domingo, 9 de octubre de 2022

¡Cómo resolver tu Vida!

                                                                                                                                                                                                                                                                        <ENGLISH>





 09 Octubre 

¡Cómo resolver tu Vida!

 

¡Con propósito y destino!

Por Riqui Ricón*

Él hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra, Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre (Sal 104.14-15).

Las lecturas del día de hoy nos invitan a reflexionar en el hecho de que Dios es el creador y hacedor de todas las cosas verdaderamente buenas, las cuales Él ha destinado por posesión tuya.

El verdadero pan que sustenta la vida del hombre es Su Palabra, es el hecho de que Dios te ama y que, por haber tú creído, reconocido y aceptado que Jesucristo es tu Señor y Salvador, quien pagó en esa cruz todos tus pecados al morir en tu lugar y quien además venció a la muerte al resucitar de entre los muertos, todo por amor a ti; por esto, ahora tú eres Su Hijo(a); Nacido(a) de Nuevo mediante la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece (1 P 1.23 NVI).

Este es el Evangelio de Jesucristo ¡Buenas Nuevas! Buenas Noticias que te producen gozo y alegría en lugar del luto y del manto de tristeza que el mundo, el espíritu de angustia, te ofrece.

Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos (Neh 12.43).

Cada día, cuando medites en las bondades y beneficios que Dios ha derramado sobre tu vida, recuerda siempre que el mayor de todos ellos es Su Palabra, la Biblia.

La Biblia es la Palabra de Dios. Esto significa que TODAS las palabras que están en la Biblia han salido de la boca del Dios vivo y verdadero, quien, por cierto, no puede mentir y por lo tanto, TODAS ellas se van a cumplir cabalmente.

El cielo y la tierra pasarán pero mis palabra no pasarán (Luc 21.33).

Y en esta Palabra de Dios, Eterna e Infalible, Él te hace saber que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16).

Es por esto que ahora eres una nueva creatura, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, ¿sabes? ¡Lo mejor de tu vida está delante de ti y no atrás!

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

Sin lugar a dudas, en esta nueva naturaleza, regeneración o nuevo nacimiento, es la Voluntad de Dios que tú vivas una vida próspera, con salud, paz y mucho gozo. ¿Qué cómo lo sé? Pues escrito está en Su Palabra, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo…  fue oído desde lejos.

¿Acaso Dios miente cuando te asegura en la Escritura, Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma? (3 Jn 2).

¡De ninguna manera! Recuerda siempre que Dios no puede mentir.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?   He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Así que, Dios, el Creador, el Todopoderoso, que ha hecho todas las cosas buenas para que las disfrutes, te ama tanto que te ha elevado de la posición de simple creatura mortal a la de un(a) Eterno(a) Hijo(a) del Rey.

Dios Todopoderoso te ha justificado, perdonado, santificado y perfeccionado a través de la muerte y resurrección de Su Hijo Jesús, haciéndote también Su propio(a) Hijo(a). Ahora eres miembro de la familia Real. ¡Tienes la vida resuelta! Puedes en verdad ser feliz en este mundo al mismo tiempo que cumples la misión que se te ha encomendado.

Vosotros, en cambio, sois un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo que Dios ha adquirido para que anunciéis a otros las grandezas de aquel que, estando vosotros en tinieblas, os llamó a participar de su luz maravillosa. Por eso, los que antes no erais pueblo, sois ahora pueblo de Dios; los que antes no erais objeto de misericordia, gozáis ahora plenamente de la misericordia de Dios (1 P 2.9-10 CST).

Como te lo expresé anteriormente, estas, mi amado(a), son las buenas noticias del Evangelio. No solamente has sido justificado(a) y perdonado(a) en Cristo Jesús, sino que también has sido regenerado(a), renovado(a) -hecho(a) de nuevo-, para ser llamados por Dios Hijo(a) Suyo(a).

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

Ya no eres más la misma persona mala y pecadora que antes eras. ¡No! Ahora, de acuerdo a la Biblia que es la Palabra de Dios y no miente, eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1).

Todo esto, es razón, más que suficiente, para alegrarte y gozarte pues, ahora, al haber Nacido de Nuevo, el Todopoderoso es tu propio Padre, y en este día, ante cualquier problema, enfermedad o aflicción, Él te guarda y te sostiene con su diestra de justicia y de poder.

Dios, tu Padre, es el proveedor del vino, del aceite y del pan para que, a pesar de toda circunstancia, adversidad, tristeza, muerte o enfermedad, tú realices una Vida plena y abundante a través de Jesucristo. Para que realices una vida CON significado pues ahora tú ya sabes quién eres y por qué estás en esta vida.

¡Para que anuncies las virtudes de Aquel que te llamó de las tinieblas a Su luz admirable!

¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios! ¡Tienes identidad! ¡Eres la sal de la tierra! ¡Eres la luz del mundo! Así has sido llamado(a) por la Palabra de Dios para bendecir a los demás. ¡Tienes propósito!

Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mat 10.7-8).

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán (Mar 16.15-18).

