sábado, 15 de abril de 2023

¿Bendición o Maldición?

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 15Abril 

¿Bendición o Maldición?


¡Eres un(a) Bendito(a) de tu Padre!

Por Riqui Ricón*

Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba (Deu 23. 5).

Todo en el Evangelio, las Buenas Noticias de Jesucristo, se refiere al Gran Amor que Dios siente por ti.

¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría, de la ciencia y del amor de Dios! (Ro 11. 33a).

¡Qué grande es el amor de Dios y qué maravilloso Su Plan para tu vida! Él no te desea ningún mal. Sus pensamientos y Su Voluntad para contigo son buenos, agradables y perfectos.

Rom 12:2 NVI  No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

El propósito del sacrificio de Su Hijo Jesucristo, además de que seas justificado(a) y perdonado(a), se cumple cuando comienzas a vivir en la bendición en lugar de la maldición.

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero ), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3. 13-14).

Pobreza, enfermedad, pleitos, discusiones, enojos, miedo, temor, tristeza, depresión y cosas semejantes a estas son producto de una vida de pecado y, por lo tanto, de vivir bajo la maldición de la ley. Ahora bien, presta mucha atención porque Jesucristo no sólo pagó el justo precio por tus pecados sino que se hizo así mismo maldición para que tú y yo fuésemos redimidos (hechos libres) de toda maldición y pudiéramos, así, vivir ahora bajo la bendición de Abraham.

¿Cuál es la bendición de Abraham que aquí se refiere? Desde luego que incluye la riqueza material, física y mental, pero en realidad la bendición de Abraham es algo mucho más grande e importante que eso:

Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Gen 12.3).

Dios le está diciendo a Abraham, “porque creíste a Mi Palabra entonces te voy a proteger con Mi Palabra y además, voy a salvar a todos aquellos que como tú, crean Mi Palabra, los voy a bendecir por medio de ti, Abraham”.

Así fue con Abraham: «Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia.» Por lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe. En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: «Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones.» Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe (Gal 3.6-9 NVI).

Los que viven por la fe quiere decir todos aquellos que viven creyendo que la Biblia en Verdad es la Palabra de Dios y, por lo tanto, la escuchan, la meditan, la creen y la ponen en práctica, a fin de que por la fe [creyéndole a Dios creyendo Su Palabra] recibiésemos la promesa del Espíritu.

Así pues, por medio de la fe, creyéndole a Dios y a lo que dice Su Palabra, puedes recibir al Espíritu Santo que fue prometido como parte del Nuevo Pacto y quien ES el Único que te puede hacer un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5. 1a).

¡Es Verdad! Ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes estar seguro(a) que la Bendición de tu Padre celestial es el estilo de vida que te corresponde vivir.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos. Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que cuando Él venga seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como es  (1 Jn 3.1-2 BAD).

Es el Amor que Dios siente por ti lo que lo llevó a diseñar este Plan Perfecto para tu redención. Porque, no lo dudes ni un momento, Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Es el Amor que Dios siente por ti, expresado en el sacrificio de Su Hijo Jesús, lo que te ha redimido de TODA maldición.

Sin importar cuál sea tu condición actual, necesitas saber que no hay enfermedad, no hay aflicción, no existe problema, ni aflicción, que por causa de la maldición del pecado esté afectando tu espíritu, alma o cuerpo, que la Palabra de Dios no pueda resolver.

«Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el SEÑOR—. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su paso, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque. En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar de ortigas. Esto le dará renombre al SEÑOR; será una señal que durará para siempre.» (Isa 55.8-13).

Está determinado por Dios que nunca más la maldición actuará sobre tu Vida sino la Bendición que Él ha declarado a favor tuyo.

La Biblia es la Palabra de Honor de Dios, tu Padre, y con ella, Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.

Con razón el profeta Balaam terminó por declarar,

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Núm 23. 19-20).

