jueves, 5 de septiembre de 2024

¿Tienes miedo a morir?

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 05 Septiembre

¿Tienes miedo a morir?

 

¡No morirás jamás!

 

Por Riqui Ricón*

--Yo soy la resurrección y la vida.  El que cree en mí vivirá,  aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás.  ¿Crees esto?  --Sí,  Señor;  yo creo que tú eres el Cristo,  el Hijo de Dios,  el que había de venir al mundo (Jn 11. 25-27 NVI).

Que hermoso es saber que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Pero aún más hermoso que saber que Dios te ama tanto es CREERLO, tener la plena certeza de ello, pues al que cree TODO le es posible.

La clave del Evangelio, las Buenas Nuevas, estriba en tu fe, esto es, tener la certeza que la Voluntad de Dios para contigo siempre ha sido buena, agradable y perfecta. Desde antes que el tiempo existiera Él ya te amaba y siempre ha sido su deseo tenerte a Su lado. Él diseñó y creó el universo para compartirlo contigo, por lo que, Su propósito al llamarte a la existencia es obviamente, ¡tener comunión contigo!

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.3-5).

Tú fuiste creado para disfrutar de la compañía de Dios y también para que Él disfrute de ti. Así que, por ese propósito y ese Amor que Dios siente por ti, Él resolvió el problema del pecado y de la muerte que el pecado produce, y lo resolvió en definitiva regalándote la Vida Eterna de Su propio Hijo mediante la justicia que es en Cristo Jesús.

Mas ahora, libres del dominio del pecado y hechos esclavos al servicio de Dios, obtenéis el beneficio de la santidad y la vida eterna; porque, como sabéis, la paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es la vida eterna que nos ofrece en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.22-23 CST).

¿Te das cuenta? ¡Se trata de la Vida Eterna del Hijo de Dios! Y sólo el Señor Jesús te la puede dar.

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre (Jn 10.17-18).

Tu adversario, el diablo, ha tratado con todos los medios posibles de desestimar el Poder de la Vida Eterna delante de tus ojos, para que pienses y creas que tan sólo es un mero concepto religioso, vago e indefinido. Pero esto NO es así, y hoy es un buen día para que reflexiones en ello. La Vida Eterna es la Vida misma de Cristo Jesús. Sólo Dios es Eterno (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Así que la Vida Eterna es un atributo exclusivo de la divinidad de Jesús.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano (Jn 10.27-28).

Jesús venció a la muerte y te ha extendido una invitación para ser parte de Su Familia, para que seas un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir; pero yo he venido para darles vida, una vida rica y permanente (Jn 10.10 CST).

Ahora bien, lo realmente asombroso del Evangelio es que todo esto se compró para ti y está a tu disposición por medio de la fe. Y esto, la fe, no es otra cosa más que  creer la Palabra de Dios. Creer que Dios no miente y que es Verdad todo lo que Él dice.

Ahora pues, a quienes pertenecemos a Cristo Jesús no nos espera ya ninguna condenación, porque la ley del poderoso Espíritu de vida que recibimos por medio de la fe en Cristo Jesús, nos libera de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2 CST).

Esto es tan cierto que, Jesús, el Hijo de Dios, el Señor y Salvador de toda la humanidad, te afirma categóricamente el día de hoy, Yo soy la resurrección y la vida.  El que cree en mí vivirá,  aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás.

¡La Vida Eterna te ha sido concedida!

Todo el que cree que Jesús es el Cristo,  ha nacido de Dios (1 Jn 5.1a NVI).

¡Por tu fe, por creerle a Dios creyendo Su Palabra, tú has nacido de Dios!

Pues ustedes han nacido de nuevo,  no de simiente perecedera,  sino de simiente imperecedera,  mediante la palabra de Dios que vive y permanece (1 P 1.23 NVI).

¡Por tu fe, por creerle a Dios creyendo Su Palabra, ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, hecho(a) Eterno por la Palabra de Dios!

También, en otro lugar, dice la Escritura: "Yo pondré en Dios mi confianza". Y una vez más: "Aquí estoy, con los hijos que Dios me ha dado". Puesto que nosotros, hijos de Dios, somos seres de carne y hueso, también de carne y hueso nació Cristo Jesús; porque solamente siendo de naturaleza igual a la nuestra podía morir, para destruir con su propia muerte al que tenía el imperio de la muerte, es decir, al diablo. Y solo así podía liberar a quienes, por temor a la muerte, estaban sometidos a esclavitud a lo largo de toda su vida (He 2.13-15 CST).

¡El pecado y la muerte han sido vencidos por Cristo Jesús! Lo hizo por Amor a ti, para liberarte de esa esclavitud generada por el miedo a la muerte. Puedes dejar de tener miedo a la muerte pues la muerte ya nada tiene en ti.

¡Eres Eterno(a)!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).

No puedo dejar de insistir que en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, está muy claro que el propósito de Dios para tu vida no es que te pierdas para siempre en la condenación del infierno, sino que tengas Vida Eterna.

¿Y qué acaso tener Vida Eterna no significa Vivir por Siempre? Entonces, ¿por qué habrías de tener miedo a la muerte? ¿O es que Dios miente?

Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? (Núm 23.19 NTV).

Quizá alguien me pudiera contestar, -yo no le temo a la muerte sino a lo desconocido. -¡Disculpa! –le contestaría- Tú conoces la Verdad.

