miércoles, 11 de diciembre de 2024

¡Cómo obtener fuerza ante cualquier circunstancia!

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 11 Diciembre 
  

¡Cómo obtener fuerza ante cualquier circunstancia!


¡Tú tienes a tu alcance el poder y la fuerza de Dios!

Por Riqui Ricón*

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6.10).

Siempre que leía este pasaje de la Biblia me sonaba bonito y muy esperanzador, pero nunca me había detenido a pensar cómo me podía fortalecer en el Señor y en el poder de Su fuerza.

¿Será que el poder de la fuerza del Dios Todopoderoso está a tu alcance? Primero habrá que responder, ¿cuál es el poder de la fuerza de Dios? ¿Sus músculos? ¿Sus ángeles? ¿Sus truenos y relámpagos? No se necesita mucha sabiduría para darse cuenta que el poder de la fuerza de Dios radica en Su Palabra, puesto que Él es Dios, sólo necesita decir la Palabra y ésta se cumple inmediatamente.

Por la fe hemos podido entender que el universo entero surgió por la palabra de Dios, quien de lo que no se veía hizo todo lo que ahora vemos (He 11.3 CST).

¡El Poder de Dios radica en la Palabra de Dios! Esto es algo que sabía muy bien aquel centurión que fue al encuentro de Jesús,

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).

Así que, para que tú puedas resistir en el día malo y estar firme habiéndolo acabado todo necesitas hacerte fuerte en la Palabra de Dios.

Pero sin fe [sin creerle a Dios, creyendo Su Palabra] es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Así que la fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo (Ro 10.17 BAD).

La Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, es la Verdad; es la fortaleza de los siglos en la cual tú puedes confiar perpetuamente. Sea cual sea tu situación o condición actual, ésta es temporal y circunstancial; aunque a ti te parezca determinante o definitiva, no lo es. Lo único determinante y definitivo es la Verdad, y la Verdad es lo que Dios ha hablado acerca de ti:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).

La Verdad es que ¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti!

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17).

¡Jesús no vino a condenarte sino a darte, a otorgarte, la Vida Eterna que solamente un(a) Hijo(a) de Dios puede tener!

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

¡La Vida que Jesús YA te ha dado es una Vida Plena y Abundante! Es el ladrón, Satanás, el que te quiere hurtar, matar y destruir con sus engaños y mentiras; metiendo miedo en tu corazón para que así pongas tus ojos en las circunstancias y dejes de ver a Jesús y dejes de atender a Sus Palabras.

quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).

La Verdad es que por lo que Él hizo en la cruz, ¡tú has sido declarado(a) justo(a) y, por lo tanto, tienes derecho a ser sano(a) de toda enfermedad!

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).

¡Tú puedes hacerle frente a cualquier problema, reto o aflicción, con la certeza que saldrás más que vencedor(a)!

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).

¡Puedes estar cien por ciento seguro(a) que ante cualquier necesidad tu Padre suplirá TODO lo que te falte!

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Fortalecerte en el Señor y en el Poder de Su fuerza significa que, en Verdad puedes dejar de preocuparte y angustiarte por tratar de ser feliz y vivir una Vida Plena y Abundante: déjalo todo en manos de Dios, ¡Dios es digno de confianza!

Así que, ¡Fortalécete en el Señor y en el Poder de Su Fuerza! Haz de la Biblia, la Palabra de Dios, la norma y pauta de tu vida, ponla en tu mente, boca y corazón.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Recuerda que la palabra entonces significa, ni antes, ni después, ni de ninguna otra forma.

¡Dios mismo te indica el secreto para que hagas prosperar tu camino y que todo te salga bien! ¡Lee la Biblia! ¡Medita en ella de día y de noche! ¡Dios no puede mentir! ¡Jamás serás avergonzado(a) de haber creído la Palabra de Dios!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy puedo con toda certeza declarar que, a pesar de mis circunstancias, soy un(a) hombre (mujer) feliz porque confío en Ti. Sé que Tu Palabra, la Biblia, es  la Verdad y que el conocimiento de la Verdad me hace libre. ¡Soy libre! Soy libre de todo temor y ansiedad; el mismísimo Señor Jesús, que fue engendrado por Dios, me guarda y el maligno no me toca. Tú, oh Dios, estás conmigo y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? Tú todo lo puedes. No hay problema, angustia o enfermedad que pueda hacer valer ningún derecho sobre mi vida, que es la Vida Eterna que Tú, Jesucristo, compraste para mí al pagar todos mis pecados en la cruz. En Tu muerte yo morí y esa vieja naturaleza quedó ahí, en la cruz. Con tu resurrección tengo Vida Eterna, la vida plena y abundante que sólo puede tener un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Por lo tanto, me fortalezco en el poder de Tu fuerza, que es Tu Palabra, y resisto a la enfermedad, pobreza, tristeza, angustia y depresión. Yo soy lo que está escrito en Tu Palabra que soy. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! Por tanto, con toda autoridad y plena certeza, yo le llamo al Amor, al gozo y a la paz, que son mi derecho, para vivir mi Vida en Plenitud y Abundancia. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 11                                Efe 6   /  Ez 17  /  Isa 46


Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 11                                Efe 6   /  Ez 17  /  Isa 46

 

Efesios 6

6

1Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.a 2Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.b 4Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,c sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

5Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; 6no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; 7sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.d 9Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos,e y que para él no hay acepción de personas.f

La armadura de Dios

10Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad,g y vestidos con la coraza de justicia,h 15y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.i 16Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17Y tomad el yelmo de la salvación,j y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

Salutaciones finales

21Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico,k hermano amado y fiel ministro en el Señor, 22el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones.l

23Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.[1]

 

   

Ezequiel 17

Parábola de las águilas y la vid

17

1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo de hombre, propón una figura, y compón una parábola a la casa de Israel. 3Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro. 4Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comerciantes. 5Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce. 6Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó mugrones.

7Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío. 8En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta. 9Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces. 10Y he aquí está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque? En los surcos de su verdor se secará.

11Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 12Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia. 13Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra, 14para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que guardando el pacto, permaneciese en pie. 15Pero se rebeló contra él,a enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá escapar? 16Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió. 17Y ni con gran ejército ni con mucha compañía hará Faraón nada por él en la batalla, cuando se levanten vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas. 18Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará. 19Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré sobre su misma cabeza. 20Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y lo haré venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado. 21Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado.

22Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. 23En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán. 24Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré.[2]

 

       

Isaías 46

 

46

1Se postró Bel, se abatió Nebo; sus imágenes fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga; esas cosas que vosotros solíais llevar son alzadas cual carga, sobre las bestias cansadas. 2Fueron humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio.

3Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. 4Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.

5¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes? 6Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran. 7Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.

8Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores. 9Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, 10que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; 11que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.

12Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: 13Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.[3]



a 6.1: Col. 3.20.

b 6.2–3: Ex. 20.12; Dt. 5.16.

c 6.4: Col. 3.21.

d 6.5–8: Col. 3.22–25.

e 6.9: Col. 4.1.

f 6.9: Dt. 10.17; Col. 3.25.

g 6.14: Is. 11.5.

h 6.14: Is. 59.17.

i 6.15: Is. 52.7.

j 6.17: Is. 59.17.

k 6.21: Hch. 20.4; 2 Ti. 4.12.

l 6.21–22: Col. 4.7–8.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ef 5.33-6.24

a 17.12–15: 2 R. 24.15–20; 2 Cr. 36.10–13.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez 16.63-17.24

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 45.25-46.13

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