miércoles, 6 de junio de 2012

¡Cómo seguir adelante!


Miércoles 6 de Junio de 2012.
¡Diga el débil: Fuerte Soy!
Por Riqui Ricón*
Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres (1 S 22.2).
Lo más hermoso y maravilloso de la personalidad de tu Dios y Padre es su gran Amor con que Él te ama. La Biblia que es Su Palabra y no miente, te enseña como Él busca, preferentemente, a los enfermos, afligidos, amargados y necesitados. Son los pecadores y no los justos los que mueven el corazón del Padre.
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa:  Misericordia quiero, y no sacrificio.  Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento (Mat 9.12-13).
Es realmente asombroso pensar que fueron tus pecados y no tus buenas acciones lo que te permitió recibir Su gran Amor.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Jesús no viene a tu vida para recordarte lo mala(o), fracasada(o) y pecador(a) que eres, de eso se encarga, todos los días, el diablo y su sistema, el mundo. Jesús viene a tu vida a cambiar total y diametralmente esa(s) situación(es) en la que te encontrabas. Sólo te pide que creas en Su Amor por ti y en Su Palabra, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
David era un principal del ejército de Israel, había sido ungido para ser rey y en un momento de su vida, como un tipo de Jesús, recibía a todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu. Fue con ellos y no con la elite del ejército de Saúl, que David ganó todas sus batallas y conquistó el reino para Dios.
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es (1 Co 1.26-28).
Así que, si te estás sintiendo fracasada(o), frustrada(o), incompetente o de alguna forma devaluada(o), te tengo la noticia de que esa no es la Verdad, tan sólo son tus sentimientos y emociones afectados por la realidad que estás viviendo. La Verdad es lo que Dios dice en Su palabra, la Biblia, acerca de ti, de quién tú eres para Él y cómo Él te mira y te define:
Ø  En todas las cosas eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús (Ro 8.37).
Ø  Todo lo puedes en Cristo, que te fortalece (Fil 4.13).
Ø  Tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y YA has vencido porque mayor es Él, que está en ti, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Ø  Ya has sido sanada(o) por las heridas de Jesús (1 P 2.24, Isa 53.5).
Ø  Has sido establecida(o) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús (Ro 5.17, Apo 5.10).
La Palabra de Dios es el Poder de Su fuerza, con ella creó los cielos y la tierra y todo lo visible e invisible. Así que, si Él te ha definido con Su Palabra como Su Hija(o) Amada(o) y victoriosa(o), entonces, a pesar de tu condición o circunstancias, eso es lo que tú ahora eres.
Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia…  El es quien preservó la vida a nuestra alma, Y no permitió que nuestros pies resbalasen (Sal 66.19-20, 9).
Si puedes creer, ¡al que cree todo le es posible! Tu condición y circunstancias comienzan a cambiar en el momento preciso que comienzas a creerle a Dios, a creer en Su Palabra, la Biblia.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por el gran Amor con que me has amado, que estando yo muerta(o) en delitos y pecados me diste vida juntamente con Cristo, por Tu Gracia soy salva(o). Ahora soy Tu Hija(o) Nacida(o) de Nuevo y puedo dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerada(o) en Cristo Jesús para vivir una vida plena y victoriosa. Por todo esto te doy gracias, Señor Jesús. Lo sé porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Tú me has escuchado y atendido a la voz de mi súplica. Bendito eres, oh Dios, que no echaste de Ti mi oración, ni de mí Tu misericordia. Tú eres quien preserva la vida de mi alma y no permites que mis pies resbalen. ¡No temo más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece! ¡Yo, ___________ (tu nombre aquí), SOY un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y YA he vencido porque mayor es Él, que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Ya he sido sanada(o) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecida(o) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! ¡Diga el débil: Fuerte Soy! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio         6                          Ro 11.25-36  /  1 Sam 21-22  /  Sal 66



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