2
de Agosto
¡Con las Promesas de Dios!
Por Riqui Ricón*
Todos vivirán en paz y prosperidad; disfrutarán de sus
propias vides e higueras porque no habrá nada que temer. ¡El SEÑOR de los
Ejércitos Celestiales ha hecho esta promesa! (Miq 4.4 NTV).
La buena Voluntad de Dios
para tu Vida siempre ha sido agradable y perfecta; los pensamientos que Él
tiene acerca de ti son pensamientos de paz y no de mal. Tu Padre celestial
quiere que vivas en paz y en prosperidad, que no le temas a nada y que
disfrutes de la Vida. Y no solamente desea todo esto para ti, sino que además
te lo promete en Su Palabra, la Biblia.
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el SEÑOR—.
Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una
esperanza
(Jer 29.11 NTV).
Todas las Promesas que
Dios, tu Padre, te ha hecho en la Biblia son sí y amén para todo aquel que le
cree. Para todo aquel que le cree a Dios creyendo Su Palabra.
En Cristo, todas las promesas de Dios son "Sí" y
"Amén"; es decir, están confirmadas. Y para gloria de Dios se cumplen
en nosotros, los que somos de Cristo (2 Co 1.20 CST).
Todas las
Promesas que Dios te ha hecho en la Biblia están ahí para que tú puedas
participar de Su naturaleza divina; esto es, para que te des cuenta que ahora
eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, amado(a) de tu Padre y por lo
tanto, puedes estar seguro(a) que Él te dará todas las cosas.
Mediante su divino poder, Dios nos ha
dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo
recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa
gloria y excelencia. Y, debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y
preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la
naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos
humanos (2
P 1.3-4 NTV).
¡Dios no miente! ¡Todo lo
que Él ha dicho acerca de ti lo va a cumplir! ¡Todo lo que ha hablado acerca de
ti en Su Palabra, Él mismo lo va a ejecutar!
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién
contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).
Así que, sin importar cuál
sea la aflicción, enfermedad o problema que estés enfrentando el día de hoy,
ten por cierto que Dios va a actuar a tu favor si sólo se lo pides.
Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si
su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una
serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los
que le pidan? (Mat 7.7-11).
Ya es
tiempo que asimiles y comprendas tu Identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo:
Si Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti,
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Si Dios te ama tanto que
ahora te llama Su propio(a) Hijo(a),
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es
que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Entonces, ¡Cómo no te dará
juntamente con Él, TODAS las cosas!
Sin
importar tus problemas, aflicciones o circunstancias, tú sólo tienes que saber
y creer que Dios, tu Padre, es digno de confianza y entonces, sólo entonces,
serás el hombre o la mujer más dichoso(a) en toda la tierra.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Para salir
más que vencedor(a) de cualquier problema, angustia o enfermedad tienes que
dejar de poner tu atención a lo difícil o tremendo de tu situación; en lugar de
eso, pon tus ojos en Jesús, el autor y consumador de tu fe. Presta atención a
Su Palabra. Busca y encuentra esas promesas que Él te ha hecho tocantes a tu
necesidad. ¡Créelas! ¡Confiésalas en voz alta! ¡Llama las cosas que no son como
si fueran! Y entonces, ¡alégrate! ¡Gózate porque tu redención está cerca!
Y se dirá en aquel día: He aquí, éste
es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos
esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación (Isa 25.9).
Así es, mi
amado(a), sólo tienes que creer y confiar en la Palabra de Dios; sólo tienes
que creer y confiar en Su Palabra de Honor.
Pues todas las promesas de Dios se
cumplieron en Cristo con un resonante «¡sí!». Y, por medio de Cristo, nuestro
«amén» (que significa «sí») se eleva a Dios para su gloria. Es Dios quien nos
capacita, junto con ustedes, para estar firmes por Cristo. Él nos comisionó y
nos identificó como suyos al poner al Espíritu Santo en nuestro corazón como un
anticipo que garantiza todo lo que él nos prometió (2 Co 1.20-22 NTV).
Entonces, Ahora
puedes contar con la salvación que Dios te ha prometido; ahora puedes afirmar
sin temor a equivocarte que la salvación es tuya, porque Él siempre cumple Su
Palabra.
