jueves, 28 de marzo de 2019

¡Cómo resolver tu Vida!



9 de octubre

¡Con propósito y destino!

Por Riqui Ricón*

Él hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra, Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre (Sal 104.14-15).

Las lecturas del día de hoy nos invitan a reflexionar en el hecho de que Dios es el creador y hacedor de todas las cosas verdaderamente buenas, las cuales Él ha destinado por posesión tuya.

El verdadero pan que sustenta la vida del hombre es Su Palabra, es el hecho de que Dios te ama y que, por haber tú creído, reconocido y aceptado que Jesucristo es tu Señor y Salvador, quien pagó en esa cruz todos tus pecados al morir en tu lugar y quien además venció a la muerte al resucitar de entre los muertos, todo por amor a ti; por esto, ahora tú eres Su Hijo(a); Nacido(a) de Nuevo mediante la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece (1 P 1.23 NVI).

Este es el Evangelio de Jesucristo ¡Buenas Nuevas! Buenas Noticias que te producen gozo y alegría en lugar del luto y del manto de tristeza que el mundo, el espíritu de angustia, te ofrece.

Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos (Neh 12.43).

Cada día, cuando medites en las bondades y beneficios que Dios ha derramado sobre tu vida, recuerda siempre que el mayor de todos ellos es Su Palabra, la Biblia.

La Biblia es la Palabra de Dios. Esto significa que TODAS las palabras que están en la Biblia han salido de la boca del Dios vivo y verdadero, quien, por cierto, no puede mentir y por lo tanto, TODAS ellas se van a cumplir cabalmente.

El cielo y la tierra pasarán pero mis palabra no pasarán (Luc 21.33).

Y en esta Palabra de Dios, Eterna e Infalible, Él te hace saber que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16).

Es por esto que ahora eres una nueva creatura, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, ¿sabes? ¡Lo mejor de tu vida está delante de ti y no atrás!

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

Sin lugar a dudas, en esta nueva naturaleza, regeneración o nuevo nacimiento, es la Voluntad de Dios que tú vivas una vida próspera, con salud, paz y mucho gozo. ¿Qué cómo lo sé? Pues escrito está en Su Palabra, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo…  fue oído desde lejos.

¿Acaso Dios miente cuando te asegura en la Escritura, Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma? (3 Jn 2).

¡De ninguna manera! Recuerda siempre que Dios no puede mentir.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Así que, Dios, el Creador, el Todopoderoso, que ha hecho todas las cosas buenas para que las disfrutes, te ama tanto que te ha elevado de la posición de simple creatura mortal a la de un(a) Eterno(a) Hijo(a) del Rey.

Dios Todopoderoso te ha justificado, perdonado, santificado y perfeccionado a través de la muerte y resurrección de Su Hijo Jesús, haciéndote también Su propio(a) Hijo(a). Ahora eres miembro de la familia Real. ¡Tienes la vida resuelta! Puedes en verdad ser feliz en este mundo al mismo tiempo que cumples la misión que se te ha encomendado.

Vosotros, en cambio, sois un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo que Dios ha adquirido para que anunciéis a otros las grandezas de aquel que, estando vosotros en tinieblas, os llamó a participar de su luz maravillosa. Por eso, los que antes no erais pueblo, sois ahora pueblo de Dios; los que antes no erais objeto de misericordia, gozáis ahora plenamente de la misericordia de Dios (1 P 2.9-10 CST).

Como te lo expresé anteriormente, estas, mi amado(a), son las buenas noticias del Evangelio. No solamente has sido justificado(a) y perdonado(a) en Cristo Jesús, sino que también has sido regenerado(a), renovado(a) -hecho(a) de nuevo-, para ser llamados por Dios Hijo(a) Suyo(a).

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

Ya no eres más la misma persona mala y pecadora que antes eras. ¡No! Ahora, de acuerdo a la Biblia que es la Palabra de Dios y no miente, eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1).

Todo esto, es razón, más que suficiente, para alegrarte y gozarte pues, ahora, al haber Nacido de Nuevo, el Todopoderoso es tu propio Padre, y en este día, ante cualquier problema, enfermedad o aflicción, Él te guarda y te sostiene con su diestra de justicia y de poder.

Dios, tu Padre, es el proveedor del vino, del aceite y del pan para que, a pesar de toda circunstancia, adversidad, tristeza, muerte o enfermedad, tú realices una Vida plena y abundante a través de Jesucristo. Para que realices una vida CON significado pues ahora tú ya sabes quién eres y por qué estás en esta vida.

¡Para que anuncies las virtudes de Aquel que te llamó de las tinieblas a Su luz admirable!

¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios! ¡Tienes identidad! ¡Eres la sal de la tierra! ¡Eres la luz del mundo! Así has sido llamado(a) por la Palabra de Dios para bendecir a los demás. ¡Tienes propósito!

Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mat 10.7-8).

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán (Mar 16.15-18).

