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lunes, 24 de octubre de 2011

¿Por qué dijo Jesús que aquel que conoce La Verdad es verdaderamente Libre?

Domingo 23 de Octubre de 2011.
¡La Verdad es eterna e inmutable!
Por Riqui Ricón*
Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes (1 Tes 2.13).
La fuerza de la costumbre nos puede jugar muy malas pasadas, sobre todo si esa costumbre está basada en una mentira o pretende cubrir la verdad. ¿A qué me refiero? En particular a aquellas declaraciones que hacemos por costumbre, sin pensar lo que realmente significan, como, por ejemplo, la Biblia es la Palabra de Dios.
Ciertamente, si estás leyendo este devocional, sabes que la Biblia es la Palabra de Dios, pero tiene esto significado para ti. En esta expresión no cabe otro significado más que el que literalmente tiene. Sin embargo, la fuerza de la costumbre, nos hace perder conciencia del compromiso y poder que encierran dichas palabras.
Por esto Pablo daba gracias a Dios, de que un grupo de creyentes recibieran la Palabra de Dios según es en verdad.
1.      ¡La Palabra de Dios es la Verdad!
2.      ¡La Biblia es la Palabra de Dios!
3.      Decir que la Biblia es la Palabra de Dios significa creer que son las palabras que salen de la boca de Dios y por lo tanto TODAS SE CUMPLEN.
Así que, por ejemplo, si la Biblia dice:
Porque de tal manera amó Dios al mundo (aquí va tu nombre), que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel (aquí va tu nombre) que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo (aquí va tu nombre) para condenar al mundo (aquí va tu nombre), sino para que el mundo (aquí va tu nombre) sea salvo por él (Jn 3.16).
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; (1 Jn 3.1).
Amado (aquí va tu nombre), yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias (Mat 8.16-17).
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Entonces, te tengo Buenas Nuevas, esta es la Verdad y no está determinada por tus circunstancias ni sentimientos sino por lo que Dios ya ha determinado acerca de ti.
Las circunstancias pueden cambiar y, de hecho, han de cambiar alineándose con la Verdad. ¡La Verdad nunca cambia! ¡La Verdad es Eterna! La verdad es la Biblia, la Palabra de Honor del único Dios vivo y verdadero, tu Padre que te ama.
Oremos:
Amado Padre celestial, hoy, una vez más, estoy muy agradecida(o) Contigo pues puedo declarar con toda certeza y veracidad que Tú me amas, que en Cristo Jesús he Nacido de Nuevo para recibir Vida Eterna. Una vida nueva plena y abundante para vivirla de acuerdo a tu voluntad para conmigo que es buena, agradable y perfecta. Creo y recibo la prosperidad que me deseas. Creo y recibo la salud que me deseas. Señor Jesús, creo y recibo el gozo y la paz que compraste al pagar con Tu Sangre el castigo que yo merecía. ¡Tú pagaste por mi! Yo ya no tengo que pagar. No voy a temer mal alguno, en Ti ya he vencido pues mayor eres Tú, que estás aquí, en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Gracias Padre, hoy, en el nombre de Jesús, declaro que voy a vivir, conforme a la Verdad, esa vida plena y victoriosa que Tu Amor me ha merecido. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 23                             1 Tes 2.1-16  /  Isa 14-16 / Sal 113

sábado, 22 de octubre de 2011

¡No existe mejor seguro de vida!

