1 de Agosto
¡Por
causa del Pacto!
Por
Riqui Ricón*
Entonces
Joacaz clamó al Señor, y él lo escuchó, pues
vio la gran opresión del rey de Siria sobre Israel (2 R
13.4).
El pueblo de Israel y su rey Joacaz vivían impíamente, apartados
de Dios y volcados a hacer el mal. En esta actitud de rechazo y repudio a la
Palabra de Dios y a Su Presencia en sus vidas, se habían mantenido ya por
varios siglos. A pesar de todo, por Su Gran Misericordia y Amor, cuando el rey
clamó a Él, Dios lo escuchó y les proveyó de salvación.
El
día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma (Sal
138.3).
Te aseguro que entre más estudies y medites la Biblia, te darás
cuenta que el Amor de Dios por ti es sencillamente, ¡Asombroso! Sin importar
las ofensas, pecados o traiciones, Dios siempre te seguirá amando. Él nunca te
ha dejado y jamás te dejará, pues, aunque
tu padre y tu madre te abandonen, con todo, el Señor te tomará en Sus brazos
(Sal 27.10).
El Señor
les proveyó un libertador, de modo que los israelitas pudieron librarse del
poder de los sirios y vivir tranquilos, como antes. Sin embargo, siguieron el
mal ejemplo de la familia de Jeroboán y no se apartaron de los pecados con que
éstos hicieron pecar a Israel, y hasta dejaron en pie la imagen de la diosa
Aserá, que estaba en Samaria (2 R 13.5-6).
Sin embargo, no obstante, a pesar de todo. ¿Qué pasa? ¿Por qué
siguieron con su pecado a pesar de que Dios respondió a su clamor cuando
estaban en aflicción? ¿Cuál es esta incapacidad del ser humano de responder con
fidelidad a Aquel que siempre ha sido fiel? ¿De dónde viene tanta ingratitud?
Los
que se dejan dominar por su naturaleza pecaminosa, solo piensan en cómo
complacer a su propia naturaleza; pero los que viven conforme al Espíritu
Santo, piensan en las cosas propias del Espíritu. Porque la intención del
Espíritu es vida y paz; en cambio, la intención de la naturaleza pecaminosa es
muerte, porque la intención de la naturaleza pecaminosa es rebeldía contra
Dios: nunca ha obedecido a la ley de Dios ni nunca podrá obedecerla. Por eso,
los que viven sometidos al dominio de su propia naturaleza pecaminosa jamás
podrán agradar a Dios. Pero vosotros no vivís conforme a esa naturaleza, sino
que estáis bajo el dominio del Espíritu, si es que verdaderamente el Espíritu
de Dios habita en vosotros (digo esto para recordaros que quien en su interior
no tenga el Espíritu de Cristo, no es de Cristo) Pero si Cristo vive en
vosotros, vuestros cuerpos ciertamente están muertos a causa del pecado, pero
vuestros espíritus viven para hacer lo que es bueno y justo (Ro
8.5-10 CST).
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña
claramente que tú, mi amado(a), ya no eres más como aquellos israelitas. Ahora,
gracias a Jesús, el Espíritu Santo está contigo y en ti, y tu vieja e ingrata
naturaleza es cosa del pasado.
De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Tu vieja
naturaleza, vendida al pecado, murió juntamente con Cristo Jesús en aquella
cruz. Tú no eres un(a) viejo(a) pecador(a) salvo(a) por Gracia, sino un(a)
Hijo(a) amado(a) del Rey del Universo.
Sin
embargo, el Señor tuvo misericordia de
ellos. Por causa del pacto que había
hecho con Abraham, Isaac y Jacob, se compadeció de los israelitas y los preservó, y hasta el día de hoy no ha querido
destruirlos ni arrojarlos de su presencia (2 R
13.23).
¡Todo por causa del Pacto!
Del
mismo modo, después de haber cenado, tomó la copa y dijo: Esta copa significa
el nuevo pacto, sellado con mi sangre, que será derramada en vuestro favor (Luc
22.20).
Dado que el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús es un mejor pacto,
establecido sobre mejores promesas, puedes estar seguro(a) que Dios, tu Padre,
escucha tu oración y obrará a tu favor más pronto de lo que te imaginas.
