sábado, 14 de enero de 2012

¡Cómo levantarte de una posición de fracaso y derrota a una de triunfo y victoria!

Viernes 13 de Enero de 2012.
¡Contundente victoria!
Por Riqui Ricón*
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? (Sal 13.1-2).
Me gusta el Salmo 13 porque me recuerda la forma en como antes me acercaba al Señor en oración, con la actitud de víctima, apegado a la vieja naturaleza. No me malinterpretes, yo acudía a Él de forma sincera, con el corazón en la mano, para preguntarle, hasta cuándo o por qué a mí y hasta llegué a pensar o exclamar que no era justo lo que estaba viviendo.
Me gusta el Salmo 13 porque me recuerda que estoy en medio de una batalla y me ayuda a darme cuenta que cuando me pongo en la posición de víctima, estoy cediendo terreno al enemigo, pues mi derrota comenzará cuando empiece a creer que yo no soy importante para Dios, que no merezco tener éxito y que, al contrario, sí merezco todas las cosas malas que me suceden.
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Tim 6.12).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, te enseña que debes pelear la buena batalla de la fe, que eches mano a la vida eterna, a la cual has sido llamada(o), declarando como ciertas las buenas cosas que Dios te ha prometido.
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan (Mt 7.13-14).
Pelear la buena batalla de la fe significa creer ciegamente a Dios y dejar de prestar atención a los problemas y circunstancias que nos rodean. Significa creerle de tal manera a Dios y a Su Palabra que ni aún permitas a tus emociones y sentimientos dictar tu estado de ánimo, porque, al fin y al cabo, si todo lo puedo en Cristo que me fortalece; si mayor es el que está en mí que el que está en el mundo; si en todas las cosas soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó; si todas las cosas ayudan a bien a los que amamos a Dios, entonces, en verdad que no tienes razón alguna para temer, ni angustiarte, ni sentirte víctima de nada ni de nadie. A menos que creas que Él no va a cumplir Su Palabra.
Ancho y espacioso es el camino donde miras las circunstancias; sopesas tus opciones; escuchas las noticias y diversas opiniones; haces balance de tus ingresos y egresos. Ancho y espacioso es el camino donde permites al espíritu de temor y duda robarte tu identidad de Hija(o) del Dios Vivo y Verdadero. Ancho y espacioso es el camino que te conduce a SENTIR que eres una víctima para comenzar a clamar, ¡hasta cuándo! ¡Por qué a mí!
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Recuerda que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, si Él lo dijo, entonces, lo va a cumplir, si Él lo habló, entonces, lo va a ejecutar.
Tú no eres más una víctima y no debes permitir que las circunstancias, problemas, enfermedades u otras personas te coloquen en esa posición. Tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, comprada(o) y redimida(o) al precio de la Sangre del Unigénito Hijo de Dios, para ser hecha(o) libre y conforme a Su imagen.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Ahora tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que eres: sana(o), libre, más que vencedor(a) y quién todo lo puede. Eres un(a) Hija(o) amada(o) de tu Padre celestial, con quien puedes hablar en confianza y con toda familiaridad decirle: Abba, Papá, Papito.
Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8.5-7).
Ojalá te guste mucho el salmo 13 porque se parece mucho a tu vida que, a pesar de haber comenzado en aparente fracaso, ahora ha de manifestarse en contundente victoria.
Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien (Sal 13.5-6).
¡Si puedes creer, al que cree TODO le es posible!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas gracias porque el día de hoy me has dado la respuesta y señalado el camino para levantarme de cualquier tipo de derrota o fracaso. Yo he creído y recibido Tu gran Amor con que me has amado. Gracias, Señor Jesús, pues con Tu Sangre me has hecho libre y puedo levantarme a vivir esa vida que compraste para mí. El ladrón no viene sino a hurtar, matar y destruir, pero Tú, Jesús, has llegado a mí, para darme vida y vida abundante. ¡Esta es la Verdad! Gracias, Padre, por haberme levantado del polvo y la miseria, me has hecho apta(o) para participar de la herencia de los santos en luz; me has librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de Tu amado Hijo, Jesús, en quien tengo redención por Su sangre, el perdón de todos mis pecados. ¡No soy una víctima! ¡Ya no estoy más abajo, sino arriba! ¡Ahora soy cabeza y no cola! Con toda la autoridad que me da Tu Palabra, Dios Todopoderoso, me declaro sana(o) de toda enfermedad, libre de toda opresión. ¡Recibo el gozo, la paz y el Amor que Tú me das, para hacer de mi vida una contundente victoria! En el nombre de Jesús. Amén.
 *Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 13                                Luc 11.29-54  /  Gen 20  /  Sal 13

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