viernes, 16 de noviembre de 2018

¿Qué cambiaría en tu vida si la persona más rica y poderosa del planeta te reconociera como su hijo(a) legítimo(a)?



16 de Noviembre

¡Eres Hijo(a) del Dios Altísimo, del Todopoderoso!

Por Riqui Ricón*

Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise (Jer 27.5).

Al meditar sobre el Amor de Dios, el sacrificio de Jesús y el maravilloso Plan que Él tiene para tu vida, debes siempre mantener en tu mente el hecho de que Él es el Único Todopoderoso Dios, creador del cielo y de la tierra así como de todo lo visible y lo invisible. No hay nada que Él no pueda hacer, excepto mentir; lo sabe y lo conoce todo acerca de ti y de mí, aún nuestros más íntimos pensamientos pues, no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta (He 4.13).

Tener esto presente te dará la perspectiva correcta de Su Amor, Su Sacrificio y Su Plan para tu vida. ¡Él, el Soberano y Todopoderoso Dios, quien no le rinde cuentas a nada, ni a nadie, que no depende de nada, ni de nadie, decidió amarte, bendecirte e incorporarte como parte de Su familia haciéndote Su Hija(o)!

 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).

¿Puede Él hacer esto? ¡Claro que puede! ¡Él es Dios!

¿Es esta la voluntad de Dios? ¡Así es! La Biblia, la Palabra de Honor de Dios, lo expresa maravillosamente desde Génesis hasta Apocalipsis.

¿Por qué lo hace? La Escritura dice que lo hace porque te ama.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios (1 Jn 3.1a).

¿Cómo puedes estar segura(o) de todo esto? Es lo más sencillo del mundo: ¡Escrito está! Lo dice la Biblia que es la Palabra de Dios y, si Dios lo dice, entonces, Él lo va a cumplir. Si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. ¡Dios no puede mentir!

Es algo realmente asombroso que el Único Eterno e Infinito Dios te ame tanto que haya preferido entregar a Su propio Hijo Jesucristo antes que perderte a ti para que, de esta manera, una vez justificada(o) y perdonada(o),  Nacieras de Nuevo como Su Hija(o).

¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? (Sgo 4.5).

Ahora, no solamente eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo sino que, además, el glorioso Espíritu de Dios habita en ti y contigo. Es por Él y con Él que sabes que sabes, que Dios, el Todopoderoso, es tu Papá.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Gal 4.4-7).

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).

Así que, si tienes semejante Papá, ¿qué te preocupa?

Oremos:

Amado Padre celestial, hoy puedo acudir confiadamente a Tu Presencia pues he hallado gracia delante de Ti. Tú me amas y yo también te amo. Por Amor me has hecho Tu Hija(o) y puedo confiar plenamente en Tu Palabra. Así que, amado Señor Jesús, ya no voy a temer. Me someto a Ti y a Tu Palabra, resisto al diablo y a sus mentiras y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni me pongo de acuerdo con enfermedad alguna; ni con la pobreza o la escasez; ni la tristeza o la depresión; ni el fracaso o la derrota en ningún área de mi vida. Por el contrario, como un(a) Hija(o) del Dios Altísimo yo me pongo de acuerdo con la Biblia, la Palabra de Dios, y recibo en este día, salud plena; prosperidad en todas las cosas; victoria sobre todos mis problemas; así como el gozo y la paz que sólo Tú, mi amado Dios, puedes dar. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! Y voy a vivir la vida plena y abundante que se pagó para mí. En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.



Noviembre 16                                    Sgo 4   /  Jer 27-28   Sal 132

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