sábado, 21 de diciembre de 2024

¡Cómo resolver tu Vida antes de Navidad!

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 21 Diciembre
 

¡Cómo resolver tu Vida antes de Navidad!


¡Hecho totalmente nuevo por Dios!

Por Riqui Ricón*

para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere (Col 4.12b).

La oración que Epafras hizo para que los colosenses estuvieran firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quería para sus vidas, no fue en términos de lo que ellos deberían hacer o conseguir sino en virtud de lo que Jesús hizo en la cruz y que, por tanto, ellos ya debían manifestar en sus vidas.

Recuerda siempre que no se trata de lo que tú tienes que hacer, como una obligación, para cumplir la Voluntad de Dios en tu vida, sino de lo que tú tienes que hacer como la consecuencia lógica a quién ahora eres tú: firme, perfecto(a) y completo(a) en Cristo Jesús.

¡Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! ¡Dios así lo dice! ¡Está establecido en la Palabra de Dios!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1).

El Amor que Dios siente por ti es tan grande que el perdón de pecados sólo fue el prerrequisito para algo muchísimo más hermoso y excelente: hacerte, legítimamente, Su propio(a) Hijo(a).

yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá… yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos (Isa 56.5, 7).

Dado que un(a) Hijo(a) del Dios Altísimo no puede, en forma alguna, no ser santo(a), o no ser justo(a), o no ser perfecto(a), entonces, para ser un(a) Hijo(a) del Dios Altísimo es necesario ser recreado(a), esto es, creado(a) de nuevo por Dios.

Respondió Jesús y le dijo:  De cierto,  de cierto te digo,  que el que no naciere de nuevo,  no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo:  ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?  ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre,  y nacer? Respondió Jesús:  De cierto,  de cierto te digo,  que el que no naciere de agua y del Espíritu,  no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne,  carne es;  y lo que es nacido del Espíritu,  espíritu es  (Jn 3.3-6).

Es decir, el Nuevo Nacimiento es la condición indispensable para ser hecho(a) Hijo(a) de Dios.

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3.13-14).

Así es, mi amado(a), tú has sido redimido(a) de la maldición y ahora la bendición de Dios está sobre de ti. Tus pecados han sido purificados y has sido limpiado(a) por la Palabra de Dios para ser hecho(a) Nueva Creatura y, así, el Espíritu Santo puede vivir en ti y contigo para nunca más dejarte.

¡Tú has nacido del Espíritu!

Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios (Mat 14.28-33).

Como en el caso del fuerte viento, cualquier problema, enfermedad o angustia que el día de hoy llegue a tu vida tendrá por objetivo primordial el infundirte temor y duda para alejarte de tu identidad como Hijo(a) de Dios, pues sembrando miedo en tu corazón logra apartar tu mirada de Jesús. Anulando tu fe al hacerte dudar de Su Palabra.

Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje,  y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo (Ro 10.17 NIV).

Así que, por más difícil y obscura que sean las circunstancias de tu vida, si tú has hecho a Jesucristo el Señor de tu vida, aceptando Su sacrificio como el justo precio de tu redención y libertad, entonces, tú eres, efectivamente, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Tú eres, exactamente, quién Dios dice en Su Palabra que eres: firme, completo(a) y perfecto(a)!

Por esto, ¡Te garantizo que saldrás más que vencedor(a) en todas las cosas!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que maravilloso es saber quién soy. ¡Tu Hijo(a) amado(a)! ¡Gracias, Señor Jesús! No tengo forma de agradecer suficientemente lo que hiciste por mí en la cruz. Sé que en los albores de comenzar un año nuevo, una nueva etapa, lo mejor de mi vida se abre delante de mis pies. Por eso, no voy a temer a las circunstancias que me angustien sino a creer y declarar lo que está establecido por Tu Palabra para mi vida: ¡En todas las cosas, yo _________ (tu nombre aquí), Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo! ¡Resisto al espíritu de enfermedad y muerte en mi vida y en mi cuerpo! ¡Resisto al espíritu de escasez y de pobreza! ¡Resisto la amargura y el resentimiento! ¡Rechazo a la soledad y a la depresión y las arrojo fuera de mi vida! Padre celestial, yo soy ese(a) Hijo(a) amado(a) que Tú dices en la Biblia que yo soy: sano(a), próspero(a) y libre. Creo y recibo Tu Amor, gozo y paz para vivir la Vida Plena y Abundante de un(a) Hijo(a) del Rey. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 21                                Col 3.18-4.18   /  Ez 31-32  /  Isa 56



Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 21                                Col 3.18-4.18   /  Ez 31-32   Isa 56

 

Colosenses 3.18-4.18

 Deberes sociales de la nueva vida

18Casadas, estad sujetas a vuestros maridos,h como conviene en el Señor. 19Maridos, amad a vuestras mujeres,i y no seáis ásperos con ellas. 20Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.j 21Padres, no exasperéis a vuestros hijos,k para que no se desalienten. 22Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. 25Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere,l porque no hay acepción de personas.m

4

1Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.a

2Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; 3orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, 4para que lo manifieste como debo hablar.

5Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.b 6Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

Salutaciones finales

7Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico,c amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor, 8el cual he enviado a vosotros para esto mismo, para que conozca lo que a vosotros se refiere, y conforte vuestros corazones,d 9con Onésimo,e amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo harán saber.

10Aristarco,f mi compañero de prisiones, os saluda, y Marcosg el sobrino de Bernabé, acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros, recibidle; 11y Jesús, llamado Justo; que son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el reino de Dios, y han sido para mí un consuelo. 12Os saluda Epafras,h el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. 13Porque de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis. 14Os saluda Lucasi el médico amado, y Demas.j 15Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa. 16Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros. 17Decid a Arquipo:k Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor.

18La salutación de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén.[1]

 

   

Ezequiel 31-32

31

1Aconteció en el año undécimo, en el mes tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza? 3He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas. 4Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes. 5Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado. 6En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban muchas naciones. 7Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas. 8Los cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios;a las hayas no fueron semejantes a sus ramas, ni los castaños fueron semejantes a su ramaje; ningún árbol en el huerto de Dios fue semejante a él en su hermosura. 9Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.

10Por tanto, así dijo Jehová el Señor: Ya que por ser encumbrado en altura, y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó con su altura, 11yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su maldad. Yo lo he desechado. 12Y lo destruirán extranjeros, los poderosos de las naciones, y lo derribarán; sus ramas caerán sobre los montes y por todos los valles, y por todos los arroyos de la tierra será quebrado su ramaje; y se irán de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejarán. 13Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas estarán todas las bestias del campo, 14para que no se exalten en su altura todos los árboles que crecen junto a las aguas, ni levanten su copa entre la espesura, ni confíen en su altura todos los que beben aguas; porque todos están destinados a muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa.

15Así ha dicho Jehová el Señor: El día que descendió al Seol, hice hacer luto, hice cubrir por él el abismo, y detuve sus ríos, y las muchas aguas fueron detenidas; al Líbano cubrí de tinieblas por él, y todos los árboles del campo se desmayaron. 16Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando las hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los árboles escogidos del Edén, y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra. 17También ellos descendieron con él al Seol, con los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que estuvieron a su sombra en medio de las naciones. 18¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues derribado serás con los árboles del Edén en lo profundo de la tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a espada.

Este es Faraón y todo su pueblo, dice Jehová el Señor.

32

1Aconteció en el año duodécimo, en el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón en los mares; pues secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas. 3Así ha dicho Jehová el Señor: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi red. 4Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la faz del campo, y haré posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las fieras de toda la tierra. 5Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré los valles de tus cadáveres. 6Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se llenarán de ti. 7Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.a 8Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor.

9Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando lleve al cautiverio a los tuyos entre las naciones, por las tierras que no conociste. 10Y dejaré atónitos por ti a muchos pueblos, y sus reyes tendrán horror grande a causa de ti, cuando haga resplandecer mi espada delante de sus rostros; y todos se sobresaltarán en sus ánimos a cada momento en el día de tu caída. 11Porque así ha dicho Jehová el Señor: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti. 12Con espadas de fuertes haré caer tu pueblo; todos ellos serán los poderosos de las naciones; y destruirán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será deshecha. 13Todas sus bestias destruiré de sobre las muchas aguas; ni más las enturbiará pie de hombre, ni pezuña de bestia las enturbiará. 14Entonces haré asentarse sus aguas, y haré correr sus ríos como aceite, dice Jehová el Señor. 15Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de todo cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que en ella moran, sabrán que yo soy Jehová. 16Esta es la endecha, y la cantarán; las hijas de las naciones la cantarán; endecharán sobre Egipto y sobre toda su multitud, dice Jehová el Señor.

