martes, 26 de junio de 2012

¡Cómo resplandecer en medio de las tinieblas!


Martes 26 de Junio de 2012.
¡Con la luz de la Verdad!
Por Riqui Ricón*
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad (Dan 12.3).
Que hermoso es saber que el Plan Perfecto de Dios para tu vida está lleno de la luz de Cristo (el Ungido con Su Unción), para que vivas una vida plena y abundante. Aquellos que entienden el mensaje del Evangelio y lo reciben resplandecen con la luz de Jesucristo, como las estrellas a perpetua eternidad.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (Jn 1.4-5).
¡Jesús mismo es la luz y la Vida Eterna que alumbran tu corazón!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Sin importar las circunstancias que el día de hoy estés enfrentando, debes saber, y sobre todo creer, que Dios no te ha dejado, ni te dejará. Siempre ha estado en Su corazón el deseo de llamarte de las tinieblas a Su luz admirable para trasladarte al reino de Su amado Hijo, Jesús, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Col 1.14).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y aunque, ciertamente, has sido justificado(a) y perdonado(a) en la Sangre de Jesús, lo realmente asombroso es que, por Su resurrección, has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro8.15-17a).
Esto significa que tienes los mismos derechos que Cristo Jesús tiene y puedes, por lo tanto, vivir una vida libre de temor y llena de la plenitud de Dios, Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn 1.16).
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1).
Mientras Jesús les advertía sobre la levadura de los fariseos, sus discípulos discutían acerca de haber olvidado traer pan para comer. ¡Que ironía! Estar cara a cara con Jesús y no tener entendimiento.
Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? (Mar 8.17).
Hoy es tiempo que tú entiendas que, gracias al precio que Jesús pagó en esa cruz, ahora realmente eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios y lo que esto significa.
Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (1 P 1.3-4).
¡Tú ya no eres de este mundo! (Jn 17.16). Y todas y cada una de las promesas hechas en la Palabra de Dios te pertenecen por completo. Dios las prometió para que tú entendieras que ahora eres Su Hijo(a) amado(a).
para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo (Fil 2.15).
Sin lugar a dudas, tú eres un(a) entendido(a) Hijo(a) de Dios y resplandeces como el resplandor del firmamento y como las estrellas a perpetua eternidad. Así que, ten ánimo y por toda tu confianza en Dios; créele a Él, créele a Su Palabra, porque sin importar problema, circunstancia o enfermedad, de todo saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días (Dan 12.13).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, tú has establecido en Tu Palabra que los justos resplandeceremos en Tu Reino. Gracias porque yo soy ese(a) justo(a). Gracias por el gran Amor con que me has amado, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados, me diste vida juntamente con Cristo. Es por Tu Gracia que yo soy salvo(a). Señor Jesús, muchas gracias por no haber tenido tu condición de ser igual a Dios como algo a que aferrarte y te despojaste a Ti mismo haciéndote obediente hasta la muerte por amor a mí. Por esto, ahora yo soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Gracias, Señor Jesús, porque no sólo proveíste para mí el perdón de mis pecados sino que me hiciste justicia de Dios en Ti y me reconciliaste con Dios haciéndome hermano(a) Tuyo(a) e Hijo(a) del Padre. Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. ¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del firmamento! Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sana(o) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio         26                        Mar 8.1-21  /  2 Sam 19  /  Dan 12



1 comentario:

  1. yo pienso al respecto que jesus nos dio vida nueva, gracias a jesucristo por morir por nosotros, ya que con su muerte nos limpio de todo pecado amen.

    ResponderEliminar

¿Qué piensas al respecto?