Sábado 22 de Octubre de 2011.
¡Dios lo dice!
Por Riqui Ricón*
Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera… No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, (Sal 112.1, 7-8a).
¿Sabías que el primer pecado, allá en el paraíso, no fue la desobediencia? Pues, así es, el primer pecado fue la incredulidad hacia la Palabra de Dios.
Pero la serpiente  era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?  Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;  pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;  sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal (Gen 3.1-5).
Pon mucha atención, pues al primer intento de engaño de Satanás, la mujer contestó correctamente pero a la segunda mentira sucumbió ante la duda. Puedo imaginármela pensando: “¿quién dirá la verdad, este bicho raro que habla o Dios quien me creo?” Y ellos decidieron CREER al diablo y por lo tanto hicieron mentiroso al Señor.
Desde ese día hasta la fecha, el problema del ser humano ha sido siempre el mismo: ¿a quién le voy a creer? ¿Al diablo y sus mentiras o a la Palabra de Dios?
Cuando hacemos caso a las mentiras, automáticamente entra el temor a nuestras vidas y con el temor la duda que concebirá la desobediencia.
Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.  Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?  Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí (Gen 3.8-10).
Sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios que no miente, nos enseña claramente que las/los Hijas/Hijos de Dios NACIDOS DE NUEVO pueden y deben llevar sus vidas sin temor ni duda pues no hemos recibido el espíritu de esclavitud para estar OTRA VEZ en temor, sino que hemos recibido el espíritu de ADOPCION por el cual podemos decir Abba, Papá, Papito a Dios.
¿No es asombroso? Dios, el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible, te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti con tal de tener una relación contigo de Padre a Hija(o) y que le puedas decir, papá, papito. Él no te ha dejado ni te dejará en manos de la enfermedad, el temor, la violencia, el fracaso ni ninguna otra calamidad. ¡Tú eres Su Hija(o)!
Ante la pérdida de toda esperanza al recibir la noticia de la muerte de su hija, Jesús le dijo a Jairo, NO TEMAS, CREE SOLAMENTE.
Todo aquel que decide CREERLE a Dios, CREERLE a Su Palabra, puede llevar una vida firme y confiada pues tiene asegurado su corazón y no tendrá temor de malas noticias.
¡Dios lo Dice! Y si Dios lo dice, entonces Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.
He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová,  quien ha sido salvación para mí (Isa 12.2).
Así que, la clave para la existencia es que, para obedecer a Dios primero le tienes que creer. Creerle a Él, creerle a Su Palabra. Creerle que te ama tanto que ha dado Su palabra de Honor en que te irá bien en esta vida pues Su voluntad para contigo es buena, agradable y perfecta.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos:
Amado Padre celestial, que hermoso es comenzar un día más sabiendo que Tú me amas, que puedo vivir este día confiada(o) porque mi corazón está asegurado por Tu Palabra de Honor. Tú lo has dicho y lo vas a cumplir, Tú lo has hablado y lo vas a ejecutar. Así que, Espíritu Santo, Tú y yo nos plantamos firmes ante cualquier circunstancia, enfermedad o adversidad y les resistimos. Soy sana(o), soy libre. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Ningún demonio, ninguna enfermedad, ningún problema están sobre la Palabra de Dios y ésta dice que yo soy un(a) Hija(o) de Dios nacida(o) de Nuevo no de una simiente corruptible sino incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. ¡Soy de Cristo! ¡Ya he vencido! Porque mayor es Él, que está en mí, que el que está en el mundo. ¡No temo a malas noticias! Confiado, asegurado está mi corazón. Señor Jesús, puedo ser dichosa(o), mil veces feliz, pues yo confío en Ti. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 22                             1 Tes 1 /  Isa 11-13 / Sal 112

viernes, 21 de octubre de 2011

¿Qué dice al final del libro?

