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miércoles, 19 de octubre de 2011

Por qué he de preocuparme si ya leí el final del libro, ¡Nosotros Ganamos!

Miércoles 19 de Octubre de 2011.
¡Victoria!
Por Riqui Ricón*
Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas,  y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandecienteY el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios  Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.  Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.  Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.  De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro;  y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.  Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES (Apo 19. 6-8, 9, 11-16).
¡Oh, qué maravilloso es poder decirle a Satanás, en su propia cara, ya leí el final del libro, nosotros ganamos!
Lamentablemente, demasiadas Hijas e Hijos de Dios Nacidos de nuevo viven sus vidas con la única esperanza de llegar al final de los tiempos para, entonces, ver y disfrutar el día de la victoria. ¡Qué tremendo error! Con razón la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, enseña que: Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed (Isa 5.13).
Estimada(o) creyente, la victoria no se conseguirá el día final, la victoria SE OBTUVO cuando Jesús entregó Su Vida y Su Espíritu, en esa cruz al exclamar: CONSUMADO ES.
Tú y yo somos Hijos del Rey de reyes y Señor de señores y estamos sobre esta tierra para establecer el reino de Dios. El reino que ya ha sido obtenido por nuestro Señor Jesucristo y que ahora nosotros, Sus Hijos, debemos manifestar en esta tierra.
La espada que sale de la boca de Jesús es Su Palabra, la Biblia, y nos corresponde a nosotros poner la Palabra de dios en nuestra, mente, boca y corazón para que, como la viuda le dijo a Elías, todos a nuestro alrededor exclamen: “ahora reconocemos que eres Hija(o) de Dios y que la Palabra de Dios es Verdad en tu boca”.
Así que, dejemos de dudar y de temer y levantémonos con gozo, autoridad y poder a manifestar lo que Él ya obtuvo para nosotros: ¡la victoria!
¡Victoria sobre la enfermedad y la muerte! ¡Victoria sobre el pecado! ¡Victoria sobre la soledad y la tristeza! ¡Victoria sobre toda depresión! ¡Victoria sobre el fracaso! ¡Victoria sobre la pobreza y la escasez!
Así que, ¡no vamos a temer! ¡Ya conocemos el final de la historia! ¡Nosotros ganamos!
Oremos:
Amado Padre celestial, estoy sumamente agradecida(o) por el gran Amor con que me has amado al darme vida juntamente con Cristo Jesús. Creo y recibo esta victoria contundente que Tú, Jesucristo, compraste con Tu Sangre para mí. Resisto al espíritu de temor que con engaños y mentiras me quiera hacer fracasar ante la enfermedad, pobreza, depresión o cualquier otra aflicción. Yo no he recibido espíritu de temor para estar otra vez en esclavitud, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba! ¡Padre! Gracias, Señor Jesús, Nací de Nuevo para triunfar, todo lo puedo en Ti. Así que, me determino, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a levantarme y vivir esa vida victoriosa que ganaste para mí. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 19                             Apo 19 /  Isa 5-6 / Sal 109. 20-31