¡Cómo Vivir en la Presencia de Dios!
¡Con FE! ¡Con acción de gracias y alabanzas!
Por Riqui Ricón*
2Sa 7:4-12 NVI Pero
aquella misma noche la palabra del SEÑOR vino a Natán y le dijo: (5)
«Ve y dile a mi siervo David que así dice el SEÑOR: “¿Serás tú acaso
quien me construya una casa para que yo la habite? (6)
Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto, y hasta el día de
hoy, no he habitado en casa alguna, sino que he andado de acá para allá, en una
tienda de campaña a manera de santuario.
(7) Todo el tiempo que anduve con
los israelitas, cuando mandé a sus gobernantes que pastorearan a mi pueblo
Israel, ¿acaso le reclamé a alguno de ellos el no haberme construido una casa
de cedro?” (8) »Pues bien, dile a mi siervo David que así
dice el SEÑOR Todopoderoso: “Yo te saqué del redil para que, en vez de cuidar
ovejas, gobernaras a mi pueblo Israel.
(9) Yo he estado contigo por dondequiera
que has ido, y por ti he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte
tan famoso como los más grandes de la tierra.
(10) También voy a designar un
lugar para mi pueblo Israel, y allí los plantaré para que puedan vivir sin
sobresaltos. Sus malvados enemigos no volverán a humillarlos como lo han hecho
desde el principio, (11) desde el día en que nombré gobernantes sobre
mi pueblo Israel. Y a ti te daré descanso de todos tus enemigos.” »Pero ahora
el SEÑOR te hace saber que será él quien te construya una casa. (12)
“Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a descansar entre tus
antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus propios descendientes, y
afirmaré su reino.
La actitud de David es muy
acorde con su humanidad (es lo que cualquier ser humano haría), él quiere
construir para Dios un lugar físico y tangible donde se le pueda adorar; un
lugar donde se pueda acudir para buscar Su Presencia y en que Él de Verdad esté
ahí. Sólo existe un problema:
2Cr 6:18 RV60 Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en
la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te
pueden contener: ¿cuánto menos esta casa
que he edificado?
¿Podrá un ser humano, mortal,
limitado y finito, a través de sus cinco sentidos, percibir, comunicarse y
comprender a Dios que es Eterno, Ilimitado e Infinito? ¿Será verdad que Dios puede
vivir con los hombree sobre la tierra? Si el cielo, en toda su inmensidad, no
puede contenerle, ¡cuánto menos un templo construido por seres mortales,
limitados y finitos!
Hch 17:24-25 RV60 El Dios
que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos
humanas, (25) ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y
todas las cosas.
Durante mucho tiempo, el arca
de la alianza (el antiguo pacto), moró bajo una tienda de campaña (el
tabernáculo de reunión), y la Presencia de Dios era buscada ahí, y se
manifestaba ahí. Y aunque parecía que Dios estaba muy a gusto así, David quería
más de Dios. Quería honrarle y tenerle más cerca de sí.
¿No será este tu caso el día
de hoy? ¿No será que tú también quieres honrarle y estar más cerca de Él? Si no
fuera así, no estarías leyendo esta meditación.
2Sa 7:8-10 NTV »Ahora ve
y dile a mi siervo David: “Esto ha declarado el SEÑOR de los Ejércitos
Celestiales: te saqué de cuidar ovejas en los pastos y te elegí para que fueras
el líder de mi pueblo Israel. (9) He estado contigo dondequiera que has ido y
destruí a todos tus enemigos frente a tus propios ojos. ¡Ahora haré que tu
nombre sea tan famoso como el de los grandes que han vivido en la tierra! (10)
Le daré una patria a mi pueblo Israel y lo estableceré en un lugar seguro
donde nunca será molestado. Las naciones malvadas no lo oprimirán como lo hicieron
en el pasado.
En este día en que anhelas más
de Su Presencia, Dios te hace saber que:
1.
Él te redimió y liberó de la esclavitud en la
que vivías, para hacerte totalmente libre.
