lunes, 18 de abril de 2022

¡Una buena Vida!

                                                                                                                                                                        <ENGLISH>





 18 Abril 

¡Una buena Vida!


Por Riqui Ricón*

Su memoria perecerá de la tierra, Y no tendrá nombre por las calles. De la luz será lanzado a las tinieblas, Y echado fuera del mundo. No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, Ni quien le suceda en sus moradas. Sobre su día se espantarán los de occidente, Y pavor caerá sobre los de oriente. Ciertamente tales son las moradas del impío, Y este será el lugar del que no conoció a Dios (Job 18. 17-18, 21).

Ciertamente, toda la Biblia es Verdad y el destino de los malos y malvados está señalado por la Palabra de Dios. No es nada bueno lo que les ha sido reservado a aquellos que se empeñan en creer que pueden vivir sus vidas sin Dios y sin enfrentar las consecuencias de sus acciones.

La buena noticia es que tú no tienes nada que temer,

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).

Por tu forma de vivir tu vida eras un(a) justo(a) merecedor(a) de la muerte eterna, pero Dios es tan rico en misericordia y te ha amado tanto que, a pesar de estar tú ya muerto(a) a causa de los pecados, te dio nueva vida juntamente con Cristo. ¡Sólo por la gracia de Dios eres salvo(a)! Y juntamente con Jesús, te resucitó, y también con Cristo Jesús te hizo sentar en los lugares celestiales.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (Efe 2.4-6).

También es verdad que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, como justo precio por tus pecados, antes que permitir que te pierdas por toda la eternidad en ese horrible lugar.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3. 16-17).

No lo dudes, Dios te ama y Su intención para contigo nunca ha sido condenarte sino salvarte.

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham,  Isaac y Jacob,  que les había de dar (Deu 30. 19-20).

Mira con atención el Amor y carácter de tu Padre celestial, que cuando dio la Ley al pueblo de Israel y estableció la bendición y la maldición, la vida y la muerte, no le dijo llanamente escoge, sino que le dice (casi en ton de súplica), “¡escoge, pues, la vida! Ya que te quiero hacer bien, bendecirte y estar contigo.” ¡Asombroso!

por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Ro 3.23).

Sabiendo Dios que inevitablemente caerías en el pecado y en la maldición, y que entonces serías destinado(a) a la muerte eterna y ser separado(a) de Su Presencia, Él te da la dádiva, el regalo, de la Vida Eterna, esto es, vivir para siempre, por medio de Jesús. Este regalo es para toda la humanidad y lo recibe aquél (aquella) que CREE y acepta a Jesucristo como su Señor y Salvador; siendo así, la mayor muestra de que Él nos ama a todos por igual.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna  (Jn 3. 16).

Es un regalo de amor. Es el Plan Perfecto que conocemos como Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, donde ahora Él, con tu permiso expreso, hará que andes en sus mandamientos por medio de la FE en el sacrificio completo y acabado de Jesucristo en la cruz.

Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. (Deu 30. 6).

Y así, con la ofrenda de Su propio Hijo, Jesús, Dios te hizo perfecto(a), esto es, un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡De una vez y para siempre!

porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10. 14).

De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, ahora, en Cristo Jesús, tú has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.26-27).

Dios te ha dado un nuevo corazón, te ha hecho espíritu creado de nuevo y Él mismo, el Espíritu Santo, está en ti y contigo para ayudarte y acompañarte todos los días de tu vida; la cual, como puedes ver, ¡es Vida Eterna!

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

En verdad, no importa cómo te sientas o cómo te estás mirando a ti mismo(a) el día de hoy, la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad, y ésta declara que tú eres Nueva creación, que has Nacido de Nuevo y no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1. 23).

¡Tú ya no eres más esa persona impía y pecadora destinada a sufrir la muerte eterna!

Eso dice la Biblia, que es la Palabra de Dios. Entonces, hoy puedes optar por CREERLE y comenzar a vivir como la persona que Él dice que ya, ahora, tú eres.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos. (1 Jn 3.1 BAD).

Así que, ahora eres un(a) Hijo(a) legítimo(a) del Todopoderoso Dios y tienes derecho a vivir una buena Vida, una Vida Plena y Abundante, ¡una Vida Eterna!

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

¡Si puedes creerle a Dios, al que le cree a Dios TODO le es posible!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es saberse amado(a) por Ti. Entre más leo y medito en Tu Palabra más me asombro y maravillo de Tu plan perfecto para mi redención y salvación. Soy Tu Hijo(a) legítimo(a) y puedo, y debo, vivir una vida Plena y Abundante. Me decido, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a creerte y tomar de Tu Plenitud para hacer de mi vida una vida que vale la pena vivirse. Creo que soy quién Tú dices que soy: todo, absolutamente todo, lo puedo y en todo problema, angustia o enfermedad soy más que vencedor(a) por medio de Tu amor. No voy a temer a nada ni a nadie pues Tú suples todo lo que me falta conforme a Tus riquezas en gloria. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! ¡Gracias precioso Jesús! Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 18                                   Hch 7. 1-22 /  Deu 29-30 /  Job 18



Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 18                                   Hch 7. 1-22 /  Deu 29-30  Job 18

 

Hechos 7. 1-22

Defensa y muerte de Esteban

7

1El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así? 2Y él dijo:

Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, 3y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.a 4Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán;b y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.c 5Y no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a su descendencia después de él,d cuando él aún no tenía hijo. 6Y le dijo Dios así: Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años. 7Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.e 8Y le dio el pacto de la circuncisión;f y así Abraham engendró a Isaac,g y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob,h y Jacob a los doce patriarcas.i 9Los patriarcas, movidos por envidia,j vendieron a José para Egipto;k pero Dios estaba con él,l 10y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.m 11Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos.n 12Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez.o 13Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos,p y fue manifestado a Faraón el linaje de José.q 14Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob,r y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas.s 15Así descendió Jacob a Egipto,t donde murió él,u y también nuestros padres; 16los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.v

17Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, 18hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José.w 19Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres,x a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen.y 20En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre.z 21Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo.a 22Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras.[1]

 

Deuteronomio 29-30

Pacto de Jehová con Israel en Moab

29

1Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

2Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra, 3las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. 4Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. 5Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie. 6No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios. 7Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de Hesbóna y Og rey de Basánb delante de nosotros para pelear, y los derrotamos; 8y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.c 9Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis.

10Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel; 11vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua; 12para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo, 13para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. 14Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, 15sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.

16Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado; 17y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. 18No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,d 19y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. 20No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo; 21y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley. 22Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar 23(azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra,e de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira); 24más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? 25Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, 26y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado. 27Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro; 28y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.

29Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

Condiciones para la restauración y la bendición

30

1Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, 2y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. 4Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; 5y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres. 6Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. 7Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron. 8Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 9Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, 10cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

11Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. 12No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? 13Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? 14Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.a

15Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 16porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. 17Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, 18yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. 19A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham,b Isaacc y Jacob,d que les había de dar.[2]

 

 

Job 18

 

Bildad describe la suerte de los malos

18

1Respondió Bildad suhita, y dijo:

     2     ¿Cuándo pondréis fin a las palabras?

Entended, y después hablemos.

     3     ¿Por qué somos tenidos por bestias,

Y a vuestros ojos somos viles?

     4     Oh tú, que te despedazas en tu furor,

¿Será abandonada la tierra por tu causa,

Y serán removidas de su lugar las peñas?

     5     Ciertamente la luz de los impíos será apagada,

Y no resplandecerá la centella de su fuego.

     6     La luz se oscurecerá en su tienda,

Y se apagará sobre él su lámpara.

     7     Sus pasos vigorosos serán acortados,

Y su mismo consejo lo precipitará.

     8     Porque red será echada a sus pies,

Y sobre mallas andará.

     9     Lazo prenderá su calcañar;

Se afirmará la trampa contra él.

     10     Su cuerda está escondida en la tierra,

Y una trampa le aguarda en la senda.

     11     De todas partes lo asombrarán temores,

Y le harán huir desconcertado.

     12     Serán gastadas de hambre sus fuerzas,

Y a su lado estará preparado quebrantamiento.

     13     La enfermedad roerá su piel,

Y a sus miembros devorará el primogénito de la muerte.

     14     Su confianza será arrancada de su tienda,

Y al rey de los espantos será conducido.

     15     En su tienda morará como si no fuese suya;

Piedra de azufre será esparcida sobre su morada.

     16     Abajo se secarán sus raíces,

Y arriba serán cortadas sus ramas.

     17     Su memoria perecerá de la tierra,

Y no tendrá nombre por las calles.

     18     De la luz será lanzado a las tinieblas,

Y echado fuera del mundo.

     19     No tendrá hijo ni nieto en su pueblo,

Ni quien le suceda en sus moradas.

     20     Sobre su día se espantarán los de occidente,

Y pavor caerá sobre los de oriente.

     21     Ciertamente tales son las moradas del impío,

Y este será el lugar del que no conoció a Dios.[3]

 



a 7.2–3: Gn. 12.1.

b 7.4: Gn. 11.31.

c 7.4: Gn. 12.4.

d 7.5: Gn. 12.7; 13.15; 15.18; 17.8.

e 7.6–7: Gn. 15.13–14.

f 7.8: Gn. 17.10–14.

g 7.8: Gn. 21.2–4.

h 7.8: Gn. 25.26.

i 7.8: Gn. 29.31—35.18.

j 7.9: Gn. 37.11.

k 7.9: Gn. 37.28.

l 7.9: Gn. 39.2, 21.

m 7.10: Gn. 41.39–41.

n 7.11: Gn. 41.54–57.

o 7.12: Gn. 42.1–2.

p 7.13: Gn. 45.1.

q 7.13: Gn. 45.16.

r 7.14: Gn. 45.9–10, 17–18.

s 7.14: Gn. 46.27.

t 7.15: Gn. 46.1–7.

u 7.15: Gn. 49.33.

v 7.16: Gn. 23.3–16; 33.19; 50.7–13; Jos. 24.32.

w 7.17–18: Ex. 1.7–8.

x 7.19: Ex. 1.10–11.

y 7.19: Ex. 1.22.

z 7.20: Ex. 2.2.

a 7.21: Ex. 2.3–10.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 6.15-7.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 29.7: Nm. 21.21–30.

b 29.7: Nm. 21.31–35.

c 29.8: Nm. 32.33.

d 29.18: He. 12.15.

e 29.23: Gn. 19.24–25.

a 30.12–14: Ro. 10.6–8.

b 30.20: Gn. 12.7.

c 30.20: Gn. 26.3.

d 30.20: Gn. 28.13.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 28.68-30.20). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 17.16-18.21). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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