3
de Agosto
¡Creyéndole a Dios,
creyendo Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
Y si el ministerio de muerte grabado
con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron
fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la
cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más
abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso,
no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.
Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece (2 Co 3.7-11).
¡Qué
hermosa enseñanza, y qué gloriosa esperanza, nos da la Palabra de Dios el día
de hoy! Si la vida durante el régimen del Antiguo Testamento (basado en la
justicia de las obras y la condenación del pecador), fue gloriosa, entonces
mucho más gloriosa es la vida en el régimen del Nuevo Testamento basado en la
Gracia y el Amor de Dios y en la justificación por medio de la fe, esto es, por
medio de creerle a Dios, creyendo Su Palabra.
“Efectivamente,
cuando en el monte Sinaí aquel viejo sistema de leyes que conducía a la muerte
fue instituido (porque la paga del pecado es muerte), el pueblo no pudo fijar
la vista en el rostro de Moisés porque al darles la ley de Dios, que debían
creer y obedecer, el rostro le resplandecía con la gloria de Dios.
Sin
embargo, aquella brillantez ya se estaba desvaneciendo. Así que, ¿No debes tú
esperar una gloria mucho mayor en estos días en que el Espíritu Santo está
dando la Vida? Si el plan que conducía a condenación comenzó gloriosamente,
entonces mucho más glorioso es el plan que te justifica delante de Dios.
En verdad, la gloria que brilló en el
rostro de Moisés es insignificante en comparación con la supereminente gloria
del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús. Si el viejo y perecedero sistema tuvo
gloria, ¡mucho más lo tendrá el nuevo plan de salvación, porque es eterno!” (2 Co 3.7-11 parafraseado
de la Biblia al Día BAD).
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
El Nuevo
Testamento es el ministerio del Espíritu donde a través del Nuevo Pacto en la
Sangre de Jesús, Dios demostró que te ama tanto que prefirió perder a Su propio
Hijo antes que perderte a ti. El ministerio de la condenación ha quedado atrás
y la justicia ha sido satisfecha mediante la muerte y resurrección de
Jesucristo.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
¡Ahora eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y el ministerio del Espíritu es el
ministerio del Amor de Dios para contigo!
Porque la paga del pecado es muerte,
mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Puesto que
el sacrificio de Jesús es perfecto, completo y acabado, gracias a Su muerte,
todos tus pecados, pasados, presentes y futuros, fueron pagados con Su Sangre
vertida en esa cruz. Sin embargo, es con Su resurrección que Él te hace Nacer
de Nuevo para que seas partícipe de la Vida Eterna que es la Vida de un(a)
Hijo(a) de Dios.
”De todo corazón les digo: Cualquiera
que cree mi mensaje y cree en Dios que me envió, tiene vida eterna, y nunca
recibirá condenación por sus pecados, porque ha pasado de la muerte a la vida (Jn 5.24 BAD).
Ciertamente
el tiempo de la ley, que te conducía a la muerte, fue con tal esplendor que
tenían que cubrir el rostro de Moisés a causa de la Gloria de Jehová. Sin
embargo, ese tiempo de la condenación ya ha llegado a su fin y ahora tú vives
el tiempo de la Gracia y la justificación, y mediante la fe, que es creerle a
Dios, creyendo Su Palabra, has pasado de muerte a vida.
El ladrón no viene sino para hurtar y
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia
(Jn 10.10).
¡No
cualquier clase de vida, ni cualquier forma de abundancia sino la Abundante
Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Pero ahora tanto mejor ministerio es
el suyo [el del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús], cuanto es mediador de un
mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He 8.6).
Es este
mejor pacto, establecido sobre mejores promesas, el que te permite asegurar,
con toda certeza, que sea cual sea el reto, problema, enfermedad o aflicción
que estés enfrentando el día de hoy, tú saldrás más que vencedor(a) por medio
de Aquel que tanto te ama, Cristo Jesús.
Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
De acuerdo
a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, los días de vivir todo(a)
condenado(a) a causa de tus errores, fracasos y pecados están terminados. Si
has aceptado a Jesucristo como tu Señor y Salvador (si no lo has hecho sólo
tienes que hacerlo), entonces, sin lugar a dudas, y sin importar lo que hayas
hecho, todos tus pecados han sido pagados y perdonados, has Nacido de Nuevo
como un(a) Hijo(a) de Dios y ahora estás en Cristo.
¡La ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la
muerte!