Efe
2:1-10 NTV Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos
pecados. (2) Vivían en pecado, igual que el resto de la
gente, obedeciendo al diablo —el líder de los poderes del mundo invisible* —,
quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a
Dios. (3) Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo
los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza
pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios
igual que todos los demás. (4) Pero Dios es tan rico en misericordia y nos
amó tanto (5) que, a pesar de que estábamos muertos por
causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos.
(¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) (6)
Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en
los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. (7) De
modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la
increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo
que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús. (8)
Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún
mérito en eso; es un regalo de Dios.
(9) La salvación no es un premio
por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede
jactarse de ser salvo. (10) Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos
creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que
preparó para nosotros tiempo atrás.
2.
Él te eligió para que reines y hagas grandes
cosas.
Apo
5:9-10 RV60 y cantaban un nuevo cántico,
diciendo: Digno eres de tomar el
libro y de abrir sus sellos; porque tú
fuiste inmolado, y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo linaje y
lengua y pueblo y nación; (10) y nos has hecho para nuestro Dios reyes y
sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
1Pe
2:9 RV60 Mas vosotros sois linaje escogido,
real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que
os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Jua
14:12 RV60 De cierto, de cierto os
digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
3.
Él nunca te ha dejado, ni te dejará.
Isa
43:1-7 NTV Pero ahora, oh Jacob, escucha al SEÑOR, quien te creó. Oh Israel, el que
te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por
tu nombre; eres mío. (2) Cuando pases por aguas profundas, yo estaré
contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por
el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. (3)
Pues yo soy el SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. Yo di a
Egipto como rescate por tu libertad; en tu lugar di a Etiopía* y a Seba. (4)
Entregué a otros a cambio de ti. Cambié la vida de ellos por la tuya,
porque eres muy precioso para mí. Recibes honra, y yo te amo. (5)
»No tengas miedo, porque yo estoy contigo. Te reuniré a ti y a tus hijos
del oriente y del occidente. (6) Les diré al norte y al sur: “Traigan a mis
hijos e hijas de regreso a Israel desde los rincones más lejanos de la
tierra. (7) Traigan a todo el que me reconoce como su
Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé”».
Sal
23:4 RV60 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Mat
28:18-20 RV60 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra. (19) Por tanto,
id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20)
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo. Amén.
4.
Tus enemigos (angustia, aflicción, tristeza,
soledad, pobreza, enfermedad, etc.), no prevalecerán contra ti.
Isa
54:15-17 RVC Si alguno conspira contra ti, no será con mi ayuda; el que contra ti
conspire, caerá muerto ante tus propios ojos.
(16) Yo he creado al herrero, al
que atiza las ascuas en el fuego y saca luego la herramienta para hacer su
obra; y yo he creado también al destructor, para que destruya. (17)
No saldrá victoriosa ninguna arma que se forje contra ti. Y tú
condenarás a toda lengua que en el juicio se levante contra ti. Ésta es la
herencia de los siervos del Señor. Su salvación viene de mí. Yo, el Señor, lo
he dicho.
Sal
27:1-3 RV60 Jehová es
mi luz y mi salvación; ¿de quién
temeré? Jehová es la fortaleza de mi
vida; ¿de quién he de atemorizarme? (2) Cuando
se juntaron contra mí los malignos, mis
angustiadores y mis enemigos, Para comer
mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. (3) Aunque
un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.
Rom
8:35-37 RV60 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?
(36) Como está escrito: Por
causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. (37)
Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Pero ahora el SEÑOR te hace saber que será él quien te construya una
casa.
¿Cuál es la casa que Dios me
construye?
1. Su propio templo dentro de ti.
2. Tu descendencia, tu linaje.
1. ¡El
Templo del Señor!
1Co 6:19-20 RV60 ¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (20)
Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios.
Por lo que Jesús hizo por Amor
a ti, al morir en la cruz y resucitar venciendo a la muerte y al pecado, Dios
hizo de ti Su propio templo. ¡Ahora tú eres el templo del Espíritu Santo y le
perteneces a Dios!
