¡666! ¡Cómo evitar la marca de la bestia!
¡666!
Por Riqui Ricón*
Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y
que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre
de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que
tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y
su número es seiscientos sesenta y seis (Apo 13. 16-18).
¡666! Algunas veces me parece
que algunas personas están tan preocupadas por las actividades del diablo que
llegan a olvidar LA GRACIA de nuestro Señor Jesucristo y la obra de la CRUZ.
Aleluya. Alabad a Jehová,
porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia… Pecamos nosotros,
como nuestros padres; Hicimos iniquidad, hicimos impiedad… Nuestros padres en
Egipto no entendieron tus maravillas; No se acordaron de la muchedumbre de tus
misericordias, Sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo. Pero él los
salvó por amor de su nombre, Para hacer notorio su poder… Los salvó de mano
del enemigo, Y los rescató de mano del adversario. Cubrieron las aguas a sus
enemigos; No quedó ni uno de ellos. Entonces
creyeron a sus palabras Y cantaron su alabanza (Sal
106.1, 6-8, 10-12).
El Evangelio es la Buena
Noticia y esta Buena Noticia es que Dios NO MIENTE. Todo lo que Él ha dicho es
la Verdad y se va a cumplir. Sólo en esta certeza puede radicar la felicidad
del ser humano,
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que
en ti confía (Sal 84.12).
Sólo
aquellos(as) que confían en Dios, aquellos(as) que le CREEN a Su Palabra pueden
realmente aspirar a vivir una Vida Plena de gozo y de Paz.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa
26.3).
La Biblia es la Palabra de
Dios. La Biblia es la Palabra de Honor de Dios y dice clara y enfáticamente que,
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Jn 3. 16).
Es por Su
gran Amor con que te ama que ofreció a Su propio Hijo en expiación por tus
pecados. Jesús fue el precio que se pagó para que tú no te perdieras para Dios
sino que, al contrario de lo que muchos piensan, recibieras la VIDA ETERNA que
Dios siempre ha querido para ti.
¡Dios es
bueno y para siempre es Su misericordia!
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17).
Amado(a),
Jesús no viene a tu vida para acusarte y condenarte sino para que sepas y CREAS
que por lo que Él hizo en la Cruz, tú has Nacido de Nuevo y ahora ERES CAPAZ de
llevar una vida plena y abundante.
Esto es lo
que significa ser salvo. Jesús mismo te lo afirma al decirte que,
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
El Anticristo y la marca de la bestia son Verdad
y todo lo que a ellos se refiere va a suceder de la forma en que está escrito
en la Biblia; pero por favor, lee el final del libro: ¡Nosotros ganamos! ¡Sí!
¡Estás destinado(a) a Vencer!
Así que, no
temas, cree solamente. Tu Padre celestial no te ha dejado ni te piensa dejar y
mucho menos en las manos de un enemigo 666 que ya ha sido derrotado.
Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad (1 Jn 1.9).
Quizás, tú
como muchos, quisieras señalarme: pero ¿qué con el pecado? ¿Qué pasa si
pecamos? Pues, sólo tienes que creer lo que Dios dice acerca de ti. Los
pecadores pecan, es lo que saben y les gusta hacer. Tú, de acuerdo a la Biblia,
que es la Palabra de Dios, y no miente, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo y NO practicas el pecado.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios… Sabemos
que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca (1 Jn 51a, 18).
Esto NO
quiere decir que no peques sino que ya NO ERES la persona que antes eras: un(a)
pecador(a) empedernido(a) que practicaba el pecado constantemente, como un
estilo de vida o como un(a) adicto(a) a él. Así que ahora, cuando caigas, NO
huyas de Dios, mejor arrepiéntete y corre hacia tu Padre celestial y confiésale que has pecado, pues él es fiel y justo para perdonarte tus
pecados, y limpiarte de toda maldad.
¡Es la
Palabra de Dios!
Esto es todo
lo opuesto a los deseos de tu adversario, el diablo, quien pretende alejarte de
Dios, quedándote todo(a) avergonzado(a), condenado(a), engañado(a) y convencido(a)
por sus mentiras de que eres un(a) hipócrita, que no vales nada pues (dice él,
el diablo), no cambiarás ni podrás cambiar, y que por lo tanto, estás destinado(a)
a la condenación eterna.
¡Ja! ¡Nada
de eso! La Biblia dice que tú eres un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO, y no
por lo que hayas hecho, estés haciendo o puedas hacer, sino por lo que Cristo
Jesús YA HIZO al morir y resucitar por Amor a ti; y esto mi amado(a), ¡ES la
Única Verdad!
¿Has escuchado bien lo que la Biblia, la Palabra de
Dios, que no miente, dice acerca de ti, un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE
NUEVO?
