sábado, 5 de octubre de 2024

¡Cómo reinar sobre la tierra!

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 05 Octubre 

 

¡Cómo reinar sobre la tierra!

 

¡Viviendo con gozo!

Por Riqui Ricón *

…y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que el propósito de la muerte y resurrección de Jesucristo siempre ha sido que tú seas establecido(a) como Su Hijo(a) de Dios para que ejerzas dominio sobre la tierra.

Desde el preciso momento en que aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu Vida, Naciste de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios y, por Su Amor y Gracia, tú haz alcanzado, por la justicia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, una posición de rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa).

Puedes creerlo, pues está escrito; el propósito de Dios para tu vida es que reines en esta tierra y en este tiempo.

con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz (Col 1.12).

Y aunque a tu entender el día de hoy no te sientas, ni te veas a ti mismo(a), capaz de reinar o salir adelante de tus problemas, por Su Sangre derramada en la cruz del calvario, has sido hecho(a) apto(a) para reinar sobre la muerte, sobre toda tristeza, sobre toda enfermedad, sobre toda pobreza, sobre todo dolor, sobre todo resentimiento, sobre todo pecado, sobre toda amargura, sobre toda soledad y sobre TODO aquello que quiera robarte la paz y el gozo que Jesús YA te dio, al haberte establecido en una Vida TOTALMENTE NUEVA y diferente a la que antes vivías: ¡Una Vida de Victoria!

Cuando alguien se convierte a Cristo, se transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación (2 Co 5.17 CST).

¡Tú estás en Cristo, así que ahora tienes una Vida totalmente Nueva! ¡Las cosas viejas ya pasaron! ¡Todo lo que está delante de tus pies es completamente Nuevo!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Sea cual sea tu situación en este día, nunca olvides que Dios, el Todopoderoso, te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todas tus faltas, errores y pecados, antes que perderte a ti.

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 jn 3.1 NVI).

Sea cual sea tu situación en este día, recuerda que Dios te ama tanto que ahora te llama Su propio(a) Hijo(a).

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).

Por tu FE en Jesús, tú naciste de Nuevo; ¡Naciste de Dios!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Tú Naciste de Nuevo de la simiente incorruptible que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

¡Date cuenta! De acuerdo a la Palabra de Dios, tú fuiste redimido(a), rescatado(a) y comprado(a) al precio de la Sangre de Jesús para ser HECHO(A) NUEVO(A) y, así, siendo una persona totalmente nueva y diferente a la que antes eras, por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ahora en Verdad eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes cumplir el propósito de tu existencia que es reinar sobre la tierra, juntamente con Él.

¡Y todo esto ES aquí y ahora! ¡En esta tierra y en esta vida!

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).

La razón por la que estás enfrentando serias dificultades y problemas no es porque tengas que alcanzar tu FE, perfección o santificación; ni porque Dios pretenda darte algún tipo de enseñanza. En ocasiones te encontrarás con que algunas personas bien intencionadas, te animan o exhortan a sobrellevar y padecer “cristianamente”, de una forma “piadosa”, tus aflicciones y enfermedades, pues piensan, y quieren que pienses, que Dios tiene un propósito para hacerte pasar por tales aflicciones.

¡De ninguna manera! Dios no está escaso de recursos para tener que utilizar a Satanás y sus aflicciones como maestros de la Iglesia. ¡Los únicos maestros de la Iglesia son la Palabra de Dios y el Espíritu Santo!

Les he dado tu palabra, y el mundo los odia, porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo tampoco pertenezco al mundo. No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Al igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo. Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo los envío al mundo  (Jn 17.14-18 NTV).

Entonces, si tú no eres de este mundo, este mundo te va a agredir y te va a atacar las 24 horas del día, los 60 minutos de cada hora y los 60 segundos de cada minuto. Es por esto que Dios te anima a que estés preparado(a), que no te duermas y que pelees la BUENA batalla de la fe, esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.

Sed sobrios,  y velad;  porque vuestro adversario el diablo,  como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe,  sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P5.8-9).

Los problemas, enfermedades y aflicciones que estás enfrentando el día de hoy sólo son el resultado y la dinámica de un mundo caído, al cual tú no perteneces más, y que además, ya ha sido vencido por tu Señor, Dios, Rey y Salvador: ¡Cristo Jesús!

Pelea la buena batalla de la fe,  echa mano de la vida eterna,  a la cual asimismo fuiste llamado,  habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).

Así que, la razón por la cual tienes que enfrentar las aflicciones es porque hay un reino que reinar y tú ya fuiste habilitado(a) como rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa) PARA conquistarlo. Y esto sólo lo lograrás mediante tu FE, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra.

Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza (Neh 8.10).

Cuando el pueblo de Israel reconstruyó las murallas de Jerusalén (después de más de setenta años de derrota y cautiverio), escucharon nuevamente la Palabra de Dios y lloraban de tristeza y arrepentimiento; entonces Nehemías les hizo entender que la victoria está con Dios y el gozo, la alegría, es la manifestación de su FE [de creerle a Dios, creyendo Su Palabra]; ¡el gozo es la evidencia de que están creyendo esa Victoria!

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).

Esa Victoria es la Victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte con la cual te ha hecho totalmente libre para reinar como Hijo(a) del Rey.

fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Col 1.11-14).

Así es, ha sido el Padre quien te hizo apto(a) para participar de esta herencia y ahora has sido fortalecido(a), por la Palabra de Dios, con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; para vivir una Vida Plena y abundante, llena de gozo. ¡El gozo de Su salvación!

Sea lo que sea que estés enfrentando en estos días, lo puedes hacer con el gozo del Señor pues TIENES la certeza en la Palabra de Dios de que vas a reinar sobre de eso y a salir más que victorioso(a).

