viernes, 11 de marzo de 2022

¡Cómo aumentar tu Fe! ¡Cómo recibir un milagro HOY!

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               <ENGLISH>




 11 Marzo  


¡Cómo aumentar tu Fe! ¡Cómo recibir un milagro HOY!


¡Escrito está!

Por Riqui Ricón*

Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos (Mat 13.58).

Aprendemos aquí, que la única forma de limitar el amor y el poder de Jesucristo es mediante la duda y la incredulidad. Teniendo pensamientos de crítica y juicio en sus mentes y corazones, estas personas LLEGARON A CREER que no había forma posible en que ese hijo del carpintero, a quien todos conocían, fuese siquiera un profeta, mucho menos el Cristo, el Mesías.

¡Cuántas veces le ensañaron en el desierto, le enojaron en la soledad! Y volvieron, y tentaron a Dios: y limitaron al Santo de Israel (Sal 78.40-41 RV1865).

Como puedes ver, aunque Jesucristo es el autor y consumador de la FE, la incredulidad, la falta de confianza a la Palabra de Dios, es lo único que puede limitar el Poder y el Amor de Dios.

¡Dios jamás ha faltado a Su Palabra!

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios creyendo Su Palabra] y para fe [para creerle a Dios creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá [vivirá por creerle a Dios creyendo Su Palabra] (Ro 1.17).

Cada vez que leo lo que le sucedió a Jesús en Nazaret, me asombró más y más por la simplicidad y perfección del Plan de Dios para tu redención. Esto es, ser comprado(a) por precio en un estado de esclavitud y muerte eterna para recibir la Vida Eterna al ser renovado(a) para manifestar la libertad gloriosa de los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, y todo mediante la fe [por creerle a Dios creyendo Su Palabra].

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).

¿Cómo puedes estar seguro de algo que no ves? ¿Cómo puedes estar convencido de recibir lo que estás esperando? Muy fácil, si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. Dios no miente ni se arrepiente, Él tiene Palabra de Honor.

Si de cualquier problema, enfermedad o aflicción que estés enfrentando el día de hoy tú puedes encontrar en la Biblia alguna promesa de ayuda que Dios te esté haciendo, entonces podrás tener la certeza para esperar de Dios Su respuesta, estando convencido(a) de aquello que todavía no ves.

Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? (Num 23.19 NTV).

Como puedes ver, fe es creerle a Dios creyendo Su Palabra.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Sin importar cuál sea la situación o circunstancia en que te encuentres, sabes que sabes que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, para pagar el justo precio por TODOS tus delitos y pecados, antes que perderte a ti.

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1.13-14).

Así que, puedes poner toda tu confianza en Dios ya que además de amarte tanto te ha dado Su Palabra y te ha dado Su Espíritu Santo como garantía de que con Él, en el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, TODO  te va a salir muy bien.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días (Sal 23.4-6).

No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará (Sal 91. 5-7).

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).

Gracias a Dios que en Cristo Jesús has sido creado(a) de nuevo [Nacido(a) de Nuevo] y tienes la fe de Dios para creer cada una de Sus Palabras y nunca más le volverás a limitar con duda, mucho menos con incredulidad.

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra (2 Ped 1.1).

Así que, respecto a cualquier milagro que necesites el día de hoy, sólo necesitas contestar las 4 preguntas del Ricón:

1.    ¿Puede Dios hacer eso? ¡Claro! Es el Todopoderoso.

2.    ¿Será la voluntad de Dios hacerlo? Estudia y medita Su Palabra y encontrarás que, efectivamente, Él quiere hacerlo por ti y para ti.

3.    ¿Por qué lo haría Dios? Simple y sencillamente porque te ama.

4.    ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo puedes estar seguro(a)? ¿Cómo puedes tener tal certeza? ¡ESTÁ ESCRITO EN SU PALABRA! ¡Y la Palabra de Dios es Palabra de Honor!

 Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero agradarte con mi fe, pues en verdad creo que eres el creador del universo, de todo lo visible y de lo invisible. Creo que me amas tanto que preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Creo y recibo este Tu gran Amor con que me amas. Gracias, Señor Jesús; por lo que hiciste al morir en esa cruz y resucitar yo tengo la Vida Eterna. Me has hecho un(a) Hijo(a) de Dios. Sé que, que, aunque yo estaba muerto(a) en mis delitos y pecados, por este Tu Gran Amor con que me has amado, me diste Vida juntamente con Cristo Jesús; por Tu Gracia soy salvo(a) por medio de la fe, y aún ésta última no es mía sino que es un regalo Tuyo. ¡Cuán Grande y Hermoso Eres mi Señor! ¡Cuán maravilloso es Tu Amor por mí! En esta hora me pongo de acuerdo con Tu Eterna e Infalible Palabra para creer y declarar que, por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, recibo mi sanidad. Me declaro libre de toda dolencia y enfermedad. Hablo salud y bienestar a cada célula, tejido, órgano y sistema de mi ser. Me declaro libre de cualquier tipo de adicción que me haya querido esclavizar. Rechazo todo miedo, pues yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo decir, Abba, Padre. Pongo mis ojos, emociones y sentimientos en Ti, Señor Jesús, quien eres el autor y consumador de mi fe. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una Vida Plena y Abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. Gracias porque por Tu Palabra, la Biblia, sin lugar a dudas, soy y recibo todo esto que he declarado delante de Tu Presencia. Pues, ¡ESCRITO ESTÁ! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 11                              Mat 13.24-58 /  Lev 19 /  Pro 29

 

  

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 

NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 11                              Mat 13.24-58 /  Lev 19 /  Pro 29

 

San Mateo 13.24-58

Parábola del trigo y la cizaña

24Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Parábola de la semilla de mostaza

(Mr. 4.30–32; Lc. 13.18–19)

31Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

Parábola de la levadura

(Lc. 13.20–21)

33Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

El uso que Jesús hace de las parábolas

(Mr. 4.33–34)

34Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

Abriré en parábolas mi boca;

Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.e

Jesús explica la parábola de la cizaña

36Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

El tesoro escondido

44Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

La perla de gran precio

45También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

La red

47Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Tesoros nuevos y viejos

51Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor. 52El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

Jesús en Nazaret

(Mr. 6.1–6; Lc. 4.16–30)

53Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí. 54Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? 55¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? 56¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? 57Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.f 58Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.[1]

 

 

Levítico 19

Leyes de santidad y de justicia

19

1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.a 3Cada uno temerá a su madre y a su padre,b y mis días de reposo* guardaréis.c Yo Jehová vuestro Dios. 4No os volveréis a los ídolos,d ni haréis para vosotros dioses de fundición.e Yo Jehová vuestro Dios.

5Y cuando ofreciereis sacrificio de ofrenda de paz a Jehová, ofrecedlo de tal manera que seáis aceptos. 6Será comido el día que lo ofreciereis, y el día siguiente; y lo que quedare para el tercer día, será quemado en el fuego. 7Y si se comiere el día tercero, será abominación; no será acepto, 8y el que lo comiere llevará su delito, por cuanto profanó lo santo de Jehová; y la tal persona será cortada de su pueblo.

9Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. 10Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás.f Yo Jehová vuestro Dios.

11No hurtaréis,g y no engañaréish ni mentiréis el uno al otro. 12Y no juraréis falsamente por mi nombre,i profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.

13No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana.j 14No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo,k sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová.

15No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo.l 16No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.

17No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. 18No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo.m Yo Jehová.

19Mis estatutos guardarás. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos.n

20Si un hombre yaciere con una mujer que fuere sierva desposada con alguno, y no estuviere rescatada, ni le hubiere sido dada libertad, ambos serán azotados; no morirán, por cuanto ella no es libre. 21Y él traerá a Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión, un carnero en expiación por su culpa. 22Y con el carnero de la expiación lo reconciliará el sacerdote delante de Jehová, por su pecado que cometió; y se le perdonará su pecado que ha cometido.

23Y cuando entréis en la tierra, y plantéis toda clase de árboles frutales, consideraréis como incircunciso lo primero de su fruto; tres años os será incircunciso; su fruto no se comerá. 24Y el cuarto año todo su fruto será consagrado en alabanzas a Jehová. 25Mas al quinto año comeréis el fruto de él, para que os haga crecer su fruto. Yo Jehová vuestro Dios.

26No comeréis cosa alguna con sangre.o No seréis agoreros, ni adivinos.p 27No haréis tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis la punta de vuestra barba. 28Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna.q Yo Jehová.

29No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar,r para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad. 30Mis días de reposo* guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Jehová.s

31No os volváis a los encantadores ni a los adivinos;t no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios.

32Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.

33Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis. 34Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.u Yo Jehová vuestro Dios.

35No hagáis injusticia en juicio, en medida de tierra, en peso ni en otra medida. 36Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendréis.v Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto. 37Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra. Yo Jehová.[2]

       

Proverbios 29

 

29

     1     El hombre que reprendido endurece la cerviz,

De repente será quebrantado, y no habrá para él medicina.

     2     Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra;

Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.

     3     El hombre que ama la sabiduría alegra a su padre;

Mas el que frecuenta rameras perderá los bienes.

     4     El rey con el juicio afirma la tierra;

Mas el que exige presentes la destruye.

     5     El hombre que lisonjea a su prójimo,

Red tiende delante de sus pasos.

     6     En la transgresión del hombre malo hay lazo;

Mas el justo cantará y se alegrará.

     7     Conoce el justo la causa de los pobres;

Mas el impío no entiende sabiduría.

     8     Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas;

Mas los sabios apartan la ira.

     9     Si el hombre sabio contendiere con el necio,

Que se enoje o que se ría, no tendrá reposo.

     10     Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto,

Mas los rectos buscan su contentamiento.

     11     El necio da rienda suelta a toda su ira,

Mas el sabio al fin la sosiega.

     12     Si un gobernante atiende la palabra mentirosa,

Todos sus servidores serán impíos.

     13     El pobre y el usurero se encuentran;

Jehová alumbra los ojos de ambos.

     14     Del rey que juzga con verdad a los pobres,

El trono será firme para siempre.

     15     La vara y la corrección dan sabiduría;

Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.

     16     Cuando los impíos son muchos, mucha es la transgresión;

Mas los justos verán la ruina de ellos.

     17     Corrige a tu hijo, y te dará descanso,

Y dará alegría a tu alma.

     18     Sin profecía el pueblo se desenfrena;

Mas el que guarda la ley es bienaventurado.

     19     El siervo no se corrige con palabras;

Porque entiende, mas no hace caso.

     20     ¿Has visto hombre ligero en sus palabras?

Más esperanza hay del necio que de él.

     21     El siervo mimado desde la niñez por su amo,

A la postre será su heredero.

     22     El hombre iracundo levanta contiendas,

Y el furioso muchas veces peca.

     23     La soberbia del hombre le abate;

Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.

     24     El cómplice del ladrón aborrece su propia alma;

Pues oye la imprecación y no dice nada.

     25     El temor del hombre pondrá lazo;

Mas el que confía en Jehová será exaltado.

     26     Muchos buscan el favor del príncipe;

Mas de Jehová viene el juicio de cada uno.

     27     Abominación es a los justos el hombre inicuo;

Y abominación es al impío el de caminos rectos.[3]

 



e e 13.35: Sal. 78.2.

f f 13.57: Jn. 4.44.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 13.23-58). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a a 19.2: Lv. 11.44–45; 1 P. 1.16.

b b 19.3: Ex. 20.12; Dt. 5.16.

c c 19.3: Ex. 20.8; Dt. 5.12.

d d 19.4: Lv. 26.1.

e e 19.4: Ex. 20.4; 34.17; Dt. 5.8; 27.15.

f f 19.9–10: Lv. 23.22; Dt. 24.19–22.

g g 19.11: Ex. 20.15; Dt. 5.19.

h h 19.11: Ex. 20.16; Dt. 5.20.

i i 19.12: Ex. 20.7; Dt. 5.11; Mt. 5.33.

j j 19.13: Dt. 24.14–15.

k k 19.14: Dt. 27.18.

l l 19.15: Ex. 23.6–8; Dt. 16.19.

m m 19.18: Mt. 5.43; 19.19; 22.39; Mr. 12.31; Lc. 10.27; Ro. 13.9; Gá. 5.14; Stg. 2.8.

n n 19.19: Dt. 22.9–11.

o o 19.26: Gn. 9.4; Lv. 7.26–27; 17.10–14; Dt. 12.16, 23; 15.23.

p p 19.26: Dt. 18.10.

q q 19.27–28: Lv. 21.5; Dt. 14.1.

r r 19.29: Dt. 23.17.

s s 19.30: Lv. 26.2.

t t 19.31: Dt. 18.11.

u u 19.33–34: Ex. 22.21; Dt. 24.17–18; 27.19.

v v 19.35–36: Dt. 25.13–16.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Lv 18.30-19.37). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Pr 28.28-29.27). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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