viernes, 30 de diciembre de 2011

¡Puedes dejar de tener miedo, te tengo muy buenas noticias!

Sábado 24 de Diciembre de 2011.
¡Redención Total!
Por Riqui Ricón*
Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días (Lc 1.68-75).
Dios jamás ha faltado a Su Palabra. No lo hizo con Abraham respecto a que en su simiente serían benditas todas las familias de la Tierra. Jesucristo es el Poderoso Salvador quien te ha redimido del poder del pecado y de toda maldición, para que, hoy día, tú le sirvas delante de Su Presencia en santidad y justicia, pues a través de Su Sangre, Su muerte y Su resurrección has Nacido de Nuevo. ¡Eres Hija(o) de Dios!
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios (Ez 36.25-28).
El Nuevo Pacto prometido por Dios en Jeremías 31 comenzó su cumplimiento la noche en que Jesús nació en un pesebre de Belén, cuando nuestro Salvador llegó al mundo. Por Jesucristo fuiste limpiada(o) de todas tus inmundicias y pecados y, además, creada(o) de nuevo, con un corazón y espíritu nuevo y, por si esto fuera poco, te fue dado el Espíritu Santo de la promesa como la garantía del cumplimiento de todo lo prometido en el Nuevo Pacto: que Él, el Señor, hará que tú andes en Sus estatutos y guardes Sus preceptos y los pongas por obra.
Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre (Isa 59.21).
Dios compromete su Honor y Su Palabra a que, en este Nuevo Pacto, Su Presencia y Su Palabra nunca faltarán en tu vida, ni en las de tus hijos, ni en las de los hijos de tus hijos.
Como puedes ver, la obra de la Redención es de lo más asombrosa. Dios tomó para Sí mismo la responsabilidad de tu salvación, pues no depende de lo que tu hayas hecho o puedas hacer, sino de lo que Él prometió que haría para salvarte y que ya hizo por ti en la persona de Su Hijo Jesucristo:
1. Pagó todos tus pecados para cumplir toda justicia.
2. Perdonó toda tu maldad y no se acuerda más de tus pecados.
3. Te dio un corazón Nuevo.
4. Te volvió a crear, haciéndote espíritu totalmente nuevo.
5. Puso dentro de ti y contigo a Su Santo Espíritu como las arras de la promesa.
6. Él dio Su Ley en tu mente y la escribió en tu corazón.
En resumen, aquella noche en Belén, Jesús se presentó en el mundo como el cumplimiento de la promesa del Padre para pagar todos tus pecados y justificarte, una vez justificada(o) te perdonó, una vez perdonada(o) te santificó para hacerte Nacer de Nuevo dándote la Vida Eterna que sólo pueden gozar los Hijos de Dios, pues has sido engendrada(o) por el Espíritu Santo de Dios.
Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra (Sal 2.7-8).
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Sin duda, tú eres un(a) Hija de Dios Nacida(o) de Nuevo, no de una semilla que se pueda corromper sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre. Y esto mi amada(o) se llama ¡Redención Total!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este día tan especial en el que vamos a recordar la noche en que Tu Hijo Jesús vino al mundo para cumplir Tu Palabra, no puedo menos que agradecerte y decirte cuánto te amo. Señor Jesús, no encuentro palabras suficientes para declararte mi amor y gratitud. Por lo que hiciste por mí en esa cruz fui hecho justa(o); al vencer a la muerte y resucitar de entre los muertos me abriste el camino a la Vida Eterna. Espíritu Santo, al darme Tú la fe para creer en la Palabra de Dios, para creer en Jesús como mi Señor y Salvador, me hiciste Nacer de Nuevo dotándome de la Vida Eterna que Él pagó a precio de Su Sangre. Ahora, por la Sangre del Nuevo Pacto, soy Nueva Creatura, las cosas viejas pasaron y he aquí que toda mi vida es hecha nueva. ¡Gracias Padre! ¡Gracias Jesús! ¡Gracias Espíritu Santo! Ahora comprendo más el por qué en todas las cosas soy más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo Jesús, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Sé que soy Tuya(o), Padre, y que los he vencido (al mundo y sus deseos engañosos), pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Sé que soy un(a) Hija(o) del Rey por lo que Jesús hizo por Amor a mí. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Diciembre 24                                     Luc 1.57-80   /  Ez 35-36  /  Isa 59

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