jueves, 19 de agosto de 2021

¿Existe algo mejor que el perdón de tus pecados?

                                                                                                                                                                                                                                              <ENGLISH>





 19 Agosto


¿Existe algo mejor que el perdón de tus pecados?

 


¡Ser hecho(a) Hijo(a) de Dios!

Por Riqui Ricón*

Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta (Jn 4.16-19).

Este es uno de los episodios más hermosos y emocionantes en la vida de Jesús. Un episodio donde tú puedes constatar cómo el Señor demuestra la naturaleza de Dios con su propio ejemplo. Aquí tienes a Jesús quien después de conversar con una mujer samaritana (lo cual era totalmente inapropiado pues estaba considerado totalmente impuro por parte de los judíos de esa época) y Él no le recrimina su vida, ni sus pecados, pues esta mujer había tenido cinco maridos y en ese momento cohabitaba con otro hombre. ¡No hay un solo reproche departe del Señor hacia ella!

Presta mucha atención, ya que ahí tenemos a la persona más despreciable del momento. Es una mujer y ha sentido en carne propia el prejuicio sexual. Es samaritana y conoce el desprecio racial por parte de romanos y judíos. Cinco veces ha fracasado como esposa y como mujer y ha experimentado el profundo rechazo no sólo de las demás mujeres, sino de la comunidad entera. Y, por si fuera poco, el hombre con el que actualmente vive no la quiere reconocer como mujer. ¡Es a este insignificante ser humano que, Dios hecho hombre, Jesús mismo, decide revelarle Su Identidad!

La mujer dijo: —Sé que el Mesías está por venir, al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas. Entonces Jesús le dijo: —¡YO SOY el Mesías!(Jn 4.25-26 NTV).

¡Asombroso! Jesús no se lo reveló a Juan, ni a Pedro, no se lo dijo a Nicodemo, ni a Jairo, no se manifestó a Caifás, ni a Poncio Pilato, sino que se reveló a una mujer samaritana, allá en la soledad de aquella calurosa tarde en el pozo de Jacob. ¡Maravilloso! ¡Jesús nunca ha buscado gente perfecta sino gente sincera!

Jesús es Amor puro. Él no anda llevando la cuenta de tus pecados y transgresiones con el propósito de echártelos en cara y así darte algún tipo de lección o reprimenda. ¡No! ¡De ninguna manera! Mira el carácter de Jesús, Él es amor y sólo está buscando tu corazón. ¡Es a ti a quien Él busca! ¡Eres tú el (la) importante para Él!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

¡El Amor que Él siente por ti lo ha llevado no sólo a justificarte pagando todos tus pecados en esa cruz, sino que, precisamente por eso, ahora te puede llamar Hijo(a) Suyo(a)!

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).

Si aquella pobre mujer olvidada encontró el Amor y la Gracia de Dios, cuánto más tú, puedes en este día, contar con Él. Sin lugar a dudas que puedes estar seguro(a) de Su Amor por ti. Sin lugar a dudas Él jamás se olvidará de ti.

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).

Si en este día estás experimentando cualquier tipo de problema, enfermedad o aflicción, entonces lo que tú necesitas es escuchar a Jesús decirte, Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;  porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mat 11.28-30).

Recuerda siempre que, sin importar cómo haya sido tu vida pasada, si has hecho a Jesús el Señor de tu vida, entonces, en esa cruz tú fuiste justificado(a) con Su Sangre, perdonado(a) por Su amor, santificado(a) a través de la purificación de tus pecados y perfeccionado(a) por su Gracia.

Ahora eres literal y legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Y estas, mi amado(a), son muy buenas noticias. Dios no te ha dejado ni te dejará. Dios no te ha desamparado ni lo hará. Pues,…

Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones. Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR viviré por siempre (Sal 23.4-6 NTV).

Dios ha empeñado Su Palabra de Honor en que así lo hará contigo.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras permanecerán para siempre (Mar 13:31 CST).

Todo esto no es algo que Dios vaya hacer a tu favor sino algo que ya fue hecho, está escrito en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente. Y puedes estar cien por ciento seguro(a) que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. A ti te toca creerlo, recibirlo y vivirlo.

Preguntó Jesús al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le ocurre esto? Él le contestó: Desde niño. Y muchas veces el espíritu lo arroja al fuego o al agua, para matarlo. Si puedes, ayúdanos. ¡Ten compasión de nosotros! Dijo Jesús: ¿Cómo "si puedes"? Para el que cree, Todo es posible (Mar 9:21-23 CST).