17Aconteció en el año duodécimo, a los quince días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 18Hijo de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo a él, y a las hijas de las naciones poderosas, a lo profundo de la tierra, con los que descienden a la sepultura. 19Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos. 20Entre los muertos a espada caerá; a la espada es entregado; traedlo a él y a todos sus pueblos. 21De en medio del Seol hablarán a él los fuertes de los fuertes, con los que le ayudaron, que descendieron y yacen con los incircuncisos muertos a espada.

22Allí está Asiria con toda su multitud; en derredor de él están sus sepulcros; todos ellos cayeron muertos a espada. 23Sus sepulcros fueron puestos a los lados de la fosa, y su gente está por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los cuales sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

24Allí Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los cuales descendieron incircuncisos a lo más profundo de la tierra, porque sembraron su terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro. 25En medio de los muertos le pusieron lecho con toda su multitud; a sus alrededores están sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque fue puesto su espanto en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro; él fue puesto en medio de los muertos.

26Allí Mesec y Tubal, y toda su multitud; sus sepulcros en sus alrededores; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque habían sembrado su terror en la tierra de los vivientes. 27Y no yacerán con los fuertes de los incircuncisos que cayeron, los cuales descendieron al Seol con sus armas de guerra, y sus espadas puestas debajo de sus cabezas; mas sus pecados estarán sobre sus huesos, por cuanto fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes. 28Tú, pues, serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos a espada.

29Allí Edom, sus reyes y todos sus príncipes, los cuales con su poderío fueron puestos con los muertos a espada; ellos yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.

30Allí los príncipes del norte, todos ellos, y todos los sidonios, que con su terror descendieron con los muertos, avergonzados de su poderío, yacen también incircuncisos con los muertos a espada, y comparten su confusión con los que descienden al sepulcro.

31A éstos verá Faraón, y se consolará sobre toda su multitud; Faraón muerto a espada, y todo su ejército, dice Jehová el Señor. 32Porque puse mi terror en la tierra de los vivientes, también Faraón y toda su multitud yacerán entre los incircuncisos con los muertos a espada, dice Jehová el Señor.[2]

 

       

Isaías 56

 

Recompensa de los que guardan el pacto de Dios

56

1Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. 2Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo* para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.

3Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. 4Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo,* y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, 5yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. 6Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo* para no profanarlo, y abracen mi pacto, 7yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.a 8Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.

9Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. 10Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 11Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. 12Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.[3]

 



h 3.18: Ef. 5.22; 1 P. 3.1.

i 3.19: Ef. 5.25; 1 P. 3.7.

j 3.20: Ef. 6.1.

k 3.21: Ef. 6.4.

l 3.22–25: Ef. 6.5–8.

m 3.25: Dt. 10.17; Ef. 6.9.

a 4.1: Ef. 6.9.

b 4.5: Ef. 5.16.

c 4.7: Hch. 20.4; 2 Ti. 4.12.

d 4.7–8: Ef. 6.21–22.

e 4.9: Flm. 10–12.

f 4.10: Hch. 19.29; 27.2; Flm. 24.

g 4.10: Hch. 12.12, 25; 13.13; 15.37–39.

h 4.12: Col. 1.7; Flm. 23.

i 4.14: 2 Ti. 4.11; Flm. 24.

j 4.14: 2 Ti. 4.10; Flm. 24.

k 4.17: Flm. 2.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Col 3.17-4.18

a 31.8: Gn. 2.9.

a 32.7: Mt. 24.29; Mr. 13.24–25; Lc. 21.25; Ap. 6.12–13; 8.12.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez 30.26-32.32

a 56.7: Mt. 21.13; Mr. 11.17; Lc. 19.46.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 55.13-56.12


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