19 de Agosto
¡Ser hecho(a)
Hijo(a) de Dios!
Por Riqui Ricón*
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús
le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora
tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres
profeta (Jn 4.16-19).
Este es
uno de los episodios más hermosos y emocionantes en la vida de Jesús. Un
episodio donde tú puedes constatar cómo el Señor demuestra la naturaleza de
Dios con su propio ejemplo. Aquí tienes a Jesús quien después de conversar con
una mujer samaritana (lo cual era totalmente inapropiado pues estaba
considerado totalmente impuro por parte de los judíos de esa época) y Él no le
recrimina su vida, ni sus pecados, pues esta mujer había tenido cinco maridos y
en ese momento cohabitaba con otro hombre. ¡No hay un solo reproche departe del
Señor hacia ella!
Presta
mucha atención, ya que ahí tenemos a la persona más despreciable del momento.
Es una mujer y ha sentido en carne propia el prejuicio sexual. Es samaritana y
conoce el desprecio racial por parte de romanos y judíos. Cinco veces ha
fracasado como esposa y como mujer y ha experimentado el profundo rechazo no
sólo de las demás mujeres, sino de la comunidad entera. Y, por si fuera poco,
el hombre con el que actualmente vive no la quiere reconocer como mujer. ¡Es a
este insignificante ser humano que, Dios hecho hombre, Jesús mismo, decide
revelarle Su Identidad!
La mujer dijo: —Sé que
el Mesías está por venir, al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos explicará
todas las cosas. Entonces Jesús le dijo: —¡YO SOY el Mesías!(Jn 4.25-26 NTV).
¡Asombroso!
Jesús no se lo reveló a Juan, ni a Pedro, no se lo dijo a Nicodemo, ni a Jairo,
no se manifestó a Caifás, ni a Poncio Pilato, sino que se reveló a una mujer
samaritana, allá en la soledad de aquella calurosa tarde en el pozo de Jacob.
¡Maravilloso! ¡Jesús nunca ha buscado gente perfecta sino gente sincera!
Jesús es
Amor puro. Él no anda llevando la cuenta de tus pecados y transgresiones con el
propósito de echártelos en cara y así darte algún tipo de lección o reprimenda.
¡No! ¡De ninguna manera! Mira el carácter de Jesús, Él es amor y sólo está
buscando tu corazón. ¡Es a ti a quien Él busca! ¡Eres tú el (la) importante
para Él!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17-17).
¡Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
¡El Amor
que Él siente por ti lo ha llevado no sólo a justificarte pagando todos tus
pecados en esa cruz, sino que, precisamente por eso, ahora te puede llamar
Hijo(a) Suyo(a)!
Mirad cuál amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Si aquella pobre
mujer olvidada encontró el Amor y la Gracia de Dios, cuánto más tú, puedes en
este día, contar con Él. Sin lugar a dudas que puedes estar seguro(a) de Su
Amor por ti. Sin lugar a dudas Él jamás se olvidará de ti.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para
dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me
olvidaré de ti (Isa 49.15).
Si en este día
estás experimentando cualquier tipo de problema, enfermedad o aflicción,
entonces lo que tú necesitas es escuchar a Jesús decirte, Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mat 11.28-30).
Recuerda siempre que, sin importar cómo haya sido tu vida pasada, si has
hecho a Jesús el Señor de tu vida, entonces, en esa cruz tú fuiste justificado(a)
con Su Sangre, perdonado(a) por Su amor, santificado(a) a través de la
purificación de tus pecados y perfeccionado(a) por su Gracia.
Ahora eres literal y legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo. Y estas, mi amado(a), son muy buenas noticias. Dios no te ha dejado ni
te dejará. Dios no te ha desamparado ni lo hará. Pues,…
Aun cuando yo pase por
el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado
me protegen y me confortan. Me preparas un banquete en presencia de mis
enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de
bendiciones. Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los
días de mi vida, y en la casa del SEÑOR viviré por siempre (Sal 23.4-6 NTV).
Dios ha empeñado Su Palabra de Honor en que así lo hará contigo.
El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras permanecerán para siempre (Mar 13:31 CST).