¡Nada ni nadie puede revocar La Bendición sobre tu Vida! ¡Es Palabra de Dios!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, muchas gracias por anular TODA palabra de maldición que penda sobre mi Vida. Gracias por haberme llamado de las tinieblas a Tu luz admirable; a mí que en otro tiempo no era nada más que una creatura, pero que ahora soy un(a) Hijo(a) Tuyo(a); a mí que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado misericordia. Gracias, Padre, porque me has hecho apto(a) para participar de la herencia de los santos en luz y me has librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de Tu amado Hijo, en quien tengo redención por su sangre, el perdón de TODOS mis pecados.  ¡Todo por amor a mí! ¡Gracias Jesús por amarme tanto! ¡Gracias precioso Padre celestial por haberme creado de Nuevo y darme lugar en Tu familia como Tu Hijo(a)! ¡Gracias porque sé que Tu Voluntad para conmigo es buena, agradable y perfecta! ¡Soy libre de toda maldición y me determino a vivir como un(a) bendito(a) del Señor! ¡Lo dice la Biblia, que es Tu Palabra, Dios, y yo lo creo! ¡Puedo y debo ser feliz! Resisto toda obra de engaño y mentira con la que Satanás quiera maldecir mi vida. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! ¡He Nacido de Nuevo no de una simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 15                                   Hch 5. 1-16 /  Deu 23-24 /  Job 15


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 15                                   Hch 5. 1-16 /  Deu 23-24  Job 15

 

Hechos 5. 1-16

Ananías y Safira

5

1Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.

7Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. 9Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 10Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 11Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.

Muchas señales y maravillas

12Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 14Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; 15tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. 16Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.[1]

 

Deuteronomio 23-24

Los excluidos de la congregación

23

1No entrará en la congregación de Jehová el que tenga magullados los testículos, o amputado su miembro viril.

2No entrará bastardo en la congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la congregación de Jehová.

3No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová,a ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre, 4por cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte.b 5Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición,c porque Jehová tu Dios te amaba. 6No procurarás la paz de ellos ni su bien en todos los días para siempre.

7No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra. 8Los hijos que nacieren de ellos, en la tercera generación entrarán en la congregación de Jehová.

Leyes sanitarias

9Cuando salieres a campaña contra tus enemigos, te guardarás de toda cosa mala.

10Si hubiere en medio de ti alguno que no fuere limpio, por razón de alguna impureza acontecida de noche, saldrá fuera del campamento, y no entrará en él. 11Pero al caer la noche se lavará con agua, y cuando se hubiere puesto el sol, podrá entrar en el campamento.

12Tendrás un lugar fuera del campamento adonde salgas; 13tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento; 14porque Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.

Leyes humanitarias

15No entregarás a su señor el siervo que se huyere a ti de su amo. 16Morará contigo, en medio de ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde a bien tuviere; no le oprimirás.

17No haya ramera de entre las hijas de Israel,d ni haya sodomita de entre los hijos de Israel. 18No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación es a Jehová tu Dios tanto lo uno como lo otro.

19No exigirás de tu hermano interés de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir interés. 20Del extraño podrás exigir interés, mas de tu hermano no lo exigirás,e para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos en la tierra adonde vas para tomar posesión de ella.

21Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo;f porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti. 22Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado. 23Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.

24Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. 25Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo.

24

1Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio,a y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. 2Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. 3Pero si la aborreciere este último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por mujer, 4no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.

5Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó.

6No tomarás en prenda la muela del molino, ni la de abajo ni la de arriba; porque sería tomar en prenda la vida del hombre.

7Cuando fuere hallado alguno que hubiere hurtado a uno de sus hermanos los hijos de Israel, y le hubiere esclavizado, o le hubiere vendido, morirá el tal ladrón,b y quitarás el mal de en medio de ti.

8En cuanto a la plaga de la lepra, ten cuidado de observar diligentemente y hacer según todo lo que os enseñaren los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de hacer.c 9Acuérdate de lo que hizo Jehová tu Dios a Maríad en el camino, después que salisteis de Egipto.

10Cuando entregares a tu prójimo alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle prenda. 11Te quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda. 12Y si el hombre fuere pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda. 13Sin falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en su ropa, y te bendiga; y te será justicia delante de Jehová tu Dios.e

14No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. 15En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.f

16Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.g

17No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, 18sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto.h

19Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. 20Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. 21Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.i 22Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto.[2]

 

Job 15

 

Elifaz reprende a Job

15

1Respondió Elifaz temanita, y dijo:

     2     ¿Proferirá el sabio vana sabiduría,

Y llenará su vientre de viento solano?