Viernes 21 de Octubre de 2011.
¡Apartado para reinar!
Por Riqui Ricón*
Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristalY oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor;  porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente  de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo... Y no habrá más maldición;  y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará;  y reinarán por los siglos de los siglos. (Apo 21.10-11, 3-7; 22.3-5).
Necesitas poner mucha atención a las lecturas Bíblicas de hoy pues estás leyendo el final del Libro. Y, efectivamente, ¡Tú ganas!
No es solamente el hecho de que en Cristo Jesús eres más que vencedor(a) en todas las cosas, sino que, el Plan de Dios se revela claramente como Su deseo de que el cielo venga aquí, a la tierra.
La mayoría de los creyentes piensan que lo mejor que les puede suceder es irse a vivir al cielo, mientras que el Plan Divino, revelado en las Escrituras, es que Dios viene a hacer morada contigo y lo más maravilloso es que desea que tú reines con Él.
Tu cuerpo mortal será glorificado y revestido de inmortalidad para que, con todo tu ser, espíritu, alma y cuerpo, comiences a disfrutar de la victoria que Él, el Alfa y la Omega, el principio y el fin, adquirió para ti al PAGAR con Su Vida en esa cruz.
¡Por Su Sangre fuiste redimida(o) –comprada(o) y hecha(o) libre- para Dios de todo linaje, pueblo, lengua y nación y YA FUISTE HECHA(O) para Dios rey/reina y sacerdote /sacerdotisa Y REINARAS SOBRE LA TIERRA!
Ni las guerras, ni la violencia, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni el rencor, ni el dolor, ni la soledad, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar del amor de Dios, ni de Su propósito para tu vida, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Amada(o), tú y yo hemos sido apartados por Dios para reinar sobre todo problema, enfermedad o aflicción. No necesitas esperar a que Jesucristo venga por segunda vez para comenzar a ejercer autoridad y dominio sobre toda circunstancia adversa que estés enfrentando el día de hoy.
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3).
Oremos:
Amado Padre celestial, es hermoso saber que me has predestinado para reinar juntamente con Cristo Jesús. ¡Gracias! Sé que he vencido y que venceré. Me resisto a aceptar o creer cualquier palabra o pensamiento de fracaso y de derrota. Yo soy lo que Tú dices en Tu Palabra que soy: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo para reinar y gobernar sobre la tierra. Gracias Jesús por amarme tanto que diste Tu propia Vida para que yo, ahora, pudiera vivir una vida plena y abundante. ¡Está escrito! Lo creo y lo recibo en el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Octubre 21                             Apo 21-22 /  Isa 9-10/ Sal 111

jueves, 20 de octubre de 2011

Este será, efectivamente, el Nuevo Amanecer de tu existencia‏


Jueves 20 de Octubre de 2011.

¡Ya nos ha amanecido!

Por Riqui Ricón*

¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido (Isa 8.20).

Cuando les preguntas a los creyentes qué es la Biblia, la mayoría responde rápidamente que es la Palabra de Dios. Invariablemente, esa respuesta me lleva a reflexionar: ¿Qué significa realmente CREER que la Biblia es la Palabra de Dios? Pues, nada más y nada menos que eso mismo. Son las Palabras que salen de la boca de Dios y por lo tanto SON LA VERDAD y TODAS se van a cumplir.

Jerry Savelle, un gran predicador y hombre de fe, me puso en una situación incómoda durante una de sus conferencias cuando planteó las únicas dos razones posibles para que un creyente viva con temor, dudas, enfermedad, pobreza, derrota y carente de poder alguno: o no conoce la Palabra de Dios o no la CREE.

Piénsalo bien, ¿por qué habría de vivir con temor y dudas alguien que sabe con certeza que Dios, el Todopoderoso, ha hablado y decretado Palabras de Amor y Victoria sobre su vida como: por mis heridas has sido sanada(o); en todas las cosas eres más que vencedor(a); eres mi Hija(o) amada(o); mayor soy Yo, que vivo en ti, que el que está en el mundo; aunque tu padre y tu madre te dejaren, con todo, yo te recogeré; caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra mas a ti no llegará; etc., etc., etc?

Las únicas respuestas posibles a esta pregunta son: porque no lo sabe o porque no lo cree. Sin embargo, ahora tú ya lo sabes.

Satanás conoce muy bien la Biblia pero NO LA CREE. Si la creyera ya se hubiese arrepentido. El muy ingenuo sigue pensando y creyendo que se va a salir con la suya y va a ganar.

Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria (1 Co 2. 7-8).

Así que, cuando estés enfrentando algún problema o circunstancia adversa hazte siempre estas dos preguntas:

1.      ¿Conozco alguna Promesa que Dios me haya hecho en Su Palabra tocante a mi necesidad?

2.      ¿Creo que Dios va a cumplirme la Promesa que me dio en Su Palabra tocante a esa necesidad?

Te puedo asegurar que no existe situación alguna a la que no puedas contestar afirmativamente a estas preguntas.

Continuamente encuentro gente que está más dispuesta y deseosa para creer en sueños y visiones o en alguna palabra que le dé un profeta o iluminado que en creerle a Dios, CREERLE A SU PALABRA. Y esto es algo lamentable pues la misma Escritura nos enseña que no existe palabra profética más segura que la Biblia.

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 P 1.19-21).