Recuerda que, si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir y si Dios lo hablo, entonces Él lo va a ejecutar. Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.

Tú estás aquí como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo para algo mucho más importante que sobrevivir mediante un empleo o negocio y adquirir bienes materiales como propiedades, casas o automóviles. Tú estás aquí para ser luz en medio de las tinieblas y establecer el Reino de tu Padre celestial sobre este mundo perdido.

Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques (Sal 84.5-6).

Tu vida en esta tierra no tiene por qué ser un valle de lágrimas, tristezas y sufrimientos. Puesto que la Biblia, que es la Palabra de Honor de Dios, establece que Jesús vino a ti para darte Vida Eterna, que es la Vida plena y abundante que sólo pueden disfrutar los Hijos de Dios, entonces, insisto, sin importar los problemas, enfermedades o aflicciones que hoy estés enfrentando, y sin lugar a dudas, TÚ eres ese(a) hombre (mujer) bienaventurado(a) que tienes en Dios tu fuerza y Su Palabra y Sus caminos en tu corazón. ¡Tú eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo que, atravesando el valle de lágrimas lo conviertes en un manantial de vida, pues Jesucristo vive en ti y contigo y Su Palabra dentro de ti es una fuente que salta para vida eterna.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19.28-30).

Si en estos momentos te encuentras suspirando y pensando, “ese será tu caso Riqui Ricón, ojalá y mi vida fuera así de hermosa…”, te recuerdo que no se trata de lo que tú pienses que es tu vida o de lo que hiciste con ella, sino de lo que Dios dice que ahora es tu vida por lo que Él hizo con ella. ¡Consumado es! ¡Hecho está! ¡Buenas Nuevas! El sacrificio de Amor que Jesús hizo por ti fue perfecto, completo y acabado. No le hace falta nada. No hay que agregarle nada.

¡La Palabra de Dios lo dice así!

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo [plenitud] por él (Jn 3.17).

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida [Vida Eterna]y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

¡Gracias Señor Jesús, puedo confiar en Ti!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, te estoy muy agradecido por el Amor con que me has amado que estando yo muerto en delitos y pecados me has dado vida juntamente con Cristo, y no cualquier clase de vida, sino la Vida Eterna; una Vida Plena y Abundante para vivirla.  Es por Tu Gran Amor que me has hecho nueva criatura y todas las cosas viejas ya han quedado atrás. He sido justificado(a) y perdonado(a) por Tu Gran Amor, que es Cristo Jesús, mi Señor y Salvador. Puedo declarar que soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Puedo confiar en Ti y ser dichoso(a). Recibo Tu gozo, que es mi fortaleza y declaro, con toda certeza, que yo, _____________ (tu nombre aquí), soy la persona que la Biblia, Tu Palabra, oh Dios, dice que soy. De todo problema, enfermedad o aflicción saldré más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, y conmigo, que el que está en el mundo. Yo soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su Luz admirable. ¡Tengo identidad y tengo propósito! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 9                     Apo 9 /  Neh 12/ Sal 104.1-23


Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 9                     Apo 9 /  Neh 12/ Sal 104.1-23

 

Apocalipsis

9

1El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. 3Y del humo salieron langostas sobre la tierra;a y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.b 5Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.c

7El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra;d en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; 8tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;e 9tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carrosf de caballos corriendo a la batalla; 10tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. 11Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.1

12El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.

13El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de orog que estaba delante de Dios, 14diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. 15Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. 16Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número. 17Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. 18Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. 19Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.

20Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar;h 21y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.[1]

 

 

Nehemías

Sacerdotes y levitas

12

1Estos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras, 2Amarías, Maluc, Hatús, 3Secanías, Rehum, Meremot, 4Iddo, Gineto, Abías, 5Mijamín, Maadías, Bilga, 6Semaías, Joiarib, Jedaías, 7Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías. Estos eran los príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa. 8Y los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los cantos de alabanza. 9Y Bacbuquías y Uni, sus hermanos, cada cual en su ministerio.

10Jesúa engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib, y Eliasib engendró a Joiada; 11Joiada engendró a Jonatán, y Jonatán engendró a Jadúa. 12Y en los días de Joiacim los sacerdotes jefes de familias fueron: de Seraías, Meraías; de Jeremías, Hananías; 13de Esdras, Mesulam; de Amarías, Johanán; 14de Melicú, Jonatán; de Sebanías, José; 15de Harim, Adna; de Meraiot, Helcai; 16de Iddo, Zacarías; de Ginetón, Mesulam; 17de Abías, Zicri; de Miniamín, de Moadías, Piltai; 18de Bilga, Samúa; de Semaías, Jonatán; 19de Joiarib, Matenai; de Jedaías, Uzi; 20de Salai, Calai; de Amoc, Eber; 21de Hilcías, Hasabías; de Jedaías, Natanael.

