27 de JUNIO
¡Qué es realmente negarte a ti mismo!
¡Con toda certeza y seguridad!
Por Riqui Ricón*
Y llamando a la gente y a sus
discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su
vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio,
la salvará (Mar 8.34-35).
Lamentablemente existe la
enseñanza de que negarte a ti mismo(a) y tomar tu cruz significa aceptar con
humilde resignación todas las cosas malas que vienen a tu vida, como las
enfermedades, accidentes, pobreza, desintegración familiar, etc., etc. Se
enseña que todo esto es la voluntad de Dios y que, si estás viviendo alguna de
estas desgracias será por alguna razón, por algo que hiciste y, por lo tanto, lo
mereces, o será quizás porque Dios te está dando algún tipo de lección o probando tu fe. Así que, debes
aceptarlo, resignarte y humillarte bajo la poderosa mano de Dios.
Con todo respeto, esto me parece
un grave error provocado por la falta de conocimiento de la Verdad.
Mi pueblo fue destruido,
porque le faltó conocimiento (Os 4.6a).
De acuerdo a la Biblia, que es la
Palabra de Dios, quien no miente, Dios es bueno y su voluntad para contigo es
buena, agradable y perfecta. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio
Hijo como el justo pago por todos tus pecados, para así no perderte a ti, sino
ganarte para Él.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Con Su muerte y Su resurrección,
Jesús te hizo justo para perdonar y olvidar todos tus pecados; estando
justificado(a) y perdonado(a) te apartó para santificarte y, así, una vez
justificado(a), perdonado(a) y santificado(a), te perfeccionó al crearte de Nuevo
y darte la Vida Eterna que solamente un(a) Hijo(a) legitimo(a) de Dios puede
tener.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en
los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con
nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe (Efe 2.4-9).
Dios no hizo todo esto, por amor
a ti, para luego condenarte o castigarte o maltratarte. ¡De ninguna manera! Él
te ama genuinamente y lo ha dicho, lo ha declarado, y lo puso por escrito en Su
Palabra.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!
El mundo no nos conoce, precisamente
porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
El verdadero propósito del plan
de salvación o redención de Dios siempre ha sido el mismo: adoptarte como Hijo(a).
Gracias a Jesús, ya no eres más una criatura, un ser humano imperfecto y pecador,
ahora, has sido justificado(a) –hecho(a) justo(a)- por la Sangre de Jesús; tu
Padre ha perdonado y olvidado todos tus pecados, fracasos y errores; has sido
apartado(a) -santificado(a)- para Él y por la Palabra de Dios y el poder del
Espíritu Santo, fuiste totalmente regenerado(a), esto es, Naciste de Nuevo,
como un(a) Hijo(a) legítimo(a) de Dios.
Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su
nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra
de Dios (1 P 1.23
NTV).
Tu Nuevo Nacimiento no proviene
de una simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra
de Dios que vive y permanece para siempre.
Yo
en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a
mí me has amado (Jn 17.23).
Dios, tu Padre, siente por ti lo
mismo que siente por Jesús, Él te ama con el mismo Amor con que ama a Su Hijo
Jesús pues tú también eres Su Hijo(a).
En
esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el
día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).
De acuerdo a la Palabra de Dios, que
no puede mentir, gracias a que has Nacido de Nuevo, ahora tú eres igual a Jesús.
Por eso el Padre te ama de la misma manera que lo ama a Él.
Entonces, ¿cómo nos negamos a
nosotros mismos y tomamos nuestra cruz?
Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
La Biblia es muy clara al
respecto: sin fe es imposible agradar a Dios. Así que, como Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo, seguro es que tendrás aflicciones en este mundo: problemas,
conflictos, enfermedades, amenazas, etc., pero, en lugar de aceptarlos con
“humilde resignación”, tú has sido ungido(a) con el Espíritu Santo para
enfrentarlos, sabiendo, con toda certeza, que en todos ellos saldrás más que
vencedor(a).
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo (1 Jn 4.4).
Se trata, pues, de creer que eres
quien Dios dice en Su Palabra que eres. Una vez que lo creas, y lo declares,
comenzarás a vivir como tal: amando a tu Padre celestial sobre todas las cosas
y amando a tus semejantes como a ti mismo(a). Lleno de paz, gozo y amor, estarás
más que listo para disfrutar la Vida Plena y Abundante que Jesús ganó para ti.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Sabiendo esto, que es Palabra de
Dios, puedes creer y recibir la Verdadera Identidad que ahora tienes. Poner la
otra mejilla no te costará absolutamente nada, le darás al pobre y al
necesitado con todo tu amor pues es parte de tu naturaleza. ¡Dios te hizo así!
Tú eres como Jesús es: manso(a) y humilde, bueno(a) y amoroso(a).
Porque todo lo que es nacido
de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra
fe (1 Jn 5.4).
Fe es creerle a Dios, creyendo Su
Palabra, sabiendo siempre que si Él lo dijo, entonces lo va a cumplir, si Él lo
habló, entonces lo va a ejecutar. Sólo con esta fe podrás vencer al mundo al
tomar tu cruz y seguir a Cristo Jesús.
En cuanto a la pasada manera
de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad (Efe 4.22-24).
Negarte a ti mismo(a) y tomar tu
cruz no es otra cosa más que creer lo que dice la Biblia. Despójate del
viejo(a) hombre (mujer) que está viciado conforme a los deseos engañosos. No le
permitas a Satanás engañarte con sus mentiras; él necesita desesperadamente que
sigas CREYENDO que eres el (la) mismo(a) pecador(a) que antes eras, que nada ha
cambiado y que sigues colgado(a) a tus fracasos, pecados y errores del pasado.
¡Despójate de eso! ¡Renuévate en
el espíritu de tu mente poniendo la Palabra de Dios en tu mente, boca y
corazón! ¡Mírate de la misma forma que Dios te mira! Y vístete de ese(a) hombre
(mujer) nuevo(a) que ahora tú ya eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo.
Así que, tenlo por seguro, Dios
no te ha dejado ni te dejará jamás. ¡Has sido predestinado(a) a ser más que
vencedor(a) por medio del Amor de Aquel que te escogió, que te amó y que te
salvó: Cristo Jesús!
Con toda certeza y seguridad tú puedes
negarte a ti mismo(a), tomar tu cruz y seguirle a Él.
Oremos en voz audible:
Gracias amado Padre Celestial por
amarme con tan gran Amor. Yo _________ (tu nombre aquí) soy Tu Hijo(a), legal y
genuinamente comprado(a) y rescatado(a) a precio de la Sangre de Jesús. Tu
Palabra es la Verdad. La Biblia me define y soy libre para llevar esa vida de
victoria sobre el pecado y la muerte que Tú, Jesucristo, adquiriste para mí. Me
niego a mí mismo(a), a esa vieja naturaleza que está viciada conforme a los deseos
engañosos y tomo mi cruz renovándome en el espíritu de mi mente, me visto del
nuevo(a) hombre (mujer) creado(a) según Dios en justicia y santidad de la
verdad. Padre, me someto a Tu Palabra, la Biblia, resisto al diablo y este huye
de mí. Así que, declaro que yo todo lo puedo en Cristo que me
fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese
eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras
en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e
inquietud. ¡En todas las cosas soy más
que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a)
por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por
la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre,
estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio 27 Mar
8.22-9.1 / 2 Sam 20-21 / Ose 1
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