5
de Diciembre
¡Tu Nueva
Vida es Eterna, permanente e inmutable!
Por
Riqui Ricón*
Sécase
la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre (Is 40.8).
No existe
en el universo nada más permanente e inmutable que la Palabra de Dios.
Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6.10).
Dios te
dice en Su Palabra que te fortalezcas en el Poder de Su Fuerza, y si tú te das
cuenta que el Poder de la fuerza de Dios
radica en Su Palabra y no en Sus músculos, ni en Su Sabiduría, ni
siquiera en los millones de ángeles a Su servicio, entonces comprenderás la
importancia de hacer de la Biblia la norma máxima de tu existencia.
Dios sólo
necesita decir Su Palabra y ésta es ejecutada al instante.
Y
dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz
(Gen 1.3).
Cuando Dios dijo: Sea la luz; Él no cerró los ojos y cruzó los dedos con
la esperanza incierta de que algo sucediera. ¡No! Dios habló Su Palabra y ésta
lo ejecutó.
Y
he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres,
puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante
su lepra desapareció
(Mat 8.2-3).
¡La Palabra
de Dios tiene el Poder en Sí misma para hacerse cumplir!
En la
Biblia están contenidas las palabras que salieron de la boca de Dios y que, por
consiguiente, se van a cumplir todas. Primero el cielo y la tierra dejan de
existir antes que una sola de Sus Palabras deje de cumplirse.
El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mar 13.31).
La fe es la
fuerza espiritual más poderosa del universo pues la fe se basa y fluye de la
Palabra de Dios, que es la Biblia.
Entrando
Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo:
Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión
y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque
también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo
a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Al oírlo Jesús, se maravilló,
y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado
tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del
occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los
cielos;mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí
será el lloro y el crujir de dientes.Entonces
Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado
fue sanado en aquella misma hora
(Mat 8.5-13).
En toda la Escritura no hay un suceso igual a este: ¡Jesús se maravilló
por la fe de un hombre! ¿Cómo era la fe de este hombre? Era una fe sencilla que
se basaba en la autoridad de la Palabra de Dios: solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque
también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo
a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
La fe, más
que un poder místico adquirido mediante ejercicios espirituales como la oración
y el ayuno, es, sencillamente, el estar plenamente convencido(a) que la Biblia
es la Palabra de Dios y que por lo tanto, todo lo que Él nos dice a través de
ella es la Verdad y se va a cumplir.
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se
arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Nu 23.19).
Dice la
Escritura en Hebreos 11.1 que la fe es tener la certeza de cosas que estamos
esperando y estar convencidos de aquello que aún no vemos, pero ¿cómo es
posible esto? ¿Cómo puedes estar convencido(a) de cosas que no ves, como tu
salud o tu bienestar económico cuando lo único que ves son los análisis
clínicos y el diagnóstico adverso del médico o la enfermedad o las carencias
económicas y los problemas? ¡Sencillo! Sólo
necesitas una Palabra de tu Dios y Padre al respecto, pues si Dios lo dijo,
entonces Él lo va a cumplir, si Dios lo hablo, entonces Él lo va a ejecutar.
¡Él es Dios y NO PUEDE MENTIR!
Así que, si
la Biblia dice que:
Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas
(Ef 2.4-10).
Entonces:
1. Dios te ama
con tan grande amor que no le importan tanto tus pecados como el darte vida. Una
Vida Nueva y Eterna a través del Nuevo Nacimiento (la resurrección). Una vida plena y abundante (Jn 10.10).
2. Tu Nueva Vida
es espiritual, pues estás sentado(a) en lugares celestiales con Cristo Jesús,
con el propósito de mostrar al mundo la riqueza de la gracia y del amor que
Dios tiene para contigo.
3. Ser salvo(a),
esto es, tener plenitud de vida y no únicamente tener un pase de entrada para
el cielo, es un regalo de la gracia divina y se recibe por medio de la fe. Lo recibes creyéndole a Dios, pues si la Biblia
lo dice, entonces así es.
4. La fe, la
habilidad de decidir creerle a Dios, también es un regalo que Él mismo te dio.
5. Este amor,
bendición y salvación no se dan por obra alguna que tú hayas hecho o puedas
hacer. Dios te lo da a ti según el puro afecto de Su Voluntad.
