martes, 7 de marzo de 2017

¡Cómo enderezar tu vida!

 




13 de Febrero
¡Confía en Dios! ¡Él no puede mentir!
Por Riqui Ricón*
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas… Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos (Pro 3.5-6, 8).
Dios, el Todopoderoso, lo único que te pide es que confíes en Él, que creas a Su Palabra, que creas que tiene Palabra de Honor, pues, al fin de cuentas, Él no puede mentir. Efectivamente, hay una sola cosa que el Todopoderoso Dios no puede hacer, y eso es mentir.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).
Dado que el poder de la fuerza de Dios es Su Palabra, con la cual creó todo el universo (lo visible y lo invisible), podemos comprender que cualquier cosa que Dios dice se cumple forzosamente. Por esto Dios no puede mentir. Aunque Él quisiera hacerlo no podría, pues la mentira es todo lo contrario a la Verdad y, como ya vimos, toda palabra que sale de la boca de Dios es Verdad, ya que se cumple por sí misma.
Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz (Gen 1.3).
¡Cuando Dios dijo, sea la luz, fue la luz y no otra cosa!
A manera de ilustración, si el Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a ti, un día miércoles, diciendo: “hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes que les estoy dando?”; no podrías replicarle por haberse equivocado, ya que, como Él es Dios, ¿qué crees que pasará cuando las palabras “hermosa noche de viernes” salgan de Su boca? Pues a cambiar agendas y ajustar relojes mi amado(a) porque, sin discusión alguna, se volverá un hermoso viernes por la noche.
Puesto que La Palabra de Dios es la Verdad eterna e infalible, no se trata aquí de si Él es confiable o no, sino que se trata de si decides tú confiar en Él o no. Se trata de si decides tú creerle o no creerle a Su Palabra. Aunque, dado que  Dios es cien por ciento confiable, sería un tremendo error no creerle.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
Así que, si te fías del Señor tu Dios de todo tu corazón, Él ha prometido enderezar tus pasos, ser medicina para todo tu cuerpo y traer refrigerio a todos tus huesos. Y además, largura de días y años de vida y paz te aumentará. ¿Puedes creer esto?
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Cómo no confiar en Dios que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.
Y si te das cuenta, como consecuencia de creerle a Él (confiar), creyendo Su Palabra, recibes el regalo  de la Vida Eterna, la cual sólo pueden tener los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.
A qué me refiero con esto:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
El pago que Jesús hizo en la cruz para tu justificación y santificación fue tan completo, perfecto y acabado que, ahora, en lugar de condenación  tienes derecho a vivir una vida plena y abundante: ¡La Vida Eterna de un(a) Hijo(a) del Rey!
El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia (Jn 10.10 NVI).
Solamente en esta Vida plena y abundante, que Jesús adquirió para ti al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte, es que tú eres verdaderamente libre de la ley del pecado y de la muerte.
Ahora bien, pon mucha atención a lo que sigue pues esta es la confianza que tenemos en Cristo Jesús.
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;  pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,  añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones (He 10.10-17).
Entonces, de acuerdo a la Biblia, que es La Palabra de Dios y no miente, Jesús, con un solo sacrificio, hecho una vez y para siempre, te ha apartado para ser hecho(a) perfecto(a) como solo puede serlo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Y esto, mi amado(a), se llama, ¡enderezar tus veredas!
¡Confía en Dios! ¡Él no puede mentir!
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial, hoy vengo delante de Ti para asegurarte que he puesto mi confianza en Tu Palabra. Señor Jesús, yo en Ti confío. Gracias, porque con Tu muerte y resurrección yo he pasado de muerte a vida, me trasladaste de las tinieblas en las que estaba a Tu luz admirable. Por Tu Amor, por Tu Sangre y por Tu Palabra he Nacido de Nuevo para recibir la Vida Eterna como un(a) Hijo(a) de Dios. ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Muchas gracias! En Ti confía mi corazón. En Ti se goza mi alma. En Ti descansa mi ser. Puedo ser feliz, pues aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú, Señor, estás conmigo. Creo y declaro que yo, ___________________ (tu nombre aquí), habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Te digo a Ti, Jesús: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en Ti confiaré. Tú me librarás del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Tus plumas me cubrirás, y debajo de Tus alas estaré seguro(a); Escudo y adarga es Tu verdad. No temeré el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado mil, y diez mil a mi diestra; mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos miraré y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, Jehová, que eres mi esperanza, al Altísimo por mi habitación, No me sobrevendrá mal, ni plaga tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandará acerca de mí, que me guarden en todos mis caminos. En las manos me llevarán, para que mi pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; hollaré al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en Ti, Jesús, yo he puesto mi amor, Tú también me librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y me glorificarás. Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 13                        Heb 9.23-10.18 /  Ex 9-10 /  Pro 3
 
 
 
 
 



 
 
  

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