De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Es de ti de
quien está hablando la Biblia: ¡Eres Nueva Creación! ¡Las cosas viejas pasaron!
¡Tienes una Vida totalmente Nueva! ¡Lo mejor de tu Vida está delante de ti!
Y sabemos que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados (Ro 8.28).
Este es el
ministerio glorioso del Espíritu de Dios: Que Él está contigo para intervenir a
tu favor, para que todas las cosas te ayuden a bien pues eres escogido(a) con
propósito por parte de Dios, tu Padre.
¿Qué podemos decir acerca de cosas
tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá
ponerse en nuestra contra? (Ro 8.31 NTV).
Así que,
¡ten ánimo! ¡No hay forma que puedas perder!
Tu mano se alzará sobre tus enemigos,
y todos tus adversarios serán destruidos (Miq 5.9).
Oremos en voz audible:
Amado Padre
celestial, que hermoso y reconfortante es saberme tan amado(a) por Ti. Quiero
agradecerte que hoy sé que si el ministerio de muerte grabado con letras en
piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la
vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había
de perecer, más glorioso es el Ministerio de Tu Espíritu Santo en mi vida.
Señor Jesús, gracias porque con Tu muerte y resurrección me justificaste y me
diste una Vida totalmente Nueva. Gracias porque no es una vida común y
corriente. Por ti, Señor Jesús, ahora puedo gozar la Vida Eterna de un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Tengo Vida de Reino! ¡Tengo Vida de Poder!
Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es
Abba, Padre, mi Papá. Gracias por todas y cada una de Tus Promesas que me has
hecho. Leer de ellas en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la
Verdad me hace libre. ¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor
del firmamento! Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo,
esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta
identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu
Palabra, el cumplimiento en mi Vida de todas y cada una de Tus Promesas. Por lo
tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu
Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me
escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y
recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy
sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad
expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas
las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo
todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a)
Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo
que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más
que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador.
Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona
que Tú dices que soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me
hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la
siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que
le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí
acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro
mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y
para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú
eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el
nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto 3 2 Co 2.5-3.18 / 2 R 15-16 / Miq 5
2 Corintios 2.5-3.18
Pablo
perdona al ofensor
5Pero si alguno me ha causado tristeza, no
me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos
vosotros. 6Le
basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; 7así que, al contrario,
vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de
demasiada tristeza. 8Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. 9Porque
también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois
obedientes en todo. 10Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo
que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia
de Cristo, 11para
que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus
maquinaciones.
Ansiedad
de Pablo en Troas
12Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio
de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor, 13no tuve reposo en mi espíritu, por
no haber hallado a mi hermano Tito; así, despidiéndome de ellos, partí para
Macedonia.
Triunfantes
en Cristo
14Mas a Dios gracias, el cual nos lleva
siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo
lugar el olor de su conocimiento. 15Porque para Dios somos grato olor de Cristo en
los que se salvan, y en los que se pierden; 16a éstos ciertamente olor de muerte
para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es
suficiente? 17Pues
no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con
sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.
Ministros
del nuevo pacto
3
1¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a
nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación
para vosotros, o de recomendación de vosotros? 2Nuestras cartas sois vosotros,
escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3siendo
manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con
tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne del corazón.
4Y tal confianza tenemos mediante Cristo
para con Dios; 5no
que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros
mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6el cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
7Y si el ministerio de muerte grabado con
letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron
fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la
cual había de perecer, 8¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? 9Porque si el
ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el
ministerio de justificación. 10Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso
en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11Porque si lo
que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.
12Así que, teniendo tal esperanza, usamos de
mucha franqueza; 13y
no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel
no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14Pero el
entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es
quitado. 15Y
aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el
corazón de ellos. 16Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17Porque el
Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor.
2 Reyes 15-16
Reinado de Azarías
(2 Cr. 26.3–5, 16–23)
15
1En el año veintisiete de Jeroboam rey de
Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá. 2Cuando
comenzó a reinar era de dieciséis años, y cincuenta y dos años reinó en
Jerusalén; el nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén. 3E hizo lo
recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías
había hecho. 4Con
todo eso, los lugares altos no se quitaron, porque el pueblo sacrificaba aún y
quemaba incienso en los lugares altos. 5Mas Jehová hirió al rey con lepra, y
estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitó en casa separada, y Jotam
hijo del rey tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo. 6Los demás
hechos de Azarías, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Judá? 7Y durmió Azarías con sus padres, y lo sepultaron
con ellos en la ciudad de David, y reinó en su lugar Jotam su hijo.
