lunes, 30 de mayo de 2022

¡Justificada(o) por la fe!

                                                                                                                                                                                                        <ENGLISH>





 30 Mayo    

¡Justificada(o) por la fe!


Por Riqui Ricón*

Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos (1 S 14.6).

En primera de Samuel, capítulo catorce, la Escritura relata que ese día Dios, por medio de Jonatán, dio una gran victoria a Israel sobre sus enemigos. Eso fue posible gracias a que Jonatán puso toda su confianza sobre Dios. Semejante confianza provenía de tener la certeza de, al menos, dos cosas: primero, Dios estaba con él, y segundo, no hay nada difícil para Dios.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31)

Aunque Israel y su rey, Saúl, estaban amedrentados por el temor y superados en número, Jonatán, acompañado solamente por su escudero, acudió seguro y confiado hacer frente a sus enemigos, sabiendo con certeza que Dios estaba con él.

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, enseña claramente que tu lucha, sea cual sea lo que estás enfrentando el día de hoy, no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efe 6.12).

Dios, en Su misericordia y poder (recuerda que no hay nada difícil para Él), decidió entregarte la victoria sobre todos tus enemigos, por medio de la fe. Lo cual quiere decir que lo único que requiere de ti es que creas, que le creas a Él, creyendo Su Palabra.

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5.1-2).

Así que, lo tremendamente hermoso del Evangelio, las buenas nuevas, es que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, antes que perderte a ti; que ahora has sido justificada(o) y perdonada(o) para, así, ser llamada(o) por Dios Hija(o) Suya(o) y eso, precisamente, es lo que ahora tú eres: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1).

Sea lo que sea que estés enfrentando el día de hoy, ten paz para con Dios. ¡Él está contigo! No te ha dejado ni te dejará. Por medio de Jesucristo ya tienes entrada (usando tu fe) a la gracia de Dios.

para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro (Ro 5.21).

Se trata, pues, de reinar sobre toda circunstancia por medio de la gracia de Dios que te ha justificado, esto es, por la Gracia de Dios, has sido hecha(o) justa(o) cuando Cristo Jesús pagó todos tus pecados al morir en esa cruz y por esa misma Gracia se te ha concedido la Vida Eterna de un(a) Hija(o) de Dios por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida (Ro 5.10).

¡Mucho más! Cómo me gusta esta expresión cuando viene de la boca de nuestro Dios y Padre. ¡Tú eres salva(o), plena(o), por la vida de Jesús! Jesús fue el primer Hijo de Dios Nacido de Nuevo y esa Vida que le impartió el Espíritu Santo ahora fluye con todo su Poder y vitalidad, dentro de ti.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

¡Esta es la Palabra de Dios! ¡Él no miente! Todo, absolutamente todo, Su Amor, Sus promesas, Su Poder, Su identidad, se recibe por medio de la fe. Fe es creerle a Él. Fe es creer que Su Palabra, la Biblia, sin lugar a dudas, se va a cumplir toda.

Así que, ya has sido justificada(o) por tu fe y tienes paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Entonces, si Dios dice en Su Palabra que tú todo lo puedes en Cristo; si Dios dice en Su Palabra que en todas las cosas eres más que vencedor(a); si Dios dice en Su Palabra que por las llagas de Jesús tú ya has sido sanada(o); si Dios dice en Su Palabra que Él desea que tú seas prosperada(o) en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma; entonces, ¡Recíbelo por fe!

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).

¡Tú eres esa(e) Hija(o) de Dios que YA ha vencido al mundo!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero agradecerte por tu Gracia y por la fe que me has dado. Gracias por tanto y tan grande Amor. Yo, como Jonatán, sé que no estoy sola(o), sino que Tú, Poderoso Dios, estás conmigo. Sé que nada hay imposible para Ti, y sé cuánto me amas. Así que, Señor, Tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Tú eres la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntan contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropiezan y caen. Aunque un ejército acampe contra mí, NO temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estoy confiada(o). Señor Jesús, por lo que hiciste por mí en la cruz, ahora yo habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Te digo hoy, mi Dios: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, yo en Ti confío. En esta hora, Tú me librarás del lazo del cazador, De la peste destructora. Con Tus plumas me cubrirás, Y debajo de sus alas yo estoy segura(o); Escudo y adarga es Tu verdad. No temeré el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado mil, Y diez mil a mi diestra; Mas a mi no llegará. Porque Te he puesto a Ti, mi Dios, que eres mi esperanza, A Ti Altísimo, por mi habitación, No me sobrevendrá mal, Ni plaga tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandarás acerca de mi, Que me guarden en todos mis caminos. En sus manos me llevarán, Para que mi pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; Hollaré al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en Ti yo he puesto mi amor, Tú también me librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Señor, yo te invocaré, y Tú me responderás; Conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y le glorificarás. Me saciarás de larga vida, Y me mostrarás Tu salvación. Por lo tanto, Padre celestial, este día declaro que yo, _______________ (tu nombre aquí), ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)! ¡Soy feliz! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús! Cualquiera que sea mi situación el día de hoy, sé y creo que, ¡Yo soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! Y ya he vencido. En el nombre de Jesús. Amén.

 *Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo          30                          Ro 5  /  1 Sam 14  /  Sal 59


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo          30                          Ro 5  /  1 Sam 14  /  Sal 59

 

Romanos 5

Resultados de la justificación

5

1Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

6Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Adán y Cristo

12Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte,a así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. 13Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. 14No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.

15Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. 16Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. 17Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.

18Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. 19Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. 20Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; 21para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro. [1]

 

1 Samuel 14

14

1Aconteció un día, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre. 2Y Saúl se hallaba al extremo de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y la gente que estaba con él era como seiscientos hombres. 3Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido. 4Y entre los desfiladeros por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había un peñasco agudo de un lado, y otro del otro lado; el uno se llamaba Boses, y el otro Sene. 5Uno de los peñascos estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.

6Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos. 7Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad. 8Dijo entonces Jonatán: Vamos a pasar a esos hombres, y nos mostraremos a ellos. 9Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros, entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos. 10Mas si nos dijeren así: Subid a nosotros, entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestra mano; y esto nos será por señal. 11Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los hebreos, que salen de las cavernas donde se habían escondido. 12Y los hombres de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: Sube tras mí, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel. 13Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba. 14Y fue esta primera matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas, como veinte hombres, en el espacio de una media yugada de tierra. 15Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación.

16Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada, e iba de un lado a otro y era deshecha. 17Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: Pasad ahora revista, y ved quién se haya ido de los nuestros. Pasaron revista, y he aquí que faltaba Jonatán y su paje de armas. 18Y Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel. 19Pero aconteció que mientras aún hablaba Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo en gran manera. Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano. 20Y juntando Saúl a todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que la espada de cada uno estaba vuelta contra su compañero, y había gran confusión. 21Y los hebreos que habían estado con los filisteos de tiempo atrás, y habían venido con ellos de los alrededores al campamento, se pusieron también del lado de los israelitas que estaban con Saúl y con Jonatán. 22Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en el monte de Efraín, oyendo que los filisteos huían, también ellos los persiguieron en aquella batalla. 23Así salvó Jehová a Israel aquel día. Y llegó la batalla hasta Bet-avén.

24Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había juramentado al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan. 25Y todo el pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo. 26Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien hiciera llegar su mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento. 27Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron aclarados sus ojos. 28Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía. 29Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel. 30¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?

31E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado. 32Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre. 33Y le dieron aviso a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová, comiendo la carne con la sangre.a Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado; rodadme ahora acá una piedra grande. 34Además dijo Saúl: Esparcíos por el pueblo, y decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre. Y trajo todo el pueblo cada cual por su mano su vaca aquella noche, y las degollaron allí. 35Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.

36Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios. 37Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día. 38Entonces dijo Saúl: Venid acá todos los principales del pueblo, y sabed y ved en qué ha consistido este pecado hoy; 39porque vive Jehová que salva a Israel, que aunque fuere en Jonatán mi hijo, de seguro morirá. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese. 40Dijo luego a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te pareciere. 41Entonces dijo Saúl a Jehová Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre. 42Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán.

43Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame lo que has hecho. Y Jonatán se lo declaró y dijo: Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir? 44Y Saúl respondió: Así me haga Dios y aun me añada, que sin duda morirás, Jonatán. 45Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha actuado hoy con Dios. Así el pueblo libró de morir a Jonatán. 46Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar.

47Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor. 48Y reunió un ejército y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.

49Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical. 50Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner tío de Saúl. 51Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel.

52Y hubo guerra encarnizada contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo juntaba consigo. [2]

 

Salmos 59

 

Oración pidiendo ser librado de los enemigos

Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando envió Saúl, y vigilaron la casa para matarlo.a

     1     Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;

Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.

     2     Líbrame de los que cometen iniquidad,

Y sálvame de hombres sanguinarios.

     3     Porque he aquí están acechando mi vida;

Se han juntado contra mí poderosos.

No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;

     4     Sin delito mío corren y se aperciben.

Despierta para venir a mi encuentro, y mira.

     5     Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel,

Despierta para castigar a todas las naciones;

No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad.

Selah

     6     Volverán a la tarde, ladrarán como perros,

Y rodearán la ciudad.

     7     He aquí proferirán con su boca;

Espadas hay en sus labios,

Porque dicen: ¿Quién oye?

     8     Mas tú, Jehová, te reirás de ellos;

Te burlarás de todas las naciones.

     9     A causa del poder del enemigo esperaré en ti,

Porque Dios es mi defensa.

     10     El Dios de mi misericordia irá delante de mí;

Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.

     11     No los mates, para que mi pueblo no olvide;

Dispérsalos con tu poder, y abátelos,

Oh Jehová, escudo nuestro.

     12     Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios,

Sean ellos presos en su soberbia,

Y por la maldición y mentira que profieren.

     13     Acábalos con furor, acábalos, para que no sean;

Y sépase que Dios gobierna en Jacob

Hasta los fines de la tierra.

Selah

     14     Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros,

Y rodeen la ciudad.

     15     Anden ellos errantes para hallar qué comer;

Y si no se sacian, pasen la noche quejándose.

     16     Pero yo cantaré de tu poder,

Y alabaré de mañana tu misericordia;

Porque has sido mi amparo

Y refugio en el día de mi angustia.

     17     Fortaleza mía, a ti cantaré;

Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia. [3]



a 5.12: Gn. 3.6.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 4.25-5.21). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 14.33: Gn. 9.4; Lv. 7.26–27; 17.10–14; 19.26; Dt. 12.16, 23; 15.23.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 13.23-14.52). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 59 tít.: 1 S. 19.11.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 58.11-59.17). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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