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado,
pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca (1 Jn 5.18).
No me estoy
repitiendo en esta reflexión, sino que te estoy asegurando que la Verdad es que
después de haber aceptado a Jesucristo como tu Salvador y haber Nacido de
Nuevo, ya no vives CONFORME a la carne (de acuerdo con ella) sino que ahora vives
CONFORME (de acuerdo con) al Espíritu.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Por lo que
Jesús hizo en la cruz por Amor a ti, tú estás en Cristo y de acuerdo a la
Biblia, tu vieja forma de ser quedó atrás. Por la Sangre de Jesús has sido
hecho(a) totalmente Nuevo(a).
Digo, si
puedes creerle a Dios, pues al que cree a Dios todo le es posible.
Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
¡Buenas
Noticias! ¡Todo ese rollo del 666 no se aplica a ti! ¡En Cristo Jesús tienes la
Victoria sobre el pecado y sobre la muerte!
¡No temas,
CREE solamente!
Oremos en voz audible:
Gracias Padre celestial porque
eres bueno y para siempre es tu misericordia, por tu grande e infinito Amor con
que me has amado. Tengo paz en mi corazón pues sé que estás aquí conmigo; que
mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo y que Tú, Cristo
Jesús, mi Rey, Señor y Salvador, eres el que me guarda y el maligno no me toca.
Me has destinado a la Vida Eterna y puedo vivirla: una Vida Plena y abundante.
Así que, ante las circunstancias actuales no voy a temer a las voces de
condenación, engaño y mentira, sino que voy a CREER lo que dices en Tu Palabra,
la Biblia. Espíritu Santo, con Tu ayuda voy a vivir esta Vida Plena y abundante,
estando bien consciente de que YO SOY ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
que Tú dices en Tu Palabra que YO SOY. Padre, te alabo porque eres bueno,
porque para siempre es tu misericordia. Porque la
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte. ¡Soy libre! ¡La Vida Eterna es mi derecho! Por
todo esto, creo, tomo y declaro cada una de Tus Promesas para mi Vida. De todo
problema, enfermedad o angustia, yo, ____________ (tu nombre aquí), voy a salir
más que vencedor pues todo lo puedo en Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo! Muchas gracias, mi Dios, y Señor, te amo con todo mi corazón. En el nombre de Jesús. ¡Amén!
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
13 Apo 13
/ Est 3-4 / Sal 106.1-23
Apocalipsis
13
Las dos bestias
13
1Me paré sobre la
arena del mar, y vi subir del mar una bestiaa que tenía siete
cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un
nombre blasfemo.b 2Y la bestia que vi era
semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león.c
Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. 3Vi
una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y
se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, 4y adoraron al
dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo:
¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
5También se le
dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para
actuar cuarenta y dos meses. 6Y abrió su boca en blasfemias contra
Dios,d
para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el
cielo. 7Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y
vencerlos.e También se le dio autoridad sobre toda tribu,
pueblo, lengua y nación. 8Y la adoraron todos los moradores de la
tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vidaf
del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. 9Si
alguno tiene oído, oiga. 10Si alguno lleva en cautividad, va en
cautividad;g si alguno mata a espada, a espada debe ser
muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos.
11Después vi otra
bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un
cordero, pero hablaba como dragón. 12Y ejerce toda la autoridad de
la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de
ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. 13También
hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la
tierra delante de los hombres. 14Y engaña a los moradores de la
tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia,
mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene
la herida de espada, y vivió. 15Y se le permitió infundir aliento
a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el
que no la adorase. 16Y hacía que a todos, pequeños y grandes,
ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha,
o en la frente; 17y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el
que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
18Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la
bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.[1]
Ester
Amán trama la destrucción de los judíos
3
1Después de estas
cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo honró, y
puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él. 2Y
todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se
inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se
arrodillaba ni se humillaba. 3Y los siervos del rey que estaban a
la puerta preguntaron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey?
4Aconteció que hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos
él, lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su
dicho; porque ya él les había declarado que era judío. 5Y vio Amán
que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de
ira. 6Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya
le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a
todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
7En el mes
primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada
Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del
año; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.
8Y dijo Amán al
rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas
las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y
no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.
9Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil
talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los
tesoros del rey. 10Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y
lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos, 11y
le dijo: La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas
de él lo que bien te pareciere. 12Entonces fueron llamados los
escribanos del rey en el mes primero, al día trece del mismo, y fue escrito
conforme a todo lo que mandó Amán, a los sátrapas del rey, a los capitanes que
estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia
según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero
fue escrito, y sellado con el anillo del rey. 13Y fueron enviadas
cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de
destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y
mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de
Adar, y de apoderarse de sus bienes. 14La copia del escrito que se
dio por mandamiento en cada provincia fue publicada a todos los pueblos, a fin
de que estuviesen listos para aquel día. 15Y salieron los correos
prontamente por mandato del rey, y el edicto fue dado en Susa capital del
reino. Y el rey y Amán se sentaron a beber; pero la ciudad de Susa estaba
conmovida.