Reinado
de Zacarías
8En el año treinta y ocho de Azarías rey de
Judá, reinó Zacarías hijo de Jeroboam sobre Israel seis meses. 9E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, como habían hecho sus padres; no se apartó de los
pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. 10Contra él
conspiró Salum hijo de Jabes, y lo hirió en presencia de su pueblo, y lo mató,
y reinó en su lugar. 11Los demás hechos de Zacarías, he aquí que están escritos en el
libro de las crónicas de los reyes de Israel. 12Y esta fue la palabra de Jehová que
había hablado a Jehú, diciendo: Tus hijos hasta la cuarta generación se
sentarán en el trono de Israel. Y fue así.
Reinado
de Salum
13Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el
año treinta y nueve de Uzías rey de Judá, y reinó un mes en Samaria; 14porque
Manahem hijo de Gadi subió de Tirsa y vino a Samaria, e hirió a Salum hijo de
Jabes en Samaria y lo mató, y reinó en su lugar. 15Los demás hechos de Salum, y la
conspiración que tramó, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel. 16Entonces Manahem saqueó a Tifsa, y a todos los que estaban en
ella, y también sus alrededores desde Tirsa; la saqueó porque no le habían
abierto las puertas, y abrió el vientre a todas sus mujeres que estaban
encintas.
Reinado
de Manahem
17En el año treinta y nueve de Azarías rey
de Judá, reinó Manahem hijo de Gadi sobre Israel diez años, en Samaria. 18E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová; en todo su tiempo no se apartó de los pecados de
Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. 19Y vino Pul rey de Asiria a atacar la
tierra; y Manahem dio a Pul mil talentos de plata para que le ayudara a
confirmarse en el reino. 20E impuso Manahem este dinero sobre Israel, sobre todos los
poderosos y opulentos; de cada uno cincuenta siclos de plata, para dar al rey
de Asiria; y el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo allí en el país. 21Los demás
hechos de Manahem, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel? 22Y durmió Manahem con sus padres, y reinó en su
lugar Pekaía su hijo.
Reinado
de Pekaía
23En el año cincuenta de Azarías rey de
Judá, reinó Pekaía hijo de Manahem sobre Israel en Samaria, dos años. 24E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová; no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de
Nabat, el que hizo pecar a Israel. 25Y conspiró contra él Peka hijo de Remalías,
capitán suyo, y lo hirió en Samaria, en el palacio de la casa real, en compañía
de Argob y de Arie, y de cincuenta hombres de los hijos de los galaaditas; y lo
mató, y reinó en su lugar. 26Los demás hechos de Pekaía, y todo lo que hizo, he aquí que
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
Reinado
de Peka
27En el año cincuenta y dos de Azarías rey
de Judá, reinó Peka hijo de Remalías sobre Israel en Samaria; y reinó veinte
años. 28E
hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se apartó de los pecados de Jeroboam
hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
29En los días de Peka rey de Israel, vino
Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes,
Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a
Asiria. 30Y
Oseas hijo de Ela conspiró contra Peka hijo de Remalías, y lo hirió y lo mató,
y reinó en su lugar, a los veinte años de Jotam hijo de Uzías. 31Los demás
hechos de Peka, y todo lo que hizo, he aquí que está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel.
Reinado de Jotam
(2 Cr. 27.1–9)
32En el segundo año de Peka hijo de Remalías
rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Uzías rey de Judá. 33Cuando
comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó dieciséis años en Jerusalén.
El nombre de su madre fue Jerusa hija de Sadoc. 34Y él hizo lo recto ante los ojos de
Jehová; hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías. 35Con todo
eso, los lugares altos no fueron quitados, porque el pueblo sacrificaba aún, y
quemaba incienso en los lugares altos. Edificó él la puerta más alta de la casa
de Jehová. 36Los
demás hechos de Jotam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Judá? 37En aquel tiempo comenzó Jehová a enviar contra
Judá a Rezín rey de Siria, y a Peka hijo de Remalías. 38Y durmió Jotam con sus
padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre, y reinó en su
lugar Acaz su hijo.