Todo esto no es algo que Dios vaya hacer a tu favor sino algo que ya fue
hecho, está escrito en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente. Y
puedes estar cien por ciento seguro(a) que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va
a cumplir; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. A ti te toca
creerlo, recibirlo y vivirlo.
Preguntó Jesús al
padre: ¿Cuánto tiempo hace que le ocurre esto? Él le contestó: Desde niño. Y
muchas veces el espíritu lo arroja al fuego o al agua, para matarlo. Si puedes,
ayúdanos. ¡Ten compasión de nosotros! Dijo Jesús: ¿Cómo "si puedes"?
Para el que cree, Todo es posible (Mar 9:21-23 CST).
Sea que estés
enfrentándote a la enfermedad, pecado, necesidad económica, problemas
familiares, depresión, soledad o te encuentres perfectamente bien, Jesús
siempre te amará y te buscará a ti, no para condenarte sino para salvarte.
Oremos en
voz audible:
Amado
Padre celestial, en esta hora te doy gracias por tan grande y hermoso Amor que
estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo.
¡Por Tu gracia soy salvo(a)! Hoy sé que aunque ande en valle de sombra y de
muerte, puedo dejar de temer pues Tú estás conmigo. También sé que caerán a mi
lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará ya que Tú, Jesús, mi Rey,
Señor y Salvador, me guardas y el maligno no me puede tocar. Soy un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo y todo lo que es nacido de Dios vence al mundo.
Gracias Jesús, Tú me hiciste así. Gracias Espíritu Santo, Tú estás aquí
conmigo, no me has dejado ni me dejarás. Me determino, con Tu ayuda, a resistir
al espíritu de temor pues no me ha dado Dios espíritu de esclavitud para estar
otra vez en temor sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo
decirte Abba, Padre, Papá, Papito. Así que, creo y declaro que de todo
problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por Tu Gran
Amor. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy Feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz estas lecturas diarias y al final
de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio 8 Mar 14:32-72 / 1 R
9 /
Ose 11.1-11
Marcos 14:32-72
Jesús ora en
Getsemaní
(Mt. 26.36-46;
Lc. 22.39-46)
32 Vinieron, pues, a un lugar que se llama
Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. 33 Y
tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a
angustiarse. 34 Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la
muerte; quedaos aquí y velad. 35 Yéndose un poco adelante, se
postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. 36 Y
decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta
copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. 37 Vino luego y
los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una
hora? 38 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el
espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 39 Otra
vez fue y oró, diciendo las mismas palabras. 40 Al volver, otra
vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y
no sabían qué responderle. 41 Vino la tercera vez, y les dijo:
Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre
es entregado en manos de los pecadores. 42 Levantaos, vamos; he
aquí, se acerca el que me entrega.
Arresto de Jesús
(Mt. 26.47-56;
Lc. 22.47-53; Jn. 18.2-11)
43 Luego, hablando él aún, vino Judas, que
era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los
principales sacerdotes y de los escribas y de los ancianos. 44 Y
el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es;
prendedle, y llevadle con seguridad. 45 Y cuando vino, se
acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó. 46 Entonces
ellos le echaron mano, y le prendieron. 47 Pero uno de los que
estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole
la oreja. 48 Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como contra un
ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? 49 Cada
día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis; pero
es así, para que se cumplan las Escrituras. 50 Entonces todos
los discípulos, dejándole, huyeron.
El joven que
huyó
51 Pero
cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo con una sábana; y le prendieron; 52 mas
él, dejando la sábana, huyó desnudo.
Jesús ante el
concilio
(Mt. 26.57-68;
Lc. 22.54-55,63-71; Jn. 18.12-14,19-24)
53 Trajeron, pues, a Jesús al sumo
sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los
escribas. 54 Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio
del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego.
55 Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban
testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban. 56 Porque
muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban. 57 Entonces
levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo: 58 Nosotros
le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días
edificaré otro hecho sin mano. 59 Pero ni aun así concordaban
en el testimonio. 60 Entonces el sumo sacerdote, levantándose
en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos
contra ti? 61 Mas él callaba, y nada respondía. El sumo
sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del
Bendito? 62 Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del
Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del
cielo. 63 Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura,
dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? 64 Habéis oído la
blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno
de muerte. 65 Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el
rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le
daban de bofetadas.