Ester promete interceder por su pueblo
4
1Luego que supo
Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio
y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
2Y vino hasta delante de la puerta del rey; pues no era lícito pasar
adentro de la puerta del rey con vestido de cilicio. 3Y en cada
provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los
judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de
muchos.
4Y vinieron las
doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran
dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el
cilicio; mas él no los aceptó. 5Entonces Ester llamó a Hatac, uno
de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo mandó a
Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así. 6Salió,
pues, Hatac a ver a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba delante de
la puerta del rey. 7Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había
acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para
los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los judíos. 8Le
dio también la copia del decreto que había sido dado en Susa para que fuesen
destruidos, a fin de que la mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara
que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo.
9Vino Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo.
10Entonces Ester
dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: 11Todos los siervos del
rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer
que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley
hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro
de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta
días. 12Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester. 13Entonces
dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa
del rey más que cualquier otro judío. 14Porque si callas
absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte
para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para
esta hora has llegado al reino?
15Y Ester dijo
que respondiesen a Mardoqueo: 16Ve y reúne a todos los judíos que
se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y
día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver
al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca. 17Entonces
Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.[2]
SALMO 106.1-23
La rebeldía de Israel
1 Aleluya.
Alabad a
Jehová, porque él es bueno;
Porque para
siempre es su misericordia.a
2 ¿Quién
expresará las poderosas obras de Jehová?
¿Quién
contará sus alabanzas?
3 Dichosos
los que guardan juicio,
Los que hacen justicia en todo
tiempo.
4 Acuérdate
de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo;
Visítame con
tu salvación,
5 Para que yo
vea el bien de tus escogidos,
Para que me
goce en la alegría de tu nación,
Y me gloríe con tu heredad.
6 Pecamos
nosotros, como nuestros padres;
Hicimos
iniquidad, hicimos impiedad.
7 Nuestros
padres en Egipto no entendieron tus maravillas;
No se
acordaron de la muchedumbre de tus misericordias,
Sino que se
rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.b
8 Pero él los
salvó por amor de su nombre,
Para hacer
notorio su poder.
9 Reprendió
al Mar Rojo y lo secó,c
Y les hizo
ir por el abismo como por un desierto.
10 Los salvó
de mano del enemigo,
Y los
rescató de mano del adversario.
11 Cubrieron
las aguas a sus enemigos;
No quedó ni
uno de ellos.
12 Entonces
creyeron a sus palabras
Y cantaron su alabanza.d
13 Bien pronto
olvidaron sus obras;
No esperaron
su consejo.
14 Se
entregaron a un deseo desordenado en el desierto;
Y tentaron a
Dios en la soledad.
15 Y él les
dio lo que pidieron;
Mas envió mortandad sobre
ellos.e
16 Tuvieron
envidia de Moisés en el campamento,
Y contra
Aarón, el santo de Jehová.
17 Entonces se
abrió la tierra y tragó a Datán,
Y cubrió la
compañía de Abiram.
18 Y se
encendió fuego en su junta;
La llama quemó a los impíos.f
19 Hicieron
becerro en Horeb,
Se postraron
ante una imagen de fundición.g
20 Así
cambiaron su gloria
Por la
imagen de un buey que come hierba.
21 Olvidaron
al Dios de su salvación,
Que había
hecho grandezas en Egipto,
22 Maravillas
en la tierra de Cam,
Cosas
formidables sobre el Mar Rojo.
23 Y trató de
destruirlos,
De no
haberse interpuesto Moisés su escogido delante de él,
A fin de apartar su
indignación para que no los destruyese.[3]
a a 13.1: Dn. 7.3.
b b 13.1: Ap. 17.3, 7–12.
c c 13.2: Dn. 7.4–6.
d d 13.5–6: Dn. 7.8, 25; 11.36.
e e 13.7: Dn. 7.21.
f f 13.8: Sal. 69.28.
g g 13.10: Jer. 15.2.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap
12.17-13.18
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Est
2.23-4.17
a a 106.1: 1 Cr. 16.34; 2 Cr. 5.13; 7.3; Esd.
3.11; Sal. 100.5; 107.1; 118.1; 136.1; Jer. 33.11.
b b 106.7: Ex. 14.10–12.
c c 106.9–12: Ex. 14.21–31.
d d 106.12: Ex. 15.1–21.
e e 106.14–15: Nm. 11.4–34.
f f 106.16–18: Nm. 16.1–35.
g g 106.19–23: Ex. 32.1–14.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
105.45-106.23
RV60
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