lunes, 14 de octubre de 2024

¡Cómo encarar a tus enemigos!

 <ENGLISH>




 14 Octubre 

¡Cómo encarar a tus enemigos!

 

¡Vencidos y debajo de mis pies!

Por Riqui Ricón*

Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él (Est 6.13).

¡Qué asombroso es esto! ¡La Palabra de Bendición sobre tu vida YA FUE DICHA por Dios y aún tus enemigos reconocen que no podrán vencerte sino que caerán delante de ti!

Los sabios que aconsejaban Amán y Zeres su mujer, sabían bien de la cobertura de protección que estaba sobre el pueblo judío. Al igual que Balam cientos de años antes, ellos sabían que:

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23. 19-20).

Puesto que Dios mismo lo había prometido, el pueblo de Israel, bajo la normatividad del Antiguo Pacto, podía estar seguro de la protección, provisión y salud que representaba la Bendición de Dios sobre sus vidas. Si esto era así entonces, ¿Cuánto más tú que has sido levantado(a) a la posición de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo gracias al Nuevo Pacto, el cual ha sido establecido sobre mejores promesas?

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4. 4).

Cualquiera que sea la situación o problema que en estos momentos estés enfrentando, puedes estar seguro(a) que vas a salir adelante; la victoria que sólo Él te puede proporcionar, ya es tuya, pues tú eres de Dios y ya has vencido.

¡Mayor es el que está en ti que el que está en el mundo!

Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré EN ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo… Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso (2 Co 6.16, 18).

¡No hay lugar a dudas! ¡No existe otra forma de interpretarlo! De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, Dios habita en ti y, el Todopoderoso, Aquel que todo lo puede, se ha declarado tu Padre y te llama Hijo(a).

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

¡Todo por Amor! ¡Por Amor a ti! ¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Ahora Dios es tu Padre y tienes que aprender a mirarte a ti mismo(a) como un(a) Hijo(a) Amado(a) y a mirarlo a Él como tu único Padre amoroso.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

Abba es una expresión que solamente utilizaban los niños judíos para referirse cariñosamente a su padre y es equivalente a nuestra palabra papá. Es precisamente por esta relación de confianza y cariño mutuo que ahora tú gozas con Dios, que Él mismo te anima a rechazar el espíritu de esclavitud y temor, pues eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios y ahora le puedes decir con toda confianza, ¡papá, papito!

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).

Por cierto que el malvado Amán cayó delante de Mardoqueo y del pueblo judío por ser éstos el pueblo escogido de Dios. Y si el Nuevo Pacto es un mejor Pacto, entonces es evidente que tú tienes mejores promesas que las que ellos tuvieron, pues tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) del Todopoderoso Dios.

Ahora bien, la Biblia dice que el que pida, pida con fe, no dudando nada.

Así que, no dudes que Dios te ama, te ama tanto que prefirió pagar tus pecados con la vida de Su Hijo, Jesús, antes que perderte a ti.

No dudes que ahora, en Cristo Jesús, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo; creado(a) totalmente nuevo(a) por Dios; las cosas viejas pasaron he aquí TODAS son hechas nuevas.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

No dudes que Él ya ha hablado Palabras de Amor y Bendición sobre tu vida, por lo tanto, todo lo puedes en Cristo que te fortalece y en todo problema, angustia o enfermedad, tú eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P 2.9-10)

No dudes que tú eres linaje de Dios y que a ti, como a Mardoqueo, todo enemigo, enfermedad, problema o circunstancia que venga en tu contra, no te vencerá sino que caerá por cierto delante de ti.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, la Biblia que es Tu  Palabra y no miente, me enseña claramente que soy Tu Hija(o), que Tú me amas y que ya he vencido, porque el mayor que está en mi eres Tú, mi Padre, el Todopoderoso. Por esto, declaro que toda enfermedad, problema económico, familiar o emocional ya están vencidos y debajo de mis pies. No me vencerán sino que ciertamente caen delante de mí. Yo, ____________ (tu nombre aquí), soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios y anuncio las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable, Jesucristo, mi Señor y Salvador. Gracias, Señor, porque en toda circunstancia yo soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. ¡Amén!

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 14                             Apo 14 /  Est 5.1-6.14 / Sal 106.24-48

 


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 14                             Apo 14 /  Est 5.1-6.14 / Sal 106.24-48

 

Apocalipsis

El cántico de los 144 mil

14

1Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.a 2Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. 3Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. 4Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; 5y en sus bocas no fue hallada mentira,b pues son sin mancha delante del trono de Dios.

El mensaje de los tres ángeles

6Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.

8Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia,c la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.

9Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira;d y será atormentado con fuego y azufree delante de los santos ángeles y del Cordero; 11y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.f Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.

12Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

13Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.

