Porque se acordó de su santa palabra

Dada a Abraham su siervo.

     43     Sacó a su pueblo con gozo;

Con júbilo a sus escogidos.

     44     Les dio las tierras de las naciones,z

Y las labores de los pueblos heredaron;

     45     Para que guardasen sus estatutos,

Y cumpliesen sus leyes.

Aleluya.[3]



a a 12.1: Gn. 37.9.

b b 12.2: Mi. 4.10.

c c 12.3: Dn. 7.7.

d d 12.4: Dn. 8.10.

e e 12.5: Is. 66.7.

f f 12.5: Sal. 2.9.

g g 12.7: Dn. 10.13, 21; 12.1; Jud. 9.

h h 12.9: Gn. 3.1.

i i 12.9: Lc. 10.18.

j j 12.10: Job 1.9–11; Zac. 3.1.

k k 12.14: Dn. 7.25; 12.7.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap 11.19-12.17

a a 2.6: 2 R. 24.10–16; 2 Cr. 36.10.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Est 1.22-2.23

m m 105.26: Ex. 3.1—4.17.

n n 105.28: Ex. 10.21–23.

o o 105.29: Ex. 7.17–21.

p p 105.30: Ex. 8.1–6.

q q 105.31: Ex. 8.20–24.

r r 105.31: Ex. 8.16–17.

s s 105.32–33: Ex. 9.22–25.

t t 105.34–35: Ex. 10.12–15.

u u 105.36: Ex. 12.29.

v v 105.37–38: Ex. 12.33–36.

w w 105.39: Ex. 13.21–22.

x x 105.40: Ex. 16.2–15.

y y 105.41: Ex. 17.1–7; Nm. 20.2–13.

z z 105.44: Jos. 11.16–23.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 105.26-45






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RV60 





NVI





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