2Co 6:16 NTV ¿Y qué
clase de unión puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros
somos el templo del Dios viviente. Como dijo Dios: «Viviré en ellos y caminaré
entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Ahora, verdaderamente, Dios
vive en ti y contigo.
1Co 6:17 RV60 Pero el
que se une al Señor, un espíritu es con
él.
1Jn 4:4 RV60 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
Así que, ¿quién le puede
construir a Dios una casa de descanso?
Isa 66:1 DHH El Señor
dice: "El cielo es mi trono y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Dónde
podrán construirme una casa? ¿Dónde podrán hacerme un lugar de descanso?
¡Es por Amor a ti y en Honor a
Su Palabra que Dios mismo construyó en ti Su lugar de reposo!
2Cr 7:15-16 Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada
oración que se eleve en este lugar. Pues he elegido este templo y lo he
apartado para que sea santo, un lugar donde mi nombre será honrado para
siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón (NTV).
2. Ahora bien, ¿Cómo te
construye Dios una casa?
2Sa 7:12-16 NVI “Cuando tu
vida llegue a su fin y vayas a descansar entre tus antepasados, yo pondré en el
trono a uno de tus propios descendientes, y afirmaré su reino. (13)
Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono
real para siempre. (14) Yo
seré su padre, y él será mi hijo. Así que, cuando haga lo malo, lo castigaré
con varas y azotes, como lo haría un padre.
(15) Sin embargo, no le negaré mi
amor, como se lo negué a Saúl, a quien abandoné para abrirte paso. (16)
Tu casa y tu reino durarán para siempre delante de mí; tu trono quedará
establecido para siempre.” »
¡Con mi familia! ¡Con mi
linaje, con mi descendencia!
Hch 16:31 NVI
—Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le
contestaron.
¡Dios ha comprometido Su
Palabra que te salvará a ti y a toda tu casa! Si Dios lo dijo, entonces Él lo
va a hacer, si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.
Isa 59:21 RV60 Y este
será mi pacto con ellos, dijo
Jehová: El Espíritu mío que está sobre
ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová,
desde ahora y para siempre.
Sin importar dónde están o lo
que estén haciendo, ten por seguro que tus hijos vendrán a Cristo Jesús, pues
fiel ES el que lo prometió, el cual también lo cumplirá.
Isa 49:20-25 NVI Los hijos
que dabas por perdidos todavía te dirán al oído: “Este lugar es demasiado
pequeño para mí; hazme lugar para poder vivir.”
(21) Y te pondrás a pensar:
“¿Quién me engendró estos hijos? Yo no tenía hijos, era estéril, desterrada y
rechazada; pero a éstos, ¿quién los ha criado? Me había quedado sola, pero
éstos, ¿de dónde han salido?” »
(22) Así dice el SEÑOR
omnipotente: «Hacia las naciones alzaré mi mano, hacia los pueblos levantaré mi
estandarte. Ellos traerán a tus hijos en sus brazos, y cargarán a tus hijas en
sus hombros. (23) Los reyes te adoptarán como hijo, y sus
reinas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti rostro en tierra, y lamerán el
polvo que tú pises. Sabrás entonces que yo soy el SEÑOR, y que no quedarán
avergonzados los que en mí confían.»
(24) ¿Se le puede quitar el botín
a los guerreros? ¿Puede el cautivo ser rescatado del tirano?[c] (25)
Pero así dice el SEÑOR: «Sí, al guerrero se le arrebatará el cautivo, y
del tirano se rescatará el botín; contenderé con los que contiendan contigo, y yo mismo salvaré a tus hijos.
¡Dios mismo salvará a tus
hijos!
Pro 11:21 NTV Los
malvados seguramente recibirán castigo, pero
los hijos de los justos serán liberados.
Tú fuiste hecho(a) justicia de
Dios en Cristo Jesús [¡eres justo(a)!], por lo tanto, ¡tus hijos serán
liberados!