La tierra es segada

14Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre,g que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. 15Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.h 16Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.

17Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. 18Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. 19Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20Y fue pisado el lagari fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.[1]

 

Ester

Ester invita al rey y a Amán a un banquete

5

1Aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y entró en el patio interior de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento. 2Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro. 3Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará. 4Y Ester dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete que he preparado para el rey. 5Respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán, para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.

6Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será concedida. 7Entonces respondió Ester y dijo: Mi petición y mi demanda es esta: 8Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.

9Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo. 10Pero se refrenó Amán y vino a su casa, y mandó llamar a sus amigos y a Zeres su mujer, 11y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido, y con que le había honrado sobre los príncipes y siervos del rey. 12Y añadió Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el rey. 13Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. 14Y le dijo Zeres su mujer y todos sus amigos: Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos de Amán, e hizo preparar la horca.

Amán se ve obligado a honrar a Mardoqueo

6

1Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia. 2Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en el rey Asuero.a 3Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él.

4Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada. 5Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Que entre. 6Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? 7Y respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, 8traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; 9y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. 10Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho. 11Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.

12Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza. 13Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él. 14Aún estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para llevar a Amán al banquete que Ester había dispuesto.[2]

 

SALMO 106.24-48

 

Maravillas de Jehová a favor de Israel

(1 Cr. 16.7–22)

     24     Pero aborrecieron la tierra deseable;

No creyeron a su palabra,

     25     Antes murmuraron en sus tiendas,

Y no oyeron la voz de Jehová.

     26     Por tanto, alzó su mano contra ellos

Para abatirlos en el desierto,h

     27     Y humillar su pueblo entre las naciones,

Y esparcirlos por las tierras.i

     28     Se unieron asimismo a Baal-peor,

Y comieron los sacrificios de los muertos.

     29     Provocaron la ira de Dios con sus obras,

Y se desarrolló la mortandad entre ellos.

     30     Entonces se levantó Finees e hizo juicio,

Y se detuvo la plaga;

     31     Y le fue contado por justicia

De generación en generación para siempre.j

     32     También le irritaron en las aguas de Meriba;

Y le fue mal a Moisés por causa de ellos,

     33     Porque hicieron rebelar a su espíritu,

Y habló precipitadamente con sus labios.k

     34     No destruyeron a los pueblos

Que Jehová les dijo;

     35     Antes se mezclaron con las naciones,

Y aprendieron sus obras,

     36     Y sirvieron a sus ídolos,

Los cuales fueron causa de su ruina.l

     37     Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios,m

     38     Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas,

Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán,

Y la tierra fue contaminada con sangre.n

     39     Se contaminaron así con sus obras,

Y se prostituyeron con sus hechos.

     40     Se encendió, por tanto, el furor de Jehová sobre su pueblo,

Y abominó su heredad;

     41     Los entregó en poder de las naciones,

Y se enseñorearon de ellos los que les aborrecían.

     42     Sus enemigos los oprimieron,

Y fueron quebrantados debajo de su mano.

     43     Muchas veces los libró;

Mas ellos se rebelaron contra su consejo,

Y fueron humillados por su maldad.

     44     Con todo, él miraba cuando estaban en angustia,

Y oía su clamor;

     45     Y se acordaba de su pacto con ellos,

Y se arrepentía conforme a la muchedumbre de sus misericordias.

     46     Hizo asimismo que tuviesen de ellos misericordia todos los que los tenían cautivos.o

     47     Sálvanos, Jehová Dios nuestro,

Y recógenos de entre las naciones,

Para que alabemos tu santo nombre,

Para que nos gloriemos en tus alabanzas.

     48     Bendito Jehová Dios de Israel,

Desde la eternidad y hasta la eternidad;

Y diga todo el pueblo, Amén.

Aleluya.p[3]

 



a 14.1: Ez. 9.4; Ap. 7.3.

b 14.5: Sof. 3.13.

c 14.8: Is. 21.9; Ap. 18.2.

d 14.10: Is. 51.17.

e 14.10: Gn. 19.24.

f 14.11: Is. 34.10.

g 14.14: Dn. 7.13.

h 14.15: Jl. 3.13.

i 14.20: Is. 63.3; Ap. 19.15.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap 13.18-14.20

a 6.2: Est. 2.21–22.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Est 4.17-6.14

h 106.24–26: Nm. 14.1–35.

i 106.27: Lv. 26.33.

j 106.28–31: Nm. 25.1–13.

k 106.32–33: Nm. 20.2–13.

l 106.34–36: Jue. 2.1–3; 3.5–6.

m 106.37: 2 R. 17.17.

n 106.38: Nm. 35.33.

o 106.40–46: Jue. 2.14–18.

p 106.47–48: 1 Cr. 16.35–36.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 106.24-48

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