Mantengamos con firmeza, sin vacilar,
el testimonio de la esperanza de nuestra salvación; pues Dios, que hizo la
promesa, es absolutamente fiel y no dejará de cumplirla (He 10.23 BAD).
Amado Padre
celestial, este día quiero agradecerte Tu Gran Amor para conmigo, que estando
yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. Sólo por
Tu Gracia soy salvo(a). Sólo por Tu Gracia soy lo que soy: ¡Un(a) Hijo(a)
legítimo(a) y amado(a) de Dios! Señor Jesús, gracias por la Vida Nueva que
compraste para mí. Gracias porque no es una vida común y corriente. Por ti,
Señor Jesús, ahora puedo gozar la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. ¡Tengo Vida de Reino! ¡Tengo Vida de Poder! Por Ti, mi
amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre,
mi Papá. Gracias por todas y cada una de Tus Promesas que me has hecho. Leer de
ellas en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace
libre. ¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del firmamento!
Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida.
Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, el
cumplimiento en mi Vida de todas y cada una de Tus Promesas. Por lo tanto,
amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra
son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me
respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo
tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre
de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre,
Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo
fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y
mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a)
amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me
fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que
vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor
Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú
dices en la Biblia que ahora soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me
hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la
siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que
le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí
acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro
mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y
para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú
eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el
nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto 2 2
Co 1.1-2.4 / 2 R 14
/ Miq 4
2 Corintios 1.1-2.4
Salutación
1
1Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y
el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda
Acaya: 2Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del
Señor Jesucristo.
Aflicciones de Pablo
3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones,
para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación,
por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 5Porque de la manera que abundan en nosotros las
aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra
consolación. 6Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y
salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la
cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también
padecemos. 7Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues
sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la
consolación.
8Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de
nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras
fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. 9Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para
que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; 10el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que
aún nos librará, de tan gran muerte; 11cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por
muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a
nosotros por medio de muchos.
Por qué Pablo pospuso su visita a Corinto
12Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra
conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana,
sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con
vosotros. 13Porque no os escribimos otras cosas de las que leéis, o
también entendéis; y espero que hasta el fin las entenderéis; 14como también en parte habéis entendido que somos vuestra
gloria, así como también vosotros la nuestra, para el día del Señor Jesús.
15Con esta confianza quise ir primero a vosotros, para que
tuvieseis una segunda gracia, 16y por vosotros pasar a Macedonia, y desde Macedonia venir otra vez a
vosotros, y ser encaminado por vosotros a Judea. 17Así que, al proponerme esto, ¿usé quizá de ligereza? ¿O
lo que pienso hacer, lo pienso según la carne, para que haya en mí Sí y No? 18Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es
Sí y No. 19Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha
sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; 20porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él
Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. 21Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que
nos ungió, es Dios, 22el cual también nos ha sellado, y nos
ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.
23Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que por
ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto. 24No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que
colaboramos para vuestro gozo; porque por la fe estáis firmes.
2
1Esto, pues, determiné para conmigo, no ir otra vez a
vosotros con tristeza. 2Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a
quien yo contristé? 3Y esto mismo os escribí, para que
cuando llegue no tenga tristeza de parte de aquellos de quienes me debiera
gozar; confiando en vosotros todos que mi gozo es el de todos vosotros. 4Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os
escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que
supieseis cuán grande es el amor que os tengo.
2 Reyes 14
Reinado de Amasías
(2 Cr. 25.1–28)
14
1En el año segundo de Joás hijo de Joacaz rey de Israel,
comenzó a reinar Amasías hijo de Joás rey de Judá. 2Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y
veintinueve años reinó en Jerusalén; el nombre de su madre fue Joadán, de
Jerusalén. 3Y él hizo lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no
como David su padre; hizo conforme a todas las cosas que había hecho Joás su
padre. 4Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados,
porque el pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en esos lugares altos. 5Y cuando hubo afirmado en sus manos el reino, mató a los
siervos que habían dado muerte al rey su padre. 6Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte,
conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová
mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los
padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.
7Este mató asimismo a diez mil edomitas en el Valle de la
Sal, y tomó a Sela en batalla, y la llamó Jocteel, hasta hoy.