Un
día contó Jesús a sus discípulos una parábola para exhortarlos a perseverar en
la oración, sin desanimarse, hasta que llegue la respuesta. Les dijo: En cierta
ciudad había un juez que no creía en Dios ni tenía respeto a nadie; y en la
misma ciudad vivía una viuda, que acudía continuamente al juez para pedirle que
le hiciera justicia frente a un adversario que la perjudicaba. El juez, durante
mucho tiempo, no hizo el menor caso a la demandante; pero un día, cansado ya
del asunto, reflexionó: "Yo no creo en Dios ni tengo respeto a nadie, pero
como esta viuda sigue insistiendo, le haré justicia, para que deje de molestarme
y no agote mi paciencia". Luego el Señor añadió: Ya veis lo que pensó
aquel juez; y si él, siendo injusto, decidió hacer justicia, ¿acaso Dios no
hará justicia a sus escogidos, que acuden a él de día y de noche? ¿Pensáis que
él tardará mucho en responder a sus clamores? Os aseguro que no, que pronto les
hará justicia. Ahora bien, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará en este
mundo perseverancia en la fe? (Luc 18:1-8 CST).
Fe es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Fe es poner toda tu
confianza en Él y en Su Palabra, de tal forma que tengas la certeza de lo que
esperas y estés convencido(a) de aquello que todavía no ves.
Manténganse
alerta; permanezcan firmes en la fe [creyéndole
a Dios, creyendo Su Palabra]; sean
valientes y fuertes (1Co 16.13).
A diferencia de los israelitas del reino de Joacaz, y a pesar de
los problemas, enfermedades y aflicciones que estés enfrentando el día de hoy,
tú puedes ser valiente y fuerte al permanecer firme en creer la Palabra de
Dios. Mantente firme en creerle y deposita toda tu confianza en Él. ¡Dios no ha
faltado jamás a Su Palabra y nunca lo hará!
Señor
Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían! (Sal
84:12 NVI).
El Nuevo Pacto es verdad gracias al Gran Amor con que Dios te ha
amado.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios
a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él (Jn 3.16-17).
Nunca olvides que Él te ama tanto que prefirió entregar a Su
propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1Jn
3:1 NVI).
A pesar de lo que hiciste con tu vida, Él te ama tanto que decidió
justificarte, perdonarte y santificarte para hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo(a).
Una Nueva Creación. Una Nueva especie de ser que no existía antes. Un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo.
yo en
ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta, y para que el mundo sepa que
tú me enviaste y que los has amado a ellos como me has amado a mí (Jua
17:23).
¡Oh, que hermoso es saber que Dios te ama de la misma forma y
magnitud en la que ama a Jesús!
Dios es Amor y la relación que ahora tienes con Él se sostiene por
el Amor. El Amor es el vínculo (atadura) perfecto. No son tus lágrimas ni tu
clamor los que mueven la mano de Dios a favor tuyo. Lo que mueve a Dios a favor
tuyo es lo que siente Él por ti, lo que siente el Dios y Padre, Todopoderoso,
por Su Hijo(a) Amado(a). ¡Ése(a) eres tú!
Por último, una nota esclarecedora acerca del pactar con Dios: ¿Es
Dios un Dios de pactos?
No es que Dios sea un Dios de Pactos como si a Él le gustase andar
haciendo pactos por aquí y por allá. Más bien, esta expresión está dirigida al
ser humano con la intención de que valore la importancia del Honor y la
Fidelidad a la Palabra empeñada. Esto es, permanecer en la Verdad y no en la mentira.
No es que Dios sea un Dios de Pactos sino que simple y llanamente
Dios tiene Palabra de Honor y cumple todo aquello que ha hablado. De hecho, Su
Palabra tiene todo el Poder y la Autoridad para hacerse cumplir a sí misma.
Si
somos infieles, él permanece fiel, pues él no puede negar quién es (2 Ti
2.13 NTV).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora quiero agradecer Tu Gran Amor
para conmigo, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida
juntamente con Cristo. Señor Jesús, gracias por la Vida Nueva que compraste
para mí. Gracias porque no es una vida común y corriente. Por ti, Señor Jesús,
ahora puedo gozar la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
¡Tengo Vida de Reino! ¡Tengo Vida de Poder! Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido
de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto
en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre.
¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del firmamento! Soy libre
para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre
para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino
de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por
lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en
Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me
escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y
recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy
sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad
expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas
las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo
todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a)
Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo
que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más
que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador.
Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona
que Tú dices que soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este
mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a)
pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu
sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última
gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero,
Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime ©
2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto
1 1 Co 16 / 2 R
12-13 / Miq 3
1
Corintios 16
La ofrenda para los santos
16
1En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en
las iglesias de Galacia. 2Cada primer día de la semana
cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo,
para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. 3Y cuando haya llegado, a
quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro
donativo a Jerusalén. 4Y si fuere propio que yo
también vaya, irán conmigo.