Pedro niega a
Jesús
(Mt. 26.69-75;
Lc. 22.55-62; Jn. 18.15-18,25-27)
66 Estando Pedro abajo, en el patio, vino
una de las criadas del sumo sacerdote; 67 y cuando vio a Pedro
que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno. 68 Mas
él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y
cantó el gallo. 69 Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a
decir a los que estaban allí: Este es de ellos. 70 Pero él negó
otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro:
Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es
semejante a la de ellos. 71 Entonces él comenzó a maldecir, y a
jurar: No conozco a este hombre de quien habláis. 72 Y el gallo
cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le
había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y
pensando en esto, lloraba.
1 Reyes 9
Pacto de Dios
con Salomón
(2 Cr. 7.11-22)
9
1 Cuando Salomón hubo acabado la obra de
la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer, 2 Jehová
apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón. 3 Y
le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia.
Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella
para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 4 Y
si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de
corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y
guardando mis estatutos y mis decretos, 5 yo afirmaré el trono
de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo:
No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel. 6 Mas
si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no
guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de
vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; 7 yo
cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa
que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será
por proverbio y refrán a todos los pueblos; 8 y esta casa, que
estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y
dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? 9 Y
dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de
tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los
sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.
Otras
actividades de Salomón
(2 Cr. 8.1-18)
10 Aconteció al cabo de veinte años, cuando
Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real, 11 para
las cuales Hiram rey de Tiro había traído a Salomón madera de cedro y de
ciprés, y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en
tierra de Galilea. 12 Y salió Hiram de Tiro para ver las
ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron. 13 Y
dijo: ¿Qué ciudades son estas que me has dado, hermano? Y les puso por nombre,
la tierra de Cabul, nombre que tiene hasta hoy. 14 E Hiram
había enviado al rey ciento veinte talentos de oro. 15 Esta es
la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová,
y su propia casa, y Milo, y el muro de Jerusalén, y Hazor, Meguido y Gezer: 16 Faraón
el rey de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los
cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en dote a su hija la mujer de
Salomón. 17 Restauró, pues, Salomón a Gezer y a la baja
Bet-horón, 18 a Baalat, y a Tadmor en tierra del desierto; 19 asimismo
todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, y las ciudades de los
carros, y las ciudades de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso
edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su señorío. 20 A
todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y
jebuseos, que no eran de los hijos de Israel; 21 a sus hijos
que quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos de Israel no pudieron
acabar, hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy. 22 Mas
a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres
de guerra, o sus criados, sus príncipes, sus capitanes, comandantes de sus
carros, o su gente de a caballo. 23 Y los que Salomón había
hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta, los cuales
estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra. 24 Y
subió la hija de Faraón de la ciudad de David a su casa que Salomón le había
edificado; entonces edificó él a Milo. 25 Y ofrecía Salomón
tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él
edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová,
después que la casa fue terminada. 26 Hizo también el rey
Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo,
en la tierra de Edom. 27 Y envió Hiram en ellas a sus siervos,
marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón, 28 los
cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo
trajeron al rey Salomón.
Oseas 11:1-11
Dios se
compadece de su pueblo obstinado
11
1 Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y
de Egipto llamé a mi hijo. 2 Cuanto más yo los llamaba, tanto
más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían
sahumerios. 3 Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín,
tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. 4 Con
cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que
alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida. 5 No
volverá a tierra de Egipto, sino que el asirio mismo será su rey, porque no se
quisieron convertir. 6 Caerá espada sobre sus ciudades, y
consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos. 7 Entre
tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el
Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer. 8 ¿Cómo
podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte
como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí,
se inflama toda mi compasión. 9 No ejecutaré el ardor de mi
ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo
en medio de ti; y no entraré en la ciudad. 10 En pos de Jehová
caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el
occidente. 11 Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la
tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Jehová.
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