22Los levitas en días de Eliasib, de Joiada, de Johanán y de Jadúa fueron inscritos por jefes de familias; también los sacerdotes, hasta el reinado de Darío el persa. 23Los hijos de Leví, jefes de familias, fueron inscritos en el libro de las crónicas hasta los días de Johanán hijo de Eliasib. 24Los principales de los levitas: Hasabías, Serebías, Jesúa hijo de Cadmiel, y sus hermanos delante de ellos, para alabar y dar gracias, conforme al estatuto de David varón de Dios, guardando su turno. 25Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub, guardas, eran porteros para la guardia a las entradas de las puertas. 26Estos fueron en los días de Joiacim hijo de Jesúa, hijo de Josadac, y en los días del gobernador Nehemías y del sacerdote Esdras, escriba.

Dedicación del muro

27Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras. 28Y fueron reunidos los hijos de los cantores, así de la región alrededor de Jerusalén como de las aldeas de los netofatitas; 29y de la casa de Gilgal, y de los campos de Geba y de Azmavet; porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén. 30Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro. 31Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron en procesión; el uno a la derecha, sobre el muro, hacia la puerta del Muladar. 32E iba tras de ellos Osaías con la mitad de los príncipes de Judá, 33y Azarías, Esdras, Mesulam, 34Judá y Benjamín, Semaías y Jeremías. 35Y de los hijos de los sacerdotes iban con trompetas Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf; 36y sus hermanos Semaías, Azarael, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, con los instrumentos musicales de David varón de Dios; y el escriba Esdras delante de ellos. 37Y a la puerta de la Fuente, en frente de ellos, subieron por las gradas de la ciudad de David, por la subida del muro, desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al oriente. 38El segundo coro iba del lado opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho; 39y desde la puerta de Efraín hasta la puerta Vieja y a la puerta del Pescado, y la torre de Hananeel, y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la puerta de la Cárcel. 40Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios; y yo, y la mitad de los oficiales conmigo, 41y los sacerdotes Eliacim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con trompetas; 42y Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta voz, e Izrahías era el director. 43Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos.

Porciones para sacerdotes y levitas

44En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían. 45Y habían cumplido el servicio de su Dios, y el servicio de la expiación, como también los cantoresa y los porteros,b conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo. 46Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de cantores para los cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios. 47Y todo Israel en días de Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los porteros, cada cosa en su día; consagraban asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas consagraban parte a los hijos de Aarón.[2]

 

 

 

SALMO 104.1-23

Dios cuida de su creación

     1     Bendice, alma mía, a Jehová.

Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido;

Te has vestido de gloria y de magnificencia.

     2     El que se cubre de luz como de vestidura,

Que extiende los cielos como una cortina,

     3     Que establece sus aposentos entre las aguas,

El que pone las nubes por su carroza,

El que anda sobre las alas del viento;

     4     El que hace a los vientos sus mensajeros,

Y a las flamas de fuego sus ministros.a

     5     El fundó la tierra sobre sus cimientos;

No será jamás removida.

     6     Con el abismo, como con vestido, la cubriste;

Sobre los montes estaban las aguas.

     7     A tu reprensión huyeron;

Al sonido de tu trueno se apresuraron;

     8     Subieron los montes, descendieron los valles,

Al lugar que tú les fundaste.

     9     Les pusiste término, el cual no traspasarán,

Ni volverán a cubrir la tierra.

     10     Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos;

Van entre los montes;

     11     Dan de beber a todas las bestias del campo;

Mitigan su sed los asnos monteses.

     12     A sus orillas habitan las aves de los cielos;

Cantan entre las ramas.

     13     El riega los montes desde sus aposentos;

Del fruto de sus obras se sacia la tierra.

     14     El hace producir el heno para las bestias,

Y la hierba para el servicio del hombre,

Sacando el pan de la tierra,

     15     Y el vino que alegra el corazón del hombre,

El aceite que hace brillar el rostro,

Y el pan que sustenta la vida del hombre.

     16     Se llenan de savia los árboles de Jehová,

Los cedros del Líbano que él plantó.

     17     Allí anidan las aves;

En las hayas hace su casa la cigüeña.

     18     Los montes altos para las cabras monteses;

Las peñas, madrigueras para los conejos.

     19     Hizo la luna para los tiempos;

El sol conoce su ocaso.

     20     Pones las tinieblas, y es la noche;

En ella corretean todas las bestias de la selva.

     21     Los leoncillos rugen tras la presa,

Y para buscar de Dios su comida.

     22     Sale el sol, se recogen,

Y se echan en sus cuevas.

     23     Sale el hombre a su labor,

Y a su labranza hasta la tarde.[3]

 



a 9.3: Ex. 10.12–15.

b 9.4: Ez. 9.4.

c 9.6: Job 3.21.

d 9.7: Jl. 2.4.

e 9.8: Jl. 1.6.

f 9.9: Jl. 2.5.

O, destructor.

g 9.13: Ex. 30.1–3.

h 9.20: Sal. 115.4–7; 135.15–17; Dn. 5.4.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap 8.13-9.21

a 12.45: 1 Cr. 25.1–8.

b 12.45: 1 Cr. 26.12.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Neh 11.36-12.47

a 104.4: He. 1.7.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 103.22-104.23


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