miércoles, 27 de octubre de 2021

¡Cómo vivir en Paz!

                                                                                                                                                                                                                                                                                         <ENGLISH>




 27 Octubre  

¡Cómo vivir en Paz!

 

¡Vida Eterna! ¡Completa Paz!

Por Riqui Ricón*

Alabad a Jehová, naciones todas; Pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, Y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya (Sal 117).

¿Qué motivos tengo para alabar al Señor? ¡Me gusta que me hagan esta pregunta pues yo les podría citar más de un millón de motivos para alabar al Señor! Y para muestra, basta el que a continuación te doy y que te va a impresionar tanto que darás gritos de júbilo al Señor.

¡Prepárate para ser impactado(a) por la Palabra de Dios, que es La Biblia, la cual no miente!

Una de las promesas más hermosas que Dios te hace dice:

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).

Así que, si pones toda tu confianza en la Palabra de Dios haciendo de ella la norma máxima de tu Vida y la pones en tu mente, boca y corazón siendo perseverante en creerle, entonces, Dios se compromete a guardarte en completa paz.

¡Completa paz!

Es algo realmente asombroso saberse destinado a disfrutar de COMPLETA PAZ, sin ningún tipo de temor ni aflicción. ¿Te gustaría? ¡Claro! Pues, entérate, ¡Dios te lo ha prometido!

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33)

En el mundo tendrás aflicciones pero de todas ellas saldrás más que vencedor(a) por medio del Amor de Jesucristo y, por lo tanto, puedes tener paz: ¡nada ni nadie te podrán hacer frente todo los días de tu vida!

»Nadie podrá derrotarte jamás, porque yo te ayudaré, así como ayudé a Moisés. Nunca te fallaré ni te abandonaré (Jos 1:5 TLA).

Sea lo que sea que estés enfrentando el día de hoy, ahí en medio de eso, puedes tener paz, pues sabes que sabes, que Dios, tu Padre, jamás faltará a Su Palabra  y por lo tanto, la victoria es tuya.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Rom 8:37).

Entonces, toma la decisión de poner todos tus pensamientos y corazón en la Palabra de Dios y Él te guardará en completa paz. Él jamás ha mentido, ni lo hará jamás, pues no puede hacerlo.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23:4).

Así que,  si Dios dice que aunque andes en valle de sombra y de muerte no temas mal alguno porque Él está contigo, entonces, esa es la Verdad: ¡Dios está contigo! Y si Dios está contigo, ¿quién contra ti?

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom 8:31).

Pon mucha atención, porque el asunto que más atormenta a la humanidad entera y lamentablemente también a la mayoría de los creyentes, es el temor a la muerte. Es algo en lo que prefieren ni pensar, pero lo tienen latente cada instante de su vida. Si supieran lo que Jesús hizo al respecto y lo que Dios ha declarado en Su Palabra y lo creyeran, no volverían a temer nunca más.

Dios dice en Su Palabra:

Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros;  y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación (Isa 25.8-9).

¿Cuándo será esto? ¡Buenas noticias, ya sucedió! Hace más de 2000 años en aquel monte Gólgota o de la calavera, a las afueras de Jerusalén.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?  ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.  Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Co 15.54-57).

Esta VICTORIA sucedió cuando el entregó Su Vida por amor a ti, y la recibiste en el momento que le reconociste como Señor y Salvador de tu vida. En ese momento NACISTE DE NUEVO y todo lo corruptible en ti fue vestido de incorrupción:

siendo renacidos (NACIDO DE NUEVO), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y por la Victoria de Cristo Jesús sobre el pecado y la muerte, eres totalmente libre de la esclavitud que produce el temor a la muerte.

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14.15).

Si todo esto es Verdad, y claro que lo es, lo razonable sería dejar de sufrir y angustiarnos por el miedo a la muerte para creer y recibir esa paz y dicha, que sobrepasa todo entendimiento, las cuales Jesús compró para ti al morir en esa cruz.

¿O acaso Dios miente al prometer que TODO AQUEL que en él crea no se pierda más tenga VIDA ETERNA (Jn 3.16)? Y qué es Vida Eterna sino vivir para siempre. Aunque te cueste un poco comprenderlo, no lo dudes y créelo, dentro de 5000 años aquí vamos a estar tú y yo, pensando, riendo y gozando de la vida. ¡Esa vida plena y abundante que Cristo Jesús adquirió para ti!

A muchos les cuesta trabajo CREER esto, pero ¿habrá algo imposible para Dios? ¿Cumplirá Él lo que está escrito en Su Palabra? La respuesta es: Si puedes creerle a Él, al que cree le cree a Dios, creyendo Su Palabra, TODO le es posible.

¡Tienes Vida Eterna! ¡Tienes Completa Paz!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy te doy gracias, una vez más, por tanto y tan grande Amor. Me has hecho Hijo(a) Tuyo(a). No te han importado ni mis pecados, ni mis fracasos y entregaste a Tu Hijo, Jesucristo, para pagar por mí y que yo recibiera Vida Eterna. Por Y todo por Tu gran Amor con que me has amado, que aun estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. ¡Vida Eterna! Gracias, Jesús, por Ti hoy yo estoy Vivo(a) y viviré por siempre pues Tú venciste a la muerte por mí. ¡Tengo Tu Palabra! ¡Palabra de Dios! ¡Palabra de Honor! ¡Todo lo puedo! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a)! Tú, Señor, me guardarás en completa paz pues mis pensamientos en Ti perseveran. Jehová de los ejércitos, dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), el hombre y la mujer que en Ti confían. Y ese(a), SOY YO, Riqui Ricón (pon tu nombre aquí). Por todo esto, creo y declaro que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 27                             2 Tes 1  /  Isa 25-26/ Sal 117

 


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 27                             2 Tes 1  /  Isa 25-26/ Sal 117

 

2 de Tesalonicenses

 Salutación

1

1Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicensesa en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: 2Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Dios juzgará a los pecadores en la venida de Cristo

3Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; 4tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.

5Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. 6Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, 7y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, 10cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). 11Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, 12para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.[1]

 

Isaías

Cántico de alabanza por el favor de Jehová

25

1Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. 2Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. 3Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. 4Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro. 5Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos.

6Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. 7Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. 8Destruirá a la muerte para siempre;a y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros;b y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.

9Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.

10Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moabc será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. 11Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos. 12Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.

Cántico de confianza en la protección de Jehová

26

1En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. 2Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. 3Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 4Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. 5Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. 6La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.

7El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo. 8También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. 9Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. 10Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. 11Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.a 12Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras. 13Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. 14Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. 15Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra.

16Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. 17Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. 18Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. 19Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.

20Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 21Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.[2]

 

 

SALMO 117

 

Alabanza por la misericordia de Jehová

     1     Alabad a Jehová, naciones todas;

Pueblos todos, alabadle.a

     2     Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia,

Y la fidelidad de Jehová es para siempre.

Aleluya.[3]

 



a a 1.1: Hch. 17.1.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 1 Tes 5.28-2 Tes 1.12

a a 25.8: 1 Co. 15.54.

b b 25.8: Ap. 7.17; 21.4.

c c 25.10–12: Is. 15.1—16.14; Jer. 48.1–47; Ez. 25.8–11; Am. 2.1–3; Sof. 2.8–11.

a a 26.11: He. 10.27.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 24.23-26.21

a a 117.1: Ro. 15.11.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 116.19-117.2

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