6. Ahora,
gracias a Jesucristo, tú eres hechura de Dios. Has sido creado(a) en Cristo
Jesús con propósito: hacer buenas obras, dar fruto.
7. Estas
buenas obras, el fruto del Espíritu, ya han sido preparadas por Dios de
antemano para que andes en ellas, ¿cómo? Por medio de la fe, creyendo que estos
siete puntos y TODO lo que la Biblia dice es la Verdad. ¡Creyéndole a Dios,
creyendo Su Palabra!
Sabiendo
esto; sabiendo que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
antes que perderte a ti y que ahora te llama Hijo(a), puedes, entonces, hacer
frente a cualquier problema, enfermedad o tribulación, pues tienes garantía, en
Su Palabra, que saldrás más que vencedor(a) en todas las cosas, ya que tú todo
lo puedes en Cristo Jesús.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos
(1 Jn 3.1 BAD).
Así que, si te das cuenta, esta Nueva Vida, que Jesucristo pagó para ti
a precio de Su propia Vida, fluye de la Palabra de Dios y por lo tanto es Eterna,
permanente e inmutable.
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, en este día estoy más que dispuesto(a) a creerte, a creer que la
Biblia es Tu Palabra y que es la Verdad. Gracias por ese Amor tan grande con
que me has amado. Gracias porque no te han importado mis pecados sino mi
persona. Gracias por amarme tanto como para hacerme Hijo(a) Tuyo(a). Entiendo
en mi mente, y decido creerlo en mi corazón, que yo soy la persona que Tú, mi
Dios, dices en Tu Palabra que soy: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no
de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de
Dios que vive y permanece para siempre. Por lo tanto, confieso que todo lo
puedo en Cristo que me fortalece; caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra
más a mí no llegará, pues aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré
mal alguno, porque Tú, Señor, estás conmigo; y si Tú estás conmigo, ¿quién
contra mí? Resisto al espíritu de temor y desánimo; echo fuera de mi vida la
tristeza y la depresión. Soy sana(o); soy libre; soy prospera(o) y el Amor, el
gozo y la paz son mi herencia para vivir una vida plena y abundante. ¡Tengo
Vida Eterna! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 5 Efesios 2 / Ez 6-7 / Isa
40
Efesios
2
Salvos por gracia
2
1Y él os dio vida
a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en
los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en
los hijos de desobediencia, 3entre los cuales también todos
nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la
voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de
ira, lo mismo que los demás. 4Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos), 6y juntamente con él nos resucitó, y
asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no
por obras, para que nadie se gloríe. 10Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas.
Reconciliación por medio de la cruz
11Por tanto,
acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne,
erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la
carne. 12En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la
ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin
Dios en el mundo. 13Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en
otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de
Cristo. 14Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno,
derribando la pared intermedia de separación, 15aboliendo en su
carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas,
para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
16y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo,
matando en ella las enemistades. 17Y vino y anunció las buenas
nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un
mismo Espíritu al Padre. 19Así que ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en
quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo
en el Señor; 22en quien vosotros también sois juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Ezequiel
6-7
Profecía contra los montes de Israel
6
1Vino a mí
palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo de hombre, pon tu rostro hacia
los montes de Israel, y profetiza contra ellos. 3Y dirás: Montes
de Israel, oíd palabra de Jehová el Señor: Así ha dicho Jehová el Señor a los
montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He aquí que yo, yo haré
venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros lugares altos. 4Vuestros
altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas; y haré que
caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos. 5Y pondré los
cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y vuestros huesos
esparciré en derredor de vuestros altares. 6Dondequiera que
habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos serán asolados,
para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos
serán quebrados y acabarán, vuestras imágenes del sol serán destruidas, y
vuestras obras serán deshechas. 7Y los muertos caerán en medio de
vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.
8Mas dejaré un
resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada,
cuando seáis esparcidos por las tierras. 9Y los que de vosotros
escaparen se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos;
porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí, y
a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos; y se avergonzarán de sí
mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones. 10Y
sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal.
11Así ha dicho
Jehová el Señor: Palmotea con tus manos, y golpea con tu pie, y di: ¡Ay, por
todas las grandes abominaciones de la casa de Israel! porque con espada y con
hambre y con pestilencia caerán. 12El que esté lejos morirá de
pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado
morirá de hambre; así cumpliré en ellos mi enojo. 13Y sabréis que
yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, en derredor de
sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes,
debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron
incienso a todos sus ídolos. 14Y extenderé mi mano contra ellos, y
dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada que el desierto
hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.
