4
de Diciembre
¡Todo lo
que respira, alabe al Señor!
Por
Riqui Ricón*
Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la
magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a
la muchedumbre de su
grandeza (Sal 150.1-2).
Entre más
aprendas de la Biblia, más conocerás a Dios y te maravillarás y alegrarás por
Su Amor y por Su Fidelidad que Él tiene para contigo.
La alabanza
y la adoración son expresiones del corazón agradecido y maravillado ante un
Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible,
quien ha decidido amarte a pesar de cómo has sido tú y de lo que hiciste con tu
vida.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
La alabanza
y la adoración fluyen del corazón agradecido cuando comprendes que Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, como el pago de todos tus
pecados y así no perderte a ti. Esto lo hizo por Amor y por el deseo que tiene
que tú y Él estén juntos, conviviendo por siempre. Y no más como Dios y
creatura sino, ahora, como Padre e Hijo.
Esta es la
magnificencia de Su grandeza, que tú, siendo como eras, viviendo muerto(a) en delitos
y pecado, hayas sido reconocido(a) y aceptado(a) por Dios, mediante la fe en
Cristo Jesús.
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de
vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados
(Col 2.13).
Además de
haberte perdonado TODOS los pecados y darte Vida Eterna juntamente con Cristo
Jesús, Dios, tu Padre, te escogió antes de la fundación del mundo para ser
adoptado(a) como Hijo(a) Suyo(a) para que puedas vivir, en esta tierra,
bendecido(a) con toda bendición espiritual.
Alabado sea Dios, Padre de nuestro
Señor Jesucristo, quien nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales
en los cielos porque pertenecemos a Cristo. Hace mucho tiempo, antes de que
formara el mundo, Dios nos escogió para que fuéramos suyos a través de lo que
Cristo haría por nosotros; y resolvió hacernos santos, intachables, por lo que
hoy nos encontramos revestidos de amor ante su presencia. Su inmutable plan fue
siempre adoptarnos en su familia, enviando a Cristo para que muriera por
nosotros, y esto lo hizo voluntariamente en todo sentido. Alabemos a Dios por
la extraordinaria gracia que nos mostró y que derramó en nosotros al enviar a
su amado Hijo. Tan sobreabundante es su amor que, con la sangre de su Hijo,
borró nuestros pecados y nos salvó
(Efe 1.3-7 BAD).
¿Cómo no
adorar a un Dios y Padre tan bueno? ¿Cómo no vivir eternamente enamorado y
agradecido de Aquel que te amó y predestino para ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a)
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su Voluntad? ¿Cómo no danzar y
cantar de alegría ante Aquel que, además, te ha dado Su Espíritu Santo, sólo
por haber creído a Su Palabra?
En
él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efe 1.13).
Ahora bien, ¿cuánta trascendencia puede tener esto en tu vida presente? Sean
cuales sean las circunstancias que estés enfrentando el día de hoy, puedes
tener la certeza, la total seguridad, que este Padre y Dios tuyo no te ha dejado,
ni te dejará jamás.
Él no pagó tan alto precio por Amor a ti para luego dejarte a merced de
las enfermedades, ni de la pobreza, ni de la tristeza o depresión. ¡No! ¡Nada
de eso! Dios es tu Padre y te mira con amor.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1
Jn 3.1 BAD).
Así que, con
esta confianza, con esta certeza, ahora tú sabes que puedes hacer frente a
cualquier situación. Puedes dejar de temer y no afligirte más. Puedes cambiar
tu estado emocional de la aflicción al gozo, pues sabes que Dios siempre cumple
Sus promesas.
El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
¡Dios sí
tiene Palabra de Honor! Sin importar lo que pase a tu alrededor, decídete y
comienza a alabarle y adorarle con todo tu corazón. Dale una expresión de gozo
y alegría a tu fe para con Él. Y recibe la paz que sobrepasa todo entendimiento
pues, al fin y al cabo, eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama,
Cristo Jesús.
Y
la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús
(Fil 4.7).
No temas, cree solamente. Ten por seguro que de todo problema, angustia
o enfermedad vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama,
Cristo Jesús. ¡Escrito está!
No pongas tus ojos, ni tu atención, en lo impactante de tu realidad; pon
tus ojos y tu atención en tu Padre celestial y en Jesucristo tu hermano mayor.
¡Activa tu fe con la alabanza y la adoración a Aquel que es digno!
¡Alábenlo
cielos y tierra, todo lo que respira alabe al Señor!
