martes, 9 de octubre de 2012

¡Cómo puedes vencer tus circunstancias!

 
Viernes 5 de Octubre de 2012.
¡Viviendo con gozo!
Por Riqui Ricón *
…y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que el propósito de la muerte y resurrección de Jesucristo siempre ha sido establecerte como Su Hijo(a) para que ejerzas dominio sobre la tierra. Por Su Amor y Gracia, tú haz alcanzado, por la justicia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, una posición de rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa).
Y puedes creerlo, pues está escrito, el propósito de Dios para tu vida es que reines en esta tierra.
Y, aunque a tu entender no te sientas, ni te veas a ti mismo(a), capaz de reinar o salir delante de tus problemas, por Su Sangre derramada en la cruz del calvario, has sido hecha(o) apta(o) para reinar sobre la muerte, la tristeza, la enfermedad, la pobreza, el dolor, el resentimiento, el pecado, la amargura, la soledad y TODO aquello que quiera robarte la paz y el gozo que sólo Jesús te puede dar al establecerte en una vida de victoria TOTALMENTE NUEVA.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Sea cual sea tu situación en este día, nunca olvides que Dios, el Todopoderoso, te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todas tus faltas, errores y pecados, antes que perderte a ti.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 jn 3.1 NVI).
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Date cuenta! Fuiste redimido(a), rescatado(a) y comprado(a) al precio de la Sangre de Jesús para ser HECHO(A) NUEVO(A) y, así, siendo una persona totalmente nueva por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ahora en Verdad eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes cumplir el propósito de tu existencia: reinar juntamente con Él.
¡Y esto tiene que ser aquí y ahora, en esta tierra y en esta vida!
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).
La razón por la que enfrentas serias dificultades y problemas no es porque tengas que alcanzar tu fe, perfección o santificación, ni porque Dios pretenda darte algún tipo de enseñanza. Algunas personas, bien intencionadas, te animan o exhortan a sobrellevar y padecer “cristianamente”, de una forma piadosa, tus aflicciones y enfermedades pues piensan, y quieren que pienses, que Dios tiene un propósito para hacerte pasar por eso.
¡De ninguna manera! Dios no está escaso de recursos para tener que utilizar a Satanás como maestro de la Iglesia. Los únicos maestros de la Iglesia son la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. La razón de esas calamidades es que hay un reino que reinar y tú ya fuiste habilitado(a) como reye (reina) y sacerdote (sacerdotisa) para conquistarlo.
Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza (Neh 8.10).
Cuando el pueblo de Israel reconstruyó las murallas de Jerusalén (después de más de setenta años de derrota y cautiverio), escucharon nuevamente la Palabra de Dios y lloraban de tristeza y arrepentimiento; entonces Nehemías les hizo entender que la victoria está con Dios y el gozo, la alegría, es la manifestación de su fe, es la evidencia que están creyendo esa Victoria.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).
Esa Victoria es la Victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte con la cual te ha hecho totalmente libre para reinar como Hijo(a) del Rey.
fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Col 1.11-14).
Así es, ha sido el Padre quien te hizo apto(a) para participar de esta herencia y ahora has sido fortalecido(a), por la Palabra de Dios, con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; para vivir una vida plena y abundante, llena de gozo. ¡El gozo de Su salvación!
Sea lo que sea que estés enfrentando en estos días, lo puedes hacer con el gozo del Señor pues tienes la certeza en la Palabra de Dios de que vas a reinar sobre de eso y a salir más que victorioso(a).
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
Así que no permitas que nada ni nadie te convenza de lo contrario, toma tu identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y comienza a reinar sobre tus circunstancias con gozo.
¿Cómo se hace eso? Primero, créele a Dios, créele a la Biblia, que es Su Palabra de Honor. Luego, háblale a tus problemas, enfermedades o circunstancias. Escúchate decir con fe que eres sano(a); que todo lo puedes en Cristo que te fortalece; que mayor es el que está en ti que el que está en el mundo; que caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra pero a ti no llegará, etc. Pon la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón y utilízala.
Llama las cosas que no son como si fueran y comienza a gozarte porque Dios, tu Padre, Jamás a dejado caer a tierra ninguna de Sus Palabras.
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones (Sal 100).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo se bien que dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), es el hombre o la mujer que puede confiar en Ti. Aquella o aquel que saben y creen que Tu Palabra es la Verdad y, por lo tanto, deposita toda su confianza en lo que Tú dices en la Biblia, puede realmente vivir en paz y libertad, lleno(a) de gozo y en victoria. Gracias, Padre, porque esa persona soy yo, ____________ (tu nombre aquí). Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. He sido lavado(a) y comprado(a), por Tu gran Amor con que me has amado, a precio de Sangre, pues preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Ahora, creo y recibo mi identidad como Hija(o) Tuya(o) y resisto y hecho fuera de mi vida la tristeza, depresión, amargura y temor. ¡Soy un(a) Hija(o) del rey! ¡Soy apto para reinar sobre la tierra! ¡El gozo del Señor será mi fortaleza! Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 5                     Apo 5 /  Neh 7.5-8.12 / Sal 100
 


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