El fin viene
7
1Vino a mí
palabra de Jehová, diciendo: 2Tú, hijo de hombre, así ha dicho
Jehová el Señor a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro
extremos de la tierra. 3Ahora será el fin sobre ti, y enviaré
sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus
abominaciones. 4Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia;
antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones;
y sabréis que yo soy Jehová.
5Así ha dicho
Jehová el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal. 6Viene el fin,
el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene. 7La
mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el
día; día de tumulto, y no de alegría, sobre los montes. 8Ahora
pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según
tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones. 9Y mi ojo no
perdonará, ni tendré misericordia; según tus caminos pondré sobre ti, y en
medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que
castiga.
10He aquí el día,
he aquí que viene; ha salido la mañana; ha florecido la vara, ha reverdecido la
soberbia. 11La violencia se ha levantado en vara de maldad;
ninguno quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá
entre ellos quien se lamente. 12El tiempo ha venido, se acercó el
día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está
sobre toda la multitud. 13Porque el que vende no volverá a lo
vendido, aunque queden vivos; porque la visión sobre toda la multitud no se
revocará, y a causa de su iniquidad ninguno podrá amparar su vida.
14Tocarán
trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla;
porque mi ira está sobre toda la multitud. 15De fuera espada, de
dentro pestilencia y hambre; el que esté en el campo morirá a espada, y al que
esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la pestilencia. 16Y los
que escapen de ellos huirán y estarán sobre los montes como palomas de los
valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad. 17Toda mano se
debilitará, y toda rodilla será débil como el agua. 18Se ceñirán
también de cilicio, y les cubrirá terror; en todo rostro habrá vergüenza, y
todas sus cabezas estarán rapadas. 19Arrojarán su plata en las
calles, y su oro será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el
día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque
ha sido tropiezo para su maldad. 20Por cuanto convirtieron la
gloria de su ornamento en soberbia, e hicieron de ello las imágenes de sus
abominables ídolos, por eso se lo convertí en cosa repugnante. 21En
mano de extraños la entregué para ser saqueada, y será presa de los impíos de
la tierra, y la profanarán. 22Y apartaré de ellos mi rostro, y
será violado mi lugar secreto; pues entrarán en él invasores y lo profanarán.
23Haz una cadena,
porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de
violencia. 24Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones,
los cuales poseerán las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los
poderosos, y sus santuarios serán profanados. 25Destrucción viene;
y buscarán la paz, y no la habrá. 26Quebrantamiento vendrá sobre
quebrantamiento, y habrá rumor sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta,
mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo. 27El
rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de tristeza, y las manos del pueblo
de la tierra temblarán; según su camino haré con ellos, y con los juicios de
ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.
Isaías 40
Jehová consuela a Sion
40
1Consolaos,
consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. 2Hablad al corazón de
Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es
perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
3Voz que clama en
el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a
nuestro Dios. 4Todo valle sea alzado, y bájese
todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5Y
se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la
boca de Jehová ha hablado.
6Voz que decía:
Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es
hierba, y toda su gloria como flor del campo. 7La hierba se seca,
y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente
como hierba es el pueblo. 8Sécase la hierba, marchítase la flor;
mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
9Súbete sobre un
monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de
Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios
vuestro! 10He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su
brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de
su rostro. 11Como pastor apacentará su
rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará
suavemente a las recién paridas.
El incomparable Dios de Israel
12¿Quién midió
las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos
juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los
collados? 13¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó
enseñándole? 14¿A quién pidió consejo para
ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le
mostró la senda de la prudencia? 15He aquí que las naciones le son
como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le
son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. 16Ni
el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.
17Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación
serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.
18¿A qué, pues,
haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? 19El
artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde
cadenas de plata. 20El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no
se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no
se mueva.
21¿No sabéis? ¿No
habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido
enseñados desde que la tierra se fundó? 22El está sentado sobre el
círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos
como una cortina, los despliega como una tienda para morar. 23El
convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como
cosa vana. 24Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca
hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la
tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como
hojarasca. 25¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis?
dice el Santo. 26Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién
creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres;
ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.
27¿Por qué dices,
oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios
pasó mi juicio? 28¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno
es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga
con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29El da
esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
30Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
31pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas
como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
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