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Así que no permitas que nada ni nadie te convenza de lo contrario, toma tu identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y comienza a reinar sobre tus circunstancias con gozo.

¿Cómo se hace eso? Primero, créele a Dios, créele a la Biblia, que es Su Palabra de Honor. Luego, háblale a tus problemas, enfermedades o circunstancias. Escúchate decir con FE que eres sano(a); que todo lo puedes en Cristo que te fortalece; que mayor es el que está en ti que el que está en el mundo; que caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra pero a ti no llegará, etc. Pon la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón y utilízala.

Llama las cosas que no son como si fueran y comienza a gozarte porque Dios, tu Padre, Jamás ha dejado caer a tierra ninguna de Sus Palabras.

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones (Sal 100).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, yo sé bien que dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), es el hombre o la mujer que puede confiar en Ti. Aquel o aquella que saben y creen que Tu Palabra es la Verdad y, por lo tanto, deposita toda su confianza en lo que Tú dices en la Biblia, puede realmente vivir en paz y libertad, lleno(a) de gozo y en victoria. Gracias, Padre, porque esa persona soy yo, ____________ (tu nombre aquí). Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. He sido lavado(a) y comprado(a), por Tu gran Amor con que me has amado, a precio de Sangre, pues preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Ahora, creo y recibo mi identidad como Hijo(a) Tuyo(a) y resisto y hecho fuera de mi vida la tristeza, depresión, amargura y temor. ¡Soy un(a) Hija(o) del rey! ¡Soy apto(a) para reinar sobre la tierra! ¡El gozo del Señor será mi fortaleza! Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. Por lo tanto, creo y declaro que, ¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡De todo problema, angustia o enfermedad yo, ____________ (tu nombre aquí), saldré más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús! ¡No voy a temer, pues caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mi no llegará! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 5                     Apo 5 /  Neh 7.5-8.12 / Sal 100

 

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 5                     Apo 5 /  Neh 7.5-8.12 / Sal 100

 

Apocalipsis

El rollo y el Cordero

5

1Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera,a sellado con siete sellos. 2Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? 3Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. 4Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. 5Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá,b la raíz de David,c ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

6Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado,d que tenía siete cuernos, y siete ojos,e los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;f 9y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,g y reinaremos sobre la tierra. 11Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,h 12que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. 14Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.[1]

 

Nehemías

Los que volvieron con Zorobabel

(Esd. 2.1–70)

5Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré en él escrito así: 6Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de los que llevó cautivos Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad, 7los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel: 8Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos. 10Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. 11Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho. 12Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 13Los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. 14Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. 15Los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho. 16Los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho. 17Los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós. 18Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete. 19Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete. 20Los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. 21Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 22Los hijos de Hasum, trescientos veintiocho. 23Los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro. 24Los hijos de Harif, ciento doce. 25Los hijos de Gabaón, noventa y cinco. 26Los varones de Belén y de Netofa, ciento ochenta y ocho. 27Los varones de Anatot, ciento veintiocho. 28Los varones de Bet-azmavet, cuarenta y dos. 29Los varones de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 30Los varones de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno. 31Los varones de Micmas, ciento veintidós. 32Los varones de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés. 33Los varones del otro Nebo, cincuenta y dos. 34Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 35Los hijos de Harim, trescientos veinte. 36Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 37Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno. 38Los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.

39Sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. 40Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos. 41Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. 42Los hijos de Harim, mil diecisiete.

43Levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.

44Cantores: los hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho.

45Porteros: Los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.

46Sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 47los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, 48los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai, 49los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, 50los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, 51los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah, 52los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim, 53los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, 54los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, 55los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema, 56los hijos de Nezía, y los hijos de Hatifa.

57Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida, 58los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, 59los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón. 60Todos los sirvientes del templo e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. 61Y estos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su genealogía, si eran de Israel: 62los hijos de Delaía, los hijos de Tobías y los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos.

63Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos y los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas. 64Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos del sacerdocio, 65y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim.a

66Toda la congregación junta era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. 68Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; 69camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.

70Y algunos de los cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales. 71Los cabezas de familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas libras de plata. 72Y el resto del pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 73Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades.b

Esdras lee la ley al pueblo

Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades;

8

1y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. 2Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo. 3Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. 4Y el escriba Esdras estaba sobre un púlpito de madera que habían hecho para ello, y junto a él estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías a su mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam. 5Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento. 6Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra. 7Y los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba atento en su lugar. 8Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.

9Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. 10Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza. 11Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, porque es día santo, y no os entristezcáis. 12Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.[2]

 

SALMO 100

Exhortación a la gratitud

Salmo de alabanza.

     1     Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.

     2     Servid a Jehová con alegría;

Venid ante su presencia con regocijo.

     3     Reconoced que Jehová es Dios;

El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;

Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

     4     Entrad por sus puertas con acción de gracias,

Por sus atrios con alabanza;

Alabadle, bendecid su nombre.

     5     Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,a

Y su verdad por todas las generaciones.[3]

 



a 5.1: Ez. 2.9–10.

b 5.5: Gn. 49.9–10.

c 5.5: Is. 11.1.

d 5.6: Is. 53.7.

e 5.6: Zac. 4.10.

f 5.8: Sal. 141.2.

g 5.10: Ex. 19.6; Ap. 1.6.

h 5.11: Dn. 7.10.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap 4.11-5.14

a 7.65: Ex. 28.30; Dt. 33.8.

b 7.73: 1 Cr. 9.2; Neh. 11.3.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Neh 7.4-8.12

a 100.5: 1 Cr. 16.34; 2 Cr. 5.13; 7.3; Esd. 3.11; Sal. 106.1; 107.1; 118.1; 136.1; Jer. 33.11.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 99.9-100.5


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