Planes de Pablo
5Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar. 6Y podrá ser que me quede con
vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya
de ir. 7Porque no quiero veros ahora
de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite. 8Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; 9porque se me ha abierto puerta
grande y eficaz, y muchos son los adversarios.
10Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del
Señor así como yo. 11Por tanto, nadie le tenga en
poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los
hermanos.
12Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese
a vosotros con los hermanos, mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por
ahora; pero irá cuando tenga oportunidad.
Salutaciones finales
13Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente,
y esforzaos. 14Todas vuestras cosas sean
hechas con amor.
15Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de
los santos. 16Os ruego que os sujetéis a
personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan. 17Me regocijo con la venida de
Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia. 18Porque confortaron mi espíritu
y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas.
19Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan
mucho en el Señor. 20Os saludan todos los hermanos.
Saludaos los unos a los otros con ósculo santo.
21Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia
mano. 22El que no amare al Señor
Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 23La gracia del Señor Jesucristo
esté con vosotros. 24Mi amor en Cristo Jesús esté
con todos vosotros. Amén.
2
Reyes 12-13
Reinado de Joás de Judá
(2 Cr. 24.1–27)
12
1En el séptimo año de Jehú comenzó a reinar Joás, y
reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Sibia, de Beerseba. 2Y Joás hizo lo recto ante los
ojos de Jehová todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiada. 3Con todo eso, los lugares
altos no se quitaron, porque el pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en
los lugares altos.
4Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero
consagrado que se suele traer a la casa de Jehová, el dinero del rescate de
cada persona según está estipulado, y todo el dinero que cada uno de su propia voluntad trae a la casa de
Jehová, 5recíbanlo los sacerdotes, cada
uno de mano de sus familiares, y reparen los portillos del templo dondequiera
que se hallen grietas. 6Pero en el año veintitrés del
rey Joás aún no habían reparado los sacerdotes las grietas del templo. 7Llamó entonces el rey Joás al
sumo sacerdote Joiada y a los sacerdotes, y les dijo: ¿Por qué no reparáis las
grietas del templo? Ahora, pues, no toméis más el dinero de vuestros
familiares, sino dadlo para reparar las grietas del templo. 8Y los sacerdotes consintieron
en no tomar más dinero del pueblo, ni tener el cargo de reparar las grietas del
templo.
9Mas el sumo sacerdote Joiada tomó un arca e hizo en
la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha así que se
entra en el templo de Jehová; y los sacerdotes que guardaban la puerta ponían
allí todo el dinero que se traía a la casa de Jehová. 10Y cuando veían que había mucho
dinero en el arca, venía el secretario del rey y el sumo sacerdote, y contaban
el dinero que hallaban en el templo de Jehová, y lo guardaban. 11Y daban el dinero suficiente a
los que hacían la obra, y a los que tenían a su cargo la casa de Jehová; y
ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la casa
de Jehová, 12y a los albañiles y canteros;
y en comprar la madera y piedra de cantería para reparar las grietas de la casa
de Jehová, y en todo lo que se gastaba en la casa para repararla. 13Mas de aquel dinero que se
traía a la casa de Jehová, no se hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni
jofainas, ni trompetas; ni ningún otro utensilio de oro ni de plata se hacía
para el templo de Jehová; 14porque lo daban a los que
hacían la obra, y con él reparaban la casa de Jehová. 15Y no se tomaba cuenta a los
hombres en cuyas manos el dinero era entregado, para que ellos lo diesen a los
que hacían la obra; porque lo hacían ellos fielmente. 16El dinero por el pecado, y el
dinero por la culpa, no se llevaba a la casa de Jehová; porque era de los
sacerdotes.
17Entonces subió Hazael rey de Siria, y peleó contra
Gat, y la tomó. Y se propuso Hazael subir contra Jerusalén; 18por lo cual tomó Joás rey de
Judá todas las ofrendas que habían dedicado Josafat y Joram y Ocozías sus
padres, reyes de Judá, y las que él había dedicado, y todo el oro que se halló
en los tesoros de la casa de Jehová y en la casa del rey, y lo envió a Hazael
rey de Siria; y él se retiró de Jerusalén.
19Los demás hechos de Joás, y todo lo que hizo, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 20Y se levantaron sus siervos, y
conspiraron en conjuración, y mataron a Joás en la casa de Milo, cuando
descendía él a Sila; 21pues Josacar hijo de Simeat y
Jozabad hijo de Somer, sus siervos, le hirieron, y murió. Y lo sepultaron con
sus padres en la ciudad de David, y reinó en su lugar Amasías su hijo.