Entonces respondiendo Jesús,  les dijo:  ¿No erráis por esto,  porque ignoráis las Escrituras,  y el poder de Dios? (Mar 12.24).

Así que, ¡no te equivoques! Dios tiene todo el Poder, toda la Autoridad y todo el Amor para dar Su propia Vida por ti y perdonarte y justificarte y adoptarte y hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo.

¡Nacido(a) de Nuevo y Eterno(a)! ¡Escrito está!

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8.37-39).

Es por todo esto que, sin importar a que problema, circunstancia o enfermedad te estés enfrentando el día de hoy, la Palabra de Dios declara que ¡Ahora tú eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, te doy gracias por amarme desde antes de la fundación del mundo. Gracias por haber procurado para mí un camino de salvación, un camino vivo y perfecto mediante la muerte y resurrección de Tu Hijo, Jesús. Jesucristo, Tú eres mi Rey, Señor y Salvador. Tú me has trasladado de las tinieblas a Tu luz admirable otorgándome Tu propia Vida. Gracias Señor Jesús, por Ti soy Eterno(a). Juntamente contigo, ¡viviré para siempre! ¡Nunca moriré! Padre celestial, yo creo y recibo esta identidad Eterna de Hijo(a) Tuyo(a). ¡Acepto el precio que se pagó por ella! Así que, Si Tú estás por mí, ¿quién contra mí? Si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Dios, Tú mismo eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo Jesús, Tú moriste por mí; más aún, Tú, Señor, eres el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercedes por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? A todos esos males se refiere Tu Palabra diciendo: "Por ser fieles a Tu causa nos persiguen a muerte sin descanso; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero".Por causa de Ti somos muertos todo el tiempo; Antes, en todas estas cosas yo, ___________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor mío. Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

  


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Septiembre 5                         Jn 11.1-27  /  2 Cr 10-11  /  Sal 75

 



Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Septiembre 5                         Jn 11.1-27  /  2 Cr 10-11   Sal 75

 

San Juan 11.1-27

Muerte de Lázaro

11

1Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.a 2(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.b) 3Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. 4Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

5Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. 7Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. 8Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? 9Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. 11Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. 12Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. 16Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.

Jesús, la resurrección y la vida

17Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. 21Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. [1]

 

2 Cro 10-11

Rebelión de Israel

(1 R. 12.1–24)

10

1Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey. 2Y cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón, volvió de Egipto. 3Y enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo: 4Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos. 5Y él les dijo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el pueblo se fue.

6Entonces el rey Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo? 7Y ellos le contestaron diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y les agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán siempre. 8Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio. 9Y les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros? 10Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminuye nuestra carga. Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que los lomos de mi padre. 11Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones.

12Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey les había mandado diciendo: Volved a mí de aquí a tres días. 13Y el rey les respondió ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los ancianos, 14y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo con escorpiones. 15Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.

16Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas!a ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas. 17Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam, y subiendo en su carro huyó a Jerusalén. 19Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.

11

1Cuando vino Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres escogidos de guerra, para pelear contra Israel y hacer volver el reino a Roboam. 2Mas vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo: 3Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá y Benjamín, diciéndoles: 4Así ha dicho Jehová: No subáis, ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque yo he hecho esto. Y ellos oyeron la palabra de Jehová y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam.

Prosperidad de Roboam

5Y habitó Roboam en Jerusalén, y edificó ciudades para fortificar a Judá. 6Edificó Belén, Etam, Tecoa, 7Bet-sur, Soco, Adulam, 8Gat, Maresa, Zif, 9Adoraim, Laquis, Azeca, 10Zora, Ajalón y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín. 11Reforzó también las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y provisiones, vino y aceite; 12y en todas las ciudades puso escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos.

13Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían. 14Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. 15Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho.a 16Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres. 17Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.

18Y tomó Roboam por mujer a Mahalat hija de Jerimot, hijo de David y de Abihail hija de Eliab, hijo de Isaí, 19la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. 20Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit. 21Pero Roboam amó a Maaca hija de Absalón sobre todas sus mujeres y concubinas; porque tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. 22Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey. 23Obró sagazmente, y esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en abundancia, y muchas mujeres. [2]

 

Salmo 75

 

Dios abate al malo y exalta al justo

Al músico principal; sobre No destruyas. Salmo de Asaf. Cántico.

     1     Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos,

Pues cercano está tu nombre;

Los hombres cuentan tus maravillas.

     2     Al tiempo que señalaré

Yo juzgaré rectamente.

     3     Se arruinaban la tierra y sus moradores;

Yo sostengo sus columnas.

Selah

     4     Dije a los insensatos: No os infatuéis;

Y a los impíos: No os enorgullezcáis;

     5     No hagáis alarde de vuestro poder;

No habléis con cerviz erguida.

     6     Porque ni de oriente ni de occidente,

Ni del desierto viene el enaltecimiento.

     7     Mas Dios es el juez;

A éste humilla, y a aquél enaltece.

     8     Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado,

Lleno de mistura; y él derrama del mismo;

Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.

     9     Pero yo siempre anunciaré

Y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.

     10     Quebrantaré todo el poderío de los pecadores,

Pero el poder del justo será exaltado. [3]

 



a 11.1: Lc. 10.38–39.

b 11.2: Jn. 12.3.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jn 10.42-11.27). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 10.16: 2 S. 20.1.

a 11.15: 1 R. 12.31.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (2 Cr 9.31-11.23). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 74.23-75.10). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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