Isa 54:11-13 RV60 Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo;
he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. (12)
Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. (13) Y todos tus hijos serán enseñados por
Jehová; y se multiplicará la paz de tus
hijos.
Así que,
Heb 10:23 RV60 Mantengamos
firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
¡Asombroso!
David quería hacer una casa de
piedra, pero hoy, Dios hace de ti una casa espiritual, para salvar a toda tu familia.
Como te darás cuenta, la
comunión con Dios, la intimidad en Su Presencia, está garantizada, no por lo
que tú puedas hacer o construir para Él, sino por lo que Cristo Jesús YA HIZO
para ti.
¡Todo por Amor a ti!
Sal 100:1-5 RV60 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. (2) Servid
a Jehová con alegría; Venid ante su
presencia con regocijo. (3) Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo,
y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su
prado. (4) Entrad por sus puertas con acción de
gracias, Por sus atrios con
alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. (5) Porque
Jehová es bueno; para siempre es su
misericordia, Y su verdad por todas las
generaciones.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
día quiero agradecerte por tanto y tan gran Amor, que siendo yo como era Tú
hayas entregado a Tu Hijo Jesucristo para salvarme a mí y a toda mi casa.
Gracias porque siendo Tú, Dios Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible, has hecho de mí el lugar de Tu Presencia. Tú
estás en mí y conmigo, lo que me honra y me permite conocerte. Gracias porque
no me has dado un espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
me has dado espíritu de adopción y hoy puedo con toda confianza decirte Abba
Padre, Papá, Papito. Gracias porque has hecho de mí un(a) auténtico(a) y
legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Por lo tanto, puedo confiar en
Ti y vivir en paz, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, de TODAS ellas
saldré más que vencedor(a) por medio de Tu Amor. Así que me determino a vivir
la Vida plena y asombrosa de un(a) Hijo(a) del Rey. Creo y declaro que, ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Haré de mi vida una
vida que valga la pena vivirse! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un
lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo
de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio
17 Mar
3.20-35 / 2 Sam 7-8 / Dan 4
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio
17 Mar
3.20-35 / 2 Sam 7-8 / Dan 4
Marcos
3.20-35
La blasfemia contra el Espíritu Santo
(Mt. 12.22–32; Lc. 11.14–23)
20Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun
podían comer pan. 21Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para
prenderle; porque decían: Está fuera de sí. 22Pero los escribas que
habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe
de los demonios echaba fuera los demonios. 23Y habiéndolos llamado,
les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? 24Si
un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. 25Y
si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. 26Y
si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino
que ha llegado su fin. 27Ninguno puede entrar en la casa de un
hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá
saquear su casa.
28De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados
a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 29pero
cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino
que es reo de juicio eterno. 30Porque ellos habían dicho: Tiene
espíritu inmundo.
La madre y los hermanos de Jesús
(Mt. 12.46–50; Lc. 8.19–21)
31Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose
afuera, enviaron a llamarle. 32Y la gente que estaba sentada
alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. 33El
les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34Y
mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y
mis hermanos. 35Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése
es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
2
Samuel 7-8
Pacto
de Dios con David
(1 Cr. 17.1–27)
7
1Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa,
después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,
2dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y
el arca de Dios está entre cortinas. 3Y Natán dijo al rey: Anda, y
haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.
4Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a
Natán, diciendo: 5Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová:
¿Tú me has de edificar casa en que yo more? 6Ciertamente no he
habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto
hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo. 7Y en todo
cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna
de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel,
diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro? 8Ahora,
pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te
tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi
pueblo, sobre Israel; 9y he estado contigo en todo cuanto has
andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre
grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. 10Además,
yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y
nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, 11desde
el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de
todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12Y
cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después
de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su
reino. 13El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre
el trono de su reino. 14Yo le seré a él padre, y él me será a mí
hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de
hijos de hombres; 15pero mi misericordia no se apartará de él como
la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16Y será afirmada
tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable
eternamente. 17Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda
esta visión, así habló Natán a David.
18Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo:
Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído
hasta aquí? 19Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues
también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como
procede el hombre, Señor Jehová? 20¿Y qué más puede añadir David
hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová. 21Todas
estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas
saber a tu siervo. 22Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios;
por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que
hemos oído con nuestros oídos. 23¿Y quién como tu pueblo, como
Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por
pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras
terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto,
de las naciones y de sus dioses. 24Porque tú estableciste a tu
pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por
Dios. 25Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra
que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has
dicho. 26Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga:
Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David
sea firme delante de ti. 27Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios
de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por
esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta
súplica. 28Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son
verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. 29Ten ahora a bien
bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti,
porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa
de tu siervo para siempre.
David extiende sus dominios
(1 Cr. 18.1–13)
8
1Después de esto, aconteció que David derrotó a los
filisteos y los sometió, y tomó David a Meteg-ama de mano de los filisteos.
2Derrotó también a los de Moab, y los midió con cordel,
haciéndolos tender por tierra; y midió dos cordeles para hacerlos morir, y un
cordel entero para preservarles la vida; y fueron los moabitas siervos de
David, y pagaron tributo.
3Asimismo derrotó David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de
Soba, al ir éste a recuperar su territorio al río Eufrates. 4Y tomó
David de ellos mil setecientos hombres de a caballo, y veinte mil hombres de a
pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, pero dejó suficientes
para cien carros. 5Y vinieron los sirios de Damasco para dar ayuda a
Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los sirios a veintidós mil hombres. 6Puso
luego David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos
de David, sujetos a tributo. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera
que fue. 7Y tomó David los escudos de oro que traían los siervos de
Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén. 8Asimismo de Beta y de Berotai,
ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran cantidad de bronce.
9Entonces oyendo Toi rey de Hamat, que David había
derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer, 10envió Toi a Joram su
hijo al rey David, para saludarle pacíficamente y para bendecirle, porque había
peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de
Hadad-ezer. Y Joram llevaba en su mano utensilios de plata, de oro y de bronce;
11los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y el oro que
había dedicado de todas las naciones que había sometido; 12de los
sirios, de los moabitas, de los amonitas, de los filisteos, de los amalecitas,
y del botín de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
13Así ganó David fama. Cuando regresaba de derrotar a los
sirios, destrozó a dieciocho mil edomitas en el Valle de la Sal. 14Y
puso guarnición en Edom; por todo Edom puso guarnición, y todos los edomitas
fueron siervos de David. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que
fue.
Oficiales de David
(2 S. 20.23–26; 1 Cr. 18.14–17)
15Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba
justicia y equidad a todo su pueblo. 16Joab hijo de Sarvia era
general de su ejército, y Josafat hijo de Ahilud era cronista; 17Sadoc
hijo de Ahitob y Ahimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Seraías era escriba;
18Benaía hijo de Joiada estaba sobre los cereteos y peleteos; y los
hijos de David eran los príncipes.
Daniel 4
La
locura de Nabucodonosor
4
1Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y
lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. 2Conviene
que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.
3¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino,
reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.
4Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y
floreciente en mi palacio. 5Vi un sueño que me espantó, y tendido en
cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron. 6Por
esto mandé que vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que
me mostrasen la interpretación del sueño. 7Y vinieron magos,
astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron
mostrar su interpretación, 8hasta que entró delante de mí Daniel,
cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el
espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo: 9Beltsasar,
jefe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses
santos, y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño
que he visto, y su interpretación. 10Estas fueron las visiones de mi
cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un
árbol, cuya altura era grande. 11Crecía este árbol, y se hacía
fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos
los confines de la tierra. 12Su follaje era hermoso y su fruto
abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la
sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo,
y se mantenía de él toda carne.
13Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi
cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo. 14Y
clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas,
quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo
de él, y las aves de sus ramas. 15Mas la cepa de sus raíces dejaréis
en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; sea
mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba
de la tierra. 16Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado
corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. 17La sentencia es
por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para
que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y
que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres. 18Yo
el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la
interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido
mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de
los dioses santos.
19Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito
casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar,
no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo:
Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal
te quieren. 20El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y
cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la
tierra, 21cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que
había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en
cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22tú mismo eres, oh rey,
que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el
cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. 23Y en cuanto a
lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad
el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con
atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío
del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él
siete tiempos; 24esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia
del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: 25Que te echarán
de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba
del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás
bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo
tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. 26Y
en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo
árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el
cielo gobierna. 27Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados
redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los
oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
28Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor. 29Al
cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, 30habló
el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con
la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? 31Aún estaba la
palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey
Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 32y de entre los
hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a
los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que
reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da
a quien él quiere. 33En la misma hora se cumplió la palabra sobre
Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los
bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció
como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
34Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al
cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué
al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las
edades. 35Todos los habitantes de la tierra son considerados como
nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes
de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? 36En
el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi
dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me
buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. 37Ahora
yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas
sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que
andan con soberbia.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio
17 Mar
3.20-35 / 2 Sam 7-8 / Dan 4
Marcos
3.20-35
La blasfemia contra el Espíritu Santo
(Mt. 12.22–32; Lc. 11.14–23)
20Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun
podían comer pan. 21Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para
prenderle; porque decían: Está fuera de sí. 22Pero los escribas que
habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe
de los demonios echaba fuera los demonios. 23Y habiéndolos llamado,
les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? 24Si
un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. 25Y
si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. 26Y
si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino
que ha llegado su fin. 27Ninguno puede entrar en la casa de un
hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá
saquear su casa.
28De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados
a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 29pero
cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino
que es reo de juicio eterno. 30Porque ellos habían dicho: Tiene
espíritu inmundo.
La madre y los hermanos de Jesús
(Mt. 12.46–50; Lc. 8.19–21)
31Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose
afuera, enviaron a llamarle. 32Y la gente que estaba sentada
alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. 33El
les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34Y
mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y
mis hermanos. 35Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése
es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
2
Samuel 7-8
Pacto
de Dios con David
(1 Cr. 17.1–27)
7
1Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa,
después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,
2dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y
el arca de Dios está entre cortinas. 3Y Natán dijo al rey: Anda, y
haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.
4Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a
Natán, diciendo: 5Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová:
¿Tú me has de edificar casa en que yo more? 6Ciertamente no he
habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto
hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo. 7Y en todo
cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna
de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel,
diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro? 8Ahora,
pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te
tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi
pueblo, sobre Israel; 9y he estado contigo en todo cuanto has
andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre
grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. 10Además,
yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y
nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, 11desde
el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de
todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12Y
cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después
de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su
reino. 13El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre
el trono de su reino. 14Yo le seré a él padre, y él me será a mí
hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de
hijos de hombres; 15pero mi misericordia no se apartará de él como
la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16Y será afirmada
tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable
eternamente. 17Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda
esta visión, así habló Natán a David.
18Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo:
Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído
hasta aquí? 19Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues
también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como
procede el hombre, Señor Jehová? 20¿Y qué más puede añadir David
hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová. 21Todas
estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas
saber a tu siervo. 22Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios;
por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que
hemos oído con nuestros oídos. 23¿Y quién como tu pueblo, como
Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por
pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras
terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto,
de las naciones y de sus dioses. 24Porque tú estableciste a tu
pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por
Dios. 25Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra
que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has
dicho. 26Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga:
Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David
sea firme delante de ti. 27Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios
de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por
esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta
súplica. 28Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son
verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. 29Ten ahora a bien
bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti,
porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa
de tu siervo para siempre.
David extiende sus dominios
(1 Cr. 18.1–13)
8
1Después de esto, aconteció que David derrotó a los
filisteos y los sometió, y tomó David a Meteg-ama de mano de los filisteos.