Al meditar más en esto te podrás dar cuenta de cómo Josué pudo detener, con su palabra, las poderosísimas fuerzas gravitacionales del sol, la tierra y la luna; Dios le había instruido:

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1. 8).

Así que, ¡Ya lo sabes! Vayamos a la Biblia, pongámosla en nuestra boca, mente y corazón, pues si hablamos conforme a ella, entonces, en verdad, ya nos ha amanecido.

Oremos:

Bendito Padre celestial, ¿cómo no estar agradecida(o) por Tu Palabra, la Biblia, donde has decretado Palabras de Amor y Bendición sobre mi vida? Tú no mientes y Tu Palabra ha de cumplirse plena y cabalmente en mi vida. Gracias, Señor, por tanto y tan grande Amor. Ahora lo sé y lo creo: aunque ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer mal alguno porque Tú estás conmigo; Tú me libras del lazo del cazador y de la peste destructora; no me sobrevendrá mal ni plaga tocará mi morada; Tú suplirás todo lo que me falta conforme a tus riquezas en gloria; todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece. Por lo tanto, resisto al espíritu de engaño, mentira y temor. Soy un(a) Hija(o) amada(o) del Dios vivo y verdadero. Fui comprada(o) a precio de Sangre. ¡Nada ni nadie me pueden vencer! ¡Soy un(a) Hija(o) del Rey! Gracias, Señor Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010




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Octubre 20                             Apo 20 /  Isa 7-8/ Sal 110

miércoles, 19 de octubre de 2011

Por qué he de preocuparme si ya leí el final del libro, ¡Nosotros Ganamos!

Miércoles 19 de Octubre de 2011.
¡Victoria!
Por Riqui Ricón*
Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas,  y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandecienteY el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios  Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.  Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.  Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.  De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro;  y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.  Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES (Apo 19. 6-8, 9, 11-16).
¡Oh, qué maravilloso es poder decirle a Satanás, en su propia cara, ya leí el final del libro, nosotros ganamos!
Lamentablemente, demasiadas Hijas e Hijos de Dios Nacidos de nuevo viven sus vidas con la única esperanza de llegar al final de los tiempos para, entonces, ver y disfrutar el día de la victoria. ¡Qué tremendo error! Con razón la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, enseña que: Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed (Isa 5.13).
Estimada(o) creyente, la victoria no se conseguirá el día final, la victoria SE OBTUVO cuando Jesús entregó Su Vida y Su Espíritu, en esa cruz al exclamar: CONSUMADO ES.
Tú y yo somos Hijos del Rey de reyes y Señor de señores y estamos sobre esta tierra para establecer el reino de Dios. El reino que ya ha sido obtenido por nuestro Señor Jesucristo y que ahora nosotros, Sus Hijos, debemos manifestar en esta tierra.
La espada que sale de la boca de Jesús es Su Palabra, la Biblia, y nos corresponde a nosotros poner la Palabra de dios en nuestra, mente, boca y corazón para que, como la viuda le dijo a Elías, todos a nuestro alrededor exclamen: “ahora reconocemos que eres Hija(o) de Dios y que la Palabra de Dios es Verdad en tu boca”.
Así que, dejemos de dudar y de temer y levantémonos con gozo, autoridad y poder a manifestar lo que Él ya obtuvo para nosotros: ¡la victoria!
¡Victoria sobre la enfermedad y la muerte! ¡Victoria sobre el pecado! ¡Victoria sobre la soledad y la tristeza! ¡Victoria sobre toda depresión! ¡Victoria sobre el fracaso! ¡Victoria sobre la pobreza y la escasez!
Así que, ¡no vamos a temer! ¡Ya conocemos el final de la historia! ¡Nosotros ganamos!
Oremos:
Amado Padre celestial, estoy sumamente agradecida(o) por el gran Amor con que me has amado al darme vida juntamente con Cristo Jesús. Creo y recibo esta victoria contundente que Tú, Jesucristo, compraste con Tu Sangre para mí. Resisto al espíritu de temor que con engaños y mentiras me quiera hacer fracasar ante la enfermedad, pobreza, depresión o cualquier otra aflicción. Yo no he recibido espíritu de temor para estar otra vez en esclavitud, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba! ¡Padre! Gracias, Señor Jesús, Nací de Nuevo para triunfar, todo lo puedo en Ti. Así que, me determino, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a levantarme y vivir esa vida victoriosa que ganaste para mí. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Octubre 19                             Apo 19 /  Isa 5-6 / Sal 109. 20-31