8Entonces Amasías envió mensajeros a Joás hijo de Joacaz,
hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: Ven, para que nos veamos las caras. 9Y Joás rey de Israel envió a Amasías rey de Judá esta
respuesta: El cardo que está en el Líbano envió a decir al cedro que está en el
Líbano: Da tu hija por mujer a mi hijo. Y pasaron las fieras que están en el
Líbano, y hollaron el cardo. 10Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido; gloríate
pues, mas quédate en tu casa. ¿Para qué te metes en un mal, para que caigas tú
y Judá contigo?
11Pero Amasías no escuchó; por lo cual subió Joás rey de
Israel, y se vieron las caras él y Amasías rey de Judá, en Bet-semes, que es de
Judá. 12Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron, cada uno a su
tienda. 13Además Joás rey de Israel tomó a Amasías rey de Judá,
hijo de Joás hijo de Ocozías, en Bet-semes; y vino a Jerusalén, y rompió el
muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la esquina,
cuatrocientos codos. 14Y tomó todo el oro, y la plata, y todos
los utensilios que fueron hallados en la casa de Jehová, y en los tesoros de la
casa del rey, y a los hijos tomó en rehenes, y volvió a Samaria.
15Los demás hechos que ejecutó Joás, y sus hazañas, y cómo
peleó contra Amasías rey de Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel? 16Y durmió Joás con sus padres, y fue sepultado en Samaria con los reyes de
Israel; y reinó en su lugar Jeroboam su hijo.
17Y Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió después de la
muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel, quince años. 18Los demás hechos de Amasías, ¿no están escritos en el
libro de las crónicas de los reyes de Judá? 19Conspiraron contra él en Jerusalén, y él huyó a Laquis;
pero le persiguieron hasta Laquis, y allá lo mataron. 20Lo trajeron luego sobre caballos, y lo sepultaron en
Jerusalén con sus padres, en la ciudad de David. 21Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, que era
de dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de Amasías su padre. 22Reedificó él a Elat, y la restituyó a Judá, después que
el rey durmió con sus padres.
Reinado de Jeroboam II
23El año quince de Amasías hijo de Joás rey de Judá,
comenzó a reinar Jeroboam hijo de Joás sobre Israel en Samaria; y reinó
cuarenta y un años. 24E hizo lo malo ante los ojos de Jehová,
y no se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar
a Israel. 25El restauró los límites de Israel desde la entrada de
Hamat hasta el mar del Arabá, conforme a la palabra de Jehová Dios de Israel,
la cual él había hablado por su siervo Jonás hijo de Amitai, profeta que fue de Gat-hefer. 26Porque Jehová miró la muy amarga aflicción de Israel; que
no había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a Israel; 27y Jehová no había determinado raer el nombre de Israel de
debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joás.
28Los demás hechos de Jeroboam, y todo lo que hizo, y su
valentía, y todas las guerras que hizo, y cómo restituyó al dominio de Israel a
Damasco y Hamat, que habían pertenecido a Judá, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel? 29Y durmió Jeroboam con sus padres, los reyes de Israel, y reinó en su lugar
Zacarías su hijo.
Miqueas 4
Reinado universal de Jehová
(Is. 2.1–4)
4
1Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la
casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los
collados, y correrán a él los pueblos. 2Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a
la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus
veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 3Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones
poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus
lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación,
ni se ensayarán más para la guerra. 4Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque
la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.
5Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de
su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios
eternamente y para siempre.
Israel será redimido del cautiverio
6En aquel día, dice Jehová, juntaré la que cojea, y
recogeré la descarriada, y a la que afligí; 7y pondré a la coja como remanente, y a la descarriada
como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde
ahora y para siempre.
8Y tú, oh torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sion,
hasta ti vendrá el señorío primero, el reino de la hija de Jerusalén. 9Ahora, ¿por qué gritas tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció
tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto? 10Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está de
parto; porque ahora saldrás de la ciudad y
morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te
redimirá Jehová de la mano de tus enemigos.
11Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti, y
dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo en Sion. 12Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni
entendieron su consejo; por lo cual los juntó como gavillas en la era. 13Levántate y trilla, hija de Sion, porque haré tu cuerno
como de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y
consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.
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