18 de Julio
¡Soy Hijo(a) del
Rey!
Por Riqui Ricón*
Y él se fue por el desierto un
día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo:
Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres (1 R 19.4).
No
obstante las grandes victorias que hemos experimentado en nuestra vida gracias al
Señor Jesús, es realmente curioso como muchas veces, al igual que Elías, nos
dejamos atrapar por el desánimo y la depresión. ¿A qué se debe esto?
Primero,
no debes olvidar que la Biblia, la Palabra de Dios, te enseña claramente que tú
te encuentras en plena guerra.
Sed sobrios y
velad para que no os sorprendan los ataques de ese gran enemigo vuestro que es
el diablo, el cual, como un león rugiente, anda dando vueltas en busca de
alguien a quien devorar (1 P 5.8 CST).
Satanás NO es un león rugiente sino un imitador que
con engaños y mentiras está continuamente atacando tu identidad de Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo para que dejes de CREER lo que Dios dice acerca de ti
en Su Palabra, la Biblia.
Mas a la cuarta
vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos,
viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron
voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo
soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda
que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la
barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo
miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame! Al
momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe!
¿Por qué dudaste? (Mat 14.25-31).
Si al poner tu atención en lo difícil tus
circunstancias y problemas Satanás logra que tú apartes tus ojos del Verbo, de
la Palabra de Dios, del autor y consumador de tu fe, y te llenas de temor y
ansiedad, entonces habrá conseguido el principio de tu derrota.
Pelea la buena
batalla de la fe; haz tuya la vida
eterna, a la que fuiste llamado y por la
cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos (1 Ti 6.12 NVI).
La buena batalla de la fe sólo la puedes pelear
cuando te encuentras perfectamente establecido(a), sin ceder un ápice, en tu
Identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Sólo así puedes echar mano
de la Vida Eterna que es el derecho genuino y legítimo de todo(a) Hijo(a) de
Dios.
"Cuando el
ladrón llega, se dedica a robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos
ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente (Jn 10.10 BLS).
Satanás siempre utilizará las circunstancias de tu
vida para robar, matar y destruir tu Identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo. Pues logrando eso él podrá infundirte temor y ansiedad para terminar
robando, matando y destruyendo tu gozo, tu paz y la Plenitud de tu Salvación.
Las 24 horas del día, los sesenta minutos de cada
hora y los 60 segundos de cada minuto, tu adversario, el diablo, está buscando
la forma de anularte y destruirte.
Yo les he dado tu palabra; y
el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo (Jn
17.14-16).
Ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Es necesario que te quede muy claro que tú no eres de este mundo y, aunque a ti
no te guste, hay toda una guerra dispuesta contra ti.
El SEÑOR es mi luz
y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El SEÑOR es mi fortaleza y
me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar? Cuando los
malvados vengan a devorarme, cuando mis enemigos y adversarios me ataquen,
tropezarán y caerán. Aunque un ejército poderoso me rodee, mi corazón no
temerá. Aunque me ataquen, permaneceré confiado (Sal 27.1-3 NTV).
La Buena Noticia es que no tienes nada que temer;
Dios es contigo, y si Dios es contigo, ¿quién contra ti?
Segundo,
el verdadero problema se presenta cuando
vienen nuevos o mayores problemas y tú te has
olvidado de mantener tu mirada, y tu fe, constante y consistentemente en
Jesús y en Su Palabra. Esto te debilita en la fe, ya que fe es estar
constantemente creyendo a Dios, creyendo Su Palabra.
Ahora pues, la fe
viene por escuchar, por escuchar atentamente la palabra de Dios (Ro 10.17
SyE)
Dado que
la Biblia establece que la fe viene por oír atentamente la Palabra de Dios,
entonces, si descuidas la lectura y meditación de la Biblia le das oportunidad
a tu adversario, el diablo, para amedrentarte con las apariencias de las dificultades que estés enfrentando el
día de hoy.
Entonces Pedro lo
llamó: —Señor, si realmente eres tú, mándame que vaya hacia ti caminando sobre
el agua. —Sí, ven —dijo Jesús. Entonces Pedro se bajó por el costado de la
barca y caminó sobre el agua hacia Jesús. Pero, cuando vio el fuerte viento y
las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. «¡Sálvame, Señor!» —gritó. De
inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. «Tienes tan poca fe —le dijo
Jesús —. ¿Por qué dudaste de mí?». Cuando subieron de nuevo a la barca, el
viento se detuvo. Entonces los discípulos lo adoraron. «¡De verdad eres el Hijo
de Dios!», exclamaron (Mat 14.28-33 NTV).
Nota que
Pedro ya caminaba sobre las
aguas para ir a Jesús. Él había confiado, creído, en la Palabra de Jesús cuando
éste le dijo “ven” y por eso comenzó
a experimentar la misma Verdad que su Señor y Maestro. PERO, cuando puso su
atención en las circunstancias, entonces permitió que el espíritu de temor le
robara la fe que manifestó al decir: Señor,
si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Jesús sólo dijo, ven y
Pedro creyó. Sin embargo, al parecer, su declaración no fue suficiente, pues al
quitar sus ojos de Jesús y considerar lo que veía con sus ojos y escuchaba con
sus oídos, tuvo miedo y comenzó a hundirse.
Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Al igual
que antaño, hoy en día muchos creyentes están demasiado acostumbrados a
conducir sus vidas por medio de lo que ven o sienten en lugar de hacerlo por medio
de la fe, esto es, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra. De este modo,
cuando se presentan los problemas y vicisitudes de la vida se ven abrumados por
la preocupación y el temor a tal grado que, efectivamente, pueden darle lugar
al desánimo y a la depresión.
Así que vivimos confiados
siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del
Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes
del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o
presentes, serle agradables (2 Co 5.6-9).
Me llama
la atención que en ese episodio de la vida de Elías, Dios no lo consintió, ni
lo apapachó por sentirse como se sentía, sino que lo fortaleció en su espíritu
(fue un ángel quien le tocó y le alimentó), y le dijo: anda, levántate y
vuélvete por tu camino para hacer esto, esto y esto otro.
Satanás
siempre tratará, por todos los medios que tenga a su alcance, de anular tu fe
(que no le creas a Dios, creyendo Su Palabra). Se valdrá de tus sentidos y
emociones para inspirarte temor por medio de las circunstancias que te rodeen y
luego utilizará la condenación por causa de tus faltas y pecados con el
propósito exclusivo de que caigas en el error de olvidarte quien ahora tú eres
en Cristo Jesús: ¡Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
¿No sabéis que los injustos no
heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni
los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos,
ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido
santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por
el Espíritu de nuestro Dios (1 Co 6.9-11).
Si te das
cuenta, tu confianza, tu certeza y tu fe debes ponerlas exclusivamente en lo
que Dios ha dicho en Su Palabra acerca de ti y no en la forma cómo te ves a ti
mismo(a), ni en la forma cómo te sientes contigo mismo(a).
porque en vosotros
se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una simiente
corruptible, sino a la incorruptible y permanente palabra de Dios (1 P 1.23 CST).
Entonces,
de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, tú eres ya un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de una simiente corruptible sino de la
incorruptible simiente que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre.
Esto no
quiere decir que, como Hijo(a) de Dios, puedes pecar y olvidarte de la santidad
(sin la cual NADIE vera a Dios). ¡No! ¡Nada de eso! Es todo lo contrario.
Ahora
sabes perfectamente quién eres tú y lo que Dios dice acerca de ti. ¡Tienes
identidad! Ahora crees, hablas y actúas para manifestar esa justicia, santidad
y perfección que Él ya puso en ti al decretarlo con Su Palabra.
¡Sólo
tienes que creerlo!
Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo
muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero
Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los
pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta
que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola
ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo
mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con
ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus
corazones, Y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus
pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda
por el pecado (He 10.11-18).
Por esto,
como Hijo(a) del Rey, ya no tratas de alcanzar la santidad como algo de lo que
careces o que no tienes (eso es lo que el diablo pretende que creas), sino que
ahora crees que eres y que tienes todo lo que Dios dice en Su Palabra que eres
y tienes: justo(a), santo(a) y perfecto(a). Pues, además, si Dios lo dice,
entonces, es la verdad y por lo tanto puedes vivir como justo(a), santo(a) y
perfecto(a).
En cuanto a la pasada manera
de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos
del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
Así que, echa fuera de tu vida todo desánimo o depresión. ¡Ahora estás en
Cristo! Dios es contigo, y si Dios es contigo, ¿Quién contra ti?
Oremos en
voz audible:
Amado
Padre celestial, en Tu Palabra puedo notar el gran Amor con que me has amado,
pues aún estando yo muerto(a) en delitos y pecados me
diste vida juntamente con Cristo. Gracias Señor por esta Vida Nueva que me has
dado. Me creaste de Nuevo en justicia y santidad de la verdad. Creo y recibo
este gran Amor. Creo y recibo a Jesús como mi Señor y Salvador. En Ti, Jesús,
tengo vida eterna, vida abundante. Me determino, con Tu ayuda, Espíritu Santo,
a no dejar que las aflicciones del mundo me infundan temor pues yo no he
recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que he
recibido el espíritu de adopción y te puedo decir a Ti, Dios, Abba, Padre. ¡Soy
Hijo(a) del Rey! Nada ni nadie me pueden derrotar pues en todas las cosas soy
más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. Padre, cómo no agradecerte Tu Amor tan grande y
sublime, pues me has escogido, redimido y renovado como Hijo(a) Tuyo(a). Tengo
Tu Palabra de Honor y sé que he llegado a mi destino. Ahora estoy más que
dispuesto(a) a utilizar la fe perfecta que ya tengo por Tu Palabra, para
cumplir mi propósito en esta tierra: ser luz en medio de las tinieblas como
embajador de Jesucristo dondequiera que esté y como quiera que esté, pues no
tengo la más mínima duda que, ante todo problema, enfermedad o adversidad, yo,
______________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que
me ha amado, Cristo Jesús. No recibo el espíritu de temor, ni la duda que
genera, sino que recibo el espíritu de adopción por el cual te puedo decir
Abba, Padre, Papá, Papito. Por Tu Palabra, la Biblia, estoy seguro(a) de quién
ahora yo soy gracias a Jesús: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Y soy
Nacido(a) de Nuevo, no de una simiente corruptible, sino de la incorruptible
semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Recibo Tu
paz que sobrepasa todo entendimiento y me lleno con Tu Amor para vivir esta
vida llena de gozo, que Tú has destinado para mí. Por lo tanto, voy a
manifestar, con mi vida, la libertad gloriosa que sólo YO Tu Hijo(a) puedo
tener. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a)
Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me
hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz
la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo
que le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí
acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro
mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y
para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú
eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el
nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz estas lecturas diarias y al final
de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio 30 Mar
10.32-52 / 2 S 24 / Ose 4:1-10
Marcos
10:32-52
Nuevamente Jesús
anuncia su muerte
(Mt. 20.17-19;
Lc. 18.31-34)
32 Iban por el camino subiendo a
Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo.
Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que
le habían de acontecer: 33 He aquí subimos a Jerusalén, y el
Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y
le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; 34 y le
escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día
resucitará.
Petición de
Santiago y de Juan
(Mt. 20.20-28)
35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de
Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que
pidiéremos. 36 El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 37 Ellos
le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el
otro a tu izquierda. 38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo
que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo
con que yo soy bautizado? 39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les
dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo
soy bautizado, seréis bautizados; 40 pero el sentaros a mi
derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está
preparado. 41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse
contra Jacobo y contra Juan. 42 Mas Jesús, llamándolos, les
dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se
enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 43 Pero
no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre
vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera
ser el primero, será siervo de todos. 45 Porque el Hijo del
Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos.
El ciego
Bartimeo recibe la vista
(Mt. 20.29-34;
Lc. 18.35-43)
46 Entonces vinieron a Jericó; y al
salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego,
hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y
oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: !!Jesús, Hijo de
David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para
que callase, pero él clamaba mucho más: !!Hijo de David, ten misericordia de
mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron
al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 El
entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo
Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que
recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha
salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
2
Samuel 24
David censa al
pueblo
(1 Cr. 21.1-27)
24
Volvió
a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a
que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá. 2 Y dijo el
rey a Joab, general del ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las
tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que
yo sepa el número de la gente. 3 Joab respondió al rey: Añada
Jehová tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el
rey; mas ¿por qué se complace en esto mi señor el rey? 4 Pero
la palabra del rey prevaleció sobre Joab y sobre los capitanes del ejército.
Salió, pues, Joab, con los capitanes del ejército, de delante del rey, para
hacer el censo del pueblo de Israel. 5 Y pasando el Jordán
acamparon en Aroer, al sur de la ciudad que está en medio del valle de Gad y
junto a Jazer. 6 Después fueron a Galaad y a la tierra baja de
Hodsi; y de allí a Danjaán y a los alrededores de Sidón. 7 Fueron
luego a la fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los
cananeos, y salieron al Neguev de Judá en Beerseba. 8 Después
que hubieron recorrido toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve
meses y veinte días. 9 Y Joab dio el censo del pueblo al rey; y
fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban espada, y los de
Judá quinientos mil hombres. 10 Después que David hubo censado
al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado
gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el
pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
11 Y por la mañana, cuando David se
hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David,
diciendo: 12 Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: Tres cosas
te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga. 13 Vino,
pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete
años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y
que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora,
y mira qué responderé al que me ha enviado. 14 Entonces David
dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque
sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres. 15 Y
Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y
murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres. 16 Y
cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se
arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora;
detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo. 17 Y
David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo
hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva
contra mí, y contra la casa de mi padre. 18 Y Gad vino a David
aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna
jebuseo. 19 Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado
Jehová; 20 y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que
venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a
tierra. 21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su
siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un
altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo. 22 Y
Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere;
he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para
leña. 23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo
Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. 24 Y el rey dijo
a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi
Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los
bueyes por cincuenta siclos de plata. 25 Y edificó allí David
un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las
súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.
Oseas
4:1-10
Controversia de
Jehová con Israel
4
Oíd
palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores
de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en
la tierra. 2 Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar
prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. 3 Por lo
cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las
bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán. 4 Ciertamente
hombre no contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo es como los que
resisten al sacerdote. 5 Caerás por tanto en el día, y caerá
también contigo el profeta de noche; y a tu madre destruiré. 6 Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el
conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu
Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. 7 Conforme a su
grandeza, así pecaron contra mí; también yo cambiaré su honra en afrenta. 8 Del
pecado de mi pueblo comen, y en su maldad levantan su alma. 9 Y
será el pueblo como el sacerdote; le castigaré por su conducta, y le pagaré
conforme a sus obras. 10 Comerán, pero no se saciarán;
fornicarán, mas no se multiplicarán, porque dejaron de servir a Jehová.
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