     3     ¿Disputará con palabras inútiles,

Y con razones sin provecho?

     4     Tú también disipas el temor,

Y menoscabas la oración delante de Dios.

     5     Porque tu boca declaró tu iniquidad,

Pues has escogido el hablar de los astutos.

     6     Tu boca te condenará, y no yo;

Y tus labios testificarán contra ti.

     7     ¿Naciste tú primero que Adán?

¿O fuiste formado antes que los collados?

     8     ¿Oíste tú el secreto de Dios,

Y está limitada a ti la sabiduría?

     9     ¿Qué sabes tú que no sepamos?

¿Qué entiendes tú que no se halle en nosotros?

     10     Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros,

Mucho más avanzados en días que tu padre.

     11     ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios,

Y las palabras que con dulzura se te dicen?

     12     ¿Por qué tu corazón te aleja,

Y por qué guiñan tus ojos,

     13     Para que contra Dios vuelvas tu espíritu,

Y saques tales palabras de tu boca?

     14     ¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio,

Y para que se justifique el nacido de mujer?

     15     He aquí, en sus santos no confía,

Y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos;

     16     ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil,

Que bebe la iniquidad como agua?

     17     Escúchame; yo te mostraré,

Y te contaré lo que he visto;

     18     Lo que los sabios nos contaron

De sus padres, y no lo encubrieron;

     19     A quienes únicamente fue dada la tierra,

Y no pasó extraño por en medio de ellos.

     20     Todos sus días, el impío es atormentado de dolor,

Y el número de sus años está escondido para el violento.

     21     Estruendos espantosos hay en sus oídos;

En la prosperidad el asolador vendrá sobre él.

     22     El no cree que volverá de las tinieblas,

Y descubierto está para la espada.

     23     Vaga alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está?

Sabe que le está preparado día de tinieblas.

     24     Tribulación y angustia le turbarán,

Y se esforzarán contra él como un rey dispuesto para la batalla,

     25     Por cuanto él extendió su mano contra Dios,

Y se portó con soberbia contra el Todopoderoso.

     26     Corrió contra él con cuello erguido,

Con la espesa barrera de sus escudos.

     27     Porque la gordura cubrió su rostro,

E hizo pliegues sobre sus ijares;

     28     Y habitó las ciudades asoladas,

Las casas inhabitadas,

Que estaban en ruinas.

     29     No prosperará, ni durarán sus riquezas,

Ni extenderá por la tierra su hermosura.

     30     No escapará de las tinieblas;

La llama secará sus ramas,

Y con el aliento de su boca perecerá.

     31     No confíe el iluso en la vanidad,

Porque ella será su recompensa.

     32     El será cortado antes de su tiempo,

Y sus renuevos no reverdecerán.

     33     Perderá su agraz como la vid,

Y derramará su flor como el olivo.

     34     Porque la congregación de los impíos será asolada,

Y fuego consumirá las tiendas de soborno.

     35     Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad,

Y en sus entrañas traman engaño.[3]

 



[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 4.37-5.16). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 23.3–5: Neh. 13.1–2.

b 23.4: Nm. 22.1–6.

c 23.5: Nm. 23.7—24.9.

d 23.17: Lv. 19.29.

e 23.19–20: Ex. 22.25; Lv. 25.36–37; Dt. 15.7–11.

f 23.21: Nm. 30.1–16; Mt. 5.33.

a 24.1: Mt. 5.31; 19.7; Mr. 10.4.

b 24.7: Ex. 21.16.

c 24.8: Lv. 13.1—14.54.

d 24.9: Nm. 12.10.

e 24.10–13: Ex. 22.26–27.

f 24.14–15: Lv. 19.13.

g 24.16: 2 R. 14.6; 2 Cr. 25.4; Ez. 18.20.

h 24.17–18: Ex. 23.9; Lv. 19.33–34; Dt. 27.19.

i 24.19–21: Lv. 19.9–10; 23.22.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 22.30-24.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 14.22-15.35). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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