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, sin importar el tipo de aflicción que pueda venir a mi vida, yo sé
que puedo confiar en Ti creyendo a Tu Palabra. Señor Jesús, alabo y bendigo Tu
Nombre precioso pues, ni las enfermedades, ni la pobreza, ni la soledad, ni el
resentimiento, ni el temor pueden robarme el gozo de Tu salvación. Soy Tu Hijo(a)
Nacido(a) de Nuevo y no practico el pecado sino que Aquel que fue engendrado
por Dios, Cristo Jesús, me guarda y el maligno no me toca. Con toda autoridad,
resisto la ansiedad, el temor, la pobreza, la enfermedad, el pecado y la
depresión. No los recibo, y los hecho fuera de mi vida. Yo soy heredero(a) de
Dios y coheredero(a) con Cristo, por lo tanto, llamo y declaro la total
restauración de mi salud, prosperidad, paz y gozo. En el nombre de Jesús, me
gozo y deleito en Tu Presencia mi amado Rey, Señor y Salvador. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 4 Efesios 1 / Ez 4-5 / Sal 150
Efesios
1
Salutación
1
1Pablo, apóstol
de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús
que están en Efeso: 2Gracia y paz a
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Bendiciones espirituales en Cristo
3Bendito sea el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de él, 5en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad, 6para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual
nos hizo aceptos en el Amado, 7en quien tenemos redención por su
sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su
gracia, 8que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría
e inteligencia, 9dándonos a conocer el misterio de su voluntad,
según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10de
reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
11En él asimismo
tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que
hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12a fin de
que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente
esperábamos en Cristo. 13En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14que es
las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para
alabanza de su gloria.
El espíritu de sabiduría y de revelación
15Por esta causa
también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor
para con todos los santos, 16no ceso de dar gracias por vosotros,
haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17para que el Dios
de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y
de revelación en el conocimiento de él, 18alumbrando los ojos de
vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
19y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20la cual
operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra
en los lugares celestiales, 21sobre todo principado y autoridad y
poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino
también en el venidero; 22y sometió todas las cosas bajo sus
pies,
y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23la cual
es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en
todo.
Ezequiel
4-5
Predicción del sitio de Jerusalén
4
1Tú, hijo de
hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de
Jerusalén. 2Y pondrás contra ella sitio, y edificarás contra ella
fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y pondrás delante de ella
campamento, y colocarás contra ella arietes alrededor. 3Tómate
también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la
ciudad; afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la
sitiarás. Es señal a la casa de Israel.
4Y tú te
acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de
Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad
de ellos. 5Yo te he dado los años de su maldad por el número de
los días, trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de
Israel. 6Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho
segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por
año, día por año te lo he dado. 7Al asedio de Jerusalén afirmarás
tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella. 8Y he
aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que
hayas cumplido los días de tu asedio.
9Y tú toma para
ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y
hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado;
trescientos noventa días comerás de él. 10La comida que comerás
será de peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás. 11Y
beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la
beberás. 12Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y
lo cocerás a vista de ellos al fuego de excremento humano. 13Y
dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones
a donde los arrojaré yo. 14Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! he aquí que
mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa
mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda. 15Y
me respondió: He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de
excremento humano para cocer tu pan. 16Me dijo luego: Hijo de
hombre, he aquí quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan
por peso y con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto, 17para
que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se
consuman en su maldad.
5
1Y tú, hijo de
hombre, tómate un cuchillo agudo, toma una navaja de barbero, y hazla pasar
sobre tu cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los
cabellos. 2Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la
ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; y tomarás una tercera parte y la
cortarás con espada alrededor de la ciudad; y una tercera parte esparcirás al
viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos. 3Tomarás también
de allí unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu manto. 4Y
tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y en el fuego los
quemarás; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.
5Así ha dicho
Jehová el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las
tierras alrededor de ella. 6Y ella cambió mis decretos y mis
ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están
alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no
anduvieron en ellos.
7Por tanto, así
ha dicho Jehová: ¿Por haberos multiplicado más que las naciones que están
alrededor de vosotros, no habéis andado en mis mandamientos, ni habéis guardado
mis leyes? Ni aun según las leyes de las naciones que están alrededor de
vosotros habéis andado. 8Así, pues, ha dicho Jehová el Señor: He
aquí yo estoy contra ti; sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de
las naciones. 9Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa
semejante, a causa de todas tus abominaciones. 10Por eso los
padres comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos
comerán a sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré a todos los vientos
todo lo que quedare de ti. 11Por tanto, vivo yo, dice Jehová el
Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus
abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará, ni tampoco
tendré yo misericordia. 12Una tercera parte de ti morirá de
pestilencia y será consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte
caerá a espada alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los
vientos, y tras ellos desenvainaré espada.
13Y se cumplirá
mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo
Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo. 14Y
te convertiré en soledad y en oprobio entre las naciones que están alrededor de
ti, a los ojos de todo transeúnte. 15Y serás oprobio y escarnio y
escarmiento y espanto a las naciones que están alrededor de ti, cuando yo haga
en ti juicios con furor e indignación, y en reprensiones de ira. Yo Jehová he
hablado. 16Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del
hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros,
entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el
sustento del pan. 17Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y
bestias feroces que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por en medio
de ti, y enviaré sobre ti espada. Yo Jehová he hablado.
SALMO 150
Exhortación a alabar a Dios
con instrumentos de música
Aleluya.
1 Alabad a
Dios en su santuario;
Alabadle en
la magnificencia de su firmamento.
2 Alabadle
por sus proezas;
Alabadle conforme a la
muchedumbre de su grandeza.
3 Alabadle a
son de bocina;
Alabadle con
salterio y arpa.
4 Alabadle
con pandero y danza;
Alabadle con
cuerdas y flautas.
5 Alabadle
con címbalos resonantes;
Alabadle con
címbalos de júbilo.
6 Todo lo que
respira alabe a JAH.
Aleluya.
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