martes, 18 de octubre de 2011

Está decretado por Dios que te ha de ir bien en esta vida‏

Martes 18 de Octubre de 2011.
¡Me ira bien!
Por Riqui Ricón*
Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos (Isa 3. 10).
Leer y meditar la Palabra de Dios es la tarea más importante de cada día en la vida de una Hija o Hijo de Dios nacida(o) de nuevo pues la fe viene por el oír y lo que tenemos que oír es la Palabra de Dios ya que el justo vivirá por fe.
Dios dice en Su Palabra que al justo le irá bien, que la bendición y la bienaventuranza en esta vida será para aquel que es justo. Entonces vale la pena hacerse la pregunta ¿soy yo justo?
A este respecto, la Biblia, que es la Palabra de Dios quien no miente, declara enfáticamente que: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5. 21). Lo que significa que en Cristo Jesús tú y yo ya fuimos hechos justicia de Dios. Así que, sin lugar a dudas, puedes decir conmigo: ¡Soy justo y me irá bien en esta vida pues si Dios lo dice, entonces Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar!
El problema con esto es que, a veces, la gente dice, por costumbre religiosa: “pues yo no me siento justo, tan sólo soy un pecador salvo por gracia”. Hacer esta afirmación es un absurdo disparate y un total desconocimiento de la Palabra de Dios, ya que por Su Gracia hemos sido hechos salvos y, por lo tanto, no podemos más seguir siendo pecadores.
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro 3. 21-26).
Medita en esto, no es por lo que hagas o hayas hecho y, por lo tanto, tampoco es por cómo te sientas o te veas a ti misma(o). Es por Su Amor y Gracia, los cuales ya recibiste al haber aceptado a Jesús como el Señor de tu vida.
Así que, de acuerdo a la Palabra de Dios, que no miente, cuando Cristo Jesús pagó con Su Sangre y Vida todos tus pecados, tú fuiste justificada(o). Ahora eres legalmente justa(o). El castigo de tu paz fue sobre Él. Tú ya no debes nada, Jesús lo pagó todo por Amor y a ti te corresponde creerlo y recibirlo viviendo esa Vida Plena y Abundante que Él adquirió para ti.
Si te preguntas por qué, ¡porque te ama! Si me preguntas cómo lo sé, ¡está escrito!
¡Prepárate, pues te va ir bien en esta vida! ¡Así lo dice el Señor!
Oremos:
Amado Padre celestial, muchas gracias. Te doy un millón de gracias por Tu gran Amor con que me has amado pues estando yo muerta(o) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo, por Tu Gracia fui hecho justa(o), por Tu Gracia soy salva(o) y juntamente con Cristo me hiciste Nacer de Nuevo pero ahora como un(a) Hija(o) Tuya(o). ¡Soy Nacida(o) de Nuevo de la semilla incorruptible que es Tu Palabra que vive y permanece para siempre! Amado Jesús, por lo que hiciste por mí, no recibo ninguna condenación pues yo no vivo conforme con mi carne sino conforme a Tu Espíritu. ¡Soy justa(o)! ¡Soy justicia de Dios! Así que reclamo el derecho divino que tengo para vivir una vida dichosa. Resisto a la angustia, al temor, a la enfermedad, a la pobreza, a la amargura, a la soledad y a toda depresión. En el nombre Poderoso de Cristo Jesús, yo Riqui Ricón (dí tu nombre aquí) le llamo al gozo, a la paz, a la salud, a la prosperidad, a la libertad para vivir una vida plena y abundante. Gracias, Señor Jesús, Tú lo hiciste todo por mí. ¡Lo creo y lo recibo! ¡Es mío! ¡Es mi derecho en toda justicia! No voy a dejar que nada ni nadie me robe lo que Tú compraste para mí a tan gran precio. En Tu Nombre, Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Octubre 18                             Apo 18 /  Isa 3-4 / Sal 109. 1-19