Reinado de Joacaz
13
1En el año veintitrés de Joás hijo de Ocozías, rey
de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú sobre Israel en Samaria; y reinó
diecisiete años. 2E hizo lo malo ante los ojos
de Jehová, y siguió en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar
a Israel; y no se apartó de ellos. 3Y se encendió el furor de
Jehová contra Israel, y los entregó en mano de Hazael rey de Siria, y en mano
de Ben-adad hijo de Hazael, por largo tiempo. 4Mas Joacaz oró en presencia de
Jehová, y Jehová lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de
Siria los afligía. 5(Y dio Jehová salvador a
Israel, y salieron del poder de los sirios; y habitaron los hijos de Israel en
sus tiendas, como antes. 6Con todo eso, no se apartaron
de los pecados de la casa de Jeroboam, el que hizo pecar a Israel; en ellos
anduvieron; y también la imagen de Asera permaneció en Samaria.) 7Porque no le había quedado
gente a Joacaz, sino cincuenta hombres de a caballo, diez carros, y diez mil
hombres de a pie; pues el rey de Siria los había destruido, y los había puesto
como el polvo para hollar. 8El resto de los hechos de
Joacaz, y todo lo que hizo, y sus valentías, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel? 9Y durmió Joacaz con sus
padres, y lo sepultaron en Samaria, y reinó en su lugar Joás su hijo.
Reinado de Joás de Israel
10El año treinta y siete de Joás rey de Judá, comenzó
a reinar Joás hijo de Joacaz sobre Israel en Samaria; y reinó dieciséis años. 11E hizo lo malo ante los ojos
de Jehová; no se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que
hizo pecar a Israel; en ellos anduvo. 12Los demás hechos de Joás, y
todo lo que hizo, y el esfuerzo con que guerreó contra Amasías rey de Judá, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 13Y durmió Joás con sus padres,
y se sentó Jeroboam sobre su trono; y Joás fue sepultado en Samaria con los
reyes de Israel.
Profecía final y muerte de Eliseo
14Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que
murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo:
¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! 15Y le dijo Eliseo: Toma un arco
y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. 16Luego dijo Eliseo al rey de
Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces
puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey, 17y dijo: Abre la ventana que da
al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo:
Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás
a los sirios en Afec hasta consumirlos. 18Y le volvió a decir: Toma las
saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la
tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. 19Entonces el varón de Dios,
enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a
Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria.
20Y murió Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año,
vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra. 21Y aconteció que al sepultar
unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver
en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de
Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies.
22Hazael, pues, rey de Siria, afligió a Israel todo
el tiempo de Joacaz. 23Mas Jehová tuvo misericordia
de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham,
Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia
hasta hoy.
24Y murió Hazael rey de Siria, y reinó en su lugar
Ben-adad su hijo. 25Y volvió Joás hijo de Joacaz y
tomó de mano de Ben-adad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado en
guerra de mano de Joacaz su padre. Tres veces lo derrotó Joás, y restituyó las
ciudades a Israel.
Miqueas
3
Acusación contra los dirigentes de Israel
3
1Dije: Oíd ahora, príncipes de Jacob, y jefes de la
casa de Israel: ¿No concierne a vosotros saber lo que es justo? 2Vosotros que aborrecéis lo
bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos; 3que coméis asimismo la carne
de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los
huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla.
4Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá;
antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis
malvadas obras.
5Así ha dicho Jehová acerca de los profetas que
hacen errar a mi pueblo, y claman: Paz, cuando tienen algo que comer, y al que
no les da de comer, proclaman guerra contra él: 6Por tanto, de la profecía se
os hará noche, y oscuridad del adivinar; y sobre los profetas se pondrá el sol,
y el día se entenebrecerá sobre ellos. 7Y serán avergonzados los
profetas, y se confundirán los adivinos; y ellos todos cerrarán sus labios,
porque no hay respuesta de Dios. 8Mas yo estoy lleno de poder
del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su
rebelión, y a Israel su pecado. 9Oíd ahora esto, jefes de la
casa de Jacob, y capitanes de la casa de Israel, que abomináis el juicio, y
pervertís todo el derecho; 10que edificáis a Sion con
sangre, y a Jerusalén con injusticia. 11Sus jefes juzgan por cohecho,
y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se
apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre
nosotros. 12Por tanto, a causa de vosotros
Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el
monte de la casa como cumbres de bosque.
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