2Derrotó también a los de Moab, y los midió con cordel,
haciéndolos tender por tierra; y midió dos cordeles para hacerlos morir, y un
cordel entero para preservarles la vida; y fueron los moabitas siervos de
David, y pagaron tributo.
3Asimismo derrotó David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de
Soba, al ir éste a recuperar su territorio al río Eufrates. 4Y tomó
David de ellos mil setecientos hombres de a caballo, y veinte mil hombres de a
pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, pero dejó suficientes
para cien carros. 5Y vinieron los sirios de Damasco para dar ayuda a
Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los sirios a veintidós mil hombres. 6Puso
luego David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos
de David, sujetos a tributo. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera
que fue. 7Y tomó David los escudos de oro que traían los siervos de
Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén. 8Asimismo de Beta y de Berotai,
ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran cantidad de bronce.
9Entonces oyendo Toi rey de Hamat, que David había
derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer, 10envió Toi a Joram su
hijo al rey David, para saludarle pacíficamente y para bendecirle, porque había
peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de
Hadad-ezer. Y Joram llevaba en su mano utensilios de plata, de oro y de bronce;
11los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y el oro que
había dedicado de todas las naciones que había sometido; 12de los
sirios, de los moabitas, de los amonitas, de los filisteos, de los amalecitas,
y del botín de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
13Así ganó David fama. Cuando regresaba de derrotar a los
sirios, destrozó a dieciocho mil edomitas en el Valle de la Sal. 14Y
puso guarnición en Edom; por todo Edom puso guarnición, y todos los edomitas
fueron siervos de David. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que
fue.
Oficiales de David
(2 S. 20.23–26; 1 Cr. 18.14–17)
15Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba
justicia y equidad a todo su pueblo. 16Joab hijo de Sarvia era
general de su ejército, y Josafat hijo de Ahilud era cronista; 17Sadoc
hijo de Ahitob y Ahimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Seraías era escriba;
18Benaía hijo de Joiada estaba sobre los cereteos y peleteos; y los
hijos de David eran los príncipes.
Daniel 4
La
locura de Nabucodonosor
4
1Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y
lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. 2Conviene
que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.
3¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino,
reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.
4Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y
floreciente en mi palacio. 5Vi un sueño que me espantó, y tendido en
cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron. 6Por
esto mandé que vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que
me mostrasen la interpretación del sueño. 7Y vinieron magos,
astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron
mostrar su interpretación, 8hasta que entró delante de mí Daniel,
cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el
espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo: 9Beltsasar,
jefe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses
santos, y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño
que he visto, y su interpretación. 10Estas fueron las visiones de mi
cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un
árbol, cuya altura era grande. 11Crecía este árbol, y se hacía
fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos
los confines de la tierra. 12Su follaje era hermoso y su fruto
abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la
sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo,
y se mantenía de él toda carne.
13Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi
cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo. 14Y
clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas,
quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo
de él, y las aves de sus ramas. 15Mas la cepa de sus raíces dejaréis
en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; sea
mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba
de la tierra. 16Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado
corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. 17La sentencia es
por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para
que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y
que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres. 18Yo
el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la
interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido
mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de
los dioses santos.
19Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito
casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar,
no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo:
Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal
te quieren. 20El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y
cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la
tierra, 21cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que
había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en
cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22tú mismo eres, oh rey,
que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el
cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. 23Y en cuanto a
lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad
el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con
atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío
del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él
siete tiempos; 24esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia
del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: 25Que te echarán
de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba
del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás
bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo
tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. 26Y
en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo
árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el
cielo gobierna. 27Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados
redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los
oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
28Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor. 29Al
cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, 30habló
el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con
la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? 31Aún estaba la
palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey
Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 32y de entre los
hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a
los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que
reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da
a quien él quiere. 33En la misma hora se cumplió la palabra sobre
Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los
bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció
como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
34Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al
cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué
al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las
edades. 35Todos los habitantes de la tierra son considerados como
nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes
de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? 36En
el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi
dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me
buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. 37Ahora
yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas
sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que
andan con soberbia.
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