martes, 28 de febrero de 2012

¡Cómo recibir la RESPUESTA de Dios, HOY!


Martes 7 de Febrero de 2012.

¡Lo recibo por la fe en Tu Palabra!

Por Riqui Ricón*

Porque en ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío (Sal 38.15).

Quiero invitarte hoy a que cierres tus ojos y te hagas la siguiente pregunta: ¿Creo que Dios es digno de confianza? Contestar esta pregunta con toda honestidad, te ayudará a ubicar tu posición respecto a tu Padre celestial.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Ser un creyente significa tener fe y esto, a su vez, significa tener la plena certeza de que Dios es digno de confianza. Es estar convencido de que Dios tiene Palabra de Honor. Toda, absolutamente toda, tu relación con Él se basa en la confianza y esto es lo que la fe es: creerle a Dios, creerle a Su Palabra.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Es por esto que, en este día, puedes estar plenamente segura(o) y acercarte confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16). ¡Dios te va a responder!

Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron (He 4.2).

La lectura del día de hoy nos enseña, en la carta a los Hebreos, que las personas no logran recibir las promesas de Dios por causa de su incredulidad a la Palabra de Dios. Esto no quiere decir que Él se enoja por esto y decide no cumplir Su Palabra a quiénes así proceden. ¡No! ¡De ninguna manera! ¡Dios no puede retirar Su Palabra!

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,  así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié (Isa 55.10-11).

Lo que sucede es que todas Sus promesas sólo se reciben por fe, creyéndole a Él. Por eso la única forma de agradarle es con tu fe. Dios te ama y te quiere bendecir, y te ha dado la fe como el vehículo o la herramienta para RECIBIR.

para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados (Hch 26.18).

Ahora bien, si tú has confesado a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu Vida, entonces, has Nacido de Nuevo y ahora eres un(a) Hija(o) de Dios. Por lo tanto, eres un(a) creyente y tienes fe para recibir.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios…  Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5).

Así que, tienes la victoria por medio de la fe en Cristo Jesús. Él te ama tanto que prefirió ir a la cruz antes que perderte a ti y tu relación con Él ya no es la de una creatura con su creador sino la de un(a) Hija(o) con su Padre. Pues, eso dice la Biblia que ahora eres tú: un(a) Hija(o) amada de Dios tu Padre.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, una vez más, quiero darte las gracias por Tu gran Amor con que me amas. Señor Jesús, por lo que hiciste por mí, hoy puedo estar segura(o), sin importar cuáles sean las circunstancias que enfrento, que ¡Tú, mi Padre, me responderás! Yo he creído y conocido Tu Amor. Sé que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad y he decidido confiar plenamente en Ti. Por lo tanto, echo fuera de mi vida toda duda, temor y ansiedad. Declaro que soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. ¡Soy nueva creación! Las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas en mi vida. En el nombre de Jesús, yo le llamo a la sanidad y a la salud de mi cuerpo; llamo a la estabilidad emocional en mi vida, pues ahora sé quién yo soy: le llamo a mi libertad financiera. Creo y declaro que soy la persona que Tú, mi Dios y Padre, dices en Tu Palabra que yo soy. Soy libre y dichosa(o), pues el Todopoderoso está conmigo. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichosa(o) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Tú, mi Dios y Padre, me responderás! ¡Lo recibo! En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 7                               Heb 3.1-4.13 /  Gen 48 /  Sal 38


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