Recuerda que, si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir y si Dios lo hablo, entonces Él lo va a ejecutar. Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Tú estás aquí como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo para algo mucho más importante que sobrevivir mediante un empleo o negocio y adquirir bienes materiales como propiedades, casas o automóviles. Tú estás aquí para ser luz en medio de las tinieblas y establecer el Reino de tu Padre celestial sobre este mundo perdido.

Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques (Sal 84.5-6).

Tu vida en esta tierra no tiene por qué ser un valle de lágrimas, tristezas y sufrimientos. Puesto que la Biblia, que es la Palabra de Honor de Dios, establece que Jesús vino a ti para darte Vida Eterna, que es la Vida plena y abundante que sólo pueden disfrutar los Hijos de Dios, entonces, insisto, sin importar los problemas, enfermedades o aflicciones que hoy estés enfrentando, y sin lugar a dudas, TÚ eres ese(a) hombre (mujer) bienaventurado(a) que tienes en Dios tu fuerza y Su Palabra y Sus caminos en tu corazón. ¡Tú eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo que, atravesando el valle de lágrimas lo conviertes en un manantial de vida, pues Jesucristo vive en ti y contigo y Su Palabra dentro de ti es una fuente que salta para vida eterna.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19.28-30).

Si en estos momentos te encuentras suspirando y pensando, “ese será tu caso Riqui Ricón, ojalá y mi vida fuera así de hermosa…”, te recuerdo que no se trata de lo que tú pienses que es tu vida o de lo que hiciste con ella, sino de lo que Dios dice que ahora es tu vida por lo que Él hizo con ella. ¡Consumado es! ¡Hecho está! ¡Buenas Nuevas! El sacrificio de Amor que Jesús hizo por ti fue perfecto, completo y acabado. No le hace falta nada. No hay que agregarle nada.

¡La Palabra de Dios lo dice así!

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo [plenitud] por él (Jn 3.17).

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida [Vida Eterna], y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

¡Gracias Señor Jesús, puedo confiar en Ti!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, te estoy muy agradecido por el Amor con que me has amado que estando yo muerto en delitos y pecados me has dado vida juntamente con Cristo, y no cualquier clase de vida, sino la Vida Eterna; una Vida Plena y Abundante para vivirla.  Es por Tu Gran Amor que me has hecho nueva criatura y todas las cosas viejas ya han quedado atrás. He sido justificado(a) y perdonado(a) por Tu Gran Amor, que es Cristo Jesús, mi Señor y Salvador. Puedo declarar que soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Puedo confiar en Ti y ser dichoso(a). Recibo Tu gozo, que es mi fortaleza y declaro, con toda certeza, que yo, _____________ (tu nombre aquí), soy la persona que la Biblia, Tu Palabra, oh Dios, dice que soy. De todo problema, enfermedad o aflicción saldré más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, y conmigo, que el que está en el mundo. Yo soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su Luz admirable. ¡Tengo identidad y tengo propósito! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso? Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Marzo 28                                           Mat 23.1-12 /  Núm 22.41-23.26 /  Can 3.6-5.1

San Mateo 23.1-12
Jesús acusa a escribas y fariseos
(Mr. 12.38–40; Lc. 11.37–54; 20.45–47)
23
1Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 6y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 7y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. 8Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. 9Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Números 22.41-23.30
Balaam bendice a Israel
41El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo.
23
1Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 2Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. 3Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto. 4Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. 5Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 6Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. 7Y él tomó su parábola, y dijo:
De Aram me trajo Balac,
Rey de Moab, de los montes del oriente;
Ven, maldíceme a Jacob,
Y ven, execra a Israel.
     8     ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?
     9     Porque de la cumbre de las peñas lo veré,
Y desde los collados lo miraré;
He aquí un pueblo que habitará confiado,
Y no será contado entre las naciones.
     10     ¿Quién contará el polvo de Jacob,
O el número de la cuarta parte de Israel?
Muera yo la muerte de los rectos,
Y mi postrimería sea como la suya.
11Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. 12El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?
13Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. 14Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 15Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. 16Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 17Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová? 18Entonces él tomó su parábola, y dijo:
Balac, levántate y oye;
Escucha mis palabras, hijo de Zipor:
     19     Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?
     20     He aquí, he recibido orden de bendecir;
El dio bendición, y no podré revocarla.
     21     No ha notado iniquidad en Jacob,
Ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová su Dios está con él,
Y júbilo de rey en él.
     22     Dios los ha sacado de Egipto;
Tiene fuerzas como de búfalo.
     23     Porque contra Jacob no hay agüero,
Ni adivinación contra Israel.
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!
     24     He aquí el pueblo que como león se levantará,
Y como león se erguirá;
No se echará hasta que devore la presa,
Y beba la sangre de los muertos.
25Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. 26Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer? 27Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas. 28Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto. 29Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 30Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.       

Cantares 2.8-3.5

8     ¡La voz de mi amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.
     9     Mi amado es semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.
     10     Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
     11     Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
     12     Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
     13     La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
     14     Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.
     15     Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas están en cierne.
     16     Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios.
     17     Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,
Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo
Sobre los montes de Beter.

El ensueño de la esposa
3
     1     Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
     2     Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
     3     Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
     4     Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.
     5     Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

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