03 de Agosto
¡Creyéndole a Dios,
creyendo Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras
fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el
rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el
ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el
ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en
este respecto, en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que
perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece (2 Co 3.7-11).
¡Qué hermosa
enseñanza, y qué gloriosa esperanza, nos da la Palabra de Dios el día de hoy!
Si la vida durante el régimen del Antiguo Testamento (basado en la justicia de
las obras y la condenación del pecador), fue gloriosa, entonces mucho más
gloriosa es la vida en el régimen del Nuevo Testamento basado en la Gracia y el
Amor de Dios y en la justificación por medio de la fe, esto es, por medio de
creerle a Dios, creyendo Su Palabra.
“Efectivamente, cuando en el monte Sinaí aquel viejo sistema de
leyes que conducía a la muerte fue instituido (porque la paga del pecado es
muerte), el pueblo no pudo fijar la vista en el rostro de Moisés porque al
darles la ley de Dios, que debían creer y obedecer, el rostro le resplandecía
con la gloria de Dios.
Sin embargo, aquella brillantez ya se estaba desvaneciendo. Así
que, ¿No debes tú esperar una gloria mucho mayor en estos días en que el
Espíritu Santo está dando la Vida? Si el plan que conducía a condenación
comenzó gloriosamente, entonces mucho más glorioso es el plan que te justifica
delante de Dios.
En verdad, la gloria que brilló en el rostro de Moisés es
insignificante en comparación con la supereminente gloria del Nuevo Pacto en la
Sangre de Jesús. Si el viejo y perecedero sistema tuvo gloria, ¡mucho más lo
tendrá el nuevo plan de salvación, porque es eterno!” (2 Co 3.7-11 parafraseado de la Biblia al Día BAD).
Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn
3.16-17).
El Nuevo
Testamento es el ministerio del Espíritu donde a través del Nuevo Pacto en la
Sangre de Jesús, Dios demostró que te ama tanto que prefirió perder a Su propio
Hijo antes que perderte a ti. El ministerio de la condenación ha quedado atrás
y la justicia ha sido satisfecha mediante la muerte y resurrección de
Jesucristo.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
¡Ahora eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y el ministerio del Espíritu es el
ministerio del Amor de Dios para contigo!
Porque la paga del pecado es muerte,
mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Puesto que el
sacrificio de Jesús es perfecto, completo y acabado, gracias a Su muerte, todos
tus pecados, pasados, presentes y futuros, fueron pagados con Su Sangre vertida
en esa cruz. Sin embargo, es con Su resurrección que Él te hace Nacer de Nuevo
para que seas partícipe de la Vida Eterna que es la Vida de un(a) Hijo(a) de
Dios.
”De todo corazón les digo: Cualquiera que cree mi mensaje y cree en Dios
que me envió, tiene vida eterna, y nunca recibirá condenación por sus pecados,
porque ha pasado de la muerte a la vida (Jn 5.24 BAD).
Ciertamente el
tiempo de la ley, que te conducía a la muerte, fue con tal esplendor que tenían
que cubrir el rostro de Moisés a causa de la Gloria de Jehová. Sin embargo, ese
tiempo de la condenación ya ha llegado a su fin y ahora tú vives el tiempo de
la Gracia y la justificación, y mediante la fe, que es creerle a Dios, creyendo
Su Palabra, has pasado de muerte a vida.
El ladrón no viene sino para hurtar y
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia (Jn 10.10).
¡No cualquier
clase de vida, ni cualquier forma de abundancia sino la Abundante Vida Eterna
de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Pero ahora tanto mejor ministerio es el
suyo [el del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús], cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre
mejores promesas (He 8.6).
Es este mejor
pacto, establecido sobre mejores promesas, el que te permite asegurar, con toda
certeza, que sea cual sea el reto, problema, enfermedad o aflicción que estés
enfrentando el día de hoy, tú saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel
que tanto te ama, Cristo Jesús.
Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu. Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado
y de la muerte (Ro
8.1-2).
De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, los días de
vivir todo(a) condenado(a) a causa de tus errores, fracasos y pecados están
terminados. Si has aceptado a Jesucristo como tu Señor y Salvador (si no lo has
hecho sólo tienes que hacerlo), entonces, sin lugar a dudas, y sin importar lo
que hayas hecho, todos tus pecados han sido pagados y perdonados, has Nacido de
Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios y ahora estás en Cristo.
¡La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del
pecado y de la muerte!
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es;
las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Es de ti de quien está hablando la Biblia: ¡Eres Nueva Creación! ¡Las cosas
viejas pasaron! ¡Tienes una Vida totalmente Nueva! ¡Lo mejor de tu Vida está
delante de ti!
Y sabemos que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados (Ro 8.28).
Este es el ministerio glorioso del Espíritu de Dios: Que Él está contigo
para intervenir a tu favor, para que todas las cosas te ayuden a bien pues eres
escogido(a) con propósito por parte de Dios, tu Padre.
¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como
éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra
contra? (Ro 8.31 NTV).
Así que, ¡ten
ánimo! ¡No hay forma que puedas perder!
Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus
adversarios serán destruidos (Miq 5.9).
Amado Padre celestial, que hermoso y reconfortante es saberme tan
amado(a) por Ti. Quiero agradecerte que hoy sé que si el ministerio de muerte
grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no
pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su
rostro, la cual había de perecer, más glorioso es el Ministerio de Tu Espíritu
Santo en mi vida. Señor Jesús, gracias porque con Tu muerte y resurrección me
justificaste y me diste una Vida totalmente Nueva. Gracias porque no es una
vida común y corriente. Por ti, Señor Jesús, ahora puedo gozar la Vida Eterna
de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Tengo Vida de Reino! ¡Tengo Vida
de Poder! Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el
Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Gracias por todas y cada una de Tus
Promesas que me has hecho. Leer de ellas en Tu Palabra, la Biblia, me hace
conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. ¡Tengo entendimiento y
resplandezco como el resplandor del firmamento! Soy libre para recibir, por
medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por
medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Soy libre para
recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, el cumplimiento en mi Vida de todas
y cada una de Tus Promesas. Por lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada
una de las Promesas que están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar
a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi
corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de
Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia;
creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y
vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento
de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que
la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi
Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas,
absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de
Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y
la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda
la Biblia.
Agosto 3 2 Co 2.5-3.18 / 2 R 15-16 / Miq 5
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