Reinado de Acaz
(2 Cr. 28.1–27)
16
1En el año diecisiete de Peka hijo de
Remalías, comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam rey de Judá. 2Cuando comenzó
a reinar Acaz era de veinte años, y reinó en Jerusalén dieciséis años; y no
hizo lo recto ante los ojos de Jehová su Dios, como David su padre. 3Antes anduvo
en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por fuego a su hijo,
según las prácticas abominables de las naciones que Jehová echó de delante de
los hijos de Israel. 4Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, y
sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso.
5Entonces Rezín rey de Siria y Peka hijo de
Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer guerra y sitiar a
Acaz; mas no pudieron tomarla. 6En aquel tiempo el rey de Edom recobró Elat para
Edom, y echó de Elat a los hombres de Judá; y los de Edom vinieron a Elat y
habitaron allí hasta hoy. 7Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria,
diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de
Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí. 8Y tomando
Acaz la plata y el oro que se halló en la casa de Jehová, y en los tesoros de
la casa real, envió al rey de Asiria un presente. 9Y le atendió el rey de Asiria; pues
subió el rey de Asiria contra Damasco, y la tomó, y llevó cautivos a los
moradores a Kir, y mató a Rezín.
10Después fue el rey Acaz a encontrar a
Tiglat-pileser rey de Asiria en Damasco; y cuando vio el rey Acaz el altar que
estaba en Damasco, envió al sacerdote Urías el diseño y la descripción del
altar, conforme a toda su hechura. 11Y el sacerdote Urías edificó el altar; conforme
a todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco, así lo hizo el sacerdote
Urías, entre tanto que el rey Acaz venía de Damasco. 12Y luego que el rey vino de
Damasco, y vio el altar, se acercó el rey a él, y ofreció sacrificios en él; 13y encendió
su holocausto y su ofrenda, y derramó sus libaciones, y esparció la sangre de
sus sacrificios de paz junto al altar. 14E hizo acercar el altar de bronce que
estaba delante de Jehová, en la parte delantera de la casa, entre el altar y el
templo de Jehová, y lo puso al lado del altar hacia el norte. 15Y mandó el
rey Acaz al sacerdote Urías, diciendo: En el gran altar encenderás el
holocausto de la mañana y la ofrenda de la tarde, y el holocausto del rey y su
ofrenda, y asimismo el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su ofrenda y
sus libaciones; y esparcirás sobre él toda la sangre del holocausto, y toda la
sangre del sacrificio. El altar de bronce será mío para consultar en él. 16E hizo el
sacerdote Urías conforme a todas las cosas que el rey Acaz le mandó.
17Y cortó el rey Acaz los tableros de las
basas, y les quitó las fuentes; y quitó también el mar de sobre los bueyes de
bronce que estaban debajo de él, y lo puso sobre el suelo de piedra. 18Asimismo el
pórtico para los días de reposo,* que habían edificado en la casa, y el
pasadizo de afuera, el del rey, los quitó del templo de Jehová, por causa del
rey de Asiria. 19Los
demás hechos que puso por obra Acaz, ¿no están todos escritos en el libro de
las crónicas de los reyes de Judá? 20Y durmió el rey Acaz con sus padres, y fue
sepultado con ellos en la ciudad de David, y reinó en su lugar su hijo
Ezequías.
Miqueas 5
El reinado del
libertador desde Belén
5
1Rodéate ahora de muros, hija de guerreros;
nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel.
2Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar
entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus
salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. 3Pero los
dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus
hermanos se volverá con los hijos de Israel. 4Y él estará, y apacentará con poder de
Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque
ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.
5Y éste será nuestra paz. Cuando el asirio
viniere a nuestra tierra, y cuando hollare nuestros palacios, entonces
levantaremos contra él siete pastores, y ocho hombres principales; 6y devastarán
la tierra de Asiria a espada, y con sus espadas la tierra de Nimrod; y nos
librará del asirio, cuando viniere contra nuestra tierra y hollare nuestros
confines.
7El remanente de Jacob será en medio de
muchos pueblos como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las
cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres. 8Asimismo el
remanente de Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el
león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas
de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.
9Tu mano
se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos.
10Acontecerá en aquel día, dice Jehová, que
haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros. 11Haré también
destruir las ciudades de tu tierra, y arruinaré todas tus fortalezas. 12Asimismo
destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros. 13Y haré
destruir tus esculturas y tus imágenes de en medio de ti, y nunca más te
inclinarás a la obra de tus manos. 14Arrancaré tus imágenes de Asera de en medio de
ti, y destruiré tus ciudades; 15y con ira y con furor haré venganza en las
naciones que no obedecieron.
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