Sea que estés enfrentándote a la enfermedad, pecado, necesidad económica, problemas familiares, depresión, soledad o te encuentres perfectamente bien, Jesús siempre te amará y te buscará a ti, no para condenarte sino para salvarte.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en esta hora te doy gracias por tan grande y hermoso Amor que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. ¡Por Tu gracia soy salvo(a)! Hoy sé que aunque ande en valle de sombra y de muerte, puedo dejar de temer pues Tú estás conmigo. También sé que caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará ya que Tú, Jesús, mi Rey, Señor y Salvador, me guardas y el maligno no me puede tocar. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Gracias Jesús, Tú me hiciste así. Gracias Espíritu Santo, Tú estás aquí conmigo, no me has dejado ni me dejarás. Me determino, con Tu ayuda, a resistir al espíritu de temor pues no me ha dado Dios espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo decirte Abba, Padre, Papá, Papito. Así que, creo y declaro que de todo problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por Tu Gran Amor.  ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Feliz! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Agosto 19                     Jn 4.1-26  /  1 Cr 15.1-16-6  /  Zac 4



Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Agosto 19                     Jn 4.1-26  /  1 Cr 15.1-16-6  /  Zac 4

 

San Juan 4.1-26

Jesús y la mujer samaritana

4

1Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan 2(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4Y le era necesario pasar por Samaria. 5Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.a 6Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

7Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.b 10Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

16Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.[1]

 

1 Cro 15.1-16.6

 David trae el arca a Jerusalén

(2 S. 6.12–23)

15

1Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda. 2Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente.a 3Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado. 4Reunió también David a los hijos de Aarón y a los levitas; 5de los hijos de Coat, Uriel el principal, y sus hermanos, ciento veinte. 6De los hijos de Merari, Asaías el principal, y sus hermanos, doscientos veinte. 7De los hijos de Gersón, Joel el principal, y sus hermanos, ciento treinta. 8De los hijos de Elizafán, Semaías el principal, y sus hermanos, doscientos. 9De los hijos de Hebrón, Eliel el principal, y sus hermanos, ochenta. 10De los hijos de Uziel, Aminadab el principal, y sus hermanos, ciento doce. 11Y llamó David a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado; 13pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza. 14Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca de Jehová Dios de Israel. 15Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehová.b

16Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría. 17Y los levitas designaron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf hijo de Berequías; y de los hijos de Merari y de sus hermanos, a Etán hijo de Cusaías. 18Y con ellos a sus hermanos del segundo orden, a Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel, los porteros. 19Así Hemán, Asaf y Etán, que eran cantores, sonaban címbalos de bronce. 20Y Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaía, con salterios sobre Alamot. 21Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tenían arpas afinadas en la octava para dirigir. 22Y Quenanías, principal de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello. 23Berequías y Elcana eran porteros del arca. 24Y Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios; Obed-edom y Jehías eran también porteros del arca.

25David, pues, y los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría. 26Y ayudando Dios a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, sacrificaron siete novillos y siete carneros. 27Y David iba vestido de lino fino, y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino. 28De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas. 29Pero cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y danzaba; y lo menospreció en su corazón.

16

1Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios. 2Y cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová. 3Y repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de carne, y una torta de pasas.

4Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel: 5Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf sonaba los címbalos. 6También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.[2]

 

Zacarías 4

 

El candelabro de oro y los olivos

4

1Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 2Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; 3Y junto a él dos olivos,a el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 4Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 5Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 6Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel,b que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. 8Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: 9Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. 10Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová,c que recorren toda la tierra.

11Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivosd a la derecha del candelabro y a su izquierda? 12Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 13Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.[3]

 



a
                    a a 4.5: Gn. 33.19; Jos. 24.32.
 

b
                    b b 4.9: Esd. 4.1–5; Neh. 4.1–2.
 

[1]
                    [1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jn 3.36-4.26). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
 

a
                    a a 15.2: Dt. 10.8.
 

b
                    b b 15.15: Ex. 25.14.
 

[2]
                    [2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Cr 14.17-16.6). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
 

a
                    a a 4.3: Ap. 11.4.
 

b
                    b b 4.6: Esd. 5.2.
 

c
                    c c 4.10: Ap. 5.6.
 

d
                    d d 4.11: Ap. 11.4.
 

[3]
                    [